2. Otro día, otra idea.
Relato por Connor Remus:
La noche fue muy movida entre los límites de nuestra manada y de los Lobos Caligos.
Las intrusiones de rebeldes y vampiros se hacían cada vez mayor en esa parte. Esas oleadas traían conflictos y algunos ataques a humanos que ponían en peligro a nuestra seguridad como raza sobrenatural.
Esas hordas rebeldes generalmente estaban desorganizadas, pero habían fuertes sospechas que por detrás, entre las sombras, el ejército que alguna vez Gianlucca poseía, volvía a atormentar a la Alianza.
Su antiguo líder llevaba años muerto, pero habían caudillos y otros seguidores que continuaron con su legado de terror.
Esa noche habíamos detenido y cazado un par de Vampiros anarquistas y espantado a más de un lobo rebelde. Los detenidos iban al calabozo y los muertos a una hoguera.
Mi madre fue una de ellos en un pasado muy lejano, pero al encontrar a mi padre, renunció a sus pares y a su líder Gianlucca, para unirse a nuestra manada como Luna.
No fue fácil convertirse en una líder para los Licántropos, pero ella lo logró. Ahora todos la admiran y respetan, porque se dedicó a aprender de nuestras costumbres y tradiciones.
Mis pies involuntariamente me conducían al lugar donde estuve con aquella chica por última vez. Necesitaba calmar mi alma en conflicto por entender cómo Mila logró erizar cada pelo de mi cuerpo al utilizar inconscientemente su animal interior, que despertó con una furia tan seductora.
Por la Diosa, esa morena de ojos verdes estaba ligada a un ser sobrenatural tan poderoso y fascinante para Tyr, mi lobo. Y Mila no tenía la menor idea de eso.
-Esa loba pide que la domestique.- murmuraba mi lobo.
Por suerte, al regresar hasta donde Skyla y Mila nos descubrieron esa misma tarde a Sierra y a mi, encontré los lentes que se había olvidado la morena de ojos verdes.
Mi hermana me había advertido acerca de que eran importantes para aquella, ya que estaban con hechizos para esconder la penetrante y excitante mirada asesina de Mila.
Esta chica problema desde hacía meses tenia dificultad en controlar sus ataques de ira, que la arrebataban y ponían en peligro su naturaleza licántropa.
Ella, Sierra y Skyla siempre habían sido amigas. Las tres eran más unidas que hermanas de la misma sangre. Según Parisa, su conexión sería fundamental para el éxito de proteger a nuestras manadas. Estaban destinadas a un rol valioso en las batallas que debíamos afrontar.
Sin embargo en el último festival de la Luna, el año pasado, la Bruja Parisa, reveló en una de sus visiones que estaba destinado a una de sus aprendices.
Inmediatamente sentí como el olor de mi pareja destinada me hacía perder el juicio mientras la Bruja recitaba un conjuro antiguo, y tan pronto la detecté su olor tenuemente junto a sus amigas, no la solté por un segundo.
Pero Mila, que al principio parecía estar realmente feliz por Sierra, en las últimas semanas apenas cruzaba un par de palabras con ella. Ni hablemos que evitaba sin ningún pudor mirarme o dirigirme la palabra, esta tarde casi se lanza sobre mí para asesinarme y se fue sin despedirse o explicar porqué tanto le molestó verme en la cascada.
Lo que debería molestarme, ya que ningún lobo de rango inferior debería ser tan desatinado o mal educado con el futuro lider de una de las Manadas de la Montaña. Mi deber era ponerla en su lugar, pero Tyr estaba interesado en averiguar si su intensidad y energía también las utilizaba para otros fines más placenteros.
Al escuchar a su loba asumir el control de sus impulsos, tan abrasadores y excitantes, me había advertido que tal vez sólo estaba demasiado apurado en cumplir con mi destino junto a Sierra.
Tal vez sólo quería jugar en el bosque con ella.
-Hacerla gritar y que retumbe en las paredes de mi cuarto.- comentó Tyr en mi interior.
Mi lobo al oírla discutir conmigo comenzó a ronronear. Tratando de conectarse con ella, sin éxito. Pues aquella loba aún no estaba transformada, infelizmente.
Y sus ojos casi encendidos como dos llamas eran más hipnotizantes que la mismísima Luna llena. Sólo de volver a pensar en ellos, me relamía de deseos de llenarlos de lujuria y saborear su piel hasta arrastrarlos a mi infierno.
Todos estos pensamientos estaban enloqueciéndome.
Pues al tener a mi Luna a mi lado, ya no debería tener ningún interés en revolcarme con otra loba. O eso decían las leyendas y tradiciones.
A menos que.... No, eso sería imposible.
Yo seguí las indicaciones de Parisa, y ella nunca falla en sus predicciones.
¿Sería posible? ¿Sierra no era mi Luna?
Pero esta tarde, Mila fue mi peor tentación. Su mirada poderosa no salía de mi mente.
Su voz no dejaba de resonar en cada rincón de mi conciencia, inquietando a mi lobo, Tyr.
¿Y qué había de su olor?
No lograba comprender cómo ella lograba borrar completamente su aroma.
Seguramente también utilizaba algunos conjuros y otros hechizos que la Bruja había enseñado a ellas, para protegerlas de algún enemigo que tratara de causar daños a la Manada.
Parisa siempre enseñaba a sus estudiantes como protegerse de los Vampiros, que son hábiles cazadores y pueden detectar a cientos de metros con mucha precisión nuestro olor. Y aquella morena era de sus mejores estudiantes, según había oído.
Una vez más mis pensamientos nuevamente evocaba a Mila, por la Diosa.
A sus lentes los pasaban de una mano a otra, parado frente a la laguna que había creado la cascada, mientras mi futuro Beta, Kyle, me observaba de una cierta distancia. Él era mi mejor amigo y conocía muy bien mis actitudes y locuras.
-Tu cara dice que cometiste una gran e importante equivocación, Connor.- dijo y se sentó en una de las piedras altas. -¿Y esos lentes?- señaló a lo que traía conmigo.
- Son de Mila.- y suspiré, inconscientemente. Hasta estaba yo mismo pasmado con mi reacción al pronunciar su nombre. Y por supuesto esto no escapó de la mirada examinadora de él.
- Por la Diosa. ¿Qué te sucede?- insistió Kyle.
-Sierra es mi Luna, pero...- aseguré, sobretodo a mi mismo.
No era posible que otra loba fuera tan atrayente como Sierra, las leyendas y las tradiciones eran muy claras sobre eso. ¿No se supone que es así?
-Y aquí esa pausa es sólo un pero, ¿verdad?- continuó insistiendo Kyle, mientras frotaba sus manos y se aproximaba con su sonrisa sarcástica.
-Esta tarde sucedió algo muy extraño con Mila.- y alcé los lentes a la luz de la luna que se colaba entre el follaje de los árboles cercanos, para avaliar si los cristales estaban razguñados.
No obstante mi mejor amigo aún esperaba más detalles específicos para comprender la situación. Y no sacaba su mirada juzgadora de su rostro entre tanto yo trataba de limpiar los cristales en mis pantalones deportivos.
Si, estaba tratando de evitar admitir que habría una posible confunsión con mis instintos. Y todo era por causa de la otra mejor amiga de mi hermana.
-¿Qué sucedió con Mila?- preguntó ansioso.
- Primero sentí mucha vergüenza cuando me encontró esta misma tarde con Sierra sobre aquellas rocas, y luego... No sé exactamente, pero Tyr... Tyr está muy interesado en arrancar más que insultos de la boca de Mila.- explique despeinandome con nervios a mi cabello, buscando llegar a las palabras exactas que me ayudarán a entender mi comportamiento estando con ella.
-¿Estamos hablando de Mila Kai? ¿La hermana del futuro Beta de la Manada de los Caligos?- preguntó maliciosamente Kyle.
-¿Conoces a otra Mila, hermano?-
- Sólo estaba asegurado que estábamos hablando de la misma loba que tiene unas caderas del infarto y un trasero que pide miles de nalgadas mientras...- pero no lo dejé terminar porque mi lobo pedía para que le arrancara su atrevida y asquerosa lengua por describir de esa forma a.... a Mila.
Entonces comprendí lo qué pretendía Kyle con sus palabras. Lo solté y seguí caminando en círculos.
Tal vez estaba más que equivocado cuando interpreté el augurio de la Bruja.
Por la Diosa, ¿Estaba equivocado? ¿Qué problemas me esperaban con Sierra? ¿debería consultar con Parisa?
Tal vez aquel día en el festival, Parisa reveló el aroma de la otra chica que acompañaba a mi hermana, pero lo confundí por todos los hechizos que aquellas usan como protección.
Tal vez la aprendiz de Bruja, no era Sierra, sino Mila.
Y ya había cometido el error de marcar a Sierra, aún sin que ella lograra su transformación.
Por la Diosa, ¿cómo podría estar seguro cuál de las dos era mi pareja destinada?
- ¿Quieres mi humilde opinión, Connor?- murmuraba Kyle, mientras trataba de dejar de toser y tomar aire, recuperándose de mi ataque.
-No. Guardatelo.- respondí rápidamente. Tenía suficiente alboroto en mi interior con Tyr, mi lobo.
Solamente quedaba una última idea que surgió mientras seguí examinando los lentes de Mila.
Debía buscar respuestas con la mismísima Bruja de la Montaña, esa misma noche.
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