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La respuesta de aceptación del Reino Jung fue inmediata y como tal se empezó con los preparativos para la cena de compromiso, al día siguiente llegó la medicina prometida para dar comienzo a la atención de los infectados junto al mensaje.
Jimin veía su reflejo buscando el valor que empezaba a escaparse, vestía con un bonito hanbok rosa pastel, sus labios rosas y su rubio cabello bien peinado, tenía unos aretes largos, collar de cadena delgada y un pequeño adorno floral en la cabeza.
Sus manos habían sido atendidas para que lucieran como las de un omega y no como las de un guerrero, algo un poco complicado ya que seguían algo rasposas por su tiempo dedicado a la espalda y el arco, pero definitivamente su apariencia era de un sumiso omega normal, no como el guerrero que todos admiraban.
-Te vez hermoso -interrumpió Tae- si no le gustas a ese Alfa será porque es un idiota- aseguró colocandose detrás, observandolo por el espejo- lamento que este sea tu destino -murmuró.
-¿La medicina está funcionando en la gente?
-Si, todos reaccionan bastante bien, el número de muertos disminuyó demasiado.
-Entonces no hay nada que lamentar -asintió- nuestro pueblo estará bien pronto y eso es lo importante.
-Eres admirable Minie, ese Alfa debe saberte valorar.
-Ya le enseñaré cómo tratarme, no tengas dudas de eso -le sonrió- supongo que es hora de bajar.
-Vamos -ofreció su brazo y Jimin lo tomó sin dudar, sintiendo que era necesario tener de donde sostenerse, respiro hondo y caminaron para bajar a recibir a su prometido, que por el alboroto que escuchaba suponía que ya estaba por llegar.
Justo cuando la puerta se abrió para dejar entrar al Rey Jung Wook junto a su esposa e hijo, Jimin estaba a mitad de la escalera, llamando la atención de los visitantes de inmediato.
-Si que soy afortunado -habló Hoseok sonriendo sin quitarle ojo de encima, Jimin sonrió en respuesta.
-Rey Kim, su sobrino es realmente precioso -halago- estoy seguro de que mis nietos serán envidiados -rió.
-Gracias Rey Jung, puedo apostar a que sí- sonrió- pasemos al comedor, la cena está por ser servida -todos empezaron a caminar excepto Hoseok, que se acercó a Jimin dándole la mano en saludo, Tae se apartó dándoles privacidad mientras Jimin aceptaba la mano del Alfa.
-Es un placer conocerte al fin -besó suavemente la mano del omega.
-Lo mismo digo, Alfa Jung.
-Solo dime Hoseok, muy pronto nos casaremos después de todo.
-Solo si usted me dice Jimin.
-Hecho -rió y caminaron de la mano hasta el comedor.
Algo en ese gesto no le agradaba a Jimin, esa preciosa sonrisa que tenía el Alfa era opacada por esos ojos que de amigables no tenían nada en realidad, le daba escalofríos verlos y la sensación de tener que estar alerta no lo dejaba.
Cuando se suponía que estaba seguro con su futura pareja, quien se encargaría de protegerlo y brindarle seguridad.
¿Cómo era posible que sintiera que el verdadero peligro venía de él?
-Siéntate a mi lado -ordenó Hoseok y Jimin obedeció- me gusta que seas tan sumiso, se puede notar la buena educación que se te ha dado -dijo halagando, pero los familiares del menor no lo veían de esa forma.
Dominar no era algo de lo que sentirse orgullosos.
-Es verdad, mostrarles a los omegas cuál es su lugar es indispensable -apoyó el Rey Jung- mejor pareja no se te pudo haber conseguido, podrían incluso pasarnos consejos sobre los castigos que imponen a los rebeldes, hay unos cuantos en nuestro Reino -mencionó mientras la comida empezaba a ser servida.
-Mi hermana, la princesa Kim de Park Ji Soo es la encargada de la educación y disciplina de los omegas, sin problema puede pedirle consejos a ella.
-Por supuesto, seremos familia después de todo -le sonrió- consuegros, que privilegio, hizo un excelente trabajo -la omega sólo hizo una ligera inclinación en agradecimiento, puesto que no se le había permitido hablar.
-Habla, querida -permitió su esposo.
-Me siento honrada de que sea usted quien me halague, y el verdadero privilegio es de nosotros por aceptar a nuestro hijo.
-Pueden empezar a comer -ordenó el Rey Kim y después de que el diera el primer bocado los demás Alfas lo hicieron también, Jimin espero por el permiso del que sería su Alfa que le sonrió y asintió, sólo entonces empezó a comer aguantando el suspiro que deseaba soltar.
Todavía no se casaba y ya se había cansado de tener que ser sumiso.
"Es por el pueblo, no olvides que es por el pueblo" se recordó.
Luego de la cena que trató sobre cómo poner en su lugar a los omegas, el Rey Kim sugirió que la futura pareja saliera a dar un paseo para conocerse mejor, el Alfa Hoseok estaba más que feliz con la idea de tener a su prometido a solas con él así que tomando su mano salieron, su madre de forma discreta le recordó que tenía que sonreír y sólo frunció los labios en respuesta.
Ahora si sentía que se le caería la cara si lo intentaba, no podía fingir ser feliz cuando todos sus sentidos le decían que estuviera alerta.
-¿Cuántos hijos te gustaría tener, Jimin?
"Contigo ninguno, menos si son omegas"
-Más de uno, por supuesto.
-Es bueno coincidir, porque quiero cuatro y que sean dos de ellos Alfas.
-Bueno... Eso no se decide.
-Tal vez tengamos suerte.
-Si, tal vez... aunque tener sólo alfas no estaría mal.
-No estoy seguro de eso, surgen envidias entre Alfas, nuestra naturaleza es competitiva después de todo.
-Nunca he visto pelear a mis primos.
-No todos son iguales, Jimin, tal vez ellos tienen una buena relación pero no siempre es así, la mayoría de las veces existen diferencias.
-Tiene razón, Alfa -suspiró.
-Así es, ahora cuéntame más de ti -pidió- quiero conocer bien a mi futuro esposo.
-Puede preguntar lo que guste, mi vida no es muy interesante.
-¿De verdad?, yo siento lo contrario -se acercó y colocó su mano en la cintura del menor, que evitó tensarse por el atrevimiento y siguieron caminando.
Respondió las dudas del Alfa con paciencia y estuvo tranquilo ante las caricias que recibía por parte de Hoseok, más de una vez sintió el aliento del mayor en su mejilla poniéndolo alerta, alejándose de forma discreta, aguantando las ganas de darle un buen golpe por violar su espacio personal.
"Sumiso, sumiso, eres sumiso... O se supone que lo eres".
-Dime Jimin, ¿tus labios ya han sido besados?, puedes ser honesto -preguntó sin quitarle la mirada de encima.
Si pero no contaba, había sido con su primo Tae mientras jugaban y ambos habían limpiado sus bocas mientras hacían muecas de asco, un accidente.
-No en realidad, los únicos Alfas con los que he convivido son mis primos.
-Me gusta eso, ser el primero -llevó su mano al mentón del menor y acarició con el pulgar el suave labio de Jimin, que no tardó en ponerse alerta.
-Lo estoy guardando para el día de mi boda -dijo con la esperanza de hacer que se alejara el Alfa.
-Qué más da si tu futuro esposo seré yo- respondió acercándose y el pánico invadió a Jimin.
No podía rechazarlo porque era un Alfa, aunque no quisiera estaba obligado a aceptar, Hoseok tenía razón, iban a ser esposos de todas formas, así que se resignó y esperó por el toque de los labios del Alfa, que para su suerte no pasó a más de un simple y ligero rose.
Aunque eso no quitaba lo incómodo, estaba siendo besado por el que iba a ser su esposo y no estaba sintiendo nada.
Cuando el Alfa se alejó sonrió como si hubiera ganado el mejor de los premios mientras Jimin apartaba la mirada sintiendo su corazón oprimirse, se casaría con alguien por el que no sentía amor o por lo menos deseo.
Claro que lo que el Alfa supuso era que Jimin se había avergonzado por tan íntimo acto que apartó la mirada por eso.
-Se que seremos felices Jimin, por eso es que en este momento te entrego el anillo -dijo sacándolo de su bolsillo y colocándolo en el dedo anular de la mano derecha del menor- no puedo esperar a la boda.
-Tampoco yo...-murmuró viendo la argolla dorada en su dedo.
Después de un rato más caminando, Hoseok acompañó a Jimin hasta su habitación dónde en despedida le dio otro beso y se alejó.
Sólo entonces Jimin pudo respirar tranquilo y en la intimidad de su habitación darse fuerza, porque fingir algo que no era le estaba resultando más difícil de lo que pensaba.
¡Y todavía no se casaba!
-Puedes hacerlo -murmuró para sí mismo mientras se abrazaba, la puerta fue abierta y volteo de inmediato, Tae entró por ella con un vaso de su bebida favorita, café frío, algo simple pero le encantaba.
-Pensé que lo necesitarías -le sonrió.
-Gracias Tae -se acercó y tomó la tasa enseguida.
-Lindo anillo, para ser honesto pensé que te lo daría en la cena.
-Yo había olvidado que me tenía que dar uno, estaba más preocupado por no poder hacer nada si a él se le ocurría querer meterme mano.
-No lo hizo, ¿verdad? -preguntó alarmado y sintiendo enojo.
-No, sólo me besó -suspiró- nunca imagine que no fuera a sentir algo cuando por fin besara a alguien.
-Tal vez en la cama sea mejor.
-No me hagas pensar en eso -pidió con desagrado mientras se acercaba a la ventana y un rápido movimiento en el bosque llamó su atención, agudizando sus sentidos notó que era un ejército que estaba ocultándose- Tae... Creo que estamos por ser traicionados.
-¿De qué estás hablando? -caminó rápido a su lado.
-Esos guardias venían con el Rey Jung, algunos se están desviando al pueblo y son más de los que deberían, dado que se supone que vienen en paz.
-Hay que ayudar al pueblo -se dio la vuelta y Jimin lo detuvo- ¿qué haces?, ¡acabas de decir que van a atacar!
-El pueblo sabe defenderse ahora, preocúpate por nosotros, que tenemos al enemigo aquí adentro y si lo que estoy pensando es cierto... Es tu padre el que está en peligro.
-Por la luna...-soltó sorprendido- quieren matarlo y así quedarse con el Reino.
-Eso si es que lo permitimos, pero no va a pasar, avisa a tus hermanos y a mi padre, yo iré con el Rey.
-Entendido -asintió y salieron deprisa por rumbos diferentes, no sin antes tomar sus armas y ocultarlas.
-Parece que en lugar de boda será en realidad la guerra -suspiró de alivió- igual no quería casarme -empezó a correr mientras miraba a todos lados, escucho ruido en la habitación real y se puso alerta, vio salir a su tío en pijama pero con una espada apuntandolo.
-Jimin -dijo con sorpresa- no me asustes de esa forma, pensé que era alguien más.
-Entonces llegué a tiempo, el Rey Jung pretende tomar al Reino Kim y asesinarte, algunos de sus guerreros ya fueron al pueblo.
-¡Debemos hacer algo!
-El verdadero peligro está aquí dentro, ahora vuelve a dentro que tengo un plan -ordenó.
-Nunca creí verme en esta situación, siendo mandado por mi sobrino -suspiró obedeciendo.
-¿Dónde está la reina?
-Aquí estoy, ¿qué sucede? -preguntó mientras salía del baño en bata.
-Estamos bajo ataque, escondanse por el pasadizo secreto.
-¡¿Así vestida?!-
-Eso no importa, háganlo ahora.
-¿Y tu Jimin? -preguntó preocupado el Rey.
-Yo seré la carnada -caminó hasta la corona- con su permiso majestad -dijo antes de ponersela junto a la capa del Rey -cuando sea seguro podrán salir, le dije a Tae que fuera por sus hijos, no deben tardar en venir, hasta entonces no salgan.
-Cuídate -dijo la reina y ambos se ocultaron, Jimin quitó rápido el hanbok rosa y quedó en camisón, salió así de prisa y por medio de pasadizos llegó hasta los caballos, montó sobre uno y empezó a alejarse.
-¡El Rey escapa! -gritaron a su espalda y escuchó ruido detrás, eran caballos acercándose.
Y él sabía a dónde llevarlos perfectamente.
Desenvaino su espalda y bajó del caballo de un salto para enfrentar a los guerreros, que al verlo se sorprendieron.
-No es el Rey, es el Duque Jimin.
-Y ustedes acaban de caer en la trampa -sonrió antes de empezar a atacar, matando uno por uno a los enemigos, desde su lugar observó a su pueblo pelear y ganar, sonrió con orgullo y observó dos caballos más acercarse, con el Rey y príncipe Jung.
-Tu no eres el Rey -dijo sorprendido Hoseok, bajando del caballo, luego vio la espada en la mano y a sus guerreros muertos- ¡eres un rebelde!
-Aquí se les dice guerreros -se quitó la capa y la corona, dejándolas sobre el caballo -ahora dime tus últimas palabras antes de morir.
-Solo es un omega, mátalo -ordenó el Rey Jung- te conseguiremos otro.
-Es una pena, él realmente me gustaba.
-Te regreso tu anillo -se lo arrojó- y realmente son ingenuos si creen que lograrán conquistar este reino.
-¡Mátalo! -gritó a su hijo y la pelea empezó, esquivando y atacando con la espada, cuando Jimin consiguió estar apunto de ganar el Rey Jung atacó por la espalda a Jimin y la lucha se hizo de dos contra uno, el sonido del trote de caballos llegó a sus oídos, sin saber si alegrarse o sentirse acorralado.
Con un ágil movimiento de mano hizo que la espada cayera de la mano de Hoseok, tomó impulso y lo pateo para hacerlo caer mientras que al Rey lo tiró de otra patada, se dio la vuelta y observó a más enemigos llegar, la risa del Rey Jung llegó a sus oídos.
-Creo que por tu bien deberías rendirte, no vas a ganar.
-Moriré con honor -lo miró- y no me iré sólo -dijo antes de dar un rápido corte en su cuello, matando así al Rey Jung.
-¡No! -gritó Hoseok- ¡te mataré! -se levantó y con espada en mano se acercó a Jimin, junto a los cuatro Alfas que acababan de llegar y bajaron del caballo, acorralando al menor hasta la orilla del río, realmente sintió su fin llegar.
Hasta que dos flechas impactan en el cuello de dos Alfas, pudo ver a una de sus guerreras más jóvenes con el arco en mano.
-¡Justo a tiempo Hyuna! -felicitó y más confiado comenzó a luchar de nuevo, ignorando el cansancio que empezaba a invadirlo.
Más enemigos llegaban pero también sus aprendices lo apoyaban luchando a su lado, una verdadera guerra que iban ganando.
Pero la desesperación hace que las personas actuen por impulso y el príncipe Hoseok al verse acorralado decidió que para salvar su vida tendría que tomar de un rehén, jalando del cabello a una de las omegas y colocando una daga en su cuello, caminó con ella a la orilla del río, donde la corriente era más fuerte y honda.
Jimin se detuvo de inmediato.
-Dejala -ordenó.
-¡Un omega no da órdenes!, ¡las obedece! -gritó molesto- ¡maldito rebelde!
-Tu molestia es conmigo, sueltala.
-Yo no obedezco órdenes de omegas.
-¡No se detengan por mí! -grito Hyuna- ¡acabe con ellos maestro Jimin!
-Es admirable su valor, debo admitir, vamos a ver el tuyo -sonrió antes de apuñalar a la chica y lanzarla para que la corriente se la llevará, aprovechando para escapar pero una flecha impactó en su hombro y los Alfas Kim ya lo están acorralando.
Jimin se lanzó tras de Hyuna al río, ignorando los gritos de su nombre, tenía que salvar a la joven omega.
-¡Hyuna!, ¡sostente de algo!
Los caballos se escucharon a los lados, sus guerreras más experimentadas estaban listas para ayudarlos a salir.
-¡La cascada está cerca Jimin!, ¡sal de ahí!
-¡No! -dijo mientras estiraba su mano para tomar la de Hyuna.
-¡No lo lograré maestro!
-¡Claro que sí!, ¡estira tu mano! -ordenó, la agarró con fuerza y la acercó a su pecho -¡lanza la cuerda!- miró a Yun, la mujer obedeció y Jimin tomó la cuerda e hizo un amarre en el cuerpo de Hyuna para que la sacarán primero mientras él se sostenía de una piedra, otra cuerda le fue lanzada y suspiró de alivió, sus rodillas ardían por la fuerza con la que intentaba detener el arrastre del agua, así como sus manos por aferrarse a las piedras.
Todo había terminado... O eso parecía.
-¡Viva el Rey Jung! -gritó un Alfa antes de lanzar una flecha que dio en el hombro de Jimin.
-¡Jimin! -gritó el Duque al ver a su hijo soltar la cuerda y dejarse arrastrar por el río.
Yun tomó la cuerda y se lanzó al río para alcanzar a Jimin antes de que cayera.
-¡Toma mi mano! -pidió pero notó entonces sangre salir de la frente del joven omega, se había golpeado con una de las piedras por la fuerza del agua.
Estaba inconsciente.
-¡NO, JIMIN! -gritó pero ya era tarde.
El cuerpo ya había caído por la cascada.
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