Capítulo 7: los Seymour
Había pasado una semana en donde Suzanne olvido aquella misteriosa conversación entre su madre y aquel misterioso hombre que tenía por nombre Abel
la joven hasta había pensado que se trataba de un sueño que había tenido aunque también estaba seguro de que aquello había ocurrido en realidad
aquella tarde, y como modo de relajar su mente durante ese periodo, Suzanne decidió pasear por Londres hasta que llegó a Hyde Park, en donde tomó asiento en muchos de las sillas del aquel parque, pero mientras veía a las personas pasear con sus amigos o jugar con sus perros, hubo algo que captó la atención de Suzanne
se trataba del mismo hombre de pelo rizado pelirrojo, en ese momento tenía puesto unos pantalones negros y una especie de jubón rojo escarlata, en un principio, Suzanne pensó que se trataba de un espejismo por lo que cerró momentáneamente sus ojos y cuando los abrió se dio cuenta que dicho hombre se estaba alejando, por lo que Suzanne se levantó de su asiento y empezó a seguirle
trato de hablarle, pero sintió que sería imposible así que se limitó a seguirle hasta que vio que dicho hombre se escondió por un muro y antes de dirigirse, alguien la agarró del brazo metiendola detrás del muro y allí pudo ver a aquel hombre de apariencia casi juvenil como también sus ojos color rojo claro
-¿porque me seguías?- le preguntó Abel Seymour a Suzanne
-¿qué hacías en mi casa hace una semana en la noche?- le preguntó Suzanne
-entonces escuchaste todo verdad
-¿a qué te refieres?- le preguntó Suzanne bastante confundida
-lo que te voy a contar puede que te resulte muy difícil de creer- le decía Abel -además, estaría desobedeciendo una norma que tu mamá me impuso, aunque eso no me importaría en absoluto
-en serio de qué está hablando- le volvió Suzanne a cuestionar a Abel
-acompáñame primero- le dijo Abel y entonces, tras apartarse junto con Suzanne, Abel sacó de su pantalón, una especie de varita color roja y tras unos leves movimientos, apareció un portal con una potente luz -si quieres descubrir muchas cosas entra por favor
Suzanne dudo aunque después se adentro junto con Abel al portal
la travesía dentro de aquel portal fue muy rápida y después sintió como una fuerza la empujó y cayó sobre un suelo lleno de tierra aunque después se levantó y vio que estaba en una especie de cabaña, vió también una mesa cuadrada de madera, una fogata que estaba calentando una olla y un estante con algunos libros
-¿te gusta?- le preguntó Abel a Suzanne cuando este llegó y la joven se ponía de pie
-¿que es este lugar?- le preguntó Suzanne mientras trataba de procesar todo lo que había pasado
-es mi humilde hogar. Estás en territorio del aquelarre mágico ingles, aunque no se nos permite traer humanos aquí- le dijo Abel -me presento, mi nombre es Abel Seymour, aunque si escuchaste la plática que tuve con tu mamá debiste de haber escuchado como dijo mi nombre
-enserio no se que signifique esto así que podrías explicarme lo que pasó esa noche o que es lo que está pasando- demandó Suzanne a Abel
este, invitó a Suzanne a sentarse en una de las sillas, algo que está aceptó y ambos se sentaron frente a frente
-considero que si vas a saber la verdad es necesario decirte los antecedentes- le decía Abel a la joven -mi familia, los Seymour, somos una familia de brujos rojos, descendemos de una mujer que es conocida como la primera Seymour, mujer que fue considerada la bruja más poderosa de toda Inglaterra, pero sería su hija, de nombre Úrsula Seymour, que empezaría a desarrollar una magia mucho más poderosa, la magia roja, que se obtiene a través de la sangre de animales y de manera voluntaria por los humanos. Pero mis antecedentes vivían en una época complicada, ya que la iglesia católica, y después la anglicana, decían que éramos adoradores de Lucifer, por lo que empezaría una persecución que duraría muchos siglos, sería en el año de 1345 que, el brujo rojo, Anthony Seymour, pactaría un trato en Stonehenge con el líder de los demonios, Aamón Koresh, dicho pacto fue conocido como el Tratado de Stonehenge, fundando así la Comunidad Mágica de Reino Unido
-¿y eso que tiene que ver conmigo o mi madre?- le cuestiono Suzanne
-yo tengo un hermano mayor, Henry, él tuvo un breve pero apasionado romance con tu mamá, solo que ella no sabía que era un brujo hasta que mi madre, Margaret Seymour, se enteró y decidió visitar a tu madre para decirle que Henry era un brujo y hasta donde tengo entendido ella no lo tomó del todo bien- le decía Abel -la cuestión era que tu mamá ya estaba embarazada de ti y de tu hermana, mi hermano quiso hacerse cargo de ustedes, pero tanto mi mamá como la tuya se lo impidieron
aquella revelación tomó por sorpresa a Suzanne, darse cuenta que su padre no las había abandonado fue como si cayera sobre ella un balde agua fría
-pero eso sería imposible- le contestó Suzanne -además, yo no puedo ser una bruja
-tienes el pelo rojo Suzanne, algo muy característico en el aquelarre y más para los Seymour, tus ojos son de color también rojo, un rasgo también muy característico de los Seymour, además, ya estas en edad para presentar los síntomas- le dijo Abel y Suzanne se mostró muy extrañada cuando Abel, su supuesto tío, le mencionó sobre unos sintomas -los síntomas son ardor en la garganta o esofago, aparición de una estrella de cinco puntas en la parte de atrás del cuello, atracción y resistencia al fuego y una fuerte fiebre que durará solo tres días
-en caso de que eso fuera cierto, mi hermana también los tendrá- le volvió Suzanne a cuestionar a Abel
-Kate es una humana común y corriente. Ella recibió genes humanos mientras que tú recibiste los de tu padre- le dijo Abel- respondeme algo Suzanne, ¿ya has presentado algún síntoma?
-en la noche- se sinceró Suzanne -tomó casi todas las noche agua para calmar ese ardor
-te dare un consejo. Antes de que aparezca la estrella habrá un ardor muy fuerte y te recomiendo que no lo toques por más que duela
-y si fuera una bruja y terminará los síntomas que pasara
-lo que creo que fue la razón por la que mi madre y la tuya no permitieron que Henry te criara aquí en el aquelarre. Tendrás que estar por un tiempo aquí en el aquelarre para que aprendas a controlar tus poderes
aquella idea hizo que Suzanne se estremeciera un poco, ya que la idea de abandonar a su hermana y madre era algo que no soportaría, y como si adivinara los sentimientos que tenía, Abel la tomó de su mano
-se que es difícil para ti, pero no tienes que echarle la culpa a tu mamá sobre no haberte contado de esto- le decía Abel -a veces una madre actúa de formas que no entendemos por amor a sus hijos, tu abuela no es mala, no negaré que es estricta y mucha de las veces es muy justa, pero te puedo asegurar que hasta ella debió de haberte protegido muchas veces
-me sera difícil procesar todo esto- le confesó Suzanne mostrando una leve sonrisa
-si tu quieres hablar de esto con tu mamá puedes hacerlo, no te impediré, solo te pido que no seas tan dura con ella- le respondió Abel para después soltar a Suzanne y levantarse de su asiento -es hora de que vuelvas a Londres
-nos volveremos a ver- le preguntó Suzanne poniéndose de pie
-si quieres verme puedes buscarme en el muro, solo golpea seis veces el muro- le respondió Abel para después sacar su varita y abrir otra vez el portal -tendrás tu varita luego de que concluyas tu entrenamiento, cada comunidad tiene armas distintas, nosotros las varitas, los vampiros tienen espadas mágicas, los transformadores usan lanzas y los demonios usan látigos
-no sabías que había eso- le respondió Suzanne
-aprenderás sobre la comunidad mágica. Claro, si tu quieres
Suzanne acepto y después de despedirse de su tío, atravesó el portal y esta vez no cayó sobre el pasto de Hyde Park, ante esto, decidió regresar a su casa y decidió que, por el momento no le diría nada a su madre y a Kate
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