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Valiosos segundos, terceras camufladas

Continuando con los tipos de narradores clasificados según la persona, aquí les traigo mis favoritos: la segunda y la tercera, las cuales poseen unos formatos espectaculares que no se les habría ocurrido.


2. NARRADOR EN SEGUNDA PERSONA (TÚ / USTEDES / VOS / VOSOTROS)

Amo este para las novelas de suspenso psicológico y de humor. La mayoría de estas historias están escritas en presente, con flashbacks en pasado. Técnicamente el que me gusta es un híbrido entre primera y segunda persona, el cual ya les explicaré cómo es.

Cuando hablamos de la segunda persona, adivino que en lo primero que piensan es en esos libros donde el lector es el protagonista, algo estilo:

Te levantas como cada mañana y revisas si las persianas continúan cerradas. Te asomas con cautela. Los zombis continúan acechando en las calles, vagando con sus cuerpos putrefactos y ojos vacíos. Podrías gritar, pero el miedo hace tiempo ha abandonado tu sistema. Después de todo, ya te has acostumbrado.

Aunque esto suene genial para libros juego estilo Elige tu propia aventura, la verdad es que ese no es el formato más común de la segunda.

¡Son las cartas! Las historias epistolares, escritas a través de cartas, mensajes largos o correos electrónicos están dirigidos a un destinatario en particular. Por ende, hablan de tú/ustedes/vos/vosotros todo el tiempo. Por ejemplo:

De: [email protected]

Para: [email protected]

Asunto: Carta de San Valentín ❤️

Querido corazón de hielo:

No sé si esta carta llegará a su destino o quedará olvidada en la puerta de tu indiferencia, pero son palabras que deseo decir hace tiempo.

Como nunca me preguntaste si quería ser tu novia, ni me mandaste al diablo directamente, supongo que me toca a mí tomar la iniciativa.

Hoy es catorce de febrero... ¡Feliz aniversario de tres meses! ¿Te gustaría ser mi ex?

Otra forma que amo es el diálogo o confesión donde resulta evidente que existe un interlocutor, pero jamás escuchamos sus respuestas. Solo podemos oír la voz del narrador hablándole.

Por ejemplo, mi trilogía de monstruos está escrita así. En la primera parte, «Dos gotas carmesí», una estudiante universitaria le cuenta su pasado a un profesor al que trata de usted:

No sé de dónde obtengo el valor para contarle esto. Quizá sea esta falsa sensación de que somos los últimos seres del universo, aquí, en el salón doscientos noventa y seis, al final del campus universitario. Tal vez sea la necesidad de sacar esa pesadilla a la luz por única vez.

Últimamente afloran en mi memoria fragmentos de una historia que forman el rompecabezas de mi vida. Usted me dijo que algunas anécdotas son como los acertijos: recién al final el receptor se da cuenta de lo simple que era todo, de la diversidad de pistas y advertencias que su creador iba sembrando mientras narraba.

También existe el clásico formato de diario íntimo:

Día 1

Querido diario, no ha llovido en once meses.

Sip, comenzaré mi diario hablando del clima. Fascinante... como observar la pintura secarse. Solo digamos que mi imaginación está algo atrofiada por pasar tantas horas frente a algún tipo de pantalla.

O directamente el protagonista hablándole a los lectores, aunque en lo personal no me gusta mucho esto porque rompe la cuarta pared con tanta frecuencia que pierde encanto. Ya en el futuro hablaré de las virtudes y peligros de romper la cuarta pared.

Por último, tenemos una fórmula preciosa que consiste en narrar todo en presente como si el protagonista siempre le hablara a su coprotagonista, pero en su mente. O sea, el interlocutor no está escuchando realmente la historia. Es solo el protagonista pensando así:

Me miras a los ojos a través de la calle que nos separa y sé lo que estás pensando. A veces me pregunto quién dará el primer paso. ¿Serás tú o yo?

Una gran historia está destinada a suceder, lo presiento. Por eso espero a que el semáforo detenga los autos y empiezo a caminar hacia ti. Te quedas inmóvil pero veo la sonrisa que aparece en tu boca.

También suena bellísimo en pasado:

Encontramos el cuerpo colgado en ese edificio abandonado. Le faltaban las extremidades. Tú y yo intercambiamos una mirada. Aunque sabías que odiaba recibir órdenes, me dijiste que tomara fotografías mientras te dedicabas a analizar por tu cuenta la escena del crimen.

Yo negué con la cabeza pero te hice caso. Te vi anotar algo en tu agenda y murmurar que ahora teníamos una nueva pista del asesino.

Lo curioso de esta fórmula es que, además de que en presente suena agradable, he visto que se puede combinar con otros narradores. Por ejemplo, si tienen dos protagonistas, uno puede hablar en primera persona y otro en segunda. Extrañamente, se crea una armonía que no se consigue si fueran primera con tercera persona.

En resumen, estas son algunas fórmulas para este tipo de narrador:

1) El lector es el protagonista.

2) Cartas, mensajes largos o correos electrónicos.

3) Diálogo tipo monólogo o confesión.

4) Diario íntimo.

5) Pensamientos que se dirigen al coprotagonista, en presente o en pasado.

¡Cuánta variedad!

Como verán, todos esos formatos forman parte de la segunda persona porque hay un destinatario presente, alguien le habla a alguien, pero gran parte de la novela será en primera persona porque lo que el protagonista contará será una experiencia propia. O en tercera si la experiencia es de alguien más. Así que, técnicamente, son narradores híbridos.


Entre las ventajas de este narrador encontramos:

-¡La originalidad y la creatividad! Definitivamente no es muy frecuente ver novelas así, por lo que resulta fácil destacar y ser reconocida.

-Las cartas y las confesiones siempre vienen con una intensa carga de emoción, lo que muestra las personalidades y le da profundidad a los personajes en relativamente pocas palabras.

-Los lectores consiguen conectar con la trama de una forma extraña, pero placentera. Como al probar algo nuevo que no imaginaban que les gustaría. Esto ocurre porque olvidan que la historia está en segunda persona y por momentos pareciera que el narrador rompe la cuarta pared y los invita a involucrarse.

-Dependiendo la personalidad del narrador, pueden crear una historia de suspenso muy inquietante o una comedia sumamente alocada.

-Absorben al lector, hacen que tome la historia como algo más personal, ya que representa un desafío ir llenando los huecos de lo que el narrador no dice.

-Los capítulos son más breves e intensos, avanzan rápido.

-Es un desafío como escritor y se aprende muchísimo. Es ideal si desean experimentar.


Entre sus desventajas están:

-Es difícil, se necesita práctica para desarrollar experiencia. No lo recomiendo si es la primera novela que escriben.

-Tiene dificultades técnicas. La escritura en segunda persona requiere de una técnica especial para mantener la consistencia y la coherencia en la narrativa. Necesitan dominar los juegos de palabras y los narradores no confiables.

-Puede resultar forzada. En algunas ocasiones, parece que estamos tratando de obligar al lector a sentir algo que obviamente no le nace. Es como hablar en un escenario y esperar que el público se ría de todos nuestros chistes.

-Puede ser confusa. Si el escritor no tiene cuidado, a los lectores puede costarles entender si en tales partes se está hablando de ellos, del personaje o de alguien más.

-Al igual que en la primera persona, lo que puede mostrar es muy limitado. Cuando nosotros decimos una anécdota a un amigo, no podemos contarle todos los detalles que ocurrieron, y hay muchos hechos que no presenciamos o cuya explicación jamás supimos.

-Como es una confesión o carta, el narrador no dirá todo de forma explícita. Hay muchísimo que el lector deberá deducir, y para eso el autor tendrá que dejar suficientes pistas.

-Este tipo de narración suele ser un relato enmarcado. Es decir, alguien en un tiempo presente cuenta algo que ocurrió en el pasado. Esto tiene sus propias dificultades:

Deben dominar cuándo intercalar momentos del presente entre ese relato pasado, sin que se rompa el ritmo y frustre a los lectores.

Además, no es difícil que mencione cómo se sentía o qué expresiones hizo mientras le pasaba todo eso... Pero, si quisieran mostrarle a los lectores qué expresión está haciendo ahora, si grita, llora o se ríe mientras habla, se necesita mucho ingenio y experiencia en la escritura, usar los signos de puntuación y un vocabulario preciso.

La segunda persona es compleja pero bellísima. Si algún día se animan a intentarla, el resultado será original.


NARRADOR EN TERCERA PERSONA (ÉL / ELLA / ELLOS)

La mayoría de las novelas usan la tercera persona omnisciente (en tiempo pasado) y eso se debe a que es excelente por la libertad que brinda. Especialmente si tienen más personajes, varias voces, perspectivas o una trama demasiado compleja para mostrar.


Entre sus ventajas, tenemos:

-¡No hay límites para conquistar el mundo!

-Permite un panorama más amplio, tanto de personajes como de ambientaciones. Son ojos y voces que pueden desplazarse a cualquier rincón y pensamiento. Es decir, es posible incluir situaciones que están fuera de la vista del protagonista.

-Permite conocer a varios personajes, sin limitarse al principal.

-Es posible desarrollar con más profundidad cada personalidad. Es más fácil describir como un observador externo las distintas facetas de los personajes, sus acciones y sus sentimientos, que si fueran ellos mismos quienes los explicaran.

-Es posible describir ambientaciones que sean más detalladas, realistas y poéticas. Pueden jugar con las distintas formas de redactar oraciones.

-Permite tramas más complejas y enredadas.

-Pueden explorar muchos puntos de vista, mostrar las escenas desde distintas perspectivas.

-Brinda control absoluto sobre el orden en el que presentarán la información, así que pueden jugar con las distintas estructuras narrativas (existen muchísimas además del clásico inicio-nudo-desenlace pero eso lo dejaremos para un artículo aparte).


Entre sus desventajas vemos:

-Los lectores no conectan tan fácilmente con los personajes, y pueden nunca hacerlo si les caen mal.

-Hay menos intimidad y más distancia emocional entre lo que pasa y el lector.

-El escritor necesita tener un vocabulario más amplio y más experiencia.

-Las descripciones requieren de más detalles para que no queden vacías o torpes.

-Los capítulos salen más largos por la necesidad (y libertad) de brindar más detalles.

-La posibilidad de que aparezca el relleno está más latente.

-Los lectores principiantes suelen sentirse más atraídos por libros en primera persona.

En general, el gran problema es que la conexión emocional no es tan fuerte porque ahora no es la misma persona quien nos cuenta sus dramas, sino alguien más que nos habla como si fuera un chisme sobre su vecino (igual nos interesa saber aunque no conozcamos a los implicados, pero no es lo mismo). Sin embargo, la libertad que brinda cuando queremos hacer una historia más complicada, vale la pena ese sacrificio.


Siempre pensé que este era el mejor narrador para los escritores más experimentados... hasta que descubrí esta increíble joya que deseo enseñarles:

TERCERA PERSONA ESTILO LIBRE

He aquí mi híbrido favorito. Desde que lo conocí decidí escribir todas mis novelas así y nunca pude volver atrás.

La tercera persona estilo libre es en realidad una primera persona disfrazada de tercera. Parecido al equisciente, pero más flexible. O sea, el narrador cuenta solo lo que ve y piensa el protagonista (puede ser más de uno). Siempre desde sus ojos, aunque se puede tomar libertades ocasionales al mencionar lo que sucede a su alrededor aunque el protagonista no esté mirando en ese momento. A veces incluye frases expresivas que lucen como pensamientos, algo tipo:

Otra vez se quedó leyendo hasta la madrugada. Rayos, ya no estaba para estos trotes pero hacía mucho que no disfrutaba tanto un libro. Ahora debía ir a la escuela en modo zombi. Menos mal que había planificado la clase el día anterior.

Es como si todo lo estuviera contando el protagonista, sus pensamientos y lo que observa, pero habla en tercera persona como fingiendo ser un narrador omnisciente.

¡Tiene todas las ventajas y facilidades de la primera persona! El lector conecta a un nivel más personal con los protagonistas, todo se siente bien cercano e íntimo, pero al ser tercera persona pueden usar un vocabulario más detallado y elaborado para los escenarios.

Además, esto soluciona el problema que aparece cuando tenemos dos protagonistas narradores en primera persona (eso de que ambos parecen hablar igual). Porque ahora es como si el narrador los siguiera, los describiera y hablara por ellos. Permite una sintaxis, vocabulario y jerga unificadas: la del escritor.

También resuelve la dificultad de hacer protagonistas del sexo opuesto al escritor. Es difícil meterse en la piel de alguien de un género ajeno al nuestro, pero hablar de sus acciones y pensamientos no es un problema.

En lo personal, me cuesta hacer protagonistas atractivos en primera persona sin que queden un poco ridículos. Porque si es uno mismo quien habla y se autodescribe, pierde mucho de su aura de misterio y seducción, se vuelve más humano. Desde la tercera persona nos podemos alejar lo suficiente para que conserve ese encanto, ¿comprenden?

Eso sí, es más limitado que el omnisciente clásico porque solo podemos hablar de lo que sucede dentro y en los alrededores inmediatos del protagonista. Siempre lo estamos siguiendo. En lo personal, no considero que esto sea una desventaja porque cuando me dan libertad absoluta termino escribiendo novelas excesivamente largas, y editar se vuelve un infierno.

Técnicamente no es una ley absoluta quedarse siempre como una sombra junto al protagonista. Al ser tercera persona, pueden desplazarse lejos y mostrar sin drama una escena aislada.

Lo que nos lleva a este precioso consejo: elijan solo uno o dos protagonistas. Tres como máximo. Así lograrán mostrar lo suficiente de ese mundo sin terminar escribiendo un testamento gigante.

Si desean leer ejemplos de estos tipos de narradores, mis retellings policiales El bosque de la fortuna roja y Las montañas de las cenizas azules están escritos en tercera persona libre, con un único protagonista. En el primero todo se ve desde los ojos de una mujer detective. El segundo fue mi primer intento desde los ojos de un hombre, un médium temperamental con el que pasé meses discutiendo (fue un personaje rebelde).

Agentes del desastre tiene dos narradores en tercera estilo libre, un hombre y una mujer con sentido del humor retorcido. Y su secuela Artistas del desencuentro tiene tres protagonistas, lo que me permitió incursionar en la cabeza de una anciana (además de la pareja principal).

Seguiré alabando las virtudes de este tipo de narrador estilo libre (Siento que dije las palabras narrador, personaje y protagonista tantas veces que los saturé, pero finjamos que usé bien los sinónimos). Es demasiado perfecto (para mí) porque posee lo mejor de cada mundo.

Un último consejo antes de cerrar: Si tienen una saga escrita con determinado narrador, jamás lo cambien en el siguiente libro. Eso suele arruinar la continuidad. Entiendo si un escritor escribe tres libros preciosos en primera o segunda persona y al llegar cuarto el universo se ha expandido tanto que necesita pasar a la tercera persona, pero la verdad es que el resultado puede ser desastroso. No lo recomiendo.


Miren nomás qué mundo inmenso es la Literatura. Es fascinante.

¡Y hasta aquí llegamos con el artículo que había prometido sobre los narradores! Ojalá les sea de utilidad.

¿Los conocían a todos? ¿Cuál les gustó más?

¿Ya decidieron cuál usarán para su próxima historia?

Dejen aquí en comentarios sobre qué desean que sea el próximo artículo. Sé que tengo muchos pendientes pero ya me pondré al día.

Por cierto, le cambié el nombre al manual. Ahora les presento a la «Guía de supervivencia para escritores online». ¡Espero que les guste!

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