Las voces me dicen que...
Hablemos de algo que deben elegir antes de incursionar en cada universo literario. El narrador es, como ya sabrán, la voz que cuenta la historia. Es muy importante saber elegir el más adecuado, lo cual depende de cada novela.
Hay varias formas de categorizarlos, así que trataré de no explayarme demasiado en la terminología ni en los subtipos. Daré un pantallazo general y hablaré de las ventajas y desventajas de mis predilectos.
Cabe aclarar que, como este artículo me ha quedado muy largo, he optado por dividirlo en dos.
Tiempo al tiempo
Antes de empezar con las categorías de narradores, deben decidir en qué tiempo escribirán la historia. Con esto no me refiero a la época en la que estará ambientada, sino a los verbos que usarán para contarla.
Un ejemplo de un desmadre donde cada párrafo es un tiempo, sería:
Entró al pequeño mausoleo y dejó flores ante el ataúd del difunto. Una sonrisa falsa tiraba de su boca. Recordó lo sencillo que fue engañar a todos. Un poco de veneno en una copa y un brindis a medianoche. Luego recibió cada centavo de la herencia.
Estudia los cuadros que descansan en las paredes de esa pequeña habitación. El mausoleo parece una casa con un único mueble, el ataúd. Camina dos pasos y levanta uno de los retratos del estante que funciona de altar.
Entonces escuchará un crujido a su espalda y la puerta se cerrará. Dejará caer el retrato, se girará y retrocederá, presa del pánico. Sacudirá, en vano, el picaporte. El ruido de su propia voz le impedirá oír a tiempo la tapa del ataúd que se abrirá desde el interior.
¿Con cuál sintieron más comodidad al leer?
Ahora vamos a analizar la utilidad de cada uno:
PASADO
Este es el clásico, el favorito de todos. Les recomiendo estudiar los tiempos verbales para dominar cuál se usa para hacer referencia a algo que sucedió hace poco, hace mucho, algo que les habría gustado que sucediera, etc. Sería un artículo completo si me pusiera a explicar en detalle esto.
El punto es que si deben elegir en qué tiempo escribir una novela, aconsejo sin dudar que sea este.
PRESENTE
Este tiempo es muy curioso. Las novelas escritas en tercera persona en presente suelen ser chocantes para el lector, y muy difíciles para el escritor que constantemente se confunde y mete un verbo en pasado.
No recomiendo elegir este tiempo si el objetivo es crear una novela con las estructuras clásicas.
Sin embargo, si desean escribir algo en segunda persona o una historia dentro de otra, este tiempo les resultará muy útil.
Por ejemplo, el protagonista podría estar hablando en presente al comenzar la novela. Cuando empieza a contar su aventura ya se sumerge totalmente en verbos en pasado, y finalmente regresa al presente cuando termina todo.
Más adelante les explicaré en detalle cómo son los relatos enmarcados y los narradores en segunda persona.
FUTURO
¿Adivinan en qué textos literarios se usa por completo este tiempo?
En las poesías y canciones. Cuando el hablante lírico (nombre que recibe el narrador en la poesía) suelta frases estilo «Te arrepentirás y me extrañarás...» o «El destino volverá a cruzar sus caminos», etc.
Definitivamente sería un dolor de cabeza escribir (y leer) una novela que hable siempre en futuro. Los relatos así son ideales si desean incluir profecías, predicciones o canciones.
Decidido ese detalle, vamos a conocer los tipos de narradores. La clasificación clásica es esta:
Cuando está dentro de la historia (se le llama intradiegético), es un personaje, el cual puede ser:
Protagonista: Es el que cuenta su propia historia, todos los desmadres van dirigidos a él. Habla en primera persona.
Testigo: Participa en la acción pero todos los problemas y dramas giran en torno a otro personaje, que suele ser su amigo, familiar o algún conocido a quien ha observado por mucho tiempo o que le ha contado su biografía. Suele usar la primera persona (yo), con momentos en tercera (él / ella).
Cuando está fuera de la historia (y recibe el nombre de extradiegético), es una voz sin nombre ni identidad propia, y esta puede ser:
Omnisciente: La voz que todo lo sabe, todo lo ve. Puede meterse en la cabeza de cualquier personaje, en cualquier rincón y pensamiento. También sabe el pasado y el futuro, y puede insinuarlo en cualquier momento. Habla en tercera persona.
Cuasiomnisciente o narrador cámara: Es una voz sin cuerpo ni nombre que sabe lo que cualquier personaje podría conocer al estar presente en ese escenario. Registra todo lo que ve por fuera como una cámara, pero también describe aromas, gustos, lo que se percibe con los cinco sentidos. Se desplaza en tiempo y espacio, y cuenta lo que observa sin poder meterse en los pensamientos y acciones de los personajes. También suele hablar en tercera persona.
Equisciente: Esta voz tiene el punto de vista fijado en un personaje (o más de uno) y todo lo que cuenta es a través de sus ojos. Puede hablar de sus sentimientos, recuerdos, pensamientos y percepciones. Es muy parecida a la primera persona, pero escrito en tercera.
Esos cinco son los de siempre. Pueden elegir de ahí. ¿Cuál les conviene más según la historia que tienen en mente ahora?
Algo para destacar es que los primeros dos narradores son no confiables. ¿Qué significa esto? Que es una persona (con defectos y virtudes) quien está contando todo, y por lo tanto puede mentirle al lector o estar equivocado en lo que cree que es verdad.
Es decir, lo que ve y escucha el personaje puede no coincidir con la realidad. Como un adolescente rebelde que cree que todo el mundo está en su contra. El escritor debe mostrar pistas de esa incongruencia, ya sea apoyándose en diálogos dichos por otros personajes o en narrar escenas donde lo que el protagonista piensa no encaja con lo que menciona que está haciendo.
Por ejemplo:
Era la persona más bella del mundo. Siempre me dedicaba una sonrisa y se ofrecía a llevarme a casa porque yo, todos se habían dado cuenta, le gustaba desde la escuela primaria.
—Te llevaré pero, por favor, no vuelvas a reventar mi parabrisas con un ladrillo —me dijo esa tarde, unas gotas de sudor deslizándose por sus sienes y los nudillos blancos aferrando el volante, mientras me subía al asiento del copiloto.
—No sé de qué estás hablando —dije, riéndome por su broma.
—Todos saben que fuiste tú. Las cámaras te vieron.
Qué raro, pensé. Yo nunca haría algo así. Seguro eran las malas lenguas que intentaban arruinar mi impecable reputación.
Restándole importancia, lancé mi mochila rectangular y pesada al asiento trasero. Escuché un golpe seco, pero no me pareció importante. Era lo normal.
Ahí tenemos un ejemplo de alguien que miente sin admitirlo. Sin embargo, si están empezando a incursionar en la escritura, les recomiendo no meterse en esas zonas grises y limitarse a que el narrador siempre diga la verdad.
Ahora veamos más en detalle una clasificación según la persona (yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos):
1. NARRADOR EN PRIMERA PERSONA (YO / NOSOTROS)
Es el clásico de contar todo desde los ojos y la voz del protagonista (o testigo). Puede ser más objetivo si el personaje se limita a mencionar lo que ve, o bien subjetivo si también agrega lo que piensa y opina. La mayoría de estás historias están escritas en pasado, aunque pueden intercalar fragmentos en presente.
Un ejemplo:
Les voy a contar de la vez que me contrataron para arruinar una boda y desaté el caos en la iglesia equivocada.
Soy actriz de stand up en una cafetería. Ya saben, convierto todas mis desgracias en monólogos que hacen reír al público.
Un día el jefe me llamó a su oficina, junto a otro empleado, y nos hizo una propuesta bastante rara...
Entre las ventajas tenemos:
-Es sencillo en cuanto al vocabulario y fluidez. Nos podemos limitar a utilizar las palabras que usamos en la vida cotidiana.
-Todo parece más verosímil y creíble. Si alguien les está contando su vida y su mundo, para los lectores es fácil aceptar que es real y verdadero.
-Permite simplificar la descripción de ambientes, escenarios y lugares. ¡Se ahorran un montón de descripciones! Es difícil mostrar un escenario de ciencia ficción o fantástico de forma objetiva como un observador externo. Pero, si lo hacemos como si le habláramos a un amigo, se perdona si no sabemos el nombre de algún objeto o si usamos comparaciones más básicas.
-Los lectores conectan emocionalmente mucho más rápido con el protagonista. Imaginen que un extraño nos habla por horas de sus fascinantes aventuras, sus penas y alegrías. Al final del día acabaríamos sintiendo que es un viejo amigo.
-Permite conocer los pensamientos, sentimientos y percepciones con gran profundidad, ya que es directamente el personaje quien habla de su propio entorno.
-Proporciona una perspectiva única y subjetiva de los eventos. Como cada personaje tiene su propia personalidad, este narrador también hablará de forma más alegre o más oscura, y eso dará una perspectiva original.
-Es más fácil para el escritor mantener el enfoque de la novela, ya que la narración se centra en un solo personaje (más de uno si hay varios protagonistas). Así evitamos irnos por las ramas o perdernos en el trasfondo de los secundarios.
-El autor y el lector pueden ir descubriendo ese mundo a medida que el personaje lo va recorriendo. Esta es una técnica excelente y simpática para aprender a crear universos: dejar que el protagonista los lleve suavemente sin tener que estresarse buscando crear completamente y desde el inicio todo.
-A mi parecer este es el tipo de narrador ideal para escribir por primera vez porque es el más fácil en varios sentidos.
-También es muy adecuado para novelas juveniles o historias que no posean gran complejidad o demasiados personajes.
-Atrapa fácilmente a quienes no tienen mucha experiencia leyendo.
Entre sus desventajas encontramos:
-¡Es demasiado limitante! No podemos mostrar lo que está sucediendo en la mente de los otros personajes.
-El narrador debe estar presente en todas las situaciones importantes de la trama o, en su defecto, escuchar el testimonio directamente de alguien más. A veces queremos echar un vistazo más allá o dar otros puntos de vista, pero estamos atados por el cuerpo físico del narrador.
-Puede ser abrumador o frustrante para el lector si el personaje principal le cae mal o no es interesante. Ni hablar de cuánto sufre el autor si pretende hacer un protagonista temperamental, imbécil, apático o pendejo. Estamos hablando de pasar meses en compañía de una persona desagradable. No hay momentos de respiro al mostrar la vida de otro personaje; estamos las veinticuatro horas pegados al principal. Aunque nuestra idea sea hacerlo evolucionar, soportarlo al inicio se vuelve un desafío.
-Limita el vocabulario y la cantidad de información que el escritor puede proporcionar al lector. Si nuestro protagonista es un adolescente con malas calificaciones, no tendría lógica que se lanzara unas descripciones ultra poéticas, maduras y complejas del paisaje.
-Los secundarios corren el riesgo de parecer estar de adorno precisamente porque desde la perspectiva de una sola persona, esa persona habla más de sí misma.
-Es complicado (pero no imposible) matar al protagonista. Más allá de mostrar al narrador diciendo que saltará de un puente al terminar de contar esta historia, o concluir describiendo cómo está cayendo al vacío, no hay forma de hacerle saber con certeza al lector si realmente murió, cómo fue su funeral, qué pasó después. Aunque podrían tener dos protagonistas y que el sobreviviente llene esos huecos, esto tiene sus propias desventajas.
-El escritor debe ser fiel a la personalidad del protagonista durante toda la historia. La forma en la que hablamos del mundo depende de cómo lo percibimos. Toda la novela tendrá el mismo aire o ambiente.
-Es muy difícil hacer bien dos o más narradores protagonistas en una misma novela. Tener a un solo personaje contando su historia es fácil. Es único, es original porque no hay con quién compararlo.
Pero cuando hay dos, ¿cómo evitamos que se escuchen idénticos? Ya hay que marcar mucho más su personalidad, darle frases, referencias, modismos o una sintaxis más característica, lo que no es fácil para un escritor principiante.
-Se complica al escribir del sexo opuesto. No digo que sea imposible hacer algo convincente, pero los escritores novatos cometen muchísimos errores. Los hombres suelen hacer a las mujeres demasiado atrevidas o brutas, sin desarrollar la verdadera profundidad emocional. Las mujeres suelen crear hombres afeminados o machos alfa poco creíbles. Cuesta mucho expresarse como lo haría alguien del otro sexo y que suene convincente.
-Es difícil hacer protagonistas de otra generación (niños, adolescentes, adultos, ancianos) diferente a la nuestra porque no dominamos el habla de cada edad.
En general, solo son desventajas para los escritores más experimentados y exigentes.
Si recién están iniciando, este narrador es perfecto. Es íntimo, fácil de escribir porque en nuestras vidas cotidianas ya tenemos experiencia contando u oyendo chismes y anécdotas.
No significa que sea inferior a otros. De hecho, se han creado obras maestras llevadas al cine. La primera persona tiene sus propias complejidades y desafíos.
¿Qué les pareció esta entrada?
¿Escribirían una novela en primera persona?
¿Cuál es el narrador que más usan?
Hasta aquí llegamos porque no me gustan los artículos largos y porque tengo la teoría de que tanta información de golpe sobrecargaría sus cerebros.
En el próximo hablaré de las propiedades de los narradores en segunda y tercera persona, mis favoritos.
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