¿Quieren escribir una novela pero sus cabezas están más desordenadas que departamento de soltero un sábado por la noche? He aquí la Técnica Briper para planificar historias. No inventé esto del aire, en realidad solo analicé los procesos mentales de los escritores mapa y los combiné a lo aprendido durante mis días de universitaria.

Dividiré este artículo en varias partes porque capítulos largos son pesados. En el primero explicaré cómo definir el ambiente y conflicto de la historia. En el segundo, los personajes. Durante el tercero iré a planificar cada capítulo y un par de tips para escribir de forma automática sin bloquearse.

¿Por dónde empezamos?

A esta altura supongo que ya tienen al menos una idea. Ya sea inspirada en un sueño, libro, película o anécdota que les gustó mucho. Deben formularla en una oración o párrafo.

Por ejemplo: «Quiero escribir un retelling de Caperucita roja donde alguien tratará de matarla usando lobos salvajes. Me gustaría profundizar en la relación con su familia y que todo sea en un pueblo con muchos árboles».

A veces la idea no aparece tan completa. Puede que se les haya ocurrido solo el paisaje (como al decir «Quiero escribir algo que transcurra en pleno invierno en las montañas») o cómo será el protagonista («Voy a escribir una historia desde la perspectiva de un pez con memoria fotográfica») pero ni idea del problema que deberá superar. ¡Está muy bien! Es un buen inicio.

Ahora sí, a pensar bien los elementos importantes. Estos responderán a las preguntas: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Por qué?

1. El tiempo: ¿En qué época lo ambientarán? ¿Cuánto durará?

No es necesario que mencionen años, pero tengan presente el siglo. Si ocurrirá en el pasado donde se comunicaban por cartas, en un presente con tecnología o un futuro distópico. Piensen desde ahora si desean que toda la historia transcurra en un mes, un verano, un año, una vida o un siglo.

Tomen nota.

2. El lugar: ¿Dónde ocurrirá todo?

Elijan si van a representarlo en un país determinado (en cuyo caso deberán respetar mínimamente la cultura) o si van a usar el viejo truco de limitarse a insinuar que están en un país de Latinoamérica. Recuerden describir cómo será el paisaje y sus habitantes.

En lo personal, me encanta inventar nombres y paisajes de pueblos que pertenecen a este continente. En mi saga de retellings, mi Caperucita está ambientada en «Bosques Silvestres», mi Cenicienta en «Piedemonte» y mi Bella Durmiente en «Senderos de Ensueño».

Amo los juegos de palabras. Para más información acerca de cómo nombrar países o personajes, visiten el capítulo «Un nombre para la víctima» de este manual.

3. El conflicto ¿Contra quienes o qué tendrán que enfrentarse los protagonistas?

Hay muchos artículos al respecto, así que no me detendré demasiado en este punto. Es importante definir cuál será el problema. Algunos ejemplos son: resolver (o cometer) un crimen, ganar una batalla (bélica, política, social o amorosa), luchar contra alguna criatura o máquina, completar un proyecto escolar, salvar a alguien o algo, superar una crisis existencial.

Aquí deben aclarar quién será el adversario que les complicará su objetivo. Es importante tener claro que ¡antagonista no es lo mismo que villano! ¡El antagonista puede ser bueno! Una buena persona puede impedirles cumplir sus deseos cuando chocan contra los suyos o si intenta salvar a un ser querido. Algunos antagonistas comunes son:

-Otra persona: Un psicópata, un competidor, un amigo, un padre, un interés amoroso que los friendzonea, un parásito que fue asignado a su grupo de trabajo aunque saben que no realizará su parte.

-Una criatura: Animal, máquina, sobrenatural, zombi, alienígena, virus, gato.

-Un grupo: Políticos, autoridades escolares, organizaciones, los nerds del club.

-El planeta: Como el sol que trata de matarnos en verano y debemos encontrar la forma de sobrevivir en una Latinoamérica donde abundan los apagones. Creería que la cuarentena entra en esta categoría. El clásico apocalipsis diario.

-Uno mismo: El toque de color en toda obra. Como cualquier escritor sin alma, disfruto de asignarles esta maldición a mis protagonistas. Además de tener que superar algún ítem de arriba, lucharán contra sus propias crisis existenciales. ¿Qué sería de esta vida sin esa recurrente vocecita que te sugiere mandar todo (incluyéndote) al infierno? Más detalles de este punto en el siguiente artículo.

Cabe aclarar que los conflictos puede ser más de uno, pero tengan mucho cuidado. Las obras largas con muchos problemas son una pesadilla al momento de editar.

¿Se les ocurre alguna otra categoría para el conflicto?

¿Qué les pareció este artículo? En el próximo desarrollaré cómo crear personajes profundos.