Meses habían pasado, Sivekar día a día se hacía a la idea de que su adorado hijo no regresaría jamás, todas temían por sus hijos, todas rezaban cada noche por que ninguno de ellos sufriera jamás, pero la vida jamás es justa.

La boda de Mahidevran se celebraba por todos lados, todo Estambul estaba de fiesta, Gevherhan no había podido ver al sultán, pero tenía la esperanza de verlo esa noche.

Sus hijos estaban junto a ella, todos se veían felices salvo Hürrem y Turhan, a lo lejos Gevherhan miró venir a Murhan agha, este se acerco y le susurró unas cosas, con el corazón en la mano se puso de pié y hizo señas de que la fiesta siguiera.

Tenía un mal presentimiento, se suponía que ella y Murad se verían luego de acabar la fiesta, pero el llamo antes.

Soy Haseki Gevherhan Sultan, esposa del gran Sultan Murad.
Llegué al palacio por confiar en malas personas, pero llegué a lo alto aplastando a mis enemigos y a su vez obteniendo el amor del Sultan.
¡Oh, Allah! ¿Por qué me hiciste esto? ¿Por qué no pude disfrutar de mi amor con él de otra mera? ¿Por qué tuve que hacerlo sentir mal para lograr el bien de mis hijos? ¿Por qué? Yo, quien sólo ha amado profundamente a su esposo y a sus hijos ¿Por qué me tengo que manchar las manos de sangre?.

Soy Fernanda, aquella nacida en España que se crió entre gritos y llantos. Era esa niña que tenía miedo, pero ahora soy una mujer de temer. Yo no quise esto, pero así tenía que ser.

Yo soy Gevherhan quien su corazón está apunto de salirse de su cuerpo ante la noticia que sabré cuando llegué con su amado. Allah, que no sea nada malo. Cuídalo que es una pequeña parte de mí y una de las pocas personas que amo.

Amado mío, tus ojos tienen que seguir brillando ante mi presencia, tu sonrisa tiene que iluminarme y tu voz tiene que protegerme de todo mal. Murad, amado mío, te amo por encima de todas las cosas y por esa razón cuido de lo único que me quedará de ti si algún día llegas a morir, nuestros hijos. Mahmud heredó tus ojos, Hürrem tu sonrisa, Kasim la inteligencia, Mehmed tu serenidad, Turhan la justicia, Mahienvran tu increíble astucia y Orhan tu color de piel. Cada uno de ellos es símbolo de nuestro preciado amor y eso los amo de una manera que ellos no comprenden.

¡Oh, Murad! Mi Sultan, bendita la anterior Valide que me llevó a tu lado. Bendito nuestro amor.

Soy Gevherhan Sultan, la amada del Sultan Murad y su fiel servidora.

Por otro lado, en la provincia de cierto şehzade ocurría una desgracia.

El lo dijo, si me voy, no me voy sólo, el gran visir cumpliría su orden pero a medias, esa día no sólo falleciera un sultán, si no que también un şehzade.

El lo hizo por amor.

El lo hizo ciegamente confiando en su salvación.

Le dio dolor a otra madre.

Hizo sufrir a todos a cambio de la felicidad de su esposa.

La vida le cobró cuentas.

-¿Que hacen?-gritó el Şehzade Ahmed, los verdugos eran más fuertes y rápidos que el.

Entre tres los sometieron y comenzaron a ahorcarlo, pedía a gritos que pararán, pedía a gritos a su madre, suplicaba piedad por sus hijos, pero no le escucharon.

Oh allah perdona a mi padre por sus pecados, siempre busque su amor, pero el se lo estaba dando a su família legal, siempre quise su atención y jamás la obtuve, siempre quise ser su luz, pero el me lleno de oscuridad.

Soy Ahmed el favorito y deseado de mi madre, soy Ahmed significa altamente alabado, soy Ahmed el que quería hacer justicia por su hermano mayor, soy Ahmed el que acabo igual que el, Soy Ahmed.

-Haseki-dijo el médico real

-¿Que esta pasando?-susurró en un hilo de voz.

-Su Majestad la espera-dijo haciéndose a un lado.

-Mi amada Gevherhan, mi hermosa esposa-susurró y comenzó a toser-no sabes cuanto te he amado, todo lo que hice, lo hice por ti, esto último fue mi voluntad, allah me ha castigado, allah ha querido esto, y me iré, no con la conciencia limpia pues he matado a dos de mis hijos, recuerda que te amo, que fuiste, eres y serás lo que más amo-susurró y comenzó a cerrar sus ojos, Gevherhan cayo de rodillas y comenzó a llorar.

-¡Murad!-gritó -¡Murad! No, despierta-comenzó a moverlo- Murad, eres el amor de mi vida, Perdóname por obligarte a matar a tus hijos, Perdóname, ¡Murad!

Gritos y más gritos, la kalfa encargada llegó al harén con un semblante serio, todas pararon de celebrar y bailar, cuando Hasret termino de hablar sólo se escucharon los sollozos de Mahidevran y Turhan, Hürrem no sabía que sentir.

Si tan sólo supiera que no sólo el cruel de su padre murió esa noche.

Oh Murad cuanto dolor causaste.

Y cuanto dolor causaras aún después de muerto.