capítulo 56
Sivekar se puso de pié y miro a sus hijas, ya no tenía lágrimas, ni voz, sólo un inmenso dolor, odiaba con su vida a Murad.
—Necesito que alguien vaya por Rabia y sus hijos—susurró
—¿Qué hará?—dijo Mükerrem viendo a Hürrem y Turhan —Ustedes, su maldita familia me ha arrebatado a lo único que amaba —grito la joven y trato de irse encima de ambas.
—No sabíamos —susurró Hürrem
—Nur llevatelas—ordenó Mihrimah
—Yo iré por Rabia—dijo Muazzez en un susurró—Huricihan, Hürrem, Turhan vengan.
—¿Que pasa madre?
—Ve a ver a tus hermanos a sus provincias, lleva a tus hermanas—la abrazo—dile que los amo.
—Claro—susurró
—Ustedes, vayan por los hijos de Sivekar, se que no tienen nada que ver en esto.
—Lo siento de verdad—sollozo Hürrem
—Siempre mire un raro comportamiento de parte de mi madre y hermana, pero jamás creí que esto pasará, vamos Hürrem —dijo Turhan con un nudo en la garganta
—¿Dónde vas Sivekar?—dijo Nur
—A buscar a esos dos perros—grito—me han quitado el alma, me arrebataron a mi bebé.
—Tienes dos Príncipes más, si vas ellos son capaces de matarlos—dijo Mihrimah tomando su brazo
—Me quiero morir —sollozo—mi hijo Mihrimah, mi vida.
—No hay palabras de consuelo Sivekar—dijo Nur— hay que levantarse y darles guerra, llora todo lo que quieras.
—El agha dijo que mi hijo no iba a ser enterrado en la Mezquita de ese hombre—susurró—que podía hacer lo que quisiera con el.
—Haré una Mezquita, aquí en Bursa, la más hermosa y digna, tu hijo descansará en el mejor lugar—dijo Mihrimah
—Gracias—susurró
—Mi madre ya ha salido por Rabia y por sus hijos Sultana—dijo Mahienver para luego abrazarla—la consideró mi madre también, lo siento tanto.
—Gracias—susurró
—¿Tú Sabías algo sobre esto?—susurró Hürrem
—No—suspiró
—¿Y si hubieses sabido hubieses hecho algo?
—Si, puede que mi madre no quisiera que me acercara a ellas, pero vi que a ti te trataban como a una más, yo también necesitaba cariño, fingir que todo estaba bien dolía —susurró
—Rabia sultán, Muazzez sultán está aquí —dijo una Hatun y ella asintió
—Sultana — se reverencio la joven
—Rabia—suspiró viendo su pequeño vientre
—¿Pasa algo? La Sultana Sivekar está bien ¿Verdad?
—No es por ella que he venido hoy, es por Korküt
—¿Que paso con el?— susurró la joven
—Lo siento Rabia, Korküt fue ejecutado por orden de el sultán— al escuchar aquéllo Rabia cayó de rodillas al piso, comenzó a gritar, Muazzez sólo miró con dolor a la joven, la abrazo, sentía su dolor, amaba a los hijos de sus amigas, no les deseaba el mal, ahora ella tenía dos hijos más uno que venía en camino a los que cuidar.
—Tenemos que irnos Rabia, el puede venir y matar a tus hijos—susurró Muazzez
—Leyla hatun, ve por Nazperver hatun y mis hijos, ¡Ahora!—susurró
—Yo estaré aquí para ti—susurró
—Es un monstruo—la miró
—Lo es—murmuró — Dilruba ve por sus cosas, nos iremos ya mismo—la ayudo a ponerse de pié—vamos.
—Mihrimah, quiero el cuerpo completo de mi hijo—dijo Sivekar
—Ya ha llegado—dijo—los pobladores de Bursa están aquí para despedirlo, desde su provincia han venido también,Rabia y Muazzez están ya aquí, tus demás hijos están viniendo.
—¿Por que lo hizo?—sollozo
—Por que son unos monstruos sin corazón, pero créeme, Allah tomará justicia, ambos sufrirán, pagarán caro todo el dolor que te han hecho pasar, lo prometo Ozara—dijo Mihrimah alzando su mano
—Confío en ti, en ellas—limpió sus lágrimas
—Ahora vamos, tienes que despedir a tus hijos.
—¿Por que duele tanto?—dijo de repente
—No lo se Ozara, ni si quiera tengo idea de que haría si eso me pasará, perder a un hijo según me decía una vecina en mi país, es mucho peor que parirlo, lo siento tanto.
—No quiero que nadie más pase por este dolor—dijo y miró a Hülya y Isa.
Todos los şehzades y Sultanas hijos de Mihrimah, Nur, Muazzez y Sivekar estaban ahí, Rabia estaba aferrada a su pequeño Mehmet, Esra miraba cómo el ataúd con el cuerpo de su padre partía sin el saber por que.
¿Cómo le decías a dos niños de dos años que su padre jamás iba a regresar?
—Me hubiese encantado ver su rostro—dijo Mahidevran
—¿Tan cruel eres?— dijo Kasim viéndola
—Es eso, o que ustedes mueran
—Eres de lo peor—dijo Mehmet—lo son
—Querido hermano, lo hacemos por ustedes—dijo Mahmud
—Si eso implica matar a mis hermanos, me niego —dijo Orhan
—Son igual de débiles que Hürrem, hasta parecieran hijos de esas mujeres.
—Pero no lo somos—dijo Mehmet —siempre fueron ustedes dos, Mahmud esto, Mahidevran aquéllo —los tres se pusieron de pié y luego salieron
—No entienden, esos hubiesen sido ellos si dejábamos que ellas ganarán—dijo Mahidevran
—¿Que tiene su majestad?—dijo Gevherhan
—Nada
—¿Siente culpa—susurró ocultando su sonrisa
—Sabes, eres lo que más amo Gevher—beso sus manos—no se que haría sin ti, mi hermosa Gevherhan
—Yo también lo amo—susurró.
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