Un adjetivo bien empleado te ayudará a describir lo que quieres expresar. El exceso sólo convertirá al texto en una ostentosa compilación de palabras.

Aquí dos ejemplos:

Incorrecto

"La noche era fresca y estrellada, radiante, luminosa". Los dos últimos adjetivos están de más e indican lo mismo.

Correcto

"La noche era fresca y estrellada, ideal para una cena a la luz de las velas". No es repetitivo y suena mejor.