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¿Moda o Indumentaria?

Cuando hablamos de historia del traje no podemos hablar solo de historia de la moda. Al contrario de lo que muchos creen, la moda no es lo mismo que la indumentaria y su creación es muy posterior a las épocas y primeras culturas que aquí trataremos.

Para diferenciarlas rápidamente, nos detendremos en una palabra: Cambio. 

El cambio es la base de la moda, la base que dictamina su existencia. Sin cambio, no hay moda, solo indumento. Sin cambio, no hay tendencias. Si lo comparamos con la actualidad, podremos claramente verlo en cada tienda comercial en donde se venda ropa: los cambios de temporada, los estilos que varían año a año, los colores de cada estación, los motivos, los cortes, la moldería, los estampados y textura; todos tienen un momento de auge y de caída. 

Las tendencias de moda generalmente componen un ciclo de 20 años, aproximadamente, en donde hay un nacimiento, un auge, un momento de sostenimiento en el tiempo y una posterior caída y aparente desaparición. Sin la existencia de las tendencias y del cambio constante, no existiría la moda. 

Como se ha dicho en la introducción, el sentido de pertenencia a un grupo social o económico (o a cierto entorno) es lo que hace muchos siglos dio creación a la moda. Si lo explicamos de forma sencilla, un grupo copia actitudes, accesorios, prendas, colores, motivos, etc, de una clase social superior para intentar pertenecer a ella. Es de suma importancia siempre tener en mente que un plebeyo, o más bien un burgués o comerciante, iba a tener una indumentaria muy diferente a la de la realeza o el clero. Había colores, telas y cortes específicos para cada clase social y esto no podía cambiarse. Era estático, era carente de tendencia y de cambio.

A finales de la Edad Media y comienzo del Renacimiento, podemos hablar del concepto de moda como lo entendemos ahora. Los comerciantes cada vez más enriquecidos fueron capaces de costear telas y productos hasta entonces solo relegados a la realeza y el intento de confundirse con ellos llevó a las clases altas a CAMBIAR sus vestiduras para seguir resaltándose. Esto se convirtió en un ciclo sin fin; este ciclo es el que vemos hoy en día como tal, con una duración ya mencionada de 20 años. 

En estos ciclos de 20 años, la tendencia tiene un período de gestación en los grandes centros de la moda (París, Italia, por decir algunos). Durante los primeros dos años es nueva, es exclusiva y adquirida por una grupo de personas que tiene cierto poder adquisitivo. Al finalizar esos dos años, la tendencia abandona su lugar de nacimiento para expandirse a todos los puntos posible. Este es el período de auge, es el Boom que perfora en la mente de cada individuo y genera la necesidad de tenerlo. Si no lo tienes, no perteneces. 

El boom también tiene un período de duración de dos años. Durante ese tiempo, esa tendencia es lo que se usa y lo que se verá en la mayoría de las tiendas. Poco después, comenzará su caída, su liquidación. Los costos se abarataran, será viejo y podrán comprarlo quienes antes no lo consiguieron. Estará "out". 

Con la caída de la tendencia, llega un período de latencia. La misma duerme entre diez y doce años, hasta que es resucitada casi dos décadas después de su nacimiento por otro grupo de diseñadores o creadores de moda. Es modificada, adaptada a la actualidad y relanzada para vivir otro período similar de veinte años. 

Quizás noten que en la antigüedad, este concepto hablado de veinte años no existía. Por supuesto, las tendencias eran más sostenidas en el tiempo y su variación no era tan veloz y fugaz. A partir del siglo 19 y mucho más con el siglo 20, la globalización y la comunicación, el cambio rápido en la moda se acrecentó. Sobre todo, esto también permitió que muchas tendencias convivieran al mismo tiempo sin pisarse las unas a las otras.

Por este motivo, no podemos definir solo los años 70/80 por la música disco y el estilo característico que veíamos en las pistas de baile. Convivían también las tendencias profesionales, la del hombre y la mujer trabajadora; la tendencia fitness, con sus calzas y la imagen de un cuerpo saludable; las tendencias hippies y punks que continuaban de los años 70, incluso. No existía una única manera de configurar la imagen visual. 

Es por esa misma razón que en siglo 21 notamos en nuestras tendencias reminiscencias de décadas anteriores. Las que vestimos ahora  nacieron o fueron resucitadas ya hace veinte, treinta o cuarenta años, pero seguramente no nos damos cuenta hasta que nos ponen dos gráficas en donde esto sea obvio y claro (pueden ver, por ejemplo, La niñera en su versión estadounidense y chequear las prendas que usa Frann. Compárenlas con lo que hoy en día se ven en las tiendas. Seguramente podrán notar el tiro alto en faldas y pantalones, las camisetas cortas, los cuellos altos, etc).

Entonces, ¿a dónde apuntaremos con esta guía?

A la historia de la indumentaria, cómo reconocerla y qué tener en cuenta a la hora de incluirla en nuestras historias; porque, por si quedó alguna duda, la indumentaria es todo lo que usamos para vestirnos (independientemente de su función social o su función física, la de abrigar y cubrir). La moda pertenece a la indumentaria y nació de ella. Y no podríamos hablar de moda sin hablar de indumentaria. 




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