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el Dios de la guerra vs el Dios de las artes marciales.


Lu Bu, con su cuerpo aún cubierto de vendajes y marcas de batalla, entrenaba en silencio, sus movimientos precisos y llenos de fuerza.

Una gran sonrisa se formaba en su rostro mientras recordaba las intensas peleas que había tenido contra Togo, Honda, y Choko. Cada uno de ellos había sido un rival formidable, digno de respeto, y las cicatrices en su piel eran un testimonio de esas épicas batallas. Sin embargo, había algo que aún lo intrigaba profundamente.

Durante su recuperación en la enfermería, Choko lo había visitado. En medio de la conversación, el guerrero había mencionado algo que captó por completo la atención de Lu Bu:

había alguien que superaba incluso a él mismo en fuerza y habilidades. Choko, con seriedad, le había indicado la dirección de un lugar, un sitio cerca de un hermoso lago donde esa misteriosa persona se encontraba.

La curiosidad de Lu Bu creció; no podía imaginar que alguien poseyera una potencia de ataque superior a la de Togo, la velocidad y resistencia de Honda, o una fuerza mayor a la de Choko.

Pero el desafío implícito en las palabras de Choko despertó en él un interés insaciable.

Con su mente fija en descubrir quién era aquel guerrero legendario, Lu Bu se dirigió hacia el lugar señalado, con cada paso acelerando su pulso, la emoción de una nueva batalla llenando su espíritu.

El camino lo llevó a través de un paisaje sereno, hasta que finalmente, entre los árboles y bajo la luz suave del sol, llegó al hermoso lago. 

El agua tranquila reflejaba su imagen y el entorno, y un silencio casi sagrado envolvía el lugar. Lu Bu avanzó, sus ojos buscando señales de aquel guerrero que, según las palabras de Choko, poseía una fuerza sin igual.

Lu Bu llegó al claro del lago, esperando encontrarse con un guerrero imponente, alguien cuya apariencia reflejara la fuerza que Choko le había prometido.

Sin embargo, al entrar en la zona, su sorpresa fue inmensa al ver a Choko, aún con vendajes y heridas, acompañado por dos hermosas mujeres vestidas con trajes de enfermeras inspirados en el Japón feudal, con kimonos pequeños pero cómodos que les permitían moverse con agilidad mientras atendían a un hombre... que parecía cualquier cosa menos un guerrero formidable.

¡¡SU EXISTENCIA YA ES LA DE UN DIOS. ¡SIENDO EL FUNDADOR DEL SHINKAGE-RYŪ, FUE EL GRAN MAESTRO DE YAGYŪ MUNENORI Y HŌZŌIN INSHUN!!

Allí, descansando en una carretilla buggy de tamaño adulto, se encontraba un anciano de aspecto frágil y diminuto, notablemente envejecido. Su rostro, cubierto por una maraña de cabello blanco largo y revuelto, apenas dejaba ver sus ojos bajo unas cejas igualmente espesas y una barba que le llegaba casi al suelo.

¡NO ES POSIBLE HABLAR DE ALGO COMO LA HISTORIA DE LA ESPADA SIN SU FIGURA!

Su expresión era tranquila, de sabiduría y satisfacción, como si todo en el mundo estuviera en perfecto equilibrio a su alrededor.

¡¡RECONOCIDO COMO EL SANTO DE LA ESPADA MUCHOS DE SUS ESTUDIANTES SE CONVIRTIERON EN ESPADACHINES DE RENOMBRE QUE FUNDARON SUS PROPIAS ESCUELAS!!

El anciano vestía un kimono simple de color claro y un hakama blanco, prendas que parecían reforzar su fragilidad y sencillez. A su lado izquierdo, bien atadas, llevaba dos espadas; las armas descansaban tranquilamente contra su costado, aunque parecían esperar el momento justo para ser desenvainadas. Descalzo y flanqueado por sus dos sirvientas femeninas, el anciano no encajaba en la imagen que Lu Bu tenía de un guerrero invencible.

¡¡EL SANTO DE LA ESPADA!!

¡¡EL DIOS DE LAS ARTES MARCIALES!!

Choko, al notar la sorpresa en el rostro de Lu Bu, sonrió levemente, como si hubiera esperado esa reacción. El anciano, sin embargo, permaneció inmóvil, su expresión inmutable, aunque algo en su presencia irradiaba una autoridad que Lu Bu no pudo ignorar.

???:—Así que... tú eres el famoso Lu Bu —murmuró el anciano con voz suave, apenas audible, pero que de algún modo alcanzó a todos los presentes.

¡¡KAMIIZUMI ISE-NO-KAMI NOBUTSUNA!!

Lu Bu frunció el ceño, su instinto de guerrero agudizándose mientras lo observaba con una mezcla de curiosidad y respeto. Había venido esperando a un titán, pero este hombre frente a él tenía una energía diferente... una fuerza escondida bajo la apariencia de fragilidad.

El anciano se presentó con una voz calmada y profunda, que parecía resonar en el aire mismo:

???:—Soy Kamiizumi Ise no Kami Nobutsuna, fundador del estilo Shinkage-Ryu.

Al escuchar ese nombre, Lu Bu entrecerró los ojos, reconociendo la fama de uno de los mejores espadachines de Japón. Choko, de pie al lado del anciano, asintió con respeto y explicó con una sonrisa:

Choko:—Es increíblemente fuerte, Lu Bu. Para mí, él es un verdadero maestro.

Sin previo aviso, Kamiizumi se puso de pie con un salto ágil, que sorprendió a Lu Bu, mostrando una vitalidad que desmentía su apariencia frágil.

Con calma, tomó su larga espada Uchigatana, pero sin desenfundarla, y caminó hacia una zona despejada junto al lago. 

Con un simple gesto, invitó a Lu Bu a acercarse, sugiriendo con su actitud que, si realmente deseaba luchar, debía seguirlo.

Lu Bu sintió una chispa de emoción y desafío. Al ver que Kamiizumi aún no desenfundaba su espada, decidió dejar su alabarda Fāng Tiān Huà Jǐ a un lado, con el respeto que merecía un enfrentamiento entre verdaderos maestros.

Si su oponente no desenvainaba, él también pelearía en igualdad de condiciones.

Con una sonrisa ansiosa en su rostro, Lu Bu avanzó hacia el anciano, quien lo esperaba pacientemente junto al lago.

En silencio, ambos guerreros tomaron posiciones, y el ambiente se volvió denso, cargado con la expectativa de un duelo que pondría a prueba no solo su fuerza física, sino también su habilidad y experiencia acumulada.

Kamiizumi, con una expresión serena y confiada, observaba a Lu Bu, y en su postura tranquila se notaba la destreza y la sabiduría de alguien que había perfeccionado cada movimiento a lo largo de toda una vida.

Kamiizumi:—Que lugar tan genial es este ¿no crees pequeño Lü bu? ¡Me gustaría ver tantas técnicas como sea posible no seré muy duro contigo al principio a si que no tengas miedo y ven por mi!

Lu Bu adoptó una postura inusual, posicionándose como una bestia en cuatro patas mientras bombeaba sus músculos hasta el límite, su cuerpo lleno de una energía salvaje y desbordante.

Con un rugido, salió disparado hacia Kamiizumi, el suelo bajo él destrozándose con la fuerza de su impulso.

https://youtu.be/ulQIXCSCJeo

Lu Bu Balanceó su puño en un brutal gancho, dispuesto a derribar al anciano con un solo golpe. Sin embargo, Kamiizumi simplemente se movió a un lado, esquivando el ataque con la facilidad y la precisión de alguien que dominaba cada milímetro de su propio cuerpo.

Sorprendido pero determinado, Lu Bu lanzó una lluvia de golpes feroces, cada uno de ellos más fuerte y rápido que el anterior, tratando de alcanzar al anciano con su furia incontrolable.

Pero Kamiizumi esquivaba cada golpe como si fueran simples movimientos de práctica.

Su cuerpo se movía con gracia y elegancia, deslizándose de un lado a otro y torciendo su postura para evitar cada embate, como si anticipara los ataques de Lu Bu antes de que estos fueran lanzados.

Frustrado y desconcertado, Lu Bu retrocedió por un momento, evaluando a su oponente con una mezcla de respeto y molestia.

Decidido a cambiar su enfoque, tomó impulso y lanzó una patada misil, poniendo todo su peso y poder en el ataque.

Pero una vez más, Kamiizumi evitó el golpe sin esfuerzo alguno, dando un salto ágil y ejecutando una voltereta con calma y precisión, aterrizando fuera de la trayectoria de la patada de Lu Bu.

El guerrero chino, ahora visiblemente molesto pero también asombrado, cargó de nuevo, lanzándose con renovada fuerza.

Sin embargo, Kamiizumi continuaba esquivando cada uno de sus ataques, su expresión serena e imperturbable.

Sus movimientos eran tan fluidos y ligeros que parecía estar deslizándose sobre el suelo, siempre torciendo su cuerpo o dando pequeños saltos para mantenerse fuera de la línea de los poderosos golpes de Lu Bu.

Lo más impresionante era que Kamiizumi ni siquiera había desenvainado su espada.

A pesar de la abrumadora fuerza y velocidad de Lu Bu, el anciano se mantenía en una postura tranquila, usando solo su cuerpo y su habilidad para evitar los ataques.

Era como si sus movimientos fueran una danza, una demostración de su dominio absoluto del combate sin siquiera necesitar usar su arma.


Esto es debido al Kinjiten:

Por su traducción: "Mano Prohibida"

En el periodo Edo de la historia que conocemos, debido a la excesiva fuerza del rikishi que presumía ser inigualable, Raiden Tameemon, se vieron en la necesidad de hacer que el Harite, el Teppou, el Sabaori y el Kannuki fueran kinjite para él. oxease prohibidos por completo.

Para el santo de la espada, Kamiizumi Ise-no-Kami Nobutsuna, desenvainar su espada es un Kinjiten. Además...

ESE KINJITE NO HA SIDO ROTO EN MÁS DE CINCUENTA AÑOS

Lu Bu, decidido a poner fin al esquivo de su oponente, acumuló toda su fuerza en su puño derecho, cargando un gancho brutal con una potencia abrumadora, dispuesto a impactar de lleno a Kamiizumi.

Pero, para su sorpresa, Kamiizumi no intentó esquivar.

En lugar de eso, el anciano se detuvo en seco, observando el golpe de Lu Bu con una calma inquebrantable.

Kamiizumi:—Sí, ya me aburrí de esto.

Levantó su mano izquierda de manera casi casual, como si estuviera a punto de detener el ataque de un simple aprendiz y no de uno de los guerreros más poderosos de la historia.

Cuando el puño de Lu Bu impactó contra la palma de Kamiizumi, algo inesperado ocurrió.

En lugar de sentir la resistencia de un bloqueo, su cuerpo se sintió extraño, como si todo su peso y fuerza se disolvieran en el instante del contacto.

La mano de Kamiizumi, aparentemente frágil, absorbió la fuerza del golpe con una habilidad tan precisa que Lu Bu fue lanzado hacia atrás como si fuera un muñeco de trapo.

El cuerpo de Lu Bu giró en el aire, su poder completamente desviado y redirigido, lo que lo dejó sin control mientras giraba y caía.

Finalmente, se estrelló de cara contra el suelo con una fuerza que dejó un pequeño cráter a su alrededor, el impacto resonando en el claro junto al lago.

Kamiizumi bajó su mano con serenidad, mirándolo sin una pizca de esfuerzo en su expresión, mientras Lu Bu, aturdido y confuso, trataba de comprender lo que acababa de ocurrir.

Kamiizumi:—¿Qué te parece? Esto es lo que llaman un arte marcial.

Este anciano acababa de redirigir todo su poder con un solo gesto, un dominio absoluto que desafiaba la lógica del combate.

Kamiizumi:—Estás frustrado, ¿verdad? ¿Verdad? dijo entre burlas con falsa compasión.

Lu Bu se levantó con una sonrisa llena de emoción; lo que acababa de experimentar solo avivaba su entusiasmo.

Con un grito de guerra, aumentó aún más su velocidad y se lanzó al ataque, cada uno de sus movimientos cargado con una energía y furia renovadas.

Golpes y patadas se sucedían en un ritmo devastador, su velocidad alcanzando un nivel en el que destruía el suelo bajo él, generando vientos huracanados y dejando cráteres a cada paso. La sola presión de sus ataques rompía el aire y sacudía el claro, una muestra abrumadora de su poder.

Kamiizumi, sin embargo, permanecía en calma absoluta, moviéndose con la misma serenidad imperturbable.

Kamiizumi:—Ya que no eres capaz de golpearme, me vas atrapar, ¿eh? "Puedo hacer mucho más", o al menos eso es lo que piensas. Este viejo está decepcionado.

No había aceleración en sus movimientos; esquivaba y se deslizaba entre los ataques de Lu Bu como si el caos a su alrededor fuera insignificante.

En un instante, Lu Bu lanzó una patada directa con toda su fuerza, dispuesto a derribar a su oponente.

El "Santo de la Espada" reaccionó de una manera inesperada. En lugar de bloquear o esquivar, su cuerpo pareció fluir a través del ataque, como el agua rodeando una roca en el río.

Con un movimiento elegante y calculado, giró sobre sí mismo, deslizando su figura alrededor de la pierna de Lu Bu. En un impulso que parecía desafiar las leyes del equilibrio, Kamiizumi usó el poder del propio ataque de Lu Bu para impulsarse en el aire.

Antes de que Lu Bu pudiera reaccionar, Kamiizumi aterrizó suavemente sobre sus hombros, una postura tan precisa que parecía increíble.

Kamiizumi:—Lo siento, pero antes de matarte, haz el favor de besar el suelo bajo mis pies.

Con un movimiento rápido, sujetó el cabello de Lu Bu con una mano, su cuerpo girando en un ángulo antinatural mientras torcía su peso y equilibrio para desestabilizar al guerrero.

Con una fuerza inusitada para su apariencia frágil, arrojó a Lu Bu hacia adelante, usando su propio peso y momentum en su contra.

El cuerpo de Lu Bu fue lanzado como una ráfaga, derribando árboles y levantando tierra en un trayecto devastador que atravesó el claro del lago y dejó una estela de destrucción a su paso. El guerrero aterrizó en el suelo con un estruendo, el impacto dejando huellas profundas en el terreno.

Kamiizumi soltó un suspiro, su expresión parecía casi aburrida, como si el combate le hubiera dejado satisfecho y estuviera a punto de retirarse.

Sin embargo, algo captó su atención en la distancia. Lu Bu, aún de pie y con una determinación indomable, había pisado el suelo con una fuerza tal que generó un temblor, sacudiendo la tierra y tomando por sorpresa al anciano.

Lu Bu salió disparado hacia él como un misil, su cuerpo cargado de energía mientras preparaba un golpe directo al pecho de Kamiizumi.

Por primera vez, el anciano mostró algo más que indiferencia; un destello de interés brilló en sus ojos, y un leve brillo plateado iluminó su mirada.

En un movimiento casi imperceptible, Kamiizumi tomó su espada aún enfundada y la sostuvo frente a él.

Justo cuando Lu Bu estuvo a punto de impactar, el anciano hizo un movimiento calculado y golpeó el pecho de Lu Bu con el extremo del mango de su espada.

El golpe fue rápido y preciso, apuntando directamente al centro de su torso.

Lu Bu sintió el impacto de inmediato. Un dolor intenso lo atravesó cuando el aire se le escapó de los pulmones; el golpe había sido devastador, concentrando una fuerza inmensa en un solo punto.

Incapaz de resistir el poder oculto en aquel sencillo golpe, escupió sangre, su cuerpo saliendo disparado hacia atrás y chocando violentamente contra una roca cercana, que se hizo añicos bajo el impacto.

Kamiizumi bajó su espada, sin sacar siquiera la hoja de la funda, mientras observaba a Lu Bu con una expresión calmada y, por primera vez, con un ligero toque de respeto.

Kamiizumi:—¿Qué te parece? Las artes marciales son divertidas, ¿no crees?

El anciano había aceptado el desafío y demostrado su habilidad, recordándole a Lu Bu que no siempre la fuerza bruta era suficiente para prevalecer en una batalla.

A la distancia Yagyu Munenori uno de los discípulos mas grandes de Kamiizumi observaba el encuentro con una sonrisa desquiciada.

Yagyu:—Eso de ahora fue una estocada que cargaba con el peso corporal tanto de sí mismo como de su enemigo Es una técnica que aplica el fajín de las artes marciales continentales. Sin embargo, incluso esa es una técnica insignificante para el actual Ise-no-Kami. La expresión del samurái se hizo mas aterradora mientras sus labios temblaban intensamente comprendiendo lo que paso. —Así que ha sido abierta. Sensei ha empezado a reconocer a Lu Bu.

???:—Vaya quien lo diría pero a que te refieres con ¿Abierta? declaro un hombre al lado de Yagyu siendo Shibata Katsuie

???:—Sensei la ha alcanzado. La puerta al estado de las artes marciales explico un hombre al lado izquierdo siendo Marume Kurando un discípulo y fiel seguidor de Kamiizumi. —Nosotros la llamamos...

¡¡¡Tenkaku no Mon: La puerta a la iluminación celestial!!!

Marume:—En este estado, Sensei supera los límites humanos. Posee tanto velocidad de reacción como precisión en sus movimientos. Incluso si los principios detrás de las técnicas de este mundo no son más que teorías vacías, él puede implementarlas en la medida de lo posible.

¡ESTA ES LA FUERZA DE AQUEL QUE HA ABIERTO LA TENKAKU NO MON!

Katsuie:—Y como la consiguió?

Marume:—El Sensei esa vez entro en un profundo estado de meditación que provoco su muerte pero luego volvio

Katsuie:—¡Imposible! ¡¿Estás diciendo que Kamiizumi murió en una ocasión?!

Marume:—Según Sensei, la Tenkaku No Mon es una puerta que separa el reino de los dioses del de los humanos Y si es abierta, uno puede controlar incluso el latido de su propio corazón a voluntad.

Katsuie:—¿Es eso tan siquiera posible...?

Marume:—Es un territorio que ni siquiera yo comprendo. Sin embargo, lo que es seguro es el hecho de que acaba de mandar volando a ese monstruo como si no fuera nada. Y que además, no importa que clase de fuerza posea o que clase de técnicas utilice. ¡Mientras sean comprensibles para un humano, no funcionarán con el Sensei actual!

Lu Bu se puso de pie, sus pasos tambaleantes mientras procesaba lo que acababa de suceder.

Había sentido el mismo tipo de técnica que había experimentado antes con Choko, ese misterioso brillo plateado en los ojos, una habilidad que aparentemente provenía de Kamiizumi.

Comprendió en ese momento que Kamiizumi era el maestro detrás de aquella técnica legendaria que había dejado su marca en otros guerreros, el creador de una fuerza que iba más allá de la simple destreza con la espada.

Ahora, sintiéndose frustrado pero increíblemente emocionado, Lu Bu apretó con fuerza su alabarda Fāng Tiān Huà Jǐ, decidido a desatar todo su poder.

Su aura comenzó a expandirse, irradiando una ferocidad que hacía temblar el suelo bajo sus pies. Una energía palpable lo rodeaba, su determinación manifestándose en una forma tan intensa que el ambiente cambió completamente.

Kamiizumi giró su mirada hacia Lu Bu, sus instintos alertándose de inmediato.

Frente a él ya no estaba solo un guerrero, sino una presencia titánica. Ante su vista, la figura de Lu Bu se transformó en la de un inmenso dragón oriental, sus ojos ardientes y furiosos, su cuerpo envolviendo el campo de batalla con una mirada penetrante y letal, como si toda la rabia y fuerza de una bestia ancestral lo acompañaran.

Por primera vez, Kamiizumi mostró una expresión de genuino interés y precaución. El anciano mantenía la calma, pero su postura reflejaba una disposición total, sus ojos fijos en la figura de Lu Bu mientras evaluaba su próxima acción. Sabía que se encontraba frente a un poder descomunal, y que el próximo movimiento de Lu Bu sería uno de los más difíciles de enfrentar.

Con una sonrisa feroz, Lu Bu se preparó para el enfrentamiento definitivo, su espíritu encarnando la furia de un dragón, su aura tan intensa que el aire mismo parecía arder a su alrededor.

https://youtu.be/dQkuAm-BwmI

Kamiizumi desenvainó su espada con un movimiento fluido, la hoja reluciendo bajo la luz, mientras una calma absoluta se reflejaba en sus ojos.

Lu Bu salió disparado hacia él, su alabarda en alto y un rugido de guerra resonando en su pecho. La distancia entre ambos desapareció en un instante, y sus armas chocaron con una fuerza que hizo temblar el suelo.

El sonido del acero resonó cuando ambos comenzaron a intercambiar golpes, cada uno de sus ataques destilando habilidad y fuerza.

Kamiizumi, con su estilo Shinkage-Ryu, manejaba su espada con precisión y economía de movimiento, girando y desviando la alabarda de Lu Bu en un baile letal.

La técnica del anciano le permitía tomar la ventaja, esquivando los ataques de Lu Bu con una ligereza sorprendente y respondiendo con cortes precisos y calculados.

Lu Bu, por su parte, no se rendía. Su alabarda cortaba el aire con ferocidad, cada golpe liberando corrientes de viento que hacían que las ramas de los árboles cercanos se doblaran ante la fuerza de su ataque.

Su fuerza y ferocidad eran como las de una bestia desatada, una presencia arrolladora que no permitía a Kamiizumi bajar la guardia ni por un instante.

Con cada intercambio de golpes, la sonrisa de Kamiizumi se iba ensanchando, transformándose en una expresión casi desenfrenada. Los ojos del anciano brillaban con un entusiasmo salvaje, una emoción pura que rara vez encontraba en combate.

Lu Bu había despertado en él la emoción del enfrentamiento definitivo, una prueba de habilidades y fuerza que retaba incluso sus propias habilidades.

Ambos guerreros se movían con una sincronía aterradora, sus ataques y bloqueos creando destellos de luz y destrozando el suelo a su alrededor.

Kamiizumi, en medio del combate, decidió llevar su cuerpo al límite. Con una concentración absoluta, abrió la primera puerta de la Iluminación Celestial.

Al hacerlo, su cuerpo alcanzó un estado que trascendía la capacidad física normal, y sus ojos brillaron intensamente en un tono plateado, una energía casi divina manifestándose en él.

¡¡¡Tenkaku no Mon: La puerta a la iluminación celestial!!!

Su velocidad y fuerza aumentaron exponencialmente, colocándolo en un nivel que superaba el poder físico de Lu Bu.

Lu Bu, sin embargo, no se dejó intimidar. En un movimiento feroz, dio un gran salto, elevándose en el aire antes de caer en picada con su alabarda en alto, buscando aplastar a Kamiizumi con toda su fuerza.

Pero el anciano espadachín, ahora más rápido que nunca, se movió con una agilidad que desafiaba la lógica, interceptando a Lu Bu en el aire.

La alabarda de Lu Bu chocó con la espada de Kamiizumi en un impacto que resonó como un trueno, la fuerza del choque generando una onda de energía que hizo retroceder a Lu Bu.

Pero Kamiizumi no perdió tiempo: saltó hacia adelante, cerrando la distancia en un abrir y cerrar de ojos.

En ese instante, la velocidad de su espada se multiplicó, y en un parpadeo, cientos de pequeños cortes aparecieron en el brazo de Lu Bu. Cada corte era preciso, como una pincelada en una obra maestra de combate.

Lu Bu, lejos de desanimarse, sonrió con entusiasmo, sintiendo cómo la emoción de la batalla crecía dentro de él. El desafío que Kamiizumi representaba solo avivaba su espíritu de guerrero, y aunque su brazo sangraba, su determinación permanecía intacta.

Lu Bu retrocedió con un salto, tomando su alabarda con ambas manos mientras recordaba el movimiento decisivo con el que había vencido a Honda.  Concentrando toda su fuerza, lanzó la alabarda en picada, como un cometa en dirección a Kamiizumi.

Sin embargo, el anciano esquivó el ataque con agilidad, pero pronto comprendió que todo había sido una distracción: en el instante siguiente, Lu Bu apareció frente a él, lanzando una ráfaga de golpes sin pausa, cada puñetazo desbordante de poder y precisión.

Ante la intensidad del asalto, Kamiizumi decidió abrir la segunda puerta de la Iluminación Celestial. Al hacerlo, su cuerpo comenzó a adaptarse aún más al ritmo frenético del combate, sus movimientos alcanzando una sincronía perfecta con la violencia de Lu Bu.

¡¡¡Oku no Mon: Puerta de la iluminación Interior!!!

Por primera vez, el rostro del anciano reflejaba júbilo puro, una sonrisa de éxtasis guerrero que le daba un aire casi juvenil.

Con un salto ágil hacia atrás, comenzó a girar en el aire, y mientras lo hacía, lanzó una serie de cortes en rápida sucesión, cada uno de ellos encontrando su blanco.

Los múltiples cortes impactaron en el cuerpo de Lu Bu, las finas líneas de sangre abriéndose en su piel, pero en lugar de retroceder, el guerrero chino dejó escapar una carcajada de pura emoción.

A pesar de los impactos, Lu Bu se las arregló para alcanzar a Kamiizumi, logrando ejecutar un par de golpes certeros que le hicieron una pequeña herida en el hombro y otra en el torso, un logro que lo llenó de una satisfacción inigualable.

La sonrisa en el rostro de Lu Bu se ensanchó, su espíritu encendido con un fervor que solo una batalla de este calibre podía despertar. Ambos guerreros, con miradas de pura determinación, se lanzaron nuevamente al choque de armas.

La alabarda de Lu Bu y la espada de Kamiizumi se encontraron en un estruendo de metal y poder, sus fuerzas igualadas en un choque de titanes. 

Cada movimiento era calculado y feroz, cada impacto cargado de técnica y fuerza inigualables, mientras el claro cerca del lago se transformaba en el campo de batalla más intenso que cualquiera de los dos había experimentado.

Kamiizumi:—Esto es muy placentero. Parece que el mundo aún está lleno de cosas que no conozco. El inigualable en mil años, el más fuerte desde que nací hasta los cien años, alguien incomparable hasta dentro de un milenio. Para lograrlo, me aferré obstinadamente a la vida. Puede que no lo sea en estos momentos, pero haré que se vuelva realidad a partir de ahora.

Kamiizumi observó a Lu Bu con una expresión de determinación profunda, comprendiendo que el desafío que enfrentaba requería que llegara al límite de su habilidad.

Decidió abrir la Tercera Puerta de la Iluminación Celestial, un estado que representaba el segundo umbral más sagrado que había alcanzado en su camino hacia la divinidad.

Kamiizumi:—Por eso... ¡¡deja que te convierta en un sacrificio para mi leyenda, pequeño Lu Bu.

Kurando:—¡¡Sensei, no lo haga!! ¡Si abre más la puerta...!

Kamiizumi:—¡¡ábrete!! ordeno el santo de la espada.

¡¡¡Amato Mon: Puerta hacia los cielos!!!

Al abrir esta puerta, un aura dorada y plateada envolvió a Kamiizumi, su vitalidad creciendo a un nivel sobrehumano.

Su conexión con el reino divino se fortaleció, y su cuerpo comenzó a rejuvenecer visiblemente, su largo bigote y cabellera blanca disolviéndose gradualmente, revelando un rostro joven y lleno de vigor.

La transformación era tan profunda que parecía que el propio tiempo había retrocedido, devolviéndole la fuerza de su juventud, pero con la sabiduría y maestría de toda una vida de combate.

En este estado, la espada de Kamiizumi se volvió letalmente afilada, cada movimiento de su hoja alcanzando una velocidad y agilidad que desafiaban toda lógica humana. Era como si se moviera en otra dimensión, sus ataques tan rápidos que parecían instantáneos, cortando el aire y dejando destellos a su paso.

Su comprensión de los principios marciales se elevó a un nivel de perfección absoluta, permitiéndole ejecutar técnicas avanzadas con una precisión imposible.

Lu Bu, por su parte, observó la transformación con asombro, pero su sorpresa se convirtió rápidamente en una emoción febril. Enfrentar a alguien en este estado era el máximo desafío que podía imaginar, y su espíritu de guerrero ardía intensamente.

Kamiizumi ahora podía prever los movimientos de Lu Bu, su percepción agudizada hasta el punto de captar cada flujo de poder y energía alrededor. Cuando Lu Bu lanzó un ataque feroz, Kamiizumi anticipó cada uno de sus movimientos, moviéndose con una fluidez sobrenatural.

Esquivaba y contraatacaba en un solo instante, lanzando cortes que parecían surgir de la nada y alcanzando a Lu Bu en puntos vitales sin esfuerzo aparente.

El guerrero chino, a pesar de su fuerza, se encontraba superado por primera vez, sintiendo que cada intento de ataque era anticipado y devuelto con una precisión casi divina. La sonrisa en el rostro de Kamiizumi se ensanchó con una mezcla de júbilo y respeto, comprendiendo que se encontraba en el pináculo de su habilidad, enfrentando a un oponente digno de desatar todo su potencial.

El claro junto al lago se convirtió en un escenario de poder puro y de habilidades imposibles, donde cada movimiento de Kamiizumi era un despliegue de maestría inalcanzable, y cada golpe de Lu Bu, un testamento a la tenacidad y el espíritu de lucha.

En la conciencia de Kamiizumi, el anciano se encontraba de pie en el centro de un vasto y silencioso cosmos, un lugar que trascendía tiempo y espacio.

Ante él se alzaba una enorme puerta cerrada, majestuosa e imponente, conocida solo en las leyendas como la última puerta, la más poderosa y trascendental dentro del Tenkaku no Mon. Esta era la culminación de su camino marcial, un umbral que, al ser cruzado, lo llevaría más allá de los límites mortales.

Marume:—Sensei!! ¡¡Usted ha...!!!

Kamiizumi: —"Pequeño Lu Bu, si es contigo, lo alcanzaré" "El nivel del inigualable en mil años"

Kamiizumi extendió su mano hacia la puerta y, con una calma profunda y absoluta, la abrió. Al hacerlo, un resplandor surgió desde el otro lado, un destello tan deslumbrante como el de cientos de soles estallando al unísono.

Su luz era tan poderosa que su esencia envolvió el infinito, y los ojos de Kamiizumi comenzaron a brillar como galaxias, reflejando la inmensidad del cosmos y el poder contenido en esa última puerta.

Al cruzar este umbral, Kamiizumi experimentó una transformación total. Su mente, cuerpo y espíritu se fusionaron en una armonía perfecta, un estado en el cual sus sentidos y percepciones se expandieron infinitamente.

¡¡¡Puerta Final: Gokuochi Mon: Puerta al Calabozo cósmico!!!

Su conciencia se agudizó, alcanzando un nivel de anticipación instintiva y reacción inmediata que parecía adelantarse a cualquier movimiento de su oponente. 

La velocidad, fuerza y resistencia de Kamiizumi se multiplicaron, llevándolo a un estado casi divino donde cada aspecto de su ser alcanzaba su máximo esplendor.

No solo sus habilidades físicas eran potentes, sino que su enfoque mental y su conexión con el universo entero se habían elevado. 

En este estado de absoluta iluminación, Kamiizumi se convirtió en un guerrero imparable, un ser en completa armonía con el cosmos, capaz de enfrentar cualquier desafío con una destreza y una confianza deslumbrantes. 

Ahora, su energía y su poder trascendían lo humano; estaba en el plano de la divinidad, un verdadero guerrero divino que rozaba los límites de lo celestial.

De regreso en el campo de batalla, Kamiizumi abrió los ojos, que brillaban con una luz infinita, una mezcla de serenidad y poder absoluto. 

Su presencia era tan intensa que el aire alrededor de él parecía cargado con una energía palpable, como si el universo mismo estuviera a su favor. 

Lu Bu, observándolo, percibió una fuerza que nunca antes había enfrentado, y el guerrero chino comprendió que su oponente estaba a punto de mostrarle el pináculo de la perfección marcial, un estado que solo se alcanzaba en el borde de la divinidad misma.

Choko quien observaba todo estaba en shock al ver como el llego a ese punto mientras las compañeras que acompañaban a Kamiizumi lloraban mucho por lo que pasaba.

En medio del fervor que había el primero en ver la resolución de la humanidad fue nada más y nada menos...

QUE EL PROPIO ISE-NO-KAMI

Kamiizumi:—"Gracias, mi ser querido, ahora lo entiendo" dijo con una sonrisa.

"LO ENTIENDO TODO EN ESTE MUNDO"

Kamiizumi:—"Tan sólo un poco más y lo alcanzaré al fin. Puedo ver ahí mismo el punto más lejano de las artes marciales" 

Lu Bu, ya agotado pero decidido a dar todo en un último movimiento, levantó su alabarda con ambas manos, concentrando cada fibra de su ser en un ataque final.

Kamiizumi:—"Cuán divertidos han sido estos queridos momentos. Sin embargo, parece que me debo de dar un poco de prisa" 

Con un grito de guerra resonante, tomó la base de su alabarda y la levantó en alto, empleando toda su fuerza y poder en un golpe letal hacia abajo, un ataque que había demostrado su poder al derrotar incluso al invencible Choko.

Kamiizumi:—"De todos modos, ya he muerto en una ocasión. Se podría decir que el que tú, mi ser querido, hayas aparecido en este tiempo extra de mi vida, es otra obra del destino"

Kamiizumi, frente a él, se mantenía tranquilo, sus ojos brillando con la serenidad de alguien que había trascendido más allá de lo mortal.

Puso un pie en el suelo con una paz absoluta, pero el impacto de su presencia hizo que la tierra a su alrededor se desquebrajara en millones de fragmentos, como si el mismo espacio respondiera a su divinidad.

Su largo cabello flotaba a su alrededor como nubes en el cielo, elevándose en un halo que parecía el símbolo de su estado divino.

Sin una palabra, Kamiizumi levantó su espada, su mirada fija en el guerrero chino.

Con una precisión y una elegancia incomparables, balanceó su espada en un corte perfecto, el mejor de toda su vida, dirigido con precisión quirúrgica a la arteria carótida de Lu Bu.

La espada, afilada como la mismísima esencia de la técnica, surcó el aire con un resplandor que parecía iluminar el campo de batalla, un rayo que se dirigía directo a su objetivo.

Ambos ataques se encontraron en el mismo instante, la alabarda de Lu Bu cayendo hacia abajo con una fuerza descomunal, mientras la espada de Kamiizumi trazaba un arco letal hacia la garganta de su oponente. En ese instante de choque absoluto, el tiempo pareció detenerse.

La energía de ambos guerreros se desató en una explosión de poder y técnica, un enfrentamiento entre fuerza indomable y habilidad divina, cada uno entregando lo último de su ser en un solo y definitivo movimiento.

Cuando el polvo se asentó, la escena se reveló ante todos: Lu Bu, en un acto de resistencia sobrehumana, había logrado detener el corte de Kamiizumi utilizando su propio brazo desarmado como escudo.

El guerrero chino había evitado la fatalidad en un último esfuerzo, interponiendo su cuerpo en la trayectoria de la espada con una determinación inquebrantable.

Sin embargo, Kamiizumi no se detuvo. Con una calma absoluta, torció su mano, manipulando el flujo de poder de Lu Bu como si controlara una corriente de agua, arrancándolo del suelo y haciéndolo girar con violencia en el aire.

Entonces, Kamiizumi ejecutó su técnica final: una técnica excepcional y majestuosa, el pináculo de su arte marcial.

Con una serie de cortes rápidos y precisos, el anciano espadachín desató una tormenta de ataques que parecían trascender la realidad misma.

¡¡¡Shinkage-Ryu: "Tenkū no Katta"!!!

"El Corte de los Cielos: Victoria Celestial"

Sus movimientos eran tan veloces y fluidos que su espada, a simple vista, parecía no moverse en absoluto; para cualquiera observando, daba la impresión de que el propio Kamiizumi había abierto una puerta a los cielos, desde donde llovían sus ataques con una letalidad divina.

Cada corte seguía una trayectoria precisa y letal, alcanzando a Lu Bu antes de que pudiera reaccionar o siquiera comprender la magnitud de lo que estaba sucediendo.

Los cortes se materializaban en su cuerpo como destellos de luz, y la espada de Kamiizumi, que parecía inmóvil, proyectaba un poder indescriptible. En ese momento, el dominio absoluto de Kamiizumi sobre su arma alcanzó la perfección.

Finalmente, el cuerpo de Lu Bu, agotado y sin fuerzas, cayó al suelo.

Aterrizó de cara contra el suelo, en un impacto pesado, el eco de su caída resonando en el silencio absoluto que había quedado tras la tormenta de cortes. La energía de la batalla se desvaneció, y el guerrero chino quedó inmóvil, habiendo sido derrotado.

Kamiizumi observó a Lu Bu con respeto, consciente de que había enfrentado a un adversario de espíritu indomable. Había alcanzado el pináculo de su técnica y probado el límite de su habilidad contra un guerrero que nunca había retrocedido.

Kamiizumi se acercó al cuerpo caído de Lu Bu, su expresión serena pero llena de respeto.

Kamiizumi:—Ya veo ¡Las artes marciales son divertidas, después de todo!

Con voz suave, le agradeció al guerrero por haberle dado una pelea tan digna y memorable, un enfrentamiento que le permitió alcanzar el pináculo de su arte marcial.

Kamiizumi:—¡Pensaba que estaba decidido, pero no era así! ¡¡Aún no he conseguido alcanzar el punto más profundo de las artes marciales!! ¡Interesante! ¡¡Qué frustrante!! Tan sólo necesitaba un poco más de tiempo... 

Al terminar sus palabras, el brillo divino que lo rodeaba comenzó a desvanecerse, y su figura rejuvenecida volvió a transformarse en la del anciano frágil y encorvado de antes, su energía agotada hasta el último resquicio.

La espada resbaló de sus manos y cayó al suelo, el sonido metálico marcando el final del combate.

Kamiizumi:—¡¡Me gustaría haberte conocido antes, aunque fuera sólo por un segundo!!

Choko, que había presenciado el duelo con asombro y respeto, se apresuró hacia su maestro.

Sin perder tiempo, levantó a Kamiizumi y lo cargó con cuidado, llevándolo a la enfermería para que pudiera recuperarse.

Aunque exhausto, Choko mostraba en su rostro un respeto absoluto hacia Kamiizumi, quien había demostrado su habilidad en un combate épico.

Por su parte, Lu Bu, con sus últimas fuerzas, comenzó a alejarse lentamente, una sonrisa de satisfacción en su rostro. Había sido derrotado, pero su espíritu guerrero estaba en paz.

Mientras avanzaba, su cuerpo finalmente cedió, y cayó al suelo, su aliento pesado pero lleno de gratitud.

Con una última mirada hacia el cielo, murmuró un agradecimiento a Kamiizumi, reconociendo el honor y la intensidad de la batalla que acababan de compartir.

Antes de que sus ojos se cerraran y el agotamiento lo venciera, Lu Bu alzó su rostro hacia el cielo, y con voz débil pero cargada de orgullo, pronunció sus últimas palabras:

Lu Bu:—"Kamiizumi... eres un verdadero maestro. Hoy, más que perder, he ganado algo mucho más grande." Con una sonrisa de satisfacción y una mirada de respeto, Lu Bu dejó que el cansancio lo abrumara.

Justo en ese momento, su ejército apareció, sus soldados corriendo hacia él con expresiones de incredulidad y asombro.

Al ver a su líder herido y al borde del colapso, muchos no podían creer que el indomable Lu Bu hubiera sido derrotado. Sin embargo, la fuerza y serenidad en su semblante les decía que esta experiencia había sido algo más que una simple batalla perdida.

Con respeto y cuidado, levantaron a su general y lo llevaron de regreso, sus miradas llenas de admiración por un guerrero que, incluso en la derrota, mantenía un espíritu inquebrantable.

En sus corazones, sabían que Lu Bu había enfrentado a un rival excepcional, y aunque había caído, lo había hecho con el honor y la ferocidad de un verdadero guerrero.


Fin de la pelea que les parecio?

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