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Capítulo 7

Shade miro el galeón de cuatro palos que les había rebasado momentos atrás, pese que era una nave mucho más grande y pesada no pudo más que leer el nombre del navío mientras esta se alejaba.

—El «Rompiente de Mareas» —Murmuro.

—Es la nave del Capitán Lebore –Dijo Delmos que se acercó a Shade trayendo con cierta dificultad, un arcón al hombro. –Es un viejo amigo-rival del capitán Casco, y aquel parece ser el «Petrel» —Agrego señalando un velero de vela color azul que avanzaba con gracia por el agua, hasta el punto de que parecía más deslizarse que avanzar.

—Te ves muy joven para ser un grumete. –fue el comentario de Shade, nunca había sido bueno para iniciar conversación y esa vez tampoco lo fue pues Delmos le dirigió una mirada ofendida.

—No soy un grumete, soy Delmos; el oficial de cubierta, y el hijo del capitán.

—Oh, perdona, no lo sabía.

Aun así el chico suspiro con cierta tristeza.

—No importa, ya antes me han confundido, empezando con mi propio padre... —Bajo el arcón y el sonido metálico provino de este.

— ¿Que llevas ahí? Si se puede saber.

—Espadas y hachas oxidadas –Respondió –Nuestro armero Varhel se ha lesionado la mano y no puede arreglarlas, por eso las llevo a guardar en el camarote de mi padre, él puede hacerlo en cuanto me toque relevarlo en el timón.


—Permíteme –Se ofreció Shade mientras miraba en el arcón las piezas necesarias –Se de armas y su manutención.

—No señor, es un pasajero y...

—¡¡Delmos no pierdas el tiempo, y ayuda, la turbulencia está aumentando!! ¡¡Heris, Mide, arrizad las velas!! Malcor, asegura los nudos del aparejo.

El Capitán Casco fue quien había hablado desde el timón, este señalo a varios marinos que intentaban atar la gavia del palo de mesana, una labor que se hacía cada vez más difícil al arreciar la fuerza del viento. Las ráfagas, que a menudo cobraban mayor fuerza en ese tramo de mar, contribuían a la turbulencia.

Shade sabía poco de navegación por el mar, y de haber preguntado, le hubieran explicado que el paso por donde estaban navegando era conocido como la Serpiente Negra, debido a una serie de islas a flor de agua, rodeadas de arrecifes y aguas bajas donde la cresta submarina se extendía desde las islas, esto provocaba diversas fuerzas en las corrientes, las cuales entrechocaban haciendo la navegación por ese paso difícil para una embarcación media como «La Cruz del Olvido».

Uno de los marinos soltó el nudo de un aparejo y el bergantín pareció dar un brinco en el agua. La caja con armas oxidadas no se deslizo por la cubierta por que Shade la detuvo con un pie, aunque casi se fue de bruces al suelo con otro salto del barco sobre las olas del mar. Unos momentos después, se sentó en un banquillo levanto un sable parcialmente oxidado. Sonrió ligeramente y después de que acerco un cubo con agua decidió ayudar en algo.

Miro el sable y después tomo una muela* con movimientos cortos y curvos afilo el arma unos momentos después, tomo otro sable que fue sucedido por una de las hachas. No vio que el capitán Casco había notado su acción y que avanzo hacia a él con las cienes palpitándole dispuesto a regañarlo, pero se detuvo al ver que estaba haciendo algo útil.
El capitán gruño entre dientes y respondió con un gruñido a uno de su marineros antes de volver a sus deberes, echando pestes sobre los pasajeros y como eran una molestia.

Shade una vez termino de afilar de la punta a la guarnición las espadas, uso un pincel para untar las armas con un aceite para evitar así que volvieran a oxidarse. Miro disimuladamente para ver si lo observaban y cuando comprobó que no, paso la mano sobre las armas recién afiladas.

—Berekur ipdo benne dikte. –Murmuro y los ojos azul pálido de Shade emitieron una luz como un relámpago.

—Servirá de poco –Dijo la voz de Dana a espaldas de Shade.

—Quiero que tengan algo de ventaja, no sé si deba intervenir en su lucha.

La luz de la luna sobre la nieve recién caída,hubiera sido más cálida que la expresión de esa niña.

El día paso lentamente para el «Destinario» e hija. Sin embargo no podían negar que «La Cruz del Olvido» surcaba las aguas con maestría, casi dándole alcance al «Rompiente de Mareas» que siempre se mantenía delante por 200 metros a babor y proa*.

La tarde tiño de color ámbar, cobre y rubí el mar y el horizonte en una hermosa vista que a Shade le pareció macabra. Era la belleza antes de la fealdad.

De improviso, se escuchó un grito estrepitoso proveniente del «Rompiente de Mareas» y un poderoso rugido que parecía provenir de las profundidades.

—Ha iniciado... —Dijeron al unísono padre e hija.

—¡¡MONSTRUO!!

De las profundidades, primero salieron las cuatro cabezas menores.

Que en realidad eran largos tentáculos, dos de los cuales los extremos que emergían tenían ojos deformes e hinchados por la sal marina, mientras que los otros dos tenían fauces como un tiburón; todos los tentáculos-cabezas tenían una especie de exoesqueleto como el del vientre inferior de una langosta. Y bajo esta coraza surgían entre 6 a 10 dedos de falanges largas, acorazadas parecidas a las patas de un cangrejo.

Los ojos de Shade captaron como uno de los tentáculos-cabezas con fauces agarraban a un marinero y de un movimiento simple partió en dos al desdichado con sus filosos dientes.
Después, salieron del mar, las últimas tres cabezas.

Apenas podían notarse los rasgos de su verdadera forma, si es que aun los poseía, tenía un hocico corto y ancho recordando más al rostro de un oso que al de un dragón; sin labios visibles pues en las fauces de las tres cabezas mayores se notaban unos dientes filosos que harían la "sonrisa" de un tiburón blanco, algo "hermoso" los dientes principales que estaban en la parte frontal eran tan grandes como un hombre y sobre estos podían notarse cuatro cuencas oculares con ojos amarillos que desprendían una luz luminiscente.

Tras la cabeza la parte de la nuca que se unía al cuello tenia igualmente un exoesqueleto aunque se notaban unas púas que recorrían a modo de cresta doble el cuello. De entre el agua se notaba una forma que se oscurecía entre las aguas, Shade miro detenidamente las mandíbulas y haciendo un par de cálculos, se dio a la idea de que el monstruo, debía medir entre setenta a cien metros de largo desde sus cabezas principales a la punta de su cola; que salía pocas veces a la superficie.


—¡¡Giren todo a estribor!! –Grito el capitán Casco desde la cubierta –¡¡Desplieguen las velas!!

—Voy señor

—¡¡Levanten la balista!! –Grito un marinero.

—Enseguida

—¡¡Ustedes, no nos estorben o se les arrojara por la borda!!

Shade ni siquiera escucho la amenaza del Capitán Casco, Dana a su lado hablo.

— ¿Es una Hidra?

—No –Respondió Shade mirando al horror atacar a la tripulación del «Rompiente de Mareas» —Es algo peor un: Lotan. –Respondió con un susurro.

— ¿Un qué? –Dijo una voz a espaldas de ambos. Delmos que se había acercado con una cuerda en manos los había escuchado.

—Un Lotan –Repitió Shade –Hace eones, cuando había pocos integrantes de cada especie, un grupo de Khavataris dejo el desierto atrás, explorando las tierras del sur. Llegaron ante un amplio mar y en base a los riscos observaron a su alrededor y la vida de la costa les pareció favorable.

»Pidieron la bendición a Zenitar para construir una ciudad al borde del mar que honrara a los 4 dioses y éste acepto su oferta que era justa, Zenitar les permitió volver a su forma real: Dragones.
Mientras construían su urbe, encontraron oro, muchas vetas de oro y joyas. La ciudad próspero y en poco tiempo era llamada: Lotan la Matriarca del Mar. En honor a Lotan el líder de los Khavataris que había guiado a esa expedición a la costa y quien había orado a Zenitar.

»Entre los Impallah hay un dicho: "En el corazón de cada Khavatari hay un gigantesco grajo." El orgullo por su ciudad se volvió arrogancia pues todos los integrantes de la familia de Lotan conservaban aun su forma de dragón y se volvieron mucho más arrogantes, y racistas con el pasar de los años. A pesar de que habían creado su ciudad para honrar a todos los dioses, odiaban ver a integrantes de otras razas en su ciudad.

»Al final, Lotan vio al sol (Zenitar) ocultarse tras el océano (Berekur) y decidió que él era más importante que el dios que lo había bendecido.

»Bajo sus órdenes, atacaron los templos a los dioses, los 4 y los destruyeron junto con sus seguidores. Mataron a cada persona que no fuera un Khavatari y a aquellos que intentaron defender a sus huéspedes también perecieron. Lotan en ruinas del templo de Zenitar se mofo del dios del sol, retándolo a enfrentarse a él; de dragón al dios que no existe.


A espaldas de Shade se escuchaban gritos y los rugidos del Lotan dándose un festín con sus presas arrinconadas en su propio navío. El «Destinario» volvió la vista a Delmos que lo miraba con mucha atención.

—Los 4 dioses, no son enemigos pero rara vez están de acuerdo en algo. Su ira callo sobre Lotan y su familia. Aunque hubiera sido sencillo matarlos con solo mover un dedo, los dioses les despojaron de su inteligencia y su inmenso poder.

»Los deformaron y desterraron a las profundidades del mar. Convertidos en meras sombras de su antigua gloria. Su ciudad se desprendió de las tierras y se perdió en el océano, se dice se hundió en los abismos otros que se convirtió en una isla, en donde los dioses moran entre los mortales.

—Mira ahí, Delmos –Dijo Nada señalando al Lotan cuyas fauces partieron al «Rompiente de Mareas» en diversos pedazos –Ese ser, antaño fue un hermoso dragón, una criatura inteligente, poderosa, que caminaba entre los mortales con gracia y pundonor. Ahora es solo un monstruo, que ha engendrado a diversas criaturas malignas que surcan los profundos mares...

—¡¡DELMOS, PONTE A TRABAJAR Y USTEDES...!!

—¡¡¡MONSTRUO!!!

El Destinario, su hija, y los marinos. Todos giraron al mismo tiempo mientras la cabeza central los miraba desde la altura que le permitía su cuello. Las otras cabezas emergieron del agua. Uno de los marineros dominado por el pánico corrió por la cubierta y salto al mar, quizás esperando salvar su vida a nado pero no llego a tocar la superficie del agua. Pues una de las cabezas-tentáculos lo sujeto con las falanges, otra cabeza tomo al marinero también con las falanges y de un tirón las vísceras del marino fueron visibles un momento antes de que éste, ahora partido en dos trozos fueran engullidos por las voraces fauces.

—¡¡Fuego!! –Grito el Capitán Casco, y desde la proa se escuchó un silbido, y una saeta que aparentemente debía medir 3 metros de largo se clavó en el pecho del Lotan pero no era una herida visiblemente profunda. –¡¡Sigan disparando las jaras envenenadas!!

— ¿Envenenadas? –Murmuro Shade mientras miraba ala criatura. El horror del mar rugió una de las cabezas-tentáculos que no teníaboca si no un inmenso ojo descendió directo hacia Dana.
Shade murmuro una palabra arcana, y con un estallido similar a un relámpago unaespada apareció entre destellos de luz blanca azulada en sus manos. Pero noalcanzo a blandirla pues sucedió lo que ya esperaba y Dana también esperaba.


Delmos se lanzó hacia a Dana mientras la cabeza-tentáculo extendía las falanges para capturar a la niña. Estas se cerraron alrededor del joven marino y de un crujido húmedo; como cuando sujetas un huevo y de un apretón, se rompe, las falanges escurrieron litros de sangre entre un grito ahogado y lastimero, a la par de unos chasquidos jugosos.
El tentáculo-cabeza se elevó y las fauces de la cabeza central derecha se cerraron en torno a la cintura del desafortunado muchacho, para después dar paso a un crujido húmedo y más sangre.

Una pierna cayó al mar entre un charco de sangre pero una de las cabezas-tenáculos la tomo y la trago.

—¡¡¡NOOOOOOOO!!! –Grito el capitán que de algún lugar había sacado un arpón y con todas sus fuerzas, con sus ojos segados por las lágrimas lo lanzo hacia al tentáculo—cabeza que había condenado a morir de forma tan cruenta a su único primogénito.

El arpón se clavó en el ojo del tentáculo-cabeza. Quizás estuviera envenenado quizás no, pero el Lotan rugió enfurecido por esto. Una voz se alzó entre el estrepito mientras otra flecha de la balista y dos arpones más eran lanzados hacia el monstruo.

La bendición de Berekur cae en este navío. Detén tu gula ahora. –Grito Shade. Sus ojos resplandecían en banco y su cabello ondeaba mientras comenzaba a levitar en el aire. De todos los tripulantes de «La Cruz del Olvido» solo Dana entendió el lenguaje en el que Shade había hablado.

El Lotan se detuvo, sus ojos amarillos todos los que tenía miraron a Shade.

—Gazmiaran Lotan Abh-Haru –Grito Shade –Déjanos pasar. Vuelve al abismo del que has salido.

El Lotan rugió, y entre sus rugidos el velo de la noche comenzaba a descender. Tres rugidos más emitieron las gargantas del Lotan e ignorando las flechas y pocos arpones que intentaban arrojar los marinos; la cabeza mayor rugió una última vez y un silbido salió de entre sus dientes.

Lo siguiente que paso ninguno se lo esperaba. Las tres cabezas mayores rugieron al mismo tiempo y parecieron chocar entre ellas, y una espuma gris verdosa emergió de los cuellos. Chasquidos y crujidos húmedos eran audibles pues toda la tripulación y los dos pasajeros miraban la escena atónitos.

Las tres cabezas se estaban fundiendo y fusionandose. La cabeza central abrió sus fauces y con un crujido estas se abrieron ciento ochenta grados, de estas comenzó a salir una especie de carne roja que emitió un silbido seguido de un grito humano.
Unas escamas segmentadas cubrieron ahora el único cuello y una plaqueta de cuero o piel que rodeaba a un rostro casi humano, pero profanado y horrible.

El rostro no parecía tener piel pues daba la macabra impresión de ver un rostro quemado, pero si unos pómulos altos muy marcados y unos labios gruesos y muy carnosos que se curvaron en una sonrisa siniestra. Unas escamas triangulares cubrían el puente de la nariz y en medio de estas, unos ojos amarillos resplandecieron como el oro a la luz del sol.

El Lotan abrió los labios mostrando una serie de dientes afilados como colmillos. Tosió dos veces y hablo con una voz que parecía provenir desde el otro lado del universo.

— ¿Quién... sabe... mi nombre...?



Pasó a pasó, un hombre alto, ataviado en una armadura negra azulada, como el color que tendrían las profundas aguas del mar. Sobre sus hombros portaba una capa con una capucha puesta, y pese a esto bajo la capucha llevaba un yelmo con una máscara metálica que cubría su rostro.

Su llegada no fue desapercibida, pues por sí mismo llamaba mucho la atención. Y otra de las cosas en las que destaco, es que ese "caballero" no montaba algún corcel, sino que simplemente entro a Daltigoth caminando.

El desconocido solo se detuvo un instante ante los restos humeantes de una casa cuando un trio de hombres le cortaron el paso.

Uno de ellos, un muchacho de cabello negro y ojos grises: Tychos acompañado de un hombre fornido que era el herrero del pueblo aunque este último se mantenía un par de pasos apartado y finalmente un mozo de cuadras llamado Higar, quien fue despedido de la posada a quien apodaban el Espantapájaros, este último sostenía sobre su hombro una hacha con manchas de sangre seca, lo que le daban a su apariencia de por si amenazante un aire a un matón.

— ¿Qué quieres aquí? —Bramo el espantapájaros.

—Caminar hacia la posada. —Respondió el hombre de la armadura, señalando un edificio a final de las calles. Su respuesta obviamente era sincera pero Higar, el Espantapájaros se enfureció y sin provocación o aviso simplemente ataco al hombre en armadura con su hacha, pero para sorpresa de los 3 hombres, el hombre en armadura detuvo el ataque con la mano, sujetando fuertemente el hacha por el tajo solo con la punta de sus dedos.

—Asno. —Dijo el hombre de armadura dando un paso atrás tras soltar el hacha, sus manos enguantadas emitieron un destello escarlata y el hombre conocido como el espantapájaros grito elevándose en el aire casi un metro ante la vista de Tychos, el herrero y otros que miraban con curiosidad.

Una luz roja carmesí envolvió a Higar y todos vieron que sus ropas se desgarraban antes de convertirse en un asno color marrón oscuro.
El animal rebuzno antes de correr con intenciones de huir de ese hombre quien se quedó inmóvil, ignorando a los otros 2 que le habían cortado el paso.


Nadie le hablo, pues la mayoría en el pueblo huyeron y se escondieron mientras caminaba a la posada que noto estaba parcialmente quemada como si días atrás hubiera un incendio que casi alcanzo ese edificio.

El posadero Melchor Lebrin que había sido testigo de lo sucedido le miro con temor pero el hombre de armadura le saludo con una reverencia de cabeza antes de sentarse ante una mesa vacía.

De hecho toda la posada estaba vacía, Tychos, Higar y algunos otros se habían encargado de echar a los pocos visitantes que habían llegado desde que se organizaron para atacar y quemar las casas y propiedades de algunas personas porque creía que habían estado ocultando agua en tiempos de la sequía.

—Lo lamento mucho caballero, pero nuestros costos sean elevado un poco y...

—Descuide señor. Solo deseo descansar un poco. —Le interrumpió el caballero de negro mientras movía la mano hacia la mesa y donde antes no había nada aparecieron una botella y comidas que antes no estaban ahí. —Espero por favor que no se ofenda pero traigo conmigo mis propios alimentos, y no se preocupe, pagare obviamente por dejarme reposar. —Agrego dejándole en manos al sorprendido posadero 10 monedas de oro.

—Yo... sí, señor... —Respondió tratando de no ofenderlo, a fin de cunetas ese hombre había demostrado su magia ya.

—Mi nombre es Imno. —Dijo el hombre bajándose la capucha y después el yelmo. Melchor contuvo el aliento y con una reverencia se retiró. Dejo las monedas de oro en la caja y temió por un instante que desaparecieran o que se convirtieran en alguna alimaña o insecto pero eso no paso.

—Qué raro... juraría que ese hombre... —Murmuro para sí. —Se parece mucho a Gadros cuendo era joven...



—Hablo... —Dijo un marinero. Shade lo ignoro aunque fue consciente de que varios marinos entre ellos el capitán Casco le miraban ahora con enemistad más enfatizada.

—Soy «El Tejedor del Destino» o como me llaman abreviadamente El Destinario: Shade, el designado por Berekur y...

—¡¡BEREKUR!! –grito el rostro profanado mientras sus cuatro tentáculos—cabezas azotaron con fuerza el agua, uno de estos, pego en la baranda haciendo que la nave por poco se volcara por el impacto. Dos marineros cayeron al agua pero sus gritos de ayuda no le importaban a Shade pues con tiempo había atrapado a su hija Nada con la mano libre mientras que con la diestra apunto al Lotan con la espada. –No... menciones... a ese dios... en mi presencia...

—Gazmiaran Lotan Abh-Haru –Grito Shade –Te lo repito, déjanos pasar. No te alimentes con el cuerpo de estos marinos, pues son Elohims tus hermanos hijos de Zenitar, tu padre...

—¡¡NO MENCIONES A ZENITAR!!


«La Cruz del Olvido» se hubiera hundido partida en dos trozos de no ser por la intervención de Dana. Con su grito de ira los 4 tentáculos—cabezas se elevaron y cayeron en picada sobre la nave con una velocidad impresionante pese al tamaño del monstruo. Pero no impactaron la nave.

Los ojos de Dana resplandecían en rojo carmín y elevaba las manos hacia el firmamento. Su cabello ondeaba mientras repetía en un susurro unas palabras. Los marineros sorprendidos miraron los tentáculos-cabezas del Lotan.
Estos, estaban inmóviles en el aire, atrapados en mándalas de luz circulares, cada tentáculo-cabeza estaba sujeto por el centro de las mándalas, conformadas por círculos, líneas y runas de luz que resplandecían en color entre verde y azul. El Lotan: Gazmiaran, rugió y movió los hombros intentando soltar sus tentáculos pero no se movieron suspendidos en el aire como si fueran grilletes arcanos.

—¿Qué esperan? –Grito Shade al capitán y marineros –Vámonos, este hechizo durara tres días, tendremos que estar a muchas leguas de aquí cuando se suelte.

—¡¡TÚ NOS HAS CONDENADO A TODOS!! –Respondió en un grito el capitán Casco. Shade miro a su alrededor, excepto por dos marinos que habían lanzado una cuerda para ayudar a sus compañeros que habían caído al agua; todos lo miraban a él y a Dana con hostilidad. Vio que el capitán dirigía hacia él su arpón, y de un rápido movimientos, la espada de Shade y el arpón del capitán se detuvieron uno con el otro. –¡¡MI HIJO, ESTÁ MUERTO POR TU CULPA!!

—¿Acaso me viste empujarlo hacia su muerte? –Respondió Shade tratando de mantener la serenidad. –Ahora mismo, el dios que me eligió: Berekur, está guiando su espíritu hacia los Reposantes donde le espera tu esposa.

Las palabras de Shade parecieron tomar por sorpresa al bucanero, los ojos castaños del capitán Casco se cubrieron de lágrimas y se tomó un momento para limpiárselas con la manga. Tras ellos, el Lotan rugió atronadoramente y una gran cantidad de sangre callo en cubierta salpicando a todos.


Shade dio un cuarto de giro para ver como el monstruo del mar, se había seccionado uno de sus tentáculos cabezas. La bestia rugía de dolor y movía con descontrol su tentáculo mutilado. Era lo mismo que una persona para liberarse de unos grilletes, se hubiera amputado la mano.

—¡¡Capitán!! –Dijo uno de los marinos. —La sangre... cuando se diluya en el agua tendremos aquí a todos los tiburones toro y a todas las barracudas de varios kilómetros a la redonda. Cuando se junta un banco de esos escualos y se les abre el apetito, pueden incluso abrir un boquete a golpes en el casco de un barco tan grande como el nuestro. ¡Vayámonos de aquí!

—¡¡NO ESCAPARAN... DE MI... !!! –Grito el Lotan y movió sus quijadas para cerrarlas sobre otro de sus tentáculos. Dana levanto las manos, Shade alcanzo a reconocer el hechizo de su hija; las nubes comenzaron a oscurecerse. Un retumbe en los cielos, fue audible para todos. Antes de que se separara del capitán Casco el mar comenzó a encresparse.

—¿Dana que estás haciendo?

Pero la niña no respondió, recitaba aun su salmodia cuando un relámpago ilumino los cielos.

—¡¡Plieguen las velas!! –Grito alguien en cubierta. Shade miro alrededor, el barco comenzaba a avanzar casi dando saltos en el mar mientras un atronador grito o rugido anunciaba que el Lotan se había mutilado otro tentáculo con el fin de asesinar a todos en el barco.

—Capitán –Dijo Shade haciendo desaparecer la espada que empuñaba con una palabra, para después poner ambas manos en los hombros del marino y mirarlo a los ojos. –Lamento mucho la muerte de su hijo y de algunos miembros de su tripulación, si sus cuerpos estuvieran intactos, podría resucitarlos, pues los elegidos por los dioses tenemos el poder de traer a los muertos a la vida. Pero ahora. Necesita guiar a su tripulación, o todos morirán. Necesitan de su guía.

—¡¡MUERAN!!

La batayola se rompió con un estrepitoso sonido húmedo, el Lotan había mutilado sus cuatro tentáculos-cabezas con el fin de matar a aquel elegido por un dios. Levanto la cabeza con el fin de hundir «La Cruz del Olvido» de golpe, pero la tormenta convocada por Dana no parecía estar de acuerdo con el monstruo marino.

Una ola de gran tamaño rompió en parte con la proa de «La Cruz del Olvido». 

La hermosa efigie en esta se desprendió de su posición en el mascaron de proa. Shade que se las arregló para no caer al piso, solo sintió que la suerte estaba de su lado cuando la ola golpeo en el cuerpo del Lotan, este bramo molesto empujado por el oleaje, que se elevó permitiendo que el bergantín se elevara en la cresta de la ola hasta su parte más alta.
Como una esfera sobre una superficie elevada que se curva hacia abajo, el maltrecho barco se "deslizo" por el lomo de la ola, alejándose de este modo de monstruo.

— ¿Qué esperan marineros de agua dulce? –Se oyó una voz en cubierta. La voz del fiero capitán Casco. –No estamos fuera de peligro ¡Heris, Malcor usen sogas provisionales en la batayola! ¡Thadeus, Dayam, Alore, desplieguen todo el velamen, esta tormenta nos dará el viento necesario para huir momentáneamente! 

Shade miro a su alrededor y se alcanzó a sujetar con fuerza cuando una ola golpeo en el casco salpicando a todos. Los marinos estaban en su elemento. Pero.
Una voz proveniente del agua, le hizo estremecerse. No era la voz del Lotan que entre la tormenta se había perdido de vista. Si no la voz de Dana. Que flotaba en el agua.

Había caído por la borda con la ola que habíaempujado al Lotan al mar.

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