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La situación en el Reino había mejorado considerablemente, al principio hubo murmullos disconformes con que los omegas fueran parte de la Guardia Real, pero se ignoraron, Jimin sabía y había comprobando que los hechos eran su mejor arma para callar los comentarios.

Los rumores de que el ex Reino Jung tenía problemas llegaron a oídos enemigos que no dudaron en querer aprovechar la oportunidad atacando y fue entonces que el valor de sus guerreros se demostró al pelear sin titubeo. 

—Presiento que no serán los únicos en intentar derrocarnos.

—Entonces la lista de decepciones comenzará, porque no permitiremos que consigan ganar —aseguró el rubio. 

—Capitán, se acerca otro grupo de Alfas por el este. 

—Entonces hay que ir a recibirlos como se debe —sonrió. 

Y con espada en mano, cabalgaron hasta distinguir a lo lejos las tropas enemigas, a las que no dudaron en atacar, mientras que otra parte del grupo defendía a los habitantes del pueblo que huían asustados al ser atacados. 

Algunos Alfas ayudaban protegiendo el pueblo peleando junto a los Omegas, unidos para obtener en conjunto la victoria, después de todo tenían orgullo y no pensaban permitirse perder una vez más.

Ya lo habían hecho ante el Reino Kim, no pensaban hacerlo de nuevo.  

Después de un intenso combate que dejó varios cuerpos en el suelo, el príncipe Jin levantó su espada celebrando la victoria junto al pueblo entero, nada como un combate juntos para animar y reforzar lazos. 

Después de ese más llegaron y por seguridad Jimin tuvo que pedirle a Kook no continuar con sus visitas mensuales temiendo que pudieran atacarlo en el camino, esa decisión le pesó poco tiempo después ya que su Omega se había acostumbrado a las visitas y cuando el primer mes pasó y no llegó se entristecio. 

La solución para no dejarse dominar por esa emoción era ganar a cada tropa enemiga que aparecia, hasta que se dieran cuenta de que no tenían oportunidad alguna contra ellos, sólo así podría ver a su Alfa.

Pero por más batallas que ganará, el fin no se veía tan cerca y un mes, se convirtió en cinco, hasta que hartos de continuar perdiendo, el otro Reino al fin decidió rendirse antes de terminar siendo los derrocados, pero ya era demasiado tarde, en los planes de los hermanos Kim y Jimin no estaba dejarlos ir tranquilos como si nada cuando la lucha duro casi medio año, asi fue como junto a sus guerreros decidieron ir directamente y atacarlos tal como ellos habían hecho hasta tener el filo de su espada en la garganta del Rey.

Fue puesto bajo custodia esperando al Rey Kim para su veredicto y a su esposa que parecía más un saco de golpes por los moretones en sus brazos y piernas se le ordenó quedarse en su habitación junto a sus hijos, Jimin quería hacer que la mirada de terror por ella y sus pequeños que eran Omegas desapareciera, pero entendía la incertidumbre. 

—No debes temer, ustedes estarán bien. 

—No sabíamos que el Reino Jung contrataba rebeldes… 

—No somos rebeldes, somos guerreros, la guardia real de la nueva extensión del Reino Kim. 

—¿Omegas siendo parte de la guardia real? —preguntó sin poder dar crédito de lo que escuchaba.

—También lo creí imposible cuando empece a entrenar a escondidas, pero terminó volviéndose una realidad cuando demostre la valía de los Omegas, somos más que sumisos compañeros que atienden a su Alfa y de ti depende que tus hijos sigan la cadena o forgen su propio destino, ¿te gustaría ver esas marcas en ellos? —señalo los moretones en sus brazos y rostro. 

La Omega los observó durmiendo tranquilamente, resguardados en su nido y ajenos a lo que sucedía, tan sólo descansando.

—No. 

—En ese caso podrías ayudar a cambiar la percepción de la gente, conoces al pueblo. 

—No me escucharán…

—Lo harán si consigues que te tomen en serio y eso será demostrandoles que la palabra de los Omegas también cuenta.

—¿Cómo puedo hacer eso?

—Puedes empezar dejando de inclinar la cabeza ante ellos, eres la reina, se te podría caer la corona. 

—¡El Rey Kim llegó! —avisó Tae y el Omega dejó a la mujer pensando mientras iba al encuentro con su tío.

—Capitán.

—Magestad —hizo una reverencia. 

—Buen trabajo, contigo a cargo no tardaré en ser el Rey de medio país.

—Es un Park, ¿que esperabas? —habló Chanyeol orgulloso. 

—Padre. 

—Bien hecho hijo, me da gusto verte después de tanto, siento decirte que venimos sólo nosotros. 

—No esperaba a nadie más —dijo avergonzado por la insinuación.

—El Rey está encerrado abajo —avisó Tae. 

—Me encargaré del resto, esto les enseñará la fortaleza de nuestro pueblo, derrocarnos no es nada sencillo. 

Jimin espero pacientemente a que su padre y el Rey salieran para preguntar por el destinó de la Reina y sus hijos, su promesa no eran solo palabras, después de todo también fueron víctimas de los malos ideales de los Alfas sobre los Omegas. 

Recorriendo un poco del castillo junto a Tae y conversando sobre los futuros planes del lugar pues ambos sabían que los interrogatorios del Rey eran largos.

—¿Quién crees que se encargará de esta parte? —preguntó Jimin. 

—No me molestaría hacerlo.

—¿Y por dónde piensas empezar? 

—No estoy seguro, pude observar que no hay un camino correcto que lleve a un rápido cambio en el pueblo, todo lleva tiempo y la paciencia es la base de la victoria.

—Es verdad.

Después de unas horas fue que salieron y fue entonces que se acercó a su tío.

—¿Todo en orden? 

—Asi es, nada con lo que no haya lidiado antes, ¿sucede algo? 

—¿Que pasará con la esposa y los hijos del Rey derrocado? 

—¿Que sugieres? 

—Protección, son víctimas. 

—¿Estás seguro? 

—La Omega tiene golpes en su rostro, su expresión al vernos era de preocupación más que miedo aunque no precisamente por ella, sino por sus pequeños que son Omegas también. 

—Lo pensaré, mientras ve preparandote, es momento de volver. 

—¿Con Jin? 

—No, con tu padre al Reino Kim, tu trabajo aquí a terminado —dijo antes de seguir su camino dejando atras al rubio. 

—Volver… —murmuró con sorpresa, el tiempo había pasado tan pronto que veía todavía lejano regresar con su madre a sus cotidianos deberes, así que no puso resistencia y subió junto a su padre al carruaje.

—Tu madre se pondra muy feliz cuando te vea llegar, te ha extrañado mucho. 

—También yo, aunque no me salvare de sus clases de modales. 

—Eso es un hecho —se rieron, conocían tan bien a la mujer que no dudarían de que quisiera cubrir el tiempo perdido. 

Fue después de horas de viaje que empezó a vislumbrarse el pueblo del Reino Kim, sintiendo la calidez por la familiaridad del lugar.

Al fin en su hogar.

Saludó a los pequeños que lo veían con emoción, siguiendo el carruaje mientras gritaban que el Duque Jimin había regresado, haciendo salir a más personas, hasta llegar a oídos del castillo donde con las puertas abiertas y sus guerreros formados lo esperaban, su madre junto a la Reina se dejaron ver cuando el carruaje se detuvo y en cuanto bajó no dudaron en acercarse. 

—¡Jiminie! —dijo feliz su madre.

—Estoy de vuelta —mencionó abrazando a la mayor. 

—Y no sabes el gusto que me da, te extrañe mucho. 

—Bienvenido querido —saludo la Reina.

—Tía, es bueno verte, ¿cómo les va por aca? 

—No hay mucho que reportar, Nam hace un buen trabajo. 

—¿Dónde está? 

—De seguro en la oficina, no nos dio tiempo de avisarle tu llegada, apenas escuchamos decidimos verificar por nuestra cuenta. 

—Cariño —habló Chanyeol a Jisoo. 

—Gracias por traerlo, ya era hora de que volviera. 

—Lo sé, tiene varios pendientes por aquí. 

—Pero lo primero es que vayas a descansar, nos reuniremos para la hora de comer; mientras le avisaré a Nam. 

—Yo lo hago, me queda de pasada, nos vemos en un rato más —aviso el rubio antes de empezar a avanzar. 

—Claro hijo. 

Habló su madre y se quedó junto a Chanyeol y la Reina, él camino hasta llegar a la oficina, tocando suavemente y entrando cuando le fue permitido.

—¿Jimin? —preguntó con sorpresa Nam mientras se ponía de pie.

—Gusto de verte de nuevo. 

—¿Cuando llegaste?, no escuché al respecto —se acercó para abrazarlo.

—Hace poco, la tía y mi madre mencionaron que no pudieron avisarte así que quise venir a darte la sorpresa.  

—Es una muy grata, escuche que no ha sido nada sencillo el ex Reino Jung. 

—Me temo que no fui de mucha ayuda, pero estoy convencido de que mis errores ayudarán a Tae para hacerlo mejor. 

—Sólo tienes un corazón demasiado noble.

—No lo digas como si fuera bueno, pueden engañarme por culpa de eso. 

—Estoy seguro de que no volverá a sucederte, no eres de los que caen dos veces con la misma piedra. 

—Estas en lo cierto, aunque en este caso debo aprender primero a separar el sentimentalismo de mi deber, pero cuentame de ti, tu de seguro estas bien enterado de los avances que tuve pero yo de ti no, ¿como te va siendo el nuevo encargado del Reino? 

—Sólo ayudo un poco.

—No te quites mérito, sin ti él Rey no podría salir a los otros reinos y quedarse días para supervisar todo. 

—Supongo que tienes razón —sonrió pero Jimin no sintió sinceridad en ella.

—De todas formas sabes que no tengo problema en ayudarte si lo necesitas.

—Te agradezco, pero primero deberías descansar, estuviste en guerra  por varios meses, debes estar cansado. 

—Soy más resistente de lo que piensas, pero tienes razón, un poco de descanso me vendría bien. 

—Así es, después hablaremos de tus actividades.

Salio de la oficina y al llegar a su habitación fue recibido con la bañera lista.

—Su madre ordenó prepararle el baño, Duque Jimin —explicó la omega. 

—Esta bien, gracias. 

Eso y el masaje posterior hicieron que cayera dormido hasta que las caricias de su madre en su mejilla lo despertaron.

—Me duele el cuerpo. 

—Era evidente que lo haría, eres muy fuerte pero todos necesitamos descanso, la comida está lista, ¿quieres que la mande subir? 

—No, me arreglare y bajo.

—Te ayudo entonces. 

Con una apariencia menos adormilada, bajo del brazo de su madre al comedor donde ya se encontraban todos reunidos y sentados en sus lugares para empezar a comer. 

—Mi precioso hijo al fin en casa —mencionó feliz su padre mientras tomaba su mano y dejaba un beso al tenerlo sentado a su lado. 

—Así es, sólo falta su acompañante, ¿ya te has comunicado con él? —preguntó la mayor avergonzando a Jimin.

—Apenas acabo de llegar, madre. 

—Escribir una carta no le cuesta nada a nadie. 

—Sobre eso… me temo que no responderá aunque la envíes, al menos no pronto —interrumpió Nam. 

Un nudo se instaló en su estómago.

—¿Qué sucedió? —preguntó con un mal presentimiento. 

—El Reino Jeon sufrió un ataque hace dos días… quienes están en guerra ahora son ellos. 

Gracias por su paciencia❤✨

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