☬ II
Capítulo II
El derramamiento de sangre es el sacrificio de un guerrero
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El movimiento era un vivir o morir, pero estaba más inclinado a morir y horriblemente.
Las criaturas se acercaron poco a poco, no querían acabar con ellos rápidamente, querían hacerlos sufrir y quitarles ese brillo de valentía que habitaban en sus ojos.
Los cuerpos de los jóvenes se desplazaron suavemente. Llegando hasta las criaturas de forma abrumadora.
Laurent se deslizó hacia el lado derecho de la criatura mientras que otro lo siguió por el otro lado.
Eran criaturas grandes, que fácilmente los sobrepasaba en altura. El cuchillo curvo fue moviéndose en un intento de cortar los ojos de Laurent.
Laurent reaccionó a tiempo e inclino la parte superior de su cuerpo hacia atrás, aprovechando la oportunidad para tocar el suelo con sus manos e impulsar sus pies para patear la muñeca de la criatura que sostenía el cuchillo.
El otro sujeto que acompañó a Laurent también se movió rápido. Golpeando con todas sus fuerzas la pierna derecha de la criatura para hacerlo perder el equilibrio.
Movimientos ágiles y con fluidez no pueden ser realizados por personas inexpertas, mucho menos reaccionarían con tanta agilidad.
Los otros tres jóvenes emboscaron a la otra criatura, esquivando principalmente el cuchillo. Lo primordial era deshabilitar el arma, para así ellos tener cierta ventaja y poder lograr algo.
Los 5 jóvenes no eran solo chicos mimados; ellos hacían deporte, se ejercitaban y también practicaban artes de defensa personal.
De allí el porqué eran tan ágiles y sus cuerpos podían reaccionar de buena manera.
Cuando jóvenes adinerados tenían un buen tiempo libre, ciertamente lo aprovecharían para cosas útiles. (Eso sucedía en sus casos).
La patada que intentó dar Laurent falló completamente. La criatura movió su mano y esquivó el golpe, mientras que la patada del otro joven no hizo nada.
El equilibrio de la criatura era abismalmente estable, incluso el joven sintió que golpeaba una pared de concreto.
—Mierda, por poco me doblo el tobillo —se quejó de inmediato el joven.
—¡Aléjate rápido! —exclamó Laurent, mientras terminaba de dar la vuelta y saltaba hacia atrás.
—¡Oigan! ¡Está cosa parece hierro, es muy duro! —otro joven que luchaba con la otra criatura también se quejó.
Las criaturas solo sonreían siniestramente, estaban disfrutando los intentos fallidos de las presas.
Simplemente estaban dejando que ellos se entretuvieran un poco para luego empezar la acción.
—¿Creen que el maestro de jiu jitsu haría algo para revertir la situación? — preguntó uno mientras se alejaba.
—Amigo, ni mi maestro de boxeo que es campeón peso pesado podría hacer algo.
—Ok, estamos muertos.
Rápidamente los jóvenes se organizaron. Las criaturas sólo los veían sin hacer nada, querían ver qué otra cosa iban a hacer.
—El que sigamos vivos después de acercarnos demuestra que solo están jugando con nosotros —comentó Jeremy—. Oye Carlos, ¿tienes tu teléfono encima?
—No, lo dejé en tu auto.
—¿Quién lleva su teléfono encima cuando está jugando? —preguntó de forma retórica otro.
—¡Samuel!
Tres de los cinco jóvenes respondieron al mismo tiempo, dando a entender que la pregunta sarcástica de Maikol si era válida.
—Carajo si, lo llevo encima, ¿Alguien ha tenido tiempo para hacer algo razonable? —preguntó Samuel.
—Nadie, además, no te estamos culpando, idiota —lo regañó Jeremy.
—Intenta llamar al comando de emergencias, si contestan y logramos sobrevivir hasta que ellos lleguen, será nuestra victoria —Laurent terminó de argumentar la idea de Jeremy.
Samuel asintió y de su short sacó el teléfono, marcando así al número de emergencias.
Las criaturas vieron el acto que hizo el joven, pero no lo detuvieron. Ellos no sentían nada de energía o sensación de peligro hacia ese objeto, por lo que los dejó hacer lo que quisieran.
El teléfono entró en modo de llamada, pero antes de que alguien contestara, el sonido de un helicóptero y sirenas empezó a rondar por el lugar.
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Un helicóptero blanco con símbolos rojos surcaba encima de la urbanización. Era de noche, pero el fuego iluminaba todo el lugar y además, la linterna del helicóptero también apuntaba al suelo.
—Un incendio repentino hizo presencia en la urbanización de la zona este de Phoenix. Un desastre total ha llamado la atención de toda la zona.
Una persona que estaba en el helicóptero comenzó a hablar mientras que otro sostenía una cámara y grababa la escena de abajo.
—La causa del incendio se desconoce actualmente, pero ya los oficiales y bomberos están adentrándose al lugar para tener una mejor comprensión de los hechos.
—Oye, compañero, allí abajo hay unas criaturas raras, de un color verdoso…
El camarógrafo se había percatado de las criaturas y se sentía incrédulo, no sabía si la altura lo estaba afectando o si la cámara se había ensuciado.
—¿Qué dices? ¿Cómo que criaturas verdosas? —el reportero preguntó confundido, sin entender muy bien lo que decía su compañero.
—¡Demonios, Sam, son criaturas verdosas y poseen armas, están asesinando a las personas!
El reportero no lo creía, por lo que dudoso se acercó al camarógrafo y tomó la cámara. Sus ojos estaban viendo todo allí abajo, y ciertamente su compañero tenía razón; criaturas verdosas con armas estaban asesinando a las personas.
—¡Toma la cámara, toma la cámara! —el reportero se sentía aterrado y a la vez ansioso. ¡Una increíble oportunidad de reportaje estaba ante sus ojos.
Aunque la desgracia era la causante, eso no le impidió seguir con el reportaje.
—Piloto, avisa a las autoridades que están entrando a la zona, diles que hay enemigos, criaturas armadas, que procedan con cuidado.
El reportero le notificó al piloto del helicóptero, no quería presenciar como más personas perdían la vida de manera tan repentina.
—Público de todo el Estado, al parecer en el terreno de la urbanización hay seres horripilantes, criaturas verdosas que no coinciden con este mundo. Se encuentran causando estragos y asesinando a personas inocentes por doquier.
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—Al parecer son reporteros, bueno, por lo menos no ignoraron la situación —argumentó Carlos.
—Joder, las criaturas están empezando a moverse otra vez, no se queden despistados, ataquen —Laurent avisó con anticipación y su cuerpo de movió rápidamente.
No había razones para quedarse quietos y esperar la muerte, ya las autoridades estaban cerca, incluso había una transmisión en vivo reportando los hechos.
Cualquier suceso estaba cubierto por grabaciones y nada quedaría ocultado.
Jimmy se unió a Laurent y ambos atacaron a la criatura, actuando con el objetivo inicial. A ellos se les complicaba todo ya que no tenían ni siquiera un lar de rocas para lanzar.
Tenían que arrebatarles el arma si o si a esas criaturas, o por lo menos a uno solo.
De pronto, como acto de magia, otra criatura más había aparecido. Su aura era más macabra, más llena de sed de sangre, queriendo devorar todo a su paso sin dejar nada.
Laurent y los otros se paralizaron. El luchar con dos criaturas ya estaba fuera de lo normal, ahora que se había unido otro, eso era totalmente anormal.
Ellos no podían hacer nada con dos ahora imagínate con tres… ¡Estaban muertos!
La criatura cuando llegó, olfateó el lugar, recorriendo sus ojos de lado a lado, extasiado de sentir el miedo de sus víctimas; después de eso, miró los otros cuerpos muertos, mutilados y ya devorados. Sintió ira, decepción, estaba molesto por perderse un exquisito festín.
Las otras dos criaturas estaban quietas, sin hacer nada, sus cuerpos no podían reaccionar de buena manera. La nueva criatura tenía un aura más amenazante que ellos, y aunque no lo pareciera, ellos eran un poco más bajos que el nuevo.
Por ley natural de su raza, quien posea mayor tamaño y aura, tendrá mayor estatus y poder. El hecho de que él haya llegado es porque se percató de la situación, pero se encontró con que más de la mitad ya habían sido devorados por ellos.
Tenían miedo, no sabían qué hacer, tampoco sabían qué diría o cómo reaccionaría el recién llegado.
Laurent y sus amigos sentían una presión inusual, el aire se había vuelto pesado, y sus piernas volvían a debilitarse. Sentían una impotencia por no poder hacer nada.
La nueva criatura miró a sus otros dos compañeros.
—Kickuk, arrs okurs… ska aka bu ¡Urburus maska subaaraa!
La nueva criatura habló, aunque los jóvenes no entendieron un carajo, podían darse cuenta de que su tono era agresivo y molesto.
Las otras dos criaturas estaban quietos, sus cuerpos temblaban de forma inconsciente. Sabían que él estaba furioso, disgustado; estaba reclamando por los cuerpos muertos, el porque no avisaron.
—Suya irini ma…
Cuando uno intentó hablar y defenderse verbalmente, el cuchillo de la criatura molesta le cortó la mandíbula, arrojando el pedazo a los pies de los jóvenes presentes.
Luego, tomó del cuello al recién herido y lo elevó. Su cuchillo intentó moverse para así zafarse del agarre, pero fracasó. La criatura furiosa le cortó la muñeca haciendo que la mano y el arma cayeran al suelo.
La otra criatura estaba paralizada, tenía más miedo de vivir que de morir ahora mismo. Su cuerpo estaba quieto, sin poder hacer nada.
—Majaka, Urs.
La criatura que estaba molesta habló sin siquiera mirar al otro compañero. Sus palabras fueron breves pero llenas de intención letal.
La criatura paralizada no dijo nada, simplemente bajó su cabeza y usó su cuchillo para clavárselo en medio de su frente, muriendo así en el acto.
La criatura que estaba siendo apresada empezó a temblar, por el miedo, por la agonía y por lo sofocado que se sentía.
El cuchillo de la criatura que estaba furioso penetró el abdomen del otro, de forma profunda y lenta. Elevó su cuchillo lentamente hacia arriba mientras que la otra criatura ponía sus ojos en blanco por el dolor y la agonía.
Sangre verdosa e intestinos empezaron a salir de allí, terminando de cortar su cuerpo en dos…
Nadie hizo nada, nadie dijo nada. Fue una vista horrible, fue difícil de asimilar. Esas criaturas habían muerto tan fácilmente, sin ver cómo ellos podían defenderse.
En ese momento los jóvenes supieron que ya no había salvación, morirían de igual o peor forma. Poco a poco sus cuerpos iban perdiendo toda fuerza, embriagados por el miedo.
La criatura después de asesinar a sus dos compañeros, volvió a oler el aire, sintiendo ese gratificante olor a miedo, extasiando su cuerpo llevándolo a un estado de excitación que no sentía hace mucho tiempo.
Su rostro volteó a ver a sus nuevas presas, mostrando una sonrisa tan maldita mente macabra que se podía apreciar la saliva saliendo de su boca.
Está noche tendría un exquisito festín.
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Karman iba corriendo mientras que su mano ensangrentada apretaba sus costillas.
Era difícil correr así, además de estar herido, Karman sentía una confusión y miedo que jamás había experimentado.
Un ser espeluznante estuvo a punto de asesinarlo, sin poder hacer nada. Se sintió asquerosamente débil e impotente.
Logró salir vivo, pero no por esa razón iba a huir y dejar atrás a esa cosa para que matará a más personas, y menos a las personas que a él les importaba.
Karman usó su fuerza de voluntad y su valentía para regresar y salvar a su hermano. Tenía miedo de llegar y encontrar una escena devastadora…
Aún así, siguió avanzando, sin parar ni un segundo.
Karman escuchó las sirenas y obviamente al helicóptero rondando en el aire. Sabía que una situación así no pasaría desapercibido, pero también sabía que no podía dejar la vida de su hermano en manos de las autoridades.
La urbanización era grande, con solo pocas entradas y estaban en el lado este. El lugar donde él se encontraba estaba retirado de allí, por lo que sería difícil que los policías y bomberos llegarán justo a ese lugar.
Primero tendrían que entrar y apagar los incendios, después de eso ir y revisar los lugares más afectados para salvar a las personas de morir quemadas, después de eso irían a los lugares más retirados para revisar si todo estaba bien y no había nadie.
Muchos protocolos a seguir que sin duda no darían el tiempo suficiente para sobrevivir ante esas criaturas.
Y eso era otro problema, que mientras ellos hicieran eso, no se llegaran a encontrar con más seres inhumanos.
En pocas palabras, Karman solo confiaba en sí mismo, sin parar y corriendo en zancadas pesadas mientras sus costillas dolían y su mano sangraba.
El dolor era insoportable, pero más insoportable era el dolor de cabeza que sintió cuando llegó a la zona donde estaba su hermano y otros jóvenes.
Karman se quedó quieto por un momento, viendo cómo la escena se plasmaba ante sus ojos. Sus piernas inconscientemente fueron moviéndose lentamente, caminando hacia el lugar.
Sus ojos estaban bien abiertos, y su boca no se movía para nada, no hablaba.
Laurent estaba arrodillado en el suelo, mientras que su mano izquierda sostenía su hombro derecho. De su hombro salía un chorro interminable de sangre, su brazo había sido cortado, dejando solo el hombro…
Jeremy estaba tirado en el suelo, convulsionando mientras que sus dos piernas habían sido mutiladas. El charco de sangre que lo rodeaba le daba una vista aún más espantosa.
El cuerpo de Samuel, quien se había atrevido a llamar anteriormente, estaba guindando en el aro de baloncesto, sin vida.
Dos de los cinco jóvenes ya habían muerto, bueno, tres… El tercero era Carlos, cuya cabeza estaba en el aire derramando su sangre hacia la garganta de la criatura verdosa.
Los únicos que seguían vivos eran Laurent y Maikol. Maikol estaba intacto, pero su cerebro había recibido un shock espontáneo llevándolo al colapso. Básicamente estaba inconsciente pero con los ojos abiertos.
Laurent estaba en el suelo, intentando frenar el sangrado. Sus ojos estaban bien abiertos, denotando una furia devastadora, queriendo levantarse y destrozar el cuerpo de la criatura.
Karman observó todo, asombrado y alterado. Su cuerpo se estaba acercando lentamente de forma inconsciente.
Sus ojos se toparon con los de Laurent, mirando el estado deplorable en el que se encontraban cada uno.
Laurent se sintió abatido cuando vió a Karman, él había pensado que Karman había huido y estaba a salvo, pero no es así, su hermano estaba enfrente de él, a punto de sufrir su mismo destino.
—¡Karman, lárgate de aquí y corre! —advirtió Laurent mientras intentaba ponerse de pie, pero falló.
Karman no hizo caso, siguió caminando mientras que su mente ahora cambiada de estado alterado a molesto, furioso.
La criatura había notado a Karman desde que llegó, pero no hizo nada, solo siguió bebiendo la sangre hasta dejar seca la cabeza.
Una vez terminó, prestó atención a Karman, sonriéndole de forma macabra.
Él lo había dejado vivo para devorarlo de último, sentía que valdría la pena la espera, ciertamente huiría, pero así iba a ser mejor. Cazarlos y después comerlo.
¿Quién diría que vendría nuevamente a él? Definitivamente el destino se lo estaba ofreciendo en bandeja.
Laurent intentó nuevamente ahuyentar a Karman:
—¡Con un carajo, Karman, lárgate ahora mismo, no te quiero ver morir! Ya no quiero ver morir a nadie…
Las lágrimas empezaron a salir de los ojos de Laurent. Se sentía devastado y cansado. Ver cómo todos morían horriblemente había destrozado su espíritu y alma.
No quería ver una vez más otra muerte, y menos de su hermano.
Karman lo ignoró, su mente estaba en un frenesí poco razonable. Aunque Laurent no había muerto, estaba horriblemente herido, además de eso, todos los jóvenes habían muerto de forma espantosa.
Karman no estaba molesto solo por eso, más bien se sentía impotente y débil, creando una furia en su interior incapaz de controlar.
Karman no era alguien social, no entablaba amistad con muchas personas, y menos con jóvenes. Simplemente conocía a quien necesitaba conocer y trataba a quien importancia merecía.
Su furia por la muerte de los demás iba más relacionado a ese vacío que sentía desde muy pequeño. Cómo si de una gota de tinta derramada en el agua se tratase, ese vacío manchaba el alma de Karman poco a poco.
Ese sería la causante del estado actual de Karman, por esa razón actuaba así.
Karman no tenía una idea profunda de lo antes mencionado, simplemente se estaba dejando llevar.
Su cuerpo se movió rápidamente ignorando el dolor y las fracturas que tenía. Corrió hacia donde estaba uno de los cuchillos de las criaturas muertas.
La criatura estaba viendo sus movimientos sin problema alguno, él dejó que Karman intentará lo que se le hacía posible, quería jugar un rato con él, ver cómo su sufrimiento se extendía y al final arrebatarle todo de un solo corte.
Karman agarró el cuchillo y se acercó a la criatura, su cuerpo se movía ágilmente, demostrando que también poseía un buen entrenamiento en el combate cuerpo a cuerpo.
Su mano izquierda estaba sangrando aún, por lo que era algo difícil de usar. El cuchillo pasó cerca de la criatura.
Karman a pesar de tener entrenamiento en la lucha, específicamente artes marciales, no sabía cómo luchar con un arma en carne propia. Además, su mente no estaba completamente estable, por lo que calcular con precisión los cortes y la distancia no eran tan factible.
La criatura no se movió, siguió en dónde había estado, viendo cómo el primer ataque de Karman había fallado. Él se burló, mostrando su sonrisa macabra; sabía que algo así sucedería, por lo que esquivar un ataque de un ser tan débil era un acto de desprecio para él mismo.
El cuchillo que Karman tenía falló su trayectoria y terminó impactando contra el pavimento, su cuerpo estaba curvo casi cayéndose. La criatura levantó su cuerpo y golpeó el estómago de Karman, elevando levemente su cuerpo del suelo.
Fue una patada muy fuerte para el pobre, pero solo fue una simple patada hecha por la criatura. Karman casi caía inconsciente, pero apretó los labios y forzó su cuerpo a moverse.
Cuando tocó nuevamente el suelo, se desplazó hacia otro lado y esta vez intentó cortar la mano de la criatura.
El cuchillo se desplazó por el aire, mientras que la criatura solo movió un poco el cuchillo, bloqueando el corte de Karman.
El impacto fue entumecedor para el chico, durmiendo rápidamente toda su mano. Seguido de eso, la criatura uso la empuñadura del cuchillo y golpeó la cabeza de Karman hacia abajo.
Karman no pudo reaccionar a tiempo, todo fue muy rápido y entumecedor. El cuchillo en su mano se cayó y él terminó arrodillado en el suelo.
El intento de Karman de querer matar a la criatura fue un fracaso total, no hubo oportunidad alguna de principio a fin.
Fue como si un niño de cuatro años intentará ganarle a un maestro cinta negra en karate. Fue irracional.
Laurent lo sabía, porque él había experimentado la derrota en carne propia. Al ver a Karman inmóvil en el suelo arrodillado, se sentía devastado e intentó correr para ayudarlo, pero fue inútil.
Además de tener un brazo mutilado, los tendones de sus piernas estaban cortadas, no podía hacer nada, solo apretar los dientes con furia y resaltar ese odio en sus ojos.
El golpe que le dió la criatura a Karman no fue causado con mucha fuerza, aún así logró abrirle una gran herida en la parte de arriba de la cabeza, derramando así leves caminos de sangre por el rostro.
La nariz de Karman también estaba sangrando, y su cabeza estaba algo caída. Ya no tenía mucha fuerza para mantener su cuerpo rígido, y mucho menos soportar el dolor que sentía.
La criatura acercó su rostro un poco hacia Karman, olfateando el delicioso olor a sangre fresca. Se sintió gratificante en ese momento la criatura.
Agarró a Karman con una mano por el cuello y lo levantó, en ese momento, la empuñadura golpeó las costillas de Karman, partiéndose aún más. La sangre empezó a brotar y manchar el suéter que llevaba puesto.
Los ojos de Karman se abrieron de par en par y empezó a gritar del dolor. Su agonía era insoportable, él no podía creer como hace unos momentos estaba sentado contemplando la luna y ahora solo estaba sufriendo.
De pronto, un pilar de luz iluminó la zona, el viento empezó a rondar por el lugar y el sonar de un helicóptero se hizo presente.
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—Avisa inmediatamente a las autoridades restantes, repito, avisa a las autoridades restantes, en la zona sur de la urbanización se encuentra una cancha, allí hay dos jóvenes siendo atacados por una de esas mierdas verdosas.
El reportero le habló casi que gritando al piloto del helicóptero, cuya frecuencia de radio estaba en sintonía en el mismo canal que las autoridades.
—Solo quedan 4 oficiales capaces de llegar allí, ¿servirá de algo? —preguntó el piloto dudoso.
—¿Y que si no sirve? ¡Solo diles que hay inocentes a punto de morir! —el reportero estaba alterado, molesto y aterrado—. Está mierda ya pasó a emergencia nacional, pronto llegarán refuerzos del ejército.
—Hay que salvar las vidas que se puedan, solo debes informar —terminó de agregar el camarógrafo, también aturdido por la situación.
Hace pocos momentos, una alerta empezó a llegar en todos los lugares. Primero, el Estado en el que se encontraban estaba siendo atacado por criaturas inhumanas, pasando de ser un caso de sector a un caso estatal. Después, a los pocos minutos llegó otra alerta, que el problema no solo era en un estado si no en varios.
Un ataque repentino de criaturas verdosas emergió de la noche causando estragos en todos lados. En cuestión de segundos cuerpos militares y armas de guerra se movilizaron para salvaguardar las vidas de los ciudadanos.
Varios canales de noticias invadieron las redes y televisores, y como si el tiempo que transcurrió fuese largo, muchos desastres ocurrieron. El presidente incluso lanzó un comunicado intentando calmar a los menos afectados.
Todo eso ocurrió mientras Laurent y Karman sufrían semejantes tragedias.
Por suerte, el helicóptero ya había llegado a dónde estaban ellos, informando inmediatamente de haber sobrevivientes siendo atacados por una sola criatura.
Anteriormente, los oficiales y bomberos ya habían sido atacados, siendo indefensos ante los ataques de las criaturas. Las balas de las pistolas a duras penas causaban leves rasguños.
Solo fue cuestión de tiempo para que las criaturas rebanaran los cuerpos sin objeción alguna.
Varios salían corriendo, otros caían sin hacer nada. Ya a estás alturas de la noche, pocos sobrevivientes quedaban en la urbanización.
El reportero contó alrededor de más de 7 criaturas, cercenando cuerpos a diestras y siniestras.
Pocos oficiales quedaban operando, aún con sus voluntades de protectores de los ciudadanos en pie.
Al escuchar el reporte del piloto del helicóptero, cuatro oficiales corrieron cerca del lugar, en un intento de llegar a tiempo.
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La criatura no miró de inmediato al helicóptero, solo se quedó viendo cómo el cuerpo de Karman perdía la vida lentamente.
Laurent vió al helicóptero, pero no hizo nada, no gritó ni suplicó, ¿Para que? Ellos no serían tan estúpidos como para bajar y enfrentarse a esa criatura, por lo que no desperdició sus últimas fuerzas en algo tan patético como gritar.
La criatura sintió que le estaban quitando toda la diversión al festín que había preparado, por lo que aún sin mirar al helicóptero, lanzó su cuchillo con cierta fuerza, alcanzando rápidamente las hélices de la cola del helicóptero.
Las hélices se destrozaron y el helicóptero perdió todo equilibrio, por lo que se le hizo difícil al piloto controlar la nave.
Tanto el camarógrafo como el reportero sintieron el terror y la angustia de ver cómo morirían, y sin perder el tiempo, decidieron despedirse aún en vivo, siendo sus últimas palabras “Que el señor se apiade nosotros y nuestra nación”.
El helicóptero se estrelló en el suelo, y como si del destino se tratase, impactó cerca del lugar donde iban los oficiales. Las hélices se desprendieron y cortaron a dos policías, mientras que la explosión dejó gravemente heridos a los otros dos.
La ironía y el cliché de la vida hicieron de lo suyo, con la escena de muerte más ocurrente.
Todos los actos fueron insignificantes para la criatura, sin preocuparse de problemas externos.
Su atención estaba centrada en sentir la impotencia de Laurent arrodillado en el suelo y en la agonía de Karman, quien posaba en su mano. Todo le parecía exquisito, haciéndolo disfrutar un momento tan placentero que no había sentido hace mucho tiempo.
Los ojos de Karman iban perdiendo poco a poco el brillo, dando un paso a las puertas de la muerte. La criatura ya no quería perder más tiempo, por lo que su mano derecha atravesó el abdomen del joven casi muerto.
En pocos segundos la criatura retiró la mano y soltó a Karman, cayendo arrodillado una vez más en el suelo, pero está vez sí estaba a punto de morir.
El mar de sangre emergió alrededor del joven, mientras que la criatura olfateó la sangre de su mano derecha, extasiando una vez más sus hormonas con semejante deleite.
Aún acabo, ensangrentado y casi muerto, la mano de Karman se movió lentamente hacia el cuchillo que tenía aún lado.
No lo alcanzó, no lo tocó, pero intentó agarrarlo y no pudo.
Un suspiro detonó en el aire y con eso, un aura devastadora y aplastante. Tanto así que incluso la criatura sintió temor, su cuerpo se puso rígido y su cabeza giró en dirección de dónde provenía el aura.
—El guerrero se forja bajo las manchas de sangre, sin ofrecer sangre como sacrificio la voluntad de un guerrero no sería templada.
Una voz llena de sabiduría y orgullo se hizo presente. Su tono era sereno y el volumen no era alto, era alentador escucharlo.
—Es aún más puro la voluntad de un guerrero cuando la sangre que sacrifica es la suya misma —otra voz acompañó la noche, detonando ese tono de orgullo—. Ya vimos suficiente, vale la pena salvarlos, hermano.
Dicho eso, el cielo nocturno se quebró y el cuerpo de la criatura se fragmentó en cientos de pedazos, seguido de un fuego que empezó a quemar cada parte que quedaba.
Así como empezó, terminó. La devastación y las lluvias de sangre habían secado de un momento a otro, todo entró en calma. Aquellos que habían quedado en pie cayeron desmayados, aquellos que lograron sobrevivir colapsaron.
Aquellos que estuvieron a punto de morir fueron salvados, y aquellos cuyos sacrificios fueron apreciados, fueron llevados...
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