capítulo 73
Un año después Gevherhan miraba a su hijo con dolor, Mahmud estaba dejando ir el trono poco a poco, cada concubina que tenía perdía a su bebé antes de nacer y si lograban nacer morían días después.
Por la mente de la valide pasaron las palabras de Nur, un sultanato maldito, se estaba cumpliendo y temía su ruina.
—¡Estoy Harto! Todos mis hijos mueren, si el trono no es para mis hijos no será para nadie—grito y Gevherhan asintió
—Que la dinastía termine en nosotros, seguiremos tratando de tener herederos y si no, ya sabes— sentenció
—Prepara todo, daremos la mejor celebración del imperio —sonrió y Gevherhan lo pensó un momento, ya estaban cortos de dinero.
—No podemos, no tenemos dinero, hay que pagar a las criadas y a los jenizaros—negó y Mahmud rodó los ojos
—Vamos madre, hay que celebrar, se viene un día muy bueno para ambos—la animó—además los guardias estan yendo hacía haya
—Es la última vez que te cumplo algo como esto, no podemos darnos el lujo de estar gastando—suspiró
Şivekar estaba de visita en Koutaya para ver a su hijo Hülya, ese día se habían reunido con Isa y Dilruba.
—¿Va a venir Mükerrem?— dijo Isa abrazando a su pequeño sobrino Silahtar.
—Si, esta por venir, tenía asuntos que hacer con su esposo—dijo Şivekar, le alegraba ver a sus hijos y a sus nietos, tenía una minima esperanza de verlos crecer y formar una família.
Pero que equivocada estaba.
Mihrimah miraba a su pequeña nieta Rühşar cantar, su nuera le había organizado una pequeña fiesta por su llegada, Mihrimah había decidido pasar unos meses junto a sus hijos, amaba con su corazón estar junto a ellos.
—Aveces sólo deseó ser libre como un ave y no ver sufrir a los que amo—repitió con una pequeña lágrima en sus ojos.
—Madre—dijo Huricihan a Muazzez
—Estaba recordando a Mahienver, cuánto amaba los girasoles, me recordaba a la reina María—sonrió— ella decía que cada girasol plantado en el palacio era una pequeña muestra de nuestra pequeña amistad, ver a las criadas plantar un girasol ahora me trae tantos recuerdos, tanto dolor, cada día olvido algo, pero siempre recuerdo a mis hijos de niños.
—Madre, no me gusta verte así
—Pero ese es nuestro destino, estaba lista para morir antes que ustedes, no estaba lista para verlos irse—negó—pero hay algo que siempre recordaré
—¿Que cosa?
—Que son lo más hermoso que me paso en este horrible lugar, que siempre los amaré —limpio una lágrima
—¿Aún que olvides nuestros nombres?
—Incluso después de olvidar mi nombre y sus rostros, ustedes estarán en mi corazón—la abrazo
—Sultana Mükerrem—dijo la rubia con una sonrisa
—Me alegro de que estén bien, lee esto cuándo tengas noticias de mi, ellos vendrán, no te ocultaras jamás—le sonrió
—¿Que hará ahora?
—Cobrar por mi dolor—dijo subiendo al carruaje.
Mehmet y Orhan se habían reunido ese día, su madre los había dejado de lado y sus hermanas estaban lejos, Mahidevran siendo la sombra de Gevherhan y Turhan lejos por culta de su madre.
—Todavía no asimilo de lo Hürrem—dijo Mehmet
—Eso es lo que mi madre provocó —repitió Orhan
—Allah nos cuide a nosotros—susurró
—¡Atención, Mükerrem sultan Hazretleri! — ambos Şehzades se vieron con una pequeña sonrisa, amaban a sus hermanas de madre diferente y Mükerrem era una de ellas.
—Hermana, que gusto tenerte aquí—dijo Mehmet pues estaban en su provincia
—Me alegra estar aquí —les sonrió —les traje regalos, quiero que los estrenen mañana quiero hacer una pequeña fiesta, digo para celebrar que estamos juntos—sonrió falsamente y ambos asintieron
—Le diré a la kalfa—dijo Mehmet y Mükerrem les mostró un baul a cada uno
—Quiero que se los pongan mañana, pero no los toquen, se arrugan —les sonrió y se sentó a almorzar con ambos
Şivekar se despertó en medió de la noche por un mal presentimiento, su corazón latía fuerte y su respiración era entrecortada.
—Aynişah hatun—gritó, comenzó a temblar y a sudar sin motivo alguno
—¿Que pasa sultana?—dijo la joven
—Ve por mi ropa, ¡ahora!—gritó con miedo, la hatun al ver su miedo corrió a buscar su ropa y a buscar a la otra hatun que siempre estaba con ellas.
—¿Que tiene sultana? ¿le pasa algo malo?
—A mí no, pero presiento que pasará algo —dijo nerviosa y corrió a los aposentos de sus hijos, escucho gritos, eso la alarmo.
Las criadas en el harén estaban encerradas y pedían a gritos salir, al parecer alguien había muerto, Şivekar con miedo siguió corriendo, miró a los guardias cercanos a los aposentos de sus hijos degollados, había sangre por todos lados, tenía mucho miedo.
Miró a sus nueras muertas y a sus nietos y nietas igual, su corazón comenzó a doler con más fuerza, sus ojos ya estaban invadidos de lágrimas y al entrar a los aposentos de Hülya se sintió morir sus hijos estaban de rodillas esperando a ser asesinados.
—¡Madre!—gritó Isa y uno de los hombres la agarró de los brazos y la puso de rodillas.
—Los amo, los amo con cada parte de mi ser, con cada latido, son lo más hermoso que la vida me dio, los amaré hasta el final—grito entre lágrimas
—Y nosotros te amamos a ti—dijo Hülya y los hombres comenzaron a torturarlos, Şivekar gritaba cada que los hombres cortaban alguna parte del cuerpo de sus hijos.
—Por favor, no, matenme a mi, per mis hijos no—gritó viendo como el hombre cortaba la oreja de Hülya, miró a su hijo a los ojos por última vez, luego vio a Isa suspirar una última vez, ese día no solo había perdido a sus hijos, sino que también que perdió su propósito en el mundo.
Hoşyar corría hacía el palacio, luego de jugar con Osman un rato verían a su mellizo para cenar, la rubia quito su sonrisa luego de ver la puerta del harén cerradas y ver sangre por todo el lugar.
Por inercia tomó la mano de su sobrino y vio a una criada correr despavorida.
—¿Que esta pasando?—la detuvo con miedo
—Lo siento tanto sultana, vinieron por los Príncipes, los han matado a todos, corra por favor, corra con el pequeño—dijo la joven con lágrimas en los ojos—el şehzade Abdullahmit fue ahorcado, arrancaron su oreja, andan en busca de ustedes.
—No...—sollozo y miró a Osman—ve huye, ve lejos, avísale a mi madre o alguien de confianza, no dejes que te atrapen
—¿Y ustedes?
—Voy a cumplir mi promesa querida—murmuró con dolor y cargó al pequeño hasta los aposentos más cercanos.
—¿Moriremos tía?—dijo el pequeño
—Si, pero no a manos de esos perros, moriremos para que vayamos con tu padre, con tus hermanos, tíos, iremos a un lugar mejor lejos del dolor, por nuestro bien pequeño.— susurró y escucho los golpes en la puerta, asustada le paso el frasco y le ordenó que se lo bebiera todo, ella al ver que logró tomárselo agarro otro y se lo tomo igual.
Temiendo lo peor, Hoşyar tomó la peor decisión, prefería morir sin dolor, antes de ver que esos horribles hombres acabarán con ellos de la peor forma.
Mihrimah dormía con tranquilidad hasta que una mano tapó tu boca y luego se vio arrastrada por todo el palacio, forcejeo con quién la jalaba pero fue en vano, escuchó los gritos de Baharnaz y sus nietas.
—¡Madre!—gritó Azad
—¿Que está pasando? ¿Que hacen?—gritó con miedo y los hombres comenzaron a ahorcar a sus hijos, nietos, nietas y sus nueras.
Baharnaz y ella gritaban pidiendo piedad para ellos, pero fueron ignoradas, Mihrimah miró todo con dolor.
—Esto es lo que querías maldito perro, esto querías para nuestros hijos—gritó viendo el techo—Ojalá te estés pudriendo en el infierno y tu Gevherhan, maldita perra, ojalá mueras de la peor forma—gritó tratando de soltarse, miró a sus hijos y estos ya se habían ido.
—¡Hermanos!—gritó Baharnaz con dolor, los hombres soltaron a todos y salieron de ahí.
Yusuf dormía placidamente junto a su favorita y esposa Ayşe, ambos jamás pensaron en que su final iba hacer de esa forma, jamás vieron venir que primero verían morir a sus hijos y luego ellos.
Muazzez gritaba de dolor, miraba a sus nietas ser ahorcadas por esos hombres, miró a su hijo pedir ayuda.
—Perdóname hijo, perdón—gritó—lo siento
—No hay nada que perdonar madre, te amo—susurró y cerro sus ojos, Muazzez deseó olvidar todo en ese momento, deseó morir junto a el, pero evidentemente eso era parte de su castigo.
Si, vivir para sufrir la perdida.
*Huye antes de que la maten*
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