18. Soy Fuego.
RELATO POR MILA:
Con Phobos, el lobo de Kyle, recorríamos las laderas de la montaña. La noche en el bosque estaba llena de nuevas sensaciones, asombrosos ruidos y olores exuberantes.
En mi forma lobuna todo resultaba más intenso: sentidos, impulsos, emociones y pensamientos.
Ahora entendía a Kian cuando se irritaba por mis músicas estridentes y mis ropas sucias tiradas por el suelo.
Daría cualquier cosa por oír sus regaños nuevamente...
También entendía a mis padres. Siempre fui la hija más extraña, con la cual se preguntaban qué hicieron mal o dónde se equivocaron. Ya que Kian era su orgullo y Aimé la chica popular.
¿Y yo? La rebelde oveja descarriada.
Subí al fin a la cima de la montaña.
Sola.
Aullé a la luna con mi alma en mil pedazos. Hasta el momento no me había permitido llorar o demostrar que era un desastre con mi vida.
Ya no tenía a mi hermano ni mis padres.
Si alguna vez reclamé, Diosa Luna, por ser tan absorbida por los miedos de mi familia, pido humildemente disculpas y dile a ellos que con gusto ofrezco mi vida por vengarlos.
Juré mientras Leda me acompañaba en lamentos, tumbada sobre las rocas, al borde del risco.
Allí estaba hundida en mis lágrimas mientras seguía con mis plegarias.
Hasta que Sierra, con su loba Aria se sentó a mi lado. Mi mejor amiga me prestó su hombro para llorar hasta ya no tener fuerzas.
Bajamos por las cuevas hasta el bosque.
Leda corría con Aria. Se divertían, saltaban, caían al suelo, gruñian. Eran dos locas, tal como nosotras.
La loba de Sierra, tenía un tono rojizo, al igual que Phobos. Los dos a veces se distraían jugando entre los arbustos, mordiéndose y olfateándose.
Yo traté de darles espacio, sentándome en el filo de un peñasco. Mientras los dos salieron a recorrer en las cercanías.
Admiraba cada cantar de grillos, escarabajos, luciérnagas. La danza de las hojas al ser impulsadas por el viento, el cielo estrellado.
Nuevamente recordé a mi familia.
¿Estaría Kian orgulloso de mi loba?
—Claro que si. En pocos días descubriste muchas cosas que desconocíamos de los rebeldes.— dijo una voz que se entrometia en mi mente y percibí que un lobo oscuro se acercaba por mi espalda.
Entonces maldije a Sierra en mis pensamientos. "¿No confías en mi?" decía la muy traidora.
— Tyr. ¡Qué casualidad tú por aquí! Déjame adivinar: ¿estabas pasando y te acercaste a saludar?— ironicé. Por el vínculo hasta puede notar cómo se reían aquellos dos descarados traidores.
—Estaba buscándote.— afirmó con todo el descaro y se sentó a mi frente, bajando su mirada. Algo que ningún Alfa lo haría, jamás. Ellos naturalmente estaban destinados a dominar e imponer su rango. ¿Qué podría estar demostrando Tyr con esa actitud?
—No voy a ir contigo. Emerec me ordenó quedarme con...— protesté.
—Ya lo sé, ya lo sé. No estoy aquí para obligarte a nada. Tú vendrás sola, créeme.— fanfarroneó, creo que en su forma lobuna hasta sonaba divertido.
Este idiota se cree el centro del universo, festejó mi loba mientras nos pusimos de pie para bajar la montaña a buscar a los dos asquerosos traidores que se escondían entre los arbustos para lamerse y hacer sus cochinadas.
-¿Quieres cazar?- propuso el lobo negro mientras me analizaba cuidadosamente.
-Tal vez otra noche. Ya debo regresar.-
-Sabes que eres...- intentó explicar pero lo interrumpí gruñendo.
Realmente me hartaba todo ese trillado y condenado verseo de que mi alma y la suya estaban destinadas por toda la eternidad.
¿Qué debía hacer para tener mis propios errores y de tal vez elegir al chico equivocado pero delicioso como el dulce de leche?
Tal vez sólo estaba demasiado idealista, como decían mis padres.
¿Pero por qué hipotéticamente la Diosa Luna se había encaprichado en encadenarme por la eternidad a Connor?
El descenso me dejó exhausta, así que fui hasta mi motocicleta y saqué mi mochila para cambiarme detrás de un árbol.
La transformación aún me costaba mucha energía. Al volver a mí forma humana mi cuerpo reaccionaba con espasmos y temblores, pero luego de unos minutos podía ponerme de pie y vestirme sola.
Al volver Connor estaba recostado sobre mi motocicleta, con su sonrisa de galán de telenovelas.
Bufé con verlo sin camisa, pensando que me derretiría por sus absurdos y marcados abdominales y su cabello sudado en su frente.
Admito que di un rápido vistazo a su tatuaje en el brazo derecho, sus pectorales que resaltaban con el sudor, la luz de la luna colándose por el follaje de los árboles dándole un escenario digno de cualquier película de romance juvenil.
Otra vez las malditas hormonas de Leda alternándose con facilidad y dejando en evidencia que sus instintos de animales salvajes me dejaban atontada.
¿Qué carajos debía hacer para calmar a mi loba calenturienta?
Entonces pensé en dar su merecido a él.
Por la ciencia y el bienestar de las futuras lobas que podrían caer de rodillas por el aura de conquistador imbatible de Connor Remus.
Esto era una simple prueba para el pueblo.
Simulé que estaba olfateando algo, miraba a todos lados, mientras me acercaba a él.
Connor cayó en mi trampa y trató de pararse erguido, con los brazos cruzados y su mentón levantado. Su mirada victoriosa casi me dio ganas de reírme.
Seguí aproximándome a él fingiendo que estaba detectando algo y solté un gemido.
—Connor, creo que... — susurré, mirándolo tan sorprendida como pude, llevando mis manos a mi cara y sonriendo coquetamente.
—Lo sabía, lo sabía. Pero espera un momento...— comenzó a dudar, ya que ambos lobos debemos reconocer el vínculo. Y él aún no podía percibir mi olor, según me lo contó Skyla.
—Creo que eres un imbécil.— y comencé a reír.
Por su parte Connor resoplaba mientras se despeinaba. En su cara se desdibujó su sonrisa de conquistador y apareció la preocupación.
Por un instante pensé que tal vez me había pasado con la broma, pero él me tomó de mi cabello y con la otra mano se aferró a mi cintura.
Me besó con tanta rabia y posesión, que le respondí con la misma vibra. No era de esas chicas que flaquean ante los desafiantes labios de Connor Remus.
No soy de las que el lobo negro de los Remus puede impresionar con sus besos experimentados y sus caricias por mi cintura, colándose por debajo de la tela de mi ropa.
Pero me detuve cuando la mirada de Nova surgió en mi mente. Los ojos azules como un témpano de hielo, pero que me quemaban como los fuegos artificiales cuando me analizaban.
Algo en mi interior decía que no era lo correcto, ¿qué demonios me estaba pasando?
Por lo cual lo empujé y pegué algunas cachetadas. Se las merecía desde hace mucho y el también lo sabía.
No, eso no lo hizo abandonar sus malas intenciones.
Las bofetadas fueron como una invitación para subir las apuestas con Connor Remus.
Cuando el intentaba arremeter nuevamente contra mí, oímos los aullidos de Phobos y Aria, pidiendo ayuda.
Maldición, corrí al lado de Tyr, pues Connor logró su trasnformación tan pronto como detectó hacia dónde debíamos ir.
De un salto en mi frente comenzó a indicar el camino que debíamos seguir para auxiliar a nuestros amigos.
Usé toda mi energía, esquivando árboles y saltando las piedras en mi camino. No podía usar a Leda, estaba guardándola si la ocasión lo ameritaba ya que podría perder todas mis fuerzas.
Connor ganó distancia y lo ví lanzarse a un par de vampiros que estaban sobre el lobo rojo de Kyle, arremetiendo golpes y tratando de clavar una estaca de plata en su pecho.
Hice lo mismo con otros que estaban tratando de llevarse a Sierra.
Golpeé tan duro y con toda mi rabia.
Sentía el fuego envolver mi piel, pero era un sentimiento tan dominante y arrebatador... Creo que desde ese momento ya no tenía cómo detenerme. Era un incendio en medio al bosque.
Esquivé un par de arrañazos y rompí con mi rodilla las costillas de otro.
Seguí combatiendo al lado de Aria, que estaba herida. Una de sus patas tenía mucha sangre, pero de igual manera estaba defendiendo su posición.
Fue entonces que desde la cima de un árbol nos lanzaron dagas.
Las logré esquivar, pero dos hirieron a Sierra, en el hombro y en su cuello.
Parecía que Kyle y Connor también tenían problemas en librarse de sus atacantes. Estaban arrinconados en el suelo recibiendo golpes y puñaladas.
Hasta que oí el sonido de motocicletas aproximándose.
—Es Nova— dijo Leda a través de nuestra conexión. Me sequé un par de gotas de sangre en mi frente y seguí luchando, protegiendo a mi mejor amiga.
Sólo sé que la furia me llevó a clavar mis colmillos en más de uno, para arrancar su cuello.
Sentí que Leda estaba controlando mi cuerpo, pero no estaba transformada en loba, sino en mi forma humana.
Sentí odio, furia, quería destruir a todo el maldito bosque y llevarme al infierno a esos condenados vampiros. Era una necesidad primititva, quería ser la muerte.
Era como el fuego, y mi combustible eran los lamentos y los gritos de los vampiros que caían por mis golpes y los descuartizaba con mis golpes que partían huesos, razgaban su piel, derramado su sangre tan dulce por el suelo del bosque.
Para ser sincera no me quería detener. No, ese sentimiento tan abrumador me estaba seduciendo, como una droga.
Y salí detrás de algunos chupasangres que huían de mi bestia descontrolada por las sombras.
Podía seguirlos por kilómetros ya que su sangre y el terror me atraía como la miel.
Leda estaba disfrutando del pánico que podía oler. Nos hacía sentir más decididas a arrancar sus cabezas con sólo un golpe o aplastando contra los troncos de los árboles que soltaban astillas.
Fue necesario que Nova me sacara de encima de uno, aprentándome contra él, mientras luchaba por seguir clavando mis garras y destripando el maldito vampiro que estaba arrastrándose por el suelo.
—Calma, Mila. Respira. Ya estoy aquí.— dijo susurrando sobre mi hombro.
Miré hacia el cielo nocturno del Bosque. Sentí la brisa y los brazos de él sujetándome con fuerza y al mismo tiempo con mucho cuidado.
Traté de controlar mi respiración, debía estar clavando mis garras en él tratando de zafar y seguir con mi masacre.
Pero Nova no me soltó. Aún sintiendo tanto dolor.
Leda me dejó por fin en control de nuestros impulsos, ya que definitivamente quería saber qué se sentía estar contenida por el chico que nos volvía locas.
—Eso es, mi chica ruda. Respira, no dejes que la bestia te domine. —seguía calmándome y me giró para que pudiera esconderme en su cuello, mientras acariciaba mi espalda aquietando mi respiración alterada y fatigosa.
—No sé que me está sucediendo, Nova. Esto jamás... Yo.. ¿qué hice?— dije aún recobrando el aliento, prendida de su cuello y saborando su aroma.
Su olor me traía nuevamente a la sensación de flotar, mientras mi corazón ahora galopaba por estar tan pegada a él.
Unos minutos después llegaron las patrullas de los Remus Wolfs, llevaron a Kyle, Connor y a Sierra hacia su territorio. Debían atenderlos rápidamente.
En mi motocicleta, Nova manejaba detrás de los lobos, entre tanto yo seguía muy confundida aferrándome a él en el asiento de acompañante.
Al llegar a la Mansión, Velika salió corriendo a verificar si su hijo preferido estaba mal herido. Percibí su mirada de furia hacia los demás, y en especial a mí.
Pero los que verdaderamente estaban en peligro eran Sierra y Kyle.
Sierra tenía un corte profundo en su cuello y otro en su hombro. Entre cuatro hombres la sacaron de la camioneta y la llevaron de prisa hacia la enfermería de la Mansión.
Kyle tenía varias mordidas y heridas en sus brazos. Tal vez tardaría toda la noche para recuperarse bebiendo infusiones de flor de luna.
Connor sólo tenía golpes y moretones. En pocas horas podía recuperarse plenamente.
Traté de ayudar a la Luna de los Remus Wolfs a curar a mis amigos.
Pasé toda la noche al lado de la camilla de Sierra escuchando los aparatos que controlaban su respiración y su corazón.
Kyle luego que pudo ponerse de pie se unió en la velada.
Según oí después, Tyr reunió un par de lobos y salió a ratrear a los que nos atacaron por aquella zona del bosque.
Encontraron nuevas entradas de pasadizos y las clausuraron con rocas y troncos de árboles. También usaron explosivos para las cuevas de la montaña.
La mañana estaba llena de murmullo.
Hasta que logré respirar aliviada cuando mi amiga abrió los ojos. El mejor regalos de cumpleaños que pedí toda la noche.
No soportaría perder a la Bruja más terca y caprichosa que conocí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro