El final del túnel
En esta ocasión traigo algunos consejos para escribir finales. La verdad es que no es un tema que domine, pero aquí va lo que he aprendido hasta ahora.
Analicemos primero la estructura de un final:
1. CLÍMAX: Es el punto de máxima tensión y emoción. Todo el conflicto desemboca en este momento.
Es lo que llamo la batalla final porque involucra una confrontación, el protagonista se enfrenta al desafío de su vida que decidirá el rumbo de su destino y el éxito o fracaso de su misión. El exceso de drama es necesario, obviamente. El adversario puede ser un humano, otra criatura, una fuerza de la naturaleza o un problemilla interno.
Suele incluir un plot twist o giro inesperado, se revela un secreto (cuyas pistas ya se habían anticipado) que sorprende a los lectores.
2. RESOLUCIÓN: Es el resultado del clímax, el desenlace del conflicto y la revelación de los resultados.
Es decir, se resuelve el gran problema de la novela. Los protagonistas ganaron, perdieron o empataron.
Como toda batalla, hay consecuencias graves o leves dependiendo de la trama. Además, después de esa sacudida se manifiesta alguna evolución en los protagonistas.
3. DESENLACE: Es el cierre de la historia, momento en el que se deja alguna reflexión o se muestra la vida de los personajes tiempo después de tanto caos. Aprovechan de atar cabos sueltos y despedirse. Puede tener forma de epílogo.
Vamos con algunos ejemplos:
En una novela de amor el clímax sería el momento de la gran confesión, la resolución podría ser la aceptación o ruptura de ese amor y el desenlace vendría a mostrarnos qué sucedió tiempo después con esa pareja.
En una novela policial el clímax sería la revelación del asesino y sus última lucha contra el detective, en la resolución veríamos quién gana y en el desenlace conoceríamos cómo ha cambiado la vida de los involucrados después de esa experiencia traumática.
LOS POZOS PELIGROSOS
Vamos ahora con lo que no hay que hacer. Para hacer un buen final, recomiendo evitar:
-Que todo se resuelva mágica y apresuradamente con el poder del guión: Eviten los deus ex machina (cuando todo se soluciona milagrosamente con la aparición de un personaje o elemento salido de la nada). Tenemos que haber dejado pistas antes de las herramientas y estrategias que el protagonista o el antagonista usará para ganar la batalla.
-Todos reciben el mismo final feliz: No olviden que hay distintas formas de felicidad. Es muy de telenovela que todo el mundo termine plenamente feliz, con empleo estable, en pareja y con hijos.
-Falta de realismo en cuestiones psicológicas: Si escribimos una historia realista y los protagonistas pasaron por experiencias extremadamente traumáticas, aunque al final hayan derrotado al villano no debemos olvidar que los traumas perduran y necesitan terapia o mucho tiempo para sanar. No es lógico poner que un personaje que perdió a toda su familia esté como si nada al año siguiente solo porque se va a casar.
-Incluir nuevos personajes con gran relevancia: Si insertamos un personaje nuevo a esta altura del guión, debe ser muy secundario o los lectores se sentirán confundidos porque saben que no habrá suficiente tiempo para darle el desarrollo necesario.
-Incongruencias por el bien de la secuela: Si quieren escribir una segunda parte, es jugar sucio dejar el primer libro completamente abierto, sin haber cerrado ni siquiera el primer arco o con la vida de los protagonistas pendiendo de un hilo. Y es aún peor cuando, ya solucionado todo, surge en el último capítulo una tragedia (de la que ni siquiera había señales) sacada de donde no les da el sol. Hay formas más sutiles y satisfactorias de invitar a los lectores a leer el próximo libro.
-Forzar un final feliz o trágico: Hay historias que desde el principio se inclinan a la tristeza o a la alegría. Las comedias románticas suelen tener final feliz o agridulce optimista porque si intentan cerrarlas con una tragedia solo conseguirán lectores emputados. Lo mismo con historias súper tóxicas y enfermizas cuya conclusión lógica es desvivir a los protagonistas de un modo muy turbio y no mostrarlos curados con el poder del amor. Escuchen lo que pide la trama.
-Dar explicaciones excesivas: Cuidado con explicar en detalle cada cosa que sucedió al final. Intenten mostrar, no contar. Por ejemplo, ¿quieren saber qué pasó con el mejor amigo que intentaba entrar a la universidad? Muestren una escena donde diga que está estudiando para sus exámenes y los lectores entenderán que sí lo logró. Si desean contar que mejoró la relación del protagonista con sus padres, con verlo sonreír al ver la foto familiar ya queda claro que sí.
-Dejar cabos sueltos: Para esto resulta muy útil el epílogo y los flashback, algo que explicaré a continuación.
-Escenas muy sobreexplotadas: como la pareja casándose y teniendo hijos (aunque hay que admitir que eso vende, así que no juzgo a quien lo hace), el protagonista habiendo tenido éxito en todos sus objetivos con su vida completamente solucionada, etc.
¿QUÉ DEBEN TENER EN CUENTA?
1. ANALIZAR LOS CONFLICTOS PRINCIPALES:
No nos desviemos de lo que hemos estado desarrollando. El final debe ser acorde a ello.
¿Cuáles son los temas más importantes que han ido explotando en la novela?
¿Qué mensaje han pretendido dar a los lectores?
¿Cuáles son los problemas claves que han estado enfrentando los protagonistas?
2. CERRAR LAS TRAMAS PRINCIPALES:
Ya sea una historia de amor o de supervivencia, el protagonista debió enfrentarse a una serie de desafíos.
Resolución clara y lógica: Es necesario que esto se resuelva, ya sea de forma trágica, optimista o ambigua. Deben pensar una resolución lógica, siguiendo pistas que ya se han sembrado y respetando el tono general de la historia. ¡También debe ser clara! Si es un final confuso que deja a todos los lectores sin entender, definitivamente están haciendo algo mal.
Consecuencias para los personajes: Analicen cómo la novela ha afectado a los personajes principales. Para bien o para mal deben haber cambiado.
3. MOSTRAR EL DESARROLLO DE LOS PERSONAJES:
Si comparamos a los protagonistas del inicio con los del final, algo en sus vidas debe haber cambiado, enfrentaron un asunto pendiente, superaron o desarrollaron algún temor, consiguieron algo que no sabían que necesitaban. Esto se debe evidenciar en el final. Necesitan mostrarlos haciendo eso que al principio no podían hacer.
Por ejemplo, un protagonista muy introvertido y solitario al inicio podría mostrarse al final sonriendo mientras acuerda por teléfono salir con los amigos que hizo en el camino. Caso contrario sería si empezó siendo extrovertido alocado y terminó traumatizado con agorafobia.
Intenten cerrar los arcos más importantes. Por ejemplo, puede que hayan abierto el tema del protagonista teniendo una mala relación con su madre que nunca se solucionará, pero pueden cerrarla resignándose a que no volverán a hablarse o con el optimismo de que en el futuro llegará la reconciliación. De esa forma no quedará como cabo suelto.
4. DEFINIR LA EMOCIÓN PREDOMINANTE:
¿Qué emoción desean dejar a los lectores? ¿Cuáles han predominado durante toda la novela?
De esto dependerá el sabor que les quedará al terminar el libro.
Algunos disfrutan de leer historias que destruyan su estabilidad emocional, los deje llorando por la muerte de un personaje inexistente y con necesidad de terapia. Otros aman quedarse con una sonrisa optimista al concluir una escena feliz donde los buenos vencieron y los malvados fueron castigados. Algunos se inclinan por historias más melancólicas, reflexivas o perturbadoras.
Respeten el estilo y tono. El final debe coincidir con el resto de la novela. No puede cerrarse con una escena cómica y ligera si todos los capítulos fueron sombríos y serios. Escuchen y sientan lo que la trama pide.
5. INCLUIR UN PLOT TWIST
Un plot twist es un giro inesperado. La clave para crear un gran final es guardarse una revelación dramática para el momento culminante (el clímax).
Aquí es donde se descubre que el villano en realidad era un amigo o familiar, que la persona que tanto lucharon por conquistar ya tenía planes de mudarse fuera de Latinoamérica, que el verdadero heredero de los terrenos de la abuela era el gato, etc.
Si se les ocurre algo épico y original aquí estaría espectacular. Sino, puede ser una revelación más tranquila. En lo personal, los plot twist se me ocurren cuando voy escribiendo la segunda mitad de la novela.
6. INCLUIR UN PLOT TWIST SECUNDARIO PARA LAS ÚLTIMAS LÍNEAS:
Esto es algo que ayuda a cerrar con broche de oro las historias y dispara la satisfacción de los lectores.
Guarden un pequeño secreto para revelar en los últimos párrafos (normalmente en el epílogo), después de que se resolvió el conflicto principal.
Sería un plot twist que no cambie la resolución del conflicto pero a la vez sorprenda a los lectores y los haga ver desde una nueva perspectiva parte de lo que leyeron.
Por ejemplo, consiguieron derrotar al villano y destruir su organización pero en realidad la verdadera mente maestra fue su asistente y consiguió escapar. O algo cómico como que se descubra que el personaje inocente al que tanto les costó enseñarle técnicas de seducción resultó ser más salvaje de lo que imaginaron.
Este elemento ayuda muchísimo a reforzar resoluciones que pueden haber quedado predecibles.
7. ELEGIR EL TIPO DE FINAL:
De acuerdo a todo lo que analizaron hasta ahora, ¿cuál será más adecuado según la trama y sus intenciones?
a. Final cerrado: El favorito de la mayoría. Todos los arcos se resuelven, queda la sensación de que no hay más historia que contar.
b. Final abierto: El enemigo de muchos, pero la verdad es que es perfecto para algunos casos. Deja algunas preguntas sin respuesta, lo que invita a la reflexión, y queda a cargo de cada lector imaginar el destino de los protagonistas.
Otras clasificaciones podrían ser:
a. Final feliz: Este me encanta, hay que admitirlo. Los malos pierden, los buenos ganan, la parejita se queda junta, el personaje favorito del fandom sobrevive. Aunque no lo crean, no tiene por qué ser predecible. Pueden hacerse finales felices sorprendentes y originales, dependerá del ingenio y creatividad del autor.
b. Final trágico: El protagonista no logra su objetivo, o lo consigue pero sufre una pérdida demasiado grave como para considerarse victorioso. Hay mucho dolor y sufrimiento aquí.
c. Final agridulce: Combina elementos de los finales felices y trágicos. El protagonista puede haber alcanzado a medias su objetivo, pero perdió algo importante y no termina de decidir si se siente bien o mal.
d. Final circular: Este me encanta porque se enfoca en el desarrollo del protagonista. La historia termina en el mismo punto en el que comenzó, pero gracias a tantos desafíos el protagonista ha cambiado o aprendido algo importante.
e. Final irónico: Un tipo de final inesperado en el que el desenlace contradice las expectativas del lector o del protagonista.
f. Final suspensivo: Un tipo de final abierto más cruel. El arco principal queda completamente abierto y el destino de los personajes es incierto porque han quedado al límite. Solo sirve para cuando desean hacer una segunda parte pero, insisto, no deberían ser tan abiertos o los lectores sentirán que perdieron su tiempo y terminaron con las manos vacías de respuestas.
g. Final sorprendente: El desenlace viene con un giro inesperado impactante que deja a los lectores aturdidos, reflexionando y dándose cuenta de que nada fue lo que parecía.
h. Final ambiguo: La conclusión es clara hablando de hechos objetivos, pero la interpretación queda abierta a distintas posibilidades y dependerá de cada lector adoptar la que más desee.
EL EPÍLOGO
El epílogo es una escena extra al final del libro que narra hechos que suceden cuando el conflicto principal ya se resolvió. Es opcional, algunas historias lo requieren y para otras es innecesario. Puede ser un momento tranquilo o una última aventura relativamente inofensiva.
Contrario a la creencia popular, no sirve solo para incluir fanservice de los protagonistas en su boda o reproduciéndose.
De hecho, las mejores formas de aprovecharlos son las siguientes:
-Atar cabos sueltos: Todos los arcos secundarios pueden ser cerrados aquí, que no quede ningún hueco argumental.
-Pantallazo del futuro: Pueden contar qué fue de los personajes tiempo después de tanto caos, cómo los está tratando la vida.
-Variación de la perspectiva: Al igual que el Capítulo 0/Introducción, el Epílogo tiene relativa libertad, así que pueden darse el lujo de usar otro narrador, otra perspectiva, sin que luzca desconectado. Obviamente si deciden usar este recurso debe ser una escena necesaria, no relleno.
-Introducción a una secuela: Sin dar un giro violento que arruine toda la novela, aquí pueden aprovechar de dar pistas o abrir la puerta a un segundo libro.
¿Cuándo es muy necesario un epílogo?
Si el último capítulo terminó de forma súper épica, como con una explosión o una confesión espectacular que cierra perfecto el conflicto principal, perdería totalmente su impacto si lo continúan contando cómo el protagonista rehizo su vida, fue a terapia, la vida aburrida pero feliz siguió su curso, etc.
Lo ideal es terminar el capítulo en esa escena épica, con una frase memorable y satisfactoria... y agregar un epílogo donde muestren el estado del protagonista tiempo después, adaptándose a su nueva vida y sabiduría.
La riqueza del flashback
Para esto es muy útil el recurso flashback. En el epílogo pueden mostrar una escena optimista del protagonista haciendo algo cotidiano o dirigiéndose a algún evento importante para su nueva vida y, en medio de esas acciones, incluir pensamientos, reflexiones o recuerdos de todo lo que ha ocurrido desde el último capítulo. Así conseguirán mostrar distintos escenarios y tiempos en un solo capítulo. De paso explicarán todas las dudas y atarán los cabos sueltos.
LA ÚLTIMA LÍNEA
Incluyan o no un epílogo, el último párrafo de cada novela debe ser poderoso, dramático, significativo. Quizá no se les ocurra en el primer borrador sino cuando están terminando de editar.
Puede ser una pregunta, un diálogo, una reflexión, un mensaje, una promesa, etc. ¡Si hace referencia al título es un extra de drama!
Les dejo algunos ejemplos de mis últimos párrafos, a ver si adivinan a qué libros pertenecen:
1) —Cuando sus mundos se estabilicen y encuentren su paz interior. Cuando sean felices en su soledad —explicó con suavidad—. Solo entonces, estarán listos para ser arrastrados a ese encantador desastre llamado amor.
2) Pasó entre ambos, silbando una vieja canción de amor. El felino lo siguió con el orgullo de quien había sido testigo de la instalación de una bomba que estallaría tras su partida.
3) —Querida Leya, apenas has visto la punta del iceberg. —Una sonrisa felina curvó sus labios—. Bienvenida a la verdadera boca del lobo conocida como la familia Del Valle Solei.
4) ¿Sabe lo que aprendí de mi estadía en el infierno, profesor? En el alma de cada ser humano duerme una profunda oscuridad que solo los más afortunados tienen por destino jamás despertar.
5) ¿Cuánto tiempo creen poder controlar al monstruo que aparece cada vez que se contemplan al espejo?
¿Cuántos consiguieron adivinar? Mi tendencia a hacer referencia al título en la última oración me delata.
En conclusión, no hay una fórmula mágica para escribir un buen final. Lo importante es que aten todos los cabos sueltos y sea congruente con el resto de la trama. Es imprescindible que los personajes principales experimenten alguna evolución. Que se les ocurra un buen plot twist sería lo ideal. Queda a criterio de cada uno.
Como dije al inicio, este no es un tema que domine, pero me lo estuvieron pidiendo, así que algún día (tal vez la procrastinación me lo permita antes de que pasen cinco años) reescribiré este artículo.
¿Les resultó de utilidad?
¿Qué tan bien se les da escribir finales? En mi caso tengo algunos bien épicos y geniales («Agentes del desastre» y «Dos gotas carmesí»), otros inesperados y cómicos («Artistas del desencuentro»), y varios simplemente alegres y satisfactorios («Amantes del desencanto» y «El bosque de la fortuna roja»). Es difícil hacer finales épicos.
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