La fórmula del amor
Después de tanto tiempo desaparecida, aquí les traigo una nueva técnica Briper: Pasos para escribir una historia romántica, el largo viaje de Cupido.
Estos son los momentos que mis protagonistas atraviesan, ya sea que su historia tenga tintes cómicos o policiales.
¿Es la única técnica? No, pero es la que he aprendido y me funciona de maravilla.
Paso 1: El flechazo
La futura pareja necesita conocerse. De preferencia, en los primeros capítulos. En lo personal, amo los encuentros explosivos. ¡Nada de «Nos presentaron unos amigos, dijimos Holis y, pues, nos pusimos a hablar de memes»!
Siento que esa primera reunión debe ser memorable. Que se vean atrapados en medio de una batalla o discusión, en un funeral, encerrados en un ascensor, que accidentalmente uno casi desviva al otro al confundirlo con un ladrón o que casi lo atropelle por no verlo en una carretera oscura.
Aunque también tengo inicios tranquilos cargados de intensidad. Aquí se trabajan más las descripciones del lugar, las emociones, los pensamientos del protagonista y la tensión del aire.
Lo importante es que sea un encuentro dramático donde ya se llamen mutuamente la atención.
Aquí encontramos dos puntos claves: el cruce de miradas y el primer intercambio de palabras. Ambos deben ser épicos. Los lectores aman shippear a dos desconocidos que se han mirado a los ojos durante tres segundos y se han presentado con palabras inusuales.
Para hacer que ese instante se sienta más largo, hay varios recursos que he enseñado en otros tutoriales.
Si tuviera que fragmentar este momento, lo haría así:
1. Ambos entran en escena en medio de una situación problemática o dramática. O el protagonista narrador entra y encuentra allí a su futuro interés amoroso.
2. Sucede el cruce de miradas.
3. El mundo parece detenerse. Para eso uso descripciones del entorno, del paisaje.
3. Ahora se suma una descripción física del futuro interés amoroso. O sea, el protagonista se queda mirándolo. Esa imagen le despierta pensamientos impuros o sensaciones físicas (como acelerar su corazón o detener sus pasos). Siente atracción o rechazo intensos, nada de indiferencia.
4. Pronuncian unas palabras breves pero originales. Nada de «Hola, ¿cómo estás?». Los saludos y las presentaciones las dejamos para después. Aquí las primeras frases deben plasmar la personalidad de cada uno y dejar una impresión impactante.
5. Atravesada esa prueba de fuego, se relajan y ahora sí el mundo vuelve a la normalidad. Se saludan o se ignoran. Los dos continúan con lo que vinieron a hacer, fingiendo que no saltan chispas entre ambos.
El cuarto punto puede ocurrir antes si deciden introducir al interés amoroso con un diálogo que atraiga la atención del protagonista hacia su persona.
Desglosado el proceso, les comparto dos ejemplos.
Este es de comedia romántica, en medio de una situación problemática:
Eira respiró profundo. Se metió al ascensor al mismo tiempo que un grupo de jóvenes salvajes. Soltaban carcajadas tan fuertes que parecían gritos. Contaban anécdotas inentendibles y hacían planes como si la fiesta de disfraces fuera a durar una semana.
Justo antes de que se cerraran las puertas, un micrófono anunció que estaban repartiendo latas de espuma. Como una piscina inflable que explotaba al pincharse, los jóvenes se lanzaron fuera del ascensor, de regreso a la pista de baile.
Eira perdió el equilibrio cuando un codo la empujó hasta el fondo. Soltó un chillido que se hundió en medio de la música. Un par de brazos la atraparon por detrás antes de caer.
En un parpadeo, las puertas se cerraron y el silencio se apoderó del ascensor. Vacío a excepción de Eira.
Aunque la maquinaria soltó un zumbido al comenzar su descenso, ella solo podía escuchar los latidos de su propio corazón.
—¿Qué rayos fue eso? —soltó con incredulidad.
—La juventud pasada de copas, diría yo —respondió una voz a su espalda.
Ella soltó un chillido. Se giró tan rápido que tropezó con sus propios pies. Esas manos volvieron a ayudarle a recuperar el equilibrio.
Al ver una calavera en ese rostro encapuchado, y su cuerpo envuelto en una túnica negra, gritó más fuerte. Retrocedió hasta que su espalda chocó contra las puertas cerradas.
El hombre la soltó como si quemara. Se adhirió a la pared del fondo y levantó ambas manos.
—¡Te juro que no vine por tu alma! —gritó él para calmarla.
—¡Ya sé que no eres la Muerte! —jadeó ella, con el corazón en la garganta y una mano en su pecho—. Me asustaste. Pensé que estaba sola.
El hombre se limitó a mirarla en silencio. Sus ojos avellana le parecían demasiado conocidos, ingenuos.
Y aquí no sucede ninguna situación extrema (de hecho, es una escena tranquila inspirada en el viejo oeste), pero la fuerza está en las descripciones y pensamientos de la protagonista:
Las puertas dobles del restaurante se abrieron con un suspiro. Los ojos fueron atraídos hacia la figura enfundada en cuero que avanzó entre las mesas. Su cabello suelto apenas estaba contenido por un pañuelo de llamas púrpuras.
Aura ignoró las miradas y tomó asiento ante la barra. Soltó el aire con suavidad tras recargar los codos sobre la superficie y descansar la barbilla en sus manos.
Sus ojos se vieron atraídos por un rincón del local. Alguien había instalado almohadones y una mesita con varios juguetes. En el centro descansaba la escultura de un enorme gato negro, de pelaje largo y resplandeciente, su cuerpo erguido y patas unidas en guardia.
—Su alma es tan perversa como hermosa su apariencia —comentó una voz grave.
El corazón de Aura se saltó un latido. Sus pupilas regresaron al frente. ¿De dónde diablos había aparecido? Ni siquiera escuchó sus pasos.
Se obligó a ocultar su sorpresa. Lo estudió a través de sus párpados entrecerrados.
Era la clase de hombre por el que las madres advertían a sus hijas. Cabello cortado casi al rape, un poco más largo en la parte superior. Hombros anchos y brazos que hablaban de ejercicio. Un ave fénix abrazaba su antebrazo derecho, una explosión de colores rojizos que cubría hasta las venas de sus muñecas. Lucía un delantal de cocina sobre su camiseta y jeans negros.
Pero el verdadero peligro estaba en esos ojos letales que se clavaron en los suyos. Los iris prometían un infierno de lo más placentero.
Un espíritu más débil habría apartado la vista. En Aura, en cambio, produjo una lenta sonrisa.
—Es la descripción más amable que han hecho de mí —replicó ella con suavidad.
El hombre soltó una risa por lo bajo. Negó con la cabeza.
—Hablaba del gato.
Si cuando empieza la historia los personajes ya se conocen desde mucho antes (como en muchos friends to lovers), tengan en cuenta un par de cosas:
El primer encuentro igual existe y debe ser memorable, aunque no lo explican al inicio de la historia. Puede ser narrado como un flashback, un recuerdo que vendrá a la mente de uno de los personajes en algún momento del libro, ya sea a la mitad o casi al final.
A mí me gusta mencionarlo en algún punto clave mientras uno de los personajes reflexiona sobre cómo es su relación actual (son amigos, compañeros, rivales) y cómo se conocieron, antes de decidir dar el siguiente paso romántico.
Como la historia no empezará cuando se conocen, igual la primera aparición que tengan juntos en la novela debe ser épica para que el lector sienta el impacto y los shippee.
Paso 2: Reencuentros
Cada protagonista tiene su propio objetivo en la vida, y este no es encontrar el amor.
Por ejemplo, para una detective su prioridad es atrapar al criminal. Para un artista lo es terminar su obra actual.
La novela girará en torno a resolver un misterio o cumplir una misión... y en medio de todo ese caos surgirá el romance.
Para que los protagonistas vayan conectando, necesitan obligarlos a pasar tiempo juntos. Que la misión de uno lo lleve constantemente a cruzarse en el camino del otro, que deban trabajar juntos como compañeros, que se vean seguido porque es un pueblo pequeño y uno de ellos está por todas partes.
Busquen una buena excusa para que se encuentren con frecuencia. Mi favorita es cuando deben unir fuerzas para resolver juntos el mismo enigma (aunque cada uno tenga sus propios motivos).
Paso 3: Acercamientos emocionales y físicos
Esto es algo que se va mostrando de a poquito y cada vez más. Amo comenzar con lo sentimental, pero incluir pronto uno que otro roce físico también es divertido.
A lo largo de la novela, vayan incluyendo situaciones que los dejen muy cerca. Al principio será suave como un roce accidental de manos o una risa tímida al descubrir que comparten un mismo pasatiempo. Ya después irá aumentando de intensidad como al atrapar en sus brazos a quien tropezó o dedicarle una enorme sonrisa al verlo llegar.
De tantos reencuentros, ya se van conociendo y gustando. ¿Cómo le hacemos notar al lector esto? ¿Haciendo que el personaje diga o piense directamente en la atracción que siente? Definitivamente no.
Usando las respuestas fisiológicas y los pensamientos pero de forma más indirecta. Por ejemplo, que se busquen constantemente con la mirada, que haya sonrojos, risitas nerviosas, pulso agitado, latidos acelerados, manos ansiosas deseando tocar, pensamientos recurrentes que involucren al otro, frustración por no poder apartarlo de su mente, etc.
Imaginen cómo se comportan cuando van entrando en confianza. Disminuye la cautela y aumentan los comentarios bromistas.
Por supuesto, esto dependerá de la personalidad de cada protagonista. Una persona tímida o abierta a la idea de enamorarse será más adorable, con frecuentes sonrojos y risitas.
Alguien serio o cerrado será más de miradas largas y silenciosas, o frustración por no poder controlar sus propias reacciones.
Paso 4: Revolviendo el pasado
Llegados a este punto, la pareja ya se ha acercado bastante. Ahora llega un momento clave donde desnudan sus almas (solo con palabras, no sean malpensados) y comparten el dolor que guardan dentro.
Cada quien elige el escenario. Los clásicos son reunidos frente a una fogata o juntos mirando por la ventana. Lo importante es que ambos estén un poquito aislados del resto de los personajes, que sientan privacidad y el ambiente permita una confesión triste.
Una persona decide abrirse a otra cuando ya hay suficiente confianza o cuando desea demostrar que quiere acercarse más y que está dispuesta a arriesgarse. Es un momento muy vulnerable, así que tengan cuidado con la respuesta que le dará el coprotagonista.
También pueden aprovechar este momento de vulnerabilidad para hacerlos besarse.
Paso 5: Choques
Momentos tensos puede haber a lo largo de toda la novela. Si las personalidades u objetivos chocan, eso puede ayudar a aumentar la tensión sexual.
Una pelea donde ambos se separen emputados es una excelente excusa para que después se acerquen a pedir disculpas o confesarse algo íntimo que justifique su comportamiento anterior. También suma al desarrollo de personaje.
Van fortaleciendo la relación.
Paso 6: Momentos separados
Esto es muy importante. Si la pareja permanece todo el libro junta nos encanta, pero puede resultar sofocante.
Recomiendo que incluyan al menos dos capítulos donde estén separados, cada uno intentando resolver sus propios problemas y recolectando sus propias pistas del misterio que están resolviendo juntos. Que demuestren su fuerza como seres independientes e individuales.
En comedias románticas, me encanta incluir una noche de chicas o noche de chicos. Puede ser una tarde o desayuno. Suele haber comida (imprescindible) y alcohol (opcional). También muchas bromas, risas y momentos donde alguien pierde su dignidad. También aparece el clásico momento de amigos despiadados preguntándole al protagonista cómo le está yendo con su crush, lo que le hace darse cuenta de algo importante respecto a su naciente relación.
En estos capítulos aprovecho de desarrollar los lazos con los otros secundarios para mostrar que su interés romántico no es el único ser importante en el mundo de cada protagonista.
Paso 7: Primer beso
Ahora sí, ya pasaron un montón de capítulos y los lectores están jalándose de los cabellos mientras gritan al libro que quieren más que un beso en la mejilla.
Es momento de llegar al punto máximo en las historias aptas para toda la familia: un beso.
Nada de un simple roce de labios. Aquí queremos que sus bocas se aferren como aspiradoras mientras las manos se sacuden como a manta llena de hormigas tras dejarla en el césped durante un picnic.
En realidad el nivel de contacto físico o intensidad emocional depende de cada historia. Algunas parejas protagonistas tienen tanta tensión sexual y desenvoltura que el primer beso es súper apasionado e incluye muchas caricias traviesas. Para otros, en cambio, es más romántico o divertido y a lo sumo incluye un abrazo.
Lo único seguro es que, indiscutiblemente, los besos de la ficción no se parecen en nada a los de la vida real. Son dos universos distintos como un libro y su película. Así que, si quieren aprender a redactar besos, no pierdan el tiempo buscando experimentar en la vida real (a menos que realmente lo disfruten) porque es más útil leer tutoriales de escritura como este manual.
[Para más información, visite el artículo El rompecabezas de Cupido, donde enseño cómo redactar besos].
Paso 8: El paraíso
Este tiempo de fanservice puede durar varios capítulos o apenas uno. La parejita ya está junta (aunque no se han confesado del todo su amor o quedan asuntos pendientes), hay besos, pueden suceder escenas para adultos... el alma sedienta de amor de los lectores más siendo saciada.
Paso 9: El quiebre
Como la calma antes de la tormenta, cuando todo parece demasiado perfecto es momento de incendiar algo.
Empiezan los problemas en el paraíso. Poco tiempo después de besarse o irse a la cama, algo provoca una ruptura en esa relación.
Se descubre el secreto oscuro que guardaba el protagonista, salta una mentira que lastimó los sentimientos de su pareja, los objetivos personales de uno se interponen, el villano logró separarlos a través de artimañas... lo que sirva.
A lo telenovela, ambos se alejan llorando con el corazón roto mientras se cubren el rostro con las manos y juran nunca volver a amar. O se van emputadísimos mientras le gritan sus verdades a su coprotagonista.
Paso 10: El corazón roto
Tras la ruptura, debe haber un capítulo donde estén solos, sufriendo, reflexionando o tratando de solucionar sus problemas personales para así estar listos para una relación.
Para que este capítulo no sea relleno, recomiendo que lo aprovechen para hacer avanzar la trama. O sea, la detective está con el corazón roto porque mandó al diablo a su alma gemela, pero es una profesional y continúa investigando los crímenes del asesino serial, e incluso consigue una pista importante ahora que no hay distracciones.
Confieso que no me gusta hacer que los protagonistas permanezcan peleados mucho tiempo. Me encanta que tengan buena comunicación y madurez emocional, así que resuelven sus diferencias hablando uno o dos capítulos después.
Paso 11: La reconciliación y la confesión
Con el poder del guión y del amor, la pareja vuelve a encontrarse. Porque los amigos les tienden una emboscada o porque el destino hizo que terminaran nuevamente en el mismo sitio.
Se miran. Reconocen sus errores. Se disculpan. Y ahora sí confiesan su amor, el cual sellan con otro apasionado beso... o con la interrupción del asesino serial que los tiene acorralados.
En cuanto a confesión, cabe destacar que no es un halago que te digan «Me gustas porque no eres como las/los demás» o «Eres mejor que mi ex». Si quieren hacer declaraciones románticas, asegúrense de no insultar a otros en el camino. No hay necesidad y es desagradable.
[Para más información, visite el artículo de El arte de derretir un corazón, donde enseño cómo redactar disculpas y declaraciones románticas].
Paso 12: Separación civilizada y reencuentro (opcional)
En mi caso, después de este proceso me gusta agregar una nueva separación en buenos términos de los protagonistas por motivos ajenos a la relación, y recién en el último capítulo (o en el epílogo) el reencuentro dramático bonito que da a entender que al fin quedan juntos.
Por ejemplo, si se conocieron cuando estaban de viaje y se vieron envueltos en una serie de crímenes, después de atrapar al culpable es hora de volver al mundo real.
Ambos deben regresar a sus casas, poner sus asuntos en orden, atar los cabos que quedaron sueltos o terminar de madurar. Siguen comunicándose a través de mensajes, llamadas, cartas o señales de humo, claro.
Varias semanas, meses o años después pueden regresar dispuestos a instalarse definitivamente junto a su alma gemela.
Este es el clásico recurso de irse a estudiar al extranjero, construirse un futuro estable y recién entonces volver en busca de su amor.
Me gusta mucho porque es como un tiempo en el que cada protagonista puede pensar y analizar si estar junto a la otra persona es lo que realmente desea. Aprender que pueden ser felices solos pero disfrutan más la vida si están en compañía del otro. El amor debe ser una decisión consciente y con los ojos bien abiertos.
Ah, cierto. Si tienen como objetivo convertirse en monstruos desalmados y dejar a la pareja separada, simplemente omitan la parte del reencuentro. Luego siéntense a regocijarse del sufrimiento de los lectores.
Y ese es el largo viaje que esta escritora recorre cuando quiere hacer de Cupido. Normalmente meto muchos traumas en el medio.
Advertencias
A continuación, les dejo algunos errores de novato muy comunes que recomiendo evitar:
1. Sean fieles a la personalidad de cada personaje. El amor suele sacar una nueva faceta de cada persona, una más amable, coqueta, alegre y/o sobreprotectora. Elijan con cuidado pensando en cómo sería el lado romántico de sus protagonistas. No es lo mismo cómo actuaría una motociclista desconfiada a una pastelera ingenua.
2. Si quieren hacer personajes fuertes, eviten caer en la idea de que el amor es entregarlo absolutamente todo. Guarden siempre algo para sí mismos. Cada personaje tiene su propio mundo, sus sueños y proyectos individuales. Su pareja no debe ser el centro de su universo ni deberían estar dispuestos a renunciar a todo lo que les ha costado por amor. Eso no es sano.
3. No es sexy que el protagonista masculino sea un completo imbécil o maltrate a la chica, pero después cambie por el poder del amor. Eso ya no está de moda (gracias al cielo).
4. Las violaciones no son, de ninguna manera, un acto de amor. Son un método de tortura traumático e irreparable. Tampoco es romántico agregar una escena donde la chica está a punto de ser abusada y es salvada por el chico. No usen un recurso tan serio solo para hacer quedar como héroe a un personaje.
5. No exageremos la importancia de la virginidad y del primer beso. Técnicamente, es más importante el último amor, ese que se quedará en la vida del personaje para siempre, a diferencia del primero que ya es historia pasada. Además, es saludable experimentar y aprender con otras personas (actuando con responsabilidad y por voluntad propia) antes de atarse definitivamente a una sola.
5. La infidelidad entre los protagonistas o el mostrar a uno besándose (o yendo más lejos) con un tercero hace enfurecer a los lectores más que cualquier otra cosa. Es irónico porque pueden perdonar que el coprotagonista haya intentado matar al protagonista pero no perdonan que le haya sido infiel. Si usan este recurso, pueden perder lectores.
6. En realidad, el amor de los libros nunca es igual al del mundo real. Solo lo imita, pero en los libros está más idealizado, intenso o absurdo. Hay historias de amor reales súper locas, por supuesto, pero seamos realistas, en el mundo real ningún adolescente (con cerebro) dejaría la comodidad de su hogar por un desconocido sexy que les promete una gran aventura.
7. ¡Cuidado con la falta de comunicación! Es frustrante un drama de diez capítulos que podría resolverse si uno de los protagonistas simplemente hablara. Los malentendidos tontos son recursos bastante flojos. Pueden pensar en algo mejor.
8. Eviten los estereotipos, si desean personajes realistas. La nerd buena gente, el deportista idiota, la porrista zorra... ya pasaron de moda. Pueden jugar a romper con los estereotipos. Y, ya que estamos, eso de poner a la protagonista como enemiga de las otras mujeres a las que considera zorras tampoco se usa. Enemigos y amigos podemos tener de cualquier sexo.
9. Cuidado con romantizar situaciones tóxicas. Las escenas de celos constantes, la agresividad, el revisarle el celular o hacerle un escándalo al otro por cualquier tontería no son adorables ni divertidas. Si desean construir una relación sana entre sus protagonistas, eviten esos patrones.
Cada escritor es libre de escribir lo que quiera, pero sean conscientes del público al que se dirigen. Si escriben para adolescentes en una plataforma donde está prohibido romantizar el abuso o si desean dejarle un mensaje de vida bonito a quienes los leerán... hay que hacer las cosas bien.
A tener en cuenta: Los lenguajes del amor
Como algunos sabrán, el amor no solo se demuestra con caricias físicas o palabras bonitas (sino varios estaríamos condenados).
Según el Dr. Gary Chapman, existen cinco formas diferentes con las que las personas expresan y reciben amor:
1. Palabras de afirmación: Decir palabras de apoyo, declaraciones cursis, elogios y hablarle bonito.
2. Tiempo de calidad: Pasar tiempo con la otra persona, compartir momentos y aventuras que les permitan conectar y conversar mucho. Sin distracciones como el celular.
3. Actos de servicio: Realizar favores o ayudar sin que lo pida.
4. Regalos: Dar obsequios materiales aunque no sea una fecha especial. No tienen que ser regalos caros sino significativos y que lleven algún esfuerzo.
5. Contacto físico: Se expresan a través del contacto físico, como abrazos, besos y caricias.
Todos los lenguajes son igual de válidos y podemos desarrollar los cinco (algunos en mayor o menor medida), pero uno debe aprender cuál es el lenguaje primario (el que más peso tiene) de la persona que quiere.
Por ejemplo, hay personas que solo se sienten amadas si escuchan una confesión directa, y solo saben expresar amor a través de palabras. Puede surgir un choque cuando se enamora de alguien que vive dando regalos y abrazos a sus seres queridos pero no sabe decir Te amo ni lo cree cuando alguien se lo dice.
Tengan presentes los lenguajes del amor cuando estén creando la forma de expresar y recibir amor de sus protagonistas. Y asegúrense de que sean compatibles para que la química funcione mejor.
Y así es como he destripado mis novelas de romance. Historias así hay muchísimas. Lo importante es que las nuestras sean originales.
Recuerden siempre que la verdadera originalidad no es crear algo nuevo nunca antes visto. La originalidad consiste en tomar varios elementos ya existentes y crear algo nuevo a nuestra manera, inyectándoles nuestra forma de ver la vida.
¿Cómo escriben sus propias historias? ¿Sus parejas recorren otro camino?
Déjenme en comentarios si desean algún otro tutorial. Algún día me gustaría hacer de novela policial, a veces siento que es más fácil que escribir historias de amor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro