9. Sólo buenos amigos.
RELATO POR MILA:
Trataba de pasar el tiempo hablando con Tyr, el lobo de Connor, quien afortunadamente no respondía y sólo oía mis comentarios sobre el bosque, la noche y la extraña suerte de Skyla con Emerec.
En fin, la mejor faceta de el futuro Alfa de los Remus Wolfs, sin dudas.
Aquí te preguntarás si estaba algo despechada por que Emerec ahora era el destinado de Sky.
¡Claro que no!
Obviamente lo que pasó entre nosotros dos era sólo una estúpida calentura.
Y además él, como todo un caballero jamás se propasó o hizo algo que no estaba de acuerdo. Fueron sólo besos, mordidas, roces, arañazos y manoseos sin ningún tipo de compromiso formal.
Estamos en pleno siglo veintiuno, si bien las tradiciones ordenaban que cada lobo debía esperar a su destinado, lo cierto era que cada vez teníamos más libertad de conocer sobre nuestra sexualidad.
Sky había tenido sus encuentros clandestinos con Kyle, el mejor amigo de Connor.
Connor había sido acosado gustosamente por Aimé, Sierra y media ciudad.
Emerec también había tenido sus caprichos saciados por Aimé, la otra mitad de la ciudad y por mi.
Sólo Kian seguía las tradiciones y nada más a veces se hundía en el bosque para calmar sus instintos de reproducción mientras esperaba a su destinada. Pero era su elección y debía ser respetada.
Todo parecía en calma desde aquella cima, hasta que Tyr comenzó a inquietarse.
De repente ya Sky y Emerec en su forma lobuna habían descendidos y algo hablaban por su conexión mental, dejándome a parte.
Por la Diosa, odiaba sentirme inútil, ignorada y a un lado.
Ya sentí la furia invadir mi sistema, exparciéndose como lava por mis venas, erosionando mi garganta con los gruñidos.
Asi algunos entendieron que debían volver a su forma humana y compartir la información: era una invasión de vampiros.
Alcé mi vista a la Luna y pedí para que al menos pudiera hacer alguna cosa.
Obviamente se trataba de un ataque sorpresa y no quería esconderme como una rata en un agujero.
Recé a la Diosa, con mis manos sobre mi pecho, mientras trataba de concentrarme en cada verso.
De repente creí escuchar un murmullo de Connor.
-Por la Diosa, ya vamos, Mila- dijo con una voz ronca y algo distorsionada.
-Connor, no me interrumpas- gruñí, intentando volver a mis plegarias.
-¿Acaso puedes oírme, hermosa? No soy Connor, Mila.- volvió a insistir. Por lo cual me di media vuelta, con las manos en mi cintura, dispuesta a fulminarlo con mis insultos, cuando percibí que Tyr era quien estaba allí, el lobo de Connor.
Por alguna razón podía oírlo. Así que salté a abrazarlo, mientras él intentaba lamerme y meter su hocico abajo de mi ropa. Era tan impetuoso que me tiró al suelo.
La emoción era porque la Diosa Luna atendió mi plegaria, aunque se tratara de Connor, estaba siendo de alguna forma útil en esta ofensiva.
-Eres un pervertido como tu humano, Tyr. Basta, me haces cosquillas.-reclamaba mientras intentaba ponerme de pie con aquel inmenso y fuerte lobo sobre mí.
-Era sólo mi forma alegre de saludar, perdón. Connor dice que debes esconderte, preciosa.- exigió Tyr, pero viendo que estaba rasgando mi vestido, para atarlo en medio a mis piernas, y sosteniendo con una alta coleta mi cabello, mientras bajaba por los pasillos oscuros de la montaña, al lobo negro de los Remus no le quedó mas remedio que seguirme.
-¿Entiendes que será peligroso para ti? ¿Sabes que pueden lastimarte? ¿quieres dejar de ignorarme, por favor?- reclamaba Tyr mientras trataba de interponerse en mi camino.
- Puedo luchar, sé defenderme y si tengo problemas gritaré, lobito.- contesté mientras trataba de alongar mis brazos en el descenso.
Él sospechosamente ronroneó, pero seguía notablemente fastidiado por desobedecer su autoridad.
Los Alfas odiaban una oveja descarriada en su manada.
Y yo era esa desobediente oveja negra.
Al juntarnos con el resto de los lobos, Kian, mi hermano ordenada nuestra manada. Al verme trató de persuadirme a irme con sus miradas asesinas, pero yo seguía allí, oyendo atentamente las indicaciones. Emerec seguía explicando, mientras a su lado estaba Skyla.
Por alguna razón no podía oír a los demás por el vínculo, pero el único que tenía capacidad de oír mis pensamientos era Tyr.
Diosa Luna, ¿acaso oíste sólo una parte de mis plegarias? ¿quizas con los días aprendería a conectarme con los demás? ¿pero por qué debía dialogar sólo con Connor?
Nos dividimos en tres grupos, uno dirigía Emerec y con él fue Skyla; el segundo estaba al mando de mi hermano Kian y el tercero, al cual me integré porque podía comunicarme con Tyr, estaba al mando de Connor.
La estrategia era simple: rodear y no dejarlos escapar a la ciudad.
Todos nos adentramos a la espesa oscuridad del bosque. Mientras avanzábamos reparé que los ojos del lobo negro de Connor eran de un rojo intenso y oscuro, tal vez se debía a su naturaleza híbrida.
Pero era muy ágil para moverse entre las tinieblas. Tal vez tenía la capacidad de ver en la oscuridad.
-¿Estas cansada? ¿necesitas algo, Mila?- interrumpió mis observaciones Tyr.
-Estoy bien, es la primera vez que paso por esta parte del bosque. Solamente eso.- contesté apurando mi ritmo y dejando de observarlo tanto. Seguramente Connor estaría interpretando mi curiosidad y observaciones como un interés en acostarme con él, lo que me revolvió un poco el estómago.
Luego él volvió a concentrarse en su misión. Seguido por Phobos, el lobo de Kyle y otros.
Se veía realmente magnífico.
Oh, por la Diosa. Espero que Tyr no oyera eso.
Al encontrar con el bando de vampiros y lobos rebeldes se desató una inmensa pelea en el bosque, cerca de uno de los ríos. Estábamos muy cerca de la cuidad, a unos cientos de metros, por lo cual era necesario redoblar la cautela y hacerlos retroceder.
Para mi suerte, uno de los vampiros quiso probar su fuerza conmigo. Lo dejé arremeter sus mejores golpes, que bloqueaba sin dificultad.
Luego de divertirme un rato con aquel chupasangre, fue mi turno de tomar la iniciativa y molerlo a patadas. Para terminar le rompí el cuello con una llave que había practicado en los entrenamientos con Kian.
-Vaya que eres ruda, lobita - observó Tyr, acercándose lentamente a mi lado.
- Si, como sea. Tú también sabes luchar muy bien.- traté de responder gentilmente mientras esperaba que Connor reorganizara el grupo.
Sin embargo el seguía mirándome, mi vestido estaba en trizas por la pelea, por lo que supuse que estaba asegurándose que no tenía más que rasguños.
-Tyr, estoy bien. En serio, debemos regresar y ayudar a los demás.- rezongué por nuestro vínculo.
-Tienes toda la razón, hermosa. Vayamos con los otros.- y dio media vuelta para reunirnos con el resto.
Toda la noche tratamos de rastrear a otros insurgentes, pero ya no había pistas.
Por lo cual era necesario reunirse con los otros equipos.
Emerec y Skyla surgieron de los arbustos de la mano, como si estuvieran de paseo o de picnic. Ella sonreía.
Mi corazón también lo hizo por ella.
Lo cual me dejó más tranquila. Obviamente Emerec estaba haciendo un excelente comienzo de relación con mi mejor amiga.
Sin embargo, luego de casi una hora de espera, el grupo de Kian no regresaba, hasta que los futuros Alfas decidieron ir tras las pisadas de éstos.
Dudaba que algún vampiro fuera lo suficientemente hábil y poderoso como mi hermano. El tenía mucha experiencia luchando, sabía exactamente donde estaba cada piedra de aquel bosque.
Kian jamás perdería un combate cuerpo a cuerpo.
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