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El primer capítulo: promesas y anzuelos

Continuando con los pilares de la creación de novelas, en esta oportunidad les traigo consejos para hacer un primer capítulo llamativo.

También hablaré de las fórmulas para ahuyentar lectores, que son básicamente las que aplicamos todos los escritores cuando somos novatos.

Breve e intenso como el amor

El primer capítulo, especialmente el primer párrafo, es el más importante de toda la novela. Eliminen esa idea de que el inicio puede estar un poco flojo mientras después se ponga más interesante. No, no habrá después. Si no consiguen capturar a los lectores en las primeras líneas, de nada servirá que las siguientes páginas sean una obra maestra.

Además, debe ser corto e intenso, no más de dos mil palabras. Especialmente si hablamos de libros que serán publicados de forma digital, ya que los capítulos largos agotan la vista.

Cuando alguien busca algo para leer, se pone a hojear el inicio. Si termina rápido el primer capítulo, su cerebro envía al instante la notificación de: Me gustó tanto que ya devoré un capítulo en una sentada, debo continuar.

Caso contrario sucede cuando son muy largos y lentos: Ya me cansé, este inicio no termina más, parece que me está costando seguir.

Antes de continuar con consejos concretos y subjetivos, les cuento los tipos de inicio que nos permiten jugar con el tiempo y la estructura de nuestras narraciones.


El huevo, la vaca y el extremo

«Ab ovo», «In medias res» e «In extremis» son los términos en latín con los que se denominan tres puntos de partida distintos para una narración. Es decir, podemos comenzar nuestras novelas por el inicio, por el medio o por el final, dependiendo lo que necesite la trama.


AB OVO

«Ab ovo» significa «desde el huevo». En estos casos, la historia comienza desde el principio de los hechos, narrados en orden cronológico y lineal.

Es lo tradicional, ideal para cuentos clásicos. Los personajes están tranquilos en su casita o en su trabajo mostrando su vida cotidiana hasta que el conflicto irrumpe y los arrastra a la aventura.

En una novela policial sería comenzar con el detective desayunando tranquilo, tal vez discutiendo con su familia o leyendo alguna novela, mostrando cómo es su personalidad y aspecto en su día a día. Luego, recibe una llamada de que ha aparecido un cuerpo. Entonces, busca su equipo, se sube a su auto y conduce hacia la escena del crimen.

Ej.:

El gato saltó a la mesa e intentó robar un trozo de jamón que su humano había apartado para su sándwich.

—¡Deja eso, gato ingrato! —El hombre bajó al animal y terminó de prepararse su desayuno.

Mientras bebía su primera taza de café, se dispuso a continuar la novela romántica que le recomendó su colega. Ambos eran detectives de homicidios, así que cualquier distracción banal los salvaba de caer en el abismo de la locura.

Como si lo hubiera invocado, recibió la llamada de su estimado, a veces odiado cuando interrumpía su desayuno, amigo y compañero.

—¿En serio no puede esperar? —gruñó nada más contestar.

—Apareció un cuerpo en un callejón. No vas a creer cuánto se parece a ti —respondió su interlocutor—. Te envié la ubicación.

—Voy de inmediato. —Saltó de su asiento, que fue ocupado inmediatamente por el gato, y se lanzó a buscar su equipamiento.

Este inicio tiene la ventaja de ser fácil de comprender y de desarrollar. Se construye una base sólida. Sus desventajas son la posible falta de originalidad, que puede ser aburrido si la vida diaria del protagonista es poco destacable y el riesgo de que los lectores impacientes de hoy en día no lleguen ni al tercer párrafo.

Bueno, en el ejemplo que improvisé obviamente sí seguirían leyendo porque hay gatos. Los gatos conquistarán el mundo y son una fórmula de éxito.


IN MEDIAS RES

«In medias res» es literalmente «en medio de las cosas» o como me gusta decirle: en pleno caos, con una explosión. Es cuando la historia comienza en pleno desarrollo de algún acontecimiento, lanzando de cabeza al lector a un punto crucial de la trama.

No tiene que ser a la mitad del libro. Basta con que sea en medio de un conflicto interesante que involucre al protagonista. Después de mostrarnos ese momento de drama y acción, retrocedemos y explicamos qué rayos está sucediendo y cómo llegamos a eso, o vamos explicando mientras se sigue desarrollando esa escena salvaje.

Por ejemplo, en plena batalla de las fuerzas del bien y el mal, en medio de una declaración romántica, describiendo al primer (o tercer) cadáver en una novela policial, etc.

Siguiendo el ejemplo anterior, una novela policial podría empezar con la descripción sangrienta del cuerpo y la hipótesis de cómo murió. Luego pasamos al detective llegando a la escena y, mientras camina en busca de pistas, insertamos la información de que es la tercera víctima de un asesino serial que lleva un año rondando el pueblo. Más tarde mostraremos más detalles de quién es el detective, cómo es su vida y todo lo que ha investigado hasta ahora. Quedaría así:

Su cuello estaba roto y sus piernas yacían torcidas en ángulos inhumanos. Sin embargo, el cadáver tenía una sonrisa de ojos muy abiertos, como si hubiera sido feliz antes de exhalar su último aliento. Entre sus manos unidas, acomodadas sobre su abdomen, podía verse una porción de pastel con una vela a medio consumir.

El detective se abrió camino entre la multitud de transeúntes curiosos que intentaban atravesar la cinta de seguridad. Ignoró los gritos de los periodistas exigiendo una explicación.

—Este es el tercero —murmuró para sí mientras estudiaba el cuerpo.

El modus operandi era el mismo. Tenía la firma del asesino serial que llevaba ya un año persiguiendo. Lo más inquietante era que todas las víctimas eran hombres con una fecha en común. ¿Sería diferente esta vez?

—Encontramos su identificación tirada al final de la calle —pronunció su colega y amigo mientras, con una expresión compasiva, le extendía la tarjeta.

Cuando el detective la aceptó y miró la fecha de nacimiento, supo que este último cuerpo no sería la excepción. Al igual que las anteriores, cumplía años el mismo día que el detective.

Su ventaja principal es que captura inmediatamente la atención del lector, no lo hace esperar, ya le da una probada instantánea de drama. Causa intriga, despierta el lado chismoso de los lectores.

Su desventaja es que representa un desafío para los escritores porque deben hilar bien su explicación para que no resulte confusa, y no es apto para los lectores novatos impacientes que quieren una explicación instantánea y masticada de lo que sucede.


IN EXTREMIS

«In extremis» significa «en el extremo» y consiste en iniciar la historia por el final o cerca del mismo, para luego retroceder y contarnos cómo terminaron en esa situación.

Un ejemplo sería iniciar la novela con el detective acorralado, esposado a un poste, mientras mira con furia al asesino cuyo rostro e identidad se mantienen en sombras. Cuando el asesino sale de las sombras y hace algo inesperado, el tiempo se detiene y volvemos al inicio con un clásico cartelito de «Un año atrás...» o algo por el estilo. Entonces narramos todo de forma ordenada como en ab ovo.

Ej.:

Las esposas mordían la carne de sus muñecas mientras luchaba por quitárselas y alejarse del poste al que lo habían encadenado. Una mordaza contra su boca le impedía gritar. El detective jadeaba, frustrado al saber que lo habían acorralado como a un novato.

Se congeló al oír unos pasos. Giró el rostro, furioso, hacia su maldito captor.

La cabeza del asesino se mantenía en sombras, alejada de la luz que proyectaba la única farola de ese parque abandonado. Solo su silueta se distinguía, pero resultaba imposible afirmar con certeza si era hombre o mujer.

Antes de que la víctima pudiera siquiera gruñirle, dio un paso al frente. Sostenía un pastel con una sola velita.

La sangre abandonó el rostro del detective al reconocer esos ojos. La respuesta había sido obvia todo este tiempo, pero él se negó a considerarla.

—Feliz cumpleaños —susurró su futuro asesino—. ¿Te gustaron mis regalos?

Un año atrás...

El gato saltó a la mesa e intentó robar un trozo de jamón que su humano había apartado para su sándwich.

—¡Deja eso, gato ingrato! —El hombre bajó al animal y terminó de prepararse su desayuno.

La verdad es que este recurso me parece jugar sucio, ya que a veces nos adelantan la parte interesante solo para compensar que el inicio es aburrido, y no es apto para lectores ansiosos, pero en la guerra y en el amor todo se vale, y somos escritores intentando sobrevivir en el mundo cruel de la indiferencia editorial.

Una de sus ventajas principales es el ser ideal para historias que tienen inicios demasiado tranquilos o finales impactantes y que no son compatibles con el in media res. Es como adelantarles una probada del futuro para que sigan leyendo. Además, genera un gran impacto en los lectores y despierta su lado detectivesco deseoso de encontrar pistas que los lleven a ese escenario.

Claro que hay que tener cuidado de no dar demasiados spoilers o, peor, mostrar un escenario anunciado desde la sinopsis pero que sucederá recién después de cien capítulos. ¡Es frustrante que nos hagan esperar tanto para ese momento que prometieron desde el inicio!


¿Cuál es mejor?

Mi favorito es el in medias res, pero en realidad los tres son recursos excelentes cuyo potencial aprovechado depende de la habilidad de cada escritor.

El punto de partida dependerá de cada historia y el efecto que el autor desee conseguir. Cualquier novela puede empezar por el huevo, ya que es el orden lineal del arco clásico. Hay tramas de humor o drama que no tienen un clímax intenso o final impactante como para iniciar con un adelanto de la última parte, pero sí pueden ser compatibles con un inicio caótico si comenzamos con una discusión dramática secundaria y random que sucederá antes del conflicto principal.

Además, como verán, se pueden combinar. El in extremis o el in medias res suelen aparecer seguidos por el ad ovo.

Últimamente me gusta mucho incluir teoría literaria en mis artículos. Ahora sí vamos a consejos más sólidos para crear inicios atractivos.


LOS ESPANTALECTORES

Primero, los repelentes que hay que evitar. Los expertos (escritores random como yo) recomiendan no empezar sus novelas de esta forma (aunque, admitámoslo, todos lo hemos hecho alguna vez):

Divagues filosóficos, reflexiones personales eternas, monólogo interior, metáforas sobreexplotadas: «Del amor al odio hay un paso, y nunca imaginé que nosotros dos lo cruzaríamos. Fuimos dos estrellas fugaces a punto de blablabla». Son demasiado aburridos y ya pasaron de moda. TikTok le quitó la paciencia a las nuevas generaciones y ahora exigen acción desde el primer minuto.

Protagonista despertando por la mañana con el sonido de su alarma y yendo directo al espejo: Sé que es lo más fácil porque básicamente construimos al protagonista desde el inicio de su día, pero este recurso ya está muy gastado por las novelas juveniles, así que mejor evitarlo.

Sueño o pesadilla: Dicen que este recurso traiciona la confianza del lector ya que le miente desde el primer momento cuando le hizo creer que el sueño era una escena real.

Protagonista saludando y presentándose: Ay, por todo lo sagrado, jamás empiecen una novela con «Hola, mi nombre es...» y luego una descripción completa del físico y expediente familiar del protagonista. Es horrible, incómodo y grita escritor novato por todos sus poros. Hay otras fórmulas para insertar esta información más adelante, como recurrir a que otro personaje lo nombre en una conversación.

Descripción eterna del entorno: A mí me encantaba iniciar describiendo el paisaje, pero los profesionales recomiendan evitarlo. En todo caso podrían limitarse a una oración o párrafo muy breve, para pasar pronto a la acción. De cualquier forma, para la primera línea es un inicio débil.

Exposiciones extensas del contexto y cómo era el mundo antes de algún cambio científico o mágico trascendental: Es difícil, sobre todo en ciencia ficción o fantasía, explicar cómo sucedió cierto cambio trascendental en la humanidad, pero bombardear con información al lector recién llegado no es la respuesta. Mejor ir explicando esto de a poquito a lo largo de los capítulos, a través de conversaciones o entrelazando la información a la vida cotidiana de los personajes.

Había una vez, Esta historia comienza cuando y otras fórmulas de cuentos infantiles: A menos que pretendan hacer una sátira, que la primera frase sea esta es demasiado infantil y poco original.

Escenas demasiado tranquilas y lentas con ausencia de un problema o acontecimiento dramático: En el primer capítulo debe ocurrir algo llamativo que aportará a la trama. Si no es la aparición del conflicto principal, que sea un problema secundario y rápido que muestre la personalidad o trabajo de los protagonistas a modo de presentación. Si desean mostrar el día cotidiano, que sea un día difícil que sacuda al protagonista.

Aparición de demasiados personajes que el lector no recordará: Mejor centrarse en los protagonistas y a los demás nombrarlos por su rol de jefe, amigo, hermano, vecino, etc. Ya más tarde les darán nombres e individualidad.

No establecer bien al narrador: Mezclar el hablar en primera persona con dirigirse a los lectores y sumarle descripciones poéticas propias de una tercera persona es un error que se evita si desde el inicio tenemos bien claro quién y cómo será la voz que contará la historia. [Para más información, visite los artículos que hablan de narradores].

Capítulo largo con relleno o detalles excesivos: Es la primera muestra. Sean concisos y eviten dar rodeos o descripciones demasiado detalladas creyendo que es una buena oportunidad para mostrar su prosa poética. Centren esta escena en los hechos y acciones, no tanto en los pensamientos ni descripciones.

Admito que hay millones de libros clásicos bestsellers que empiezan exactamente así, pero los tiempos han cambiado y muchos de nuestros autores en físico favoritos serían un fracaso si los publicaran por primera vez hoy en día. Los lectores ya no tienen tanta paciencia, buscan estimulación instantánea, drama o acción inmediata, textos más breves con menos monólogos internos. Hay excepciones, por supuesto, pero es un hecho que el gusto mayoritario ha cambiado y que nos conviene adaptarnos si nuestro objetivo es que nos lea y disfrute mucha gente.

Además, no es que esas fórmulas estén estrictamente prohibidas. Son las que yo subjetivamente considero que deben evitarse si uno desea escribir algo original y llamativo.


UN GANCHO QUE ATRAPE AL LECTOR

Ahora hablemos de lo que sí recomiendo, qué escenas conviene poner nada más empezar a escribir.

¿Han visto ese recurso de empezar adelantando la mejor parte sin dar demasiados spoilers pero prometiendo drama? Lo usan mucho los noticieros, los influencers de storychismes (gente que filma videos haciendo una receta o maquillándose mientras cuenta un chisme enviado por algún seguidor) y los hilos de Twitter (nunca me acostumbraré a decirle X). Algo estilo: «Les voy a contar de la vez que me contrataron para arruinar una boda y me equivoqué de iglesia», «Se escondió en un ataúd en una sala velatoria y acabó atrapando a un asaltatumbas», «Chismesito: Tiene veinte años, pero se enamoró de un viejo millonario, soltero y sin hijos», «¡Lo que le pasó a Candelaria Redes no fue un accidente! Y tengo pruebas, pero la policía no me escucha».

Eso es un gancho. Breve, dramático, atrapante. Tenemos que lograr algo similar en la primera línea de nuestras novelas.

En el primer capítulo debe ocurrir algo, nunca limitarse a monólogos, descripciones o escenas estáticas y monótonas. Si es impactante, mucho mejor. Toda referencia a tragedia, hechos turbios y chisme es llamativa. Mencionar la muerte, el amor, el sexo, la venganza, la mala suerte, los gatos o las discusiones conyugales es comercial.

En fin, el morbo vende. Por eso hago tantas referencias irónicas a la muerte en mi manual (y porque vengo de una generación que compartía memes sobre querer morir como mecanismo de defensa para sobrellevar las crisis existenciales).

Ahora sí, veamos las opciones. En mi humilde opinión, estos son los mejores ganchos:


DIÁLOGO IMPACTANTE: Recomiendo que la primera línea sea un diálogo revelador y descontextualizado. Tenemos libertad de decir algo que parezca absurdo y abierto a la malinterpretación.

Este inicio indicará que está ocurriendo una conversación intensa, que ya hay acción puesta en marcha y el lector no tendrá que esperar a que pase lo interesante.

Además, se activa el lado chismoso de los lectores porque naturalmente queremos saber de qué se trata la conversación tan salvaje que tenemos a unos pasos, sobre todo si uno de los hablantes acaba de soltar una bomba.

Como extra, permite establecer el tono de la historia, si será alegre u oscura.

Eso sí, inmediatamente después de soltar esa explosión, debe venir una escena muy enérgica o de acción, una discusión, una pelea verbal o física, una persecución o huída, una aventura. Y entrelazada a la acción, la explicación sutil de lo que está sucediendo y quiénes son los personajes.

Amo tanto este recurso que lo uso en casi todas mis novelas.

Ej.:

Agentes del desastre:

—¡¿Cómo pudiste olvidar nuestro aniversario?!

Furiosa, la joven levantó una porción de pizza de su plato y lo abofeteó con ella.

[Inicia con una discusión absurda y divertida entre una pareja en medio de un restaurante. Luego se descubre que era una misión secreta].

Artistas del desencuentro:

—Deja de hacer preguntas y entra al ataúd de una condenada vez.

Valentín parpadeó, todavía somnoliento. Cinco minutos atrás había estado durmiendo plácidamente en su departamento.

[La primera aparición del protagonista inicia con su mejor amigo arrastrándolo a una aventura para atrapar a un ladrón de tumbas. Mientras sucede el viaje a la sala velatoria, se va revelando que es un artista que acaba de regresar de un viaje y que su amigo es detective privado].

Amantes del desencanto:

—Dejen de gritar —murmuró somnolienta, sin abrir los ojos—. Una vez que el oso se alimente de los primeros, los demás saldremos ilesos.

Se giró en la bolsa de dormir, ignorando los llamados de auxilio de sus compañeros.

[Inicia con la protagonista de campamento siendo despertada porque su némesis decidió jugarle una broma a todos al disfrazarse de oso, lo que seguirá con ella persiguiéndolo con un tronco y ambos cayendo al río].


DESCRIPCIÓN VÍVIDA Y ORIGINAL: Con esto no digo que describan un paisaje irrelevante. Empezar con este recurso es ideal cuando el libro está ambientado en lugar novedoso como un cementerio, una cafetería de gatos, una playa nudista, una casa embrujada, etc. También pueden describir al protagonista si tiene algo destacable o enigmático. Aprovechen de usar los cinco sentidos para darle más color y vida. Igual debe ser un párrafo breve e inmediatamente después necesita ocurrir algo interesante.

Este inicio encaja perfecto si desean iniciar el capítulo tranquilamente y darle un remate dramático, pero me temo que sigue siendo un gancho débil al lado de los otros.

Ej.:

Los descendientes de Cupido habían aprendido que la inteligencia era mucho más afilada y certera que una flecha de oro. Como lobos románticos disfrazados de corderos, aguardaban la oportunidad perfecta para lanzarse sobre sus presas.

De ojos cálidos como una tarde de verano y rostro arrugado enmarcado por una canasta de rulos plateados, Celestine era la clase de abuela cuya mayor sorpresa que podría dar sería encontrarle un tarro redondo lleno de galletas en vez de agujas e hilos.

[Artistas del desencuentro, inicia con una descripción enigmática de Cupido, luego describe a una anciana que parece inofensiva y resulta ser jefa de una agencia secreta].


DESCRIPCIÓN DE UN OBJETO MISTERIOSO: Similar al anterior pero centrado en un elemento específico. Este inicio sirve cuando, justamente, hay un objeto llamativo y destacable en el escenario que será el catalizador de la trama o el origen de un problema. Es como empezar describiendo el cadáver cuya identidad y causa de muerte deberá investigar el detective, o el amuleto mágico que acaba de caer en la cabeza del protagonista. Mientras más absurdo, turbio, inesperado o extraño sea el objeto, más poderoso será el gancho.

Ej.:

El bikini era de color rojo pasión y minúsculo, de esos que enseñaban hasta la tabla periódica si su propietaria se inclinaba demasiado. No me atrevería a cuestionar el sentido del gusto de las mujeres, cada una era libre de usar lo que quisiera. De hecho, no le habría dado mayor importancia si no se tratara de un conjunto que acababa de encontrar bajo la cama de mi prometido.


MONÓLOGO INTERIOR BREVE Y CONCISO: Nunca recomiendo esto porque es un gancho muy débil y puede ser aburrido, pero si se centra en la acción, en un problema que está ocurriendo en ese momento, aparece algún elemento morboso como los que mencioné y se limitan a un solo párrafo, podría servir.

Ej.:

Debió imaginar que su vida sería inusual cuando lo declararon muerto a los tres minutos de nacer. Fue un milagro que su corazón volviera a latir treinta segundos después.

[La montaña de las cenizas azules, inicia con el protagonista frente a la estación de trenes en medio de un pueblo montañoso, descubriendo que se equivocó de destino y que estará varado una semana].


PREGUNTA RETÓRICA: Esta es casi tan poderosa como el diálogo revelador. Una pregunta inicial despierta curiosidad. Puede aparecer en forma de diálogo o insertada en la misma narración. Sirve para historias que no tienen mucha acción, sino que su fuerte es el drama o el suspenso. Es importante que sea original, no algo obvio ni una frase sobreexplotada.

Ej.:

—¿Reconocerían a un monstruo si lo tuvieran ante sus ojos?

La pregunta resonó por todo el salón, un semicírculo similar a un anfiteatro ocupado por centenares de estudiantes universitarios. El profesor se mantenía de pie ante su escritorio, con los brazos ocultos tras su espalda. Sus ojos recorrían a los silenciosos pupilos.

[Reflejos a media luz: secretos de monstruos, comienza con un profesor hablando en su seminario sobre psicópatas, seguido por las intervenciones de quienes serán los narradores de la novela].


ACCIÓN REPENTINA: Este también está en el top 3 de los inicios más poderosos. Siempre podemos saltar el diálogo e ir directo a la acción brusca y repentina. El protagonista esquivando un puñetazo, cayéndose sobre una mesa de postres, derramando café sobre la computadora que tenía su tesis sin haber guardado respaldo, o saltando de un edificio. Esto es ideal si tenemos un torpe torpe o experto en atraer problemas.

Ej.:

Levantó la pierna y pateó la madera con tal fuerza que la cerradura reventó. La puerta impactó contra la pared, salpicando astillas por doquier. El eco resonó por toda la casa.

Sus hermanos, que hasta ese momento habían estado jugando videojuegos, quedaron petrificados. La miraron con la boca abierta. Nadie se atrevió a respirar.

Ella permanecía de pie bajo el umbral, el instinto asesino reflejado en sus pupilas.

—¿Quién fue el bastardo que se comió mis chocolates?


CARTA O DIARIO: Este recurso es precioso, inspira nostalgia o inquietud y cautiva si está bien implementado.

Se trata de incluir un fragmento de una carta o diario al inicio del capítulo, en primera o segunda persona. Al final se le agrega una frase tipo «Del diario de A» o «Memorias de B». Luego se continúa contando la novela con el narrador elegido.

Esto es muy útil si desean incluir una historia paralela a la trama principal, algo que ocurrió en el pasado y que tendrá relevancia en el presente. Pueden intercalar fragmentos de diarios íntimos o cartas cada ciertos capítulos.


NOTICIA O ANUNCIO EXTERNO: Otra opción es insertar el titular de una noticia periodística impactante y después indicar que el protagonista la está leyendo o escuchando mientras hace otra actividad.

El formato de esto varía. Si es una oración leída en voz baja, se podría poner entre comillas ya que cuenta como pensamientos. Si está dicha en voz alta, se agrega como diálogo con guiones. Si es la noticia directamente, supongo que con el texto centrado o en cursiva, depende los criterios estéticos de cada quien.

Ej.:

SE CONFIRMA QUE LOS OSOS SON VEGETARIANOS.

Estos mamíferos llevan una dieta balanceada compuesta principalmente por zanahorias...

El joven leía la noticia en su celular mientras descansaba la espalda contra el tronco de un árbol. Mantenía una de sus piernas flexionadas y otra extendida sobre la gruesa rama a la que había subido.

Entornó los ojos, pensativo. Bajó la vista al animal furioso que rugía a tan solo unos metros, parado sobre sus patas traseras, desgarrando con sus zarpas la corteza. La saliva de su boca era una clara señal de haber encontrado un delicioso aperitivo.

—El que escribió esto tiene un boleto premium al infierno —suspiró.


ESCENA DEL PASADO (FLASHBACK): Cualquiera de los elementos anteriores que elijan puede ser sobre alguna escena del pasado. Algo muy interesante que le haya pasado al protagonista y que, para bien o para mal, lo haya marcado hasta su presente.

Pueden comenzar el capítulo con una fecha o frase que indique el tiempo a modo de subtítulo como «Reserva Natural Yavalimos, 2021» o «Cuatro años atrás...». Aunque algunos recomiendan insertar esa aclaración en la narración y no como un subtítulo, en mi opinión de ambas formas se ve bien.

Si desean empezar con una escena del pasado, es importante que tenga relevancia para la trama y que esté alejada de la línea temporal actual porque sino parecerá más un hecho del presente.

Aquí suelen usarse historias de la infancia, algún evento traumático o precioso. Otra opción es aprovechar, ya que este primer capítulo puede ser muy diferente al resto de la novela, y mostrar una escena de otros personajes desatando el conflicto que años más tarde los protagonistas deberán resolver.


ESCENA DEL FUTURO (FLASHFORWARD): Lo mismo que el anterior pero mostrando una escena del futuro. O sea, lo que dije cuando hablé del punto de partida in extremis.

Sirve cuando el final de la historia es dramático o trágico (o aparenta ser fatal pero después se descubrirá que hay un desenlace feliz). Normalmente se usa para crear una sensación de fatalidad inminente, crea expectación.

Aunque también puede tener un tono optimista si muestran una escena del futuro donde el protagonista al fin es libre de la crueldad a la que será sometido durante toda la novela. En varias historias románticas suelen mostrar como primera escena a los protagonistas en una situación muy comprometedora, prometiendo un encuentro picante, y terminar el capítulo en la mejor parte para que los lectores sigan avanzando, ansiosos por llegar a ese momento.


EL PLOT TWIST O CLIFFHANGER IMPRESCINDIBLE

Plot twist significa giro inesperado. Cliffhanger son esas escenas que terminan en un punto de máxima tensión, normalmente porque insinúan algo que se comprenderá solo si siguen leyendo, dejando al espectador con la necesidad de saber más.

Considero que nunca debería faltar uno de estos dos (o ambos) en el primer capítulo. Si consiguen crear un buen giro de trama, maravilloso. Sino, dejar la escena colgando de un hilo es más fácil, es terminar justo después de que pase algo increíble y antes de que podamos conocer la reacción del protagonista. También pueden usarse juntos, no es como si nos pusiéramos a desarmar los recursos literarios cuando leemos.

Ya en el futuro escribiré un artículo sobre este par (siempre digo lo mismo y me olvido, este manual está lleno de esa frase). Hoy me limitaré a su utilidad en las primeras páginas de una novela.

Sería espectacular si consiguen terminar el primer capítulo con algún giro inesperado y original, un algo no era lo que parecía que deje a los lectores asombrados y admirados, queriendo más. Como empezar narrando una fiesta que resultó ser una reunión de mafiosos, o intentar confesarse a su amor platónico y accidentalmente decirle la declaración a su enemigo. El protagonista podría recibir o dar una noticia sorprendente, extraña o salvaje que dará pie al conflicto principal.

Y damos el hachazo de fin del capítulo justo antes de conocer las consecuencias de ese acto.


En conclusión...

Hay tres puntos de partida para escribir una historia: desde el inicio, en medio del conflicto o adelantando el final.

Hay varios clichés que es conveniente evitar, y recursos espectaculares que pueden usar.

No hay una sola fórmula del éxito. Depende del autor, su manera de usar las herramientas que posea y las necesidades de cada historia.

Ahora que están empezando a escribir una novela, no olviden estas reglas sagradas: DISFRUTEN... Y NUNCA EDITEN MIENTRAS ESCRIBEN.

Insisto. ¿No les gustó cómo quedó el primer capítulo? ¡No importa! Avancen al segundo sin mirar atrás. Si en algún momento se les ocurre otra escena épica para iniciar, la escriben aparte y después la insertan. Jamás editen mientras van desarrollando la historia. Solo está permitido cuando terminaron el último capítulo.

Sigan ese consejo si no desean caer al mar del Bloqueo Escritor, acorralados por el feroz Síndrome del Impostor con los cadáveres de las infinitas obras abandonadas flotando a su alrededor.

¡Y diviértanse mientras escriben! Nadie nos está pagando por esto (mis consejos motivacionales están a otro nivel, lo sé). ¡Somos libres! Aprovechen que en la Literatura es gratis romper cosas caras, deshacernos de nuestros enemigos, encontrar el amor verdadero y vivir la fantasía mágica y salvaje de ser artistas bien remunerados con casa y vehículo propios en Latam.


Y eso fue todo sobre cómo escribir el primer capítulo. Algún día hablaré de cómo hacer el último, sé que inserté consejos de eso dispersos en varios artículos.

¿Alguna duda? ¿Se entendió todo?

Me quedó demasiado largo y ya saben que le tengo fobia a los textos digitales extensos. Iba a dividirlo en dos, pero mejor lo dejaré así, ya que se ve ordenado.

Ya va siendo hora de reorganizar y revisar esta guía si algún día quiero publicarla en físico (no hoy, no mañana ni el próximo año... pero algún día).

A propósito, ¿qué opinan de dejar atrás los subtítulos absurdos de cada capítulo y cambiarlos por nombres normales?

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