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15. Los hechizos de Parisa.

RELATO POR CONNOR:

Mi Luna estaba en mi frente, ahora podía ver porque Tyr estaba tan ansioso por conectarse con ella.

Era fuerte, de pelaje grisáceo y tenía una mirada naranja intenso que me avisaba que estaba a punto de atacar.

Era perfecta.

¿Y su aroma? ¿Por qué aún no me dejaba apreciarlo?

¿Qué hizo ese maldito vampiro con mi Luna?

Él seguía mirándola, impactado por su tamaño y con mucho descaro tenía esbozado en su rostro una sonrisa lasciva.

Sé que estaba disfrutando de que ella estaba tan confundida y enfurecida que no podía reconocer nuestra conexión.

Según la Bruja de la Montaña, Parisa, había un fuerte bloqueo entre mi Luna y yo, pero nada puede frenar lo que la Diosa ha unido por toda la eternidad.

Tyr quiso intentar conectarse con ella y buscar que entrara en razón.

-Mi Luna...- intenté comenzar a explicar.

-Ahorra tus explicaciones y vete.- respondió su loba por el vínculo mental.

-Vienes conmigo. Nos vamos de aquí, ahora.- reclamé mientras avanzaba lentamente hacia ella.

-Tú no me das órdenes, Tyr.- amenazó mostrando sus hermosos colmillos y garras afiladas.

La loba gris estaba dispuesta a despellejarme por defender a aquel condenado y petulante príncipe de los vampiros.

Era inútil. Ella había sucumbido por algún tipo de control de Nova. Lo que me dejaba aún más furioso.

Pero Skyla nuevamente intervino, colocándose en medio a los dos. Susurró algún tipo de conjuro y de repente sentí que el suelo daba vueltas.

Desperté en una sala, con ventanales enormes y en colores claros. Para mi desafortunada miseria, estaba dentro de la Mansión del vampiro.

A mi lado estaba Kyle, sosteniendo una bolsa con hielo y del otro Sierra, tratando de hacerme beber una infusión con un olor horrible.

Estaba vestido con un pantalón deportivo negro y una camiseta sin mangas gris. De seguro Kyle me ayudó con eso, aunque ni o recuerde con certeza.

Sentía una punzada en mi cabeza fatal y muchas ganas de vomitar.

¿Qué carajos hizo Skyla conmigo?

En mi frente Emerec estaba sentado hablando por su móvil, por su rostro veía mucha angustia y desesperación.

-¿Qué sucedió? ¿Alguien puede responder?- exigí cuando Skyla surgió y me pateo muy fuerte una pierna.

-Idiota, eres tan... ¿Sabes que casi inicias una guerra contra un Clan de Vampiros porque querías hacer el ridículo papel de príncipe azul?- rugio mi hermana, haciendo que en toda la habitación retumbara su chillido.

- Estoy en mi derecho... - intenté explicarle, pero otra vez me pateo tan fuerte que casi me lanzó del sofá.

- No tienes derecho a nada, ni nadie. Deja ya tu estupidez o vas a meternos en problemas por querer marcar territorio.- amenazó la pelirroja mientras apuntaba con su dedo a mi cara.

-Mila es mi Luna. Todos lo saben, Sky...- intenté nuevamente hablar pero la Bruja de la Montaña interrumpió tirándome encima un par de hojas y recitando unos versos.

-Listo, él está fuera de peligro.- y se fue caminando hacia otra habitación.

La Bruja jamás explicaba que hacia o porque venía, hacia donde iba. Era realmente extraña.

En mi cabeza dejó de punzar aquel dolor, hasta que pude oír nuevamente a Tyr, gruñendo por saber dónde estaba Mila.

Skyla comenzó a explicar sobre lo que estaba sucediendo con Mila.

Su transformación lobuna fue un gran problema para ella, ya que sucedió antes de lo que la Diosa Luna había designado.

Y era mi culpa según Skyla.

Ni Mila ni su loba estaban preparados para que ocurriera, por lo cual estaba siendo castigada de alguna forma y no podía vincularse a su destinado.

Tal vez sólo serían por unos días, semanas o meses, pero lo cierto era que eso era un gran problema. Ya que nuestro futuro podría peligrar.

-¿Mi culpa? ¿Y qué hay de Nova? ¿Qué hizo para confundirla? - bufé.

-Kyle, inténtalo tú. Yo quiero matarlo.- dijo Skyla y se sentó al lado de Emerec.

-Nova ayudó a Mila a conectarse con los recuerdos de Kian. Los dos descubrieron que el que atacó a la patrulla de los Caligos utilizó la energía de la Cascada para forjar un ataque muy poderoso con fuego...- intentó relatar Kyle.

-El está jugando con su mente.- lo interrumpí.

-Connor, esto es muy importante. Concéntrate, por favor. Mila pasó dos días padeciendo una y otra vez el dolor de Kian en carne propia para darnos más pistas. ¿Crees que ella estaba aquí porque estaba de fiesta con Nova? ¿Puedes entender todo el dolor que tuvo que soportar viendo a su hermano morir para poder ayudarnos?- dijo Sierra.

Un silencio doloroso reinó entre nosotros.

Entonces Emerec se puso de pie al ver entrar a la habitación a Nova con un par de terratenientes.

-Mila logró volver a descansar, gracias a La Bruja de la Montaña.- dijo mientras se aproximaba con sus manos en los bolsillos.

Sus secuaces me miraban fijamente, esperando alguna reacción de mi parte.

Creo que todos estaban esperando que reaccionara violentamente.

Pero recordé la frase que mi padre siempre repetía: a veces debes perder una batalla para ganar la guerra.

Por lo cual me puse de pie, alzando mis manos como un gesto de paz.

- Admito que fui muy estúpido. Pero agradezco que Mila pueda descansar luego de su sacrificio por nuestras manadas.- mascullé, intentando no verbalizar todas las formas que estaba pensando en arrancar los colmillos a ese vampiro.

-Sé que ella podrá recuperarse mejor con su familia. Pero creo que ayer hubo un accidente, ¿cierto, Emerec?- preguntó cruzando sus brazos, sin quitar su mirada provocadora.

Los dos sabíamos que en este mundo no habría posibilidad de que coexistamos en un mismo bando, pero las circunstancias de un enemigo en común eran más importantes.

-Si, su familia sufrió un ataque en la noche. Su madre y padre fallecieron esta mañana a causa de las heridas, pero no hay rastro de su hermana.- lamentó Emerec, mientras Skyla tomaba su mano.

-¿Cómo es posible invadir en medio de la villa sin que las patrullas los detectaran?- pensé en voz alta.

-Por los pasillos de la Alianza.- respondió Skyla.

Todos la miramos incrédulos. Esos pasadizos secretos eran cuentos de niños, que nuestros antepasados construyeron para protegerse según cuentan las leyendas.

Nunca había visto uno.

Entonces otra vez Parisa irrumpió con sus apariciones escalofriantes y alocadas. Traía una vela negra encendida.

-Mi niña no está mintiendo. Yo misma enseñé a mis pequeñas cómo encontrar los pasadizos y algunas de sus salidas.- Agregó mientras dibujaba en un papel un extraño dibujo.

-Y ellos también lo saben, habrá que buscarlos en esa red subterránea de pasillos y corredores para encontrar a los asesinos. Tal vez su hermana siga con vida allá.- dijo Skyla.

-Es muy peligroso, mi niña. Recuerda que apenas haz logrado tu transformación, tus instintos y fuerza que proviene de tu animal interior no están aún completamente abiertos.- avisó la Bruja.

-Si no podemos entrar, tal vez podemos hacerlos salir.- propuso Nova. Consultando a sus terratenientes.

-¿Y Mila?- pregunté.

- Necesita tiempo. Ella vio en sus visiones que sus padres están junto a Kian, su hermano. Por eso fue necesario el Hechizo de la Medianoche.  Esta vela debe permanecer encendida hasta que despierte. Nova y Connor no deben interferir más.- sentenció Parisa apuntando sus dedos hacia nosotros.

¿Qué carajo era el hechizo de la Medianoche?

¿Por qué debía estar lejos de mi Luna?

¿QUIÉN SE CREÍA ESA MALDITA BRUJA PARA ALEJARME DE MILA?

Antes de que nuevamente se fugara de su forma enigmática y asustadora, la perseguí hasta la puerta.

No fui el único que logró interponerse en su camino, ya que el vampiro bloqueaba la salida con sus secuaces y su mirada asesina.

-¿Qué le has hecho, Bruja? No puedo sentir su presencia aquí.- reclamé mientras me paraba en su frente.

-Ella está sanándose. Fue necesario para su alma, está muy débil y no tiene fuerzas para controlar a su Loba. Debes esperar, Connor.- y me entregó el papel doblando.

-Sólo espero que este hechizo no la deje inconsciente por mucho tiempo. Ya que ella necesita forjar su vínculo con su loba.- replicó Nova, conteniendo su furia.

Me sorprendió que él manejara tanta información sobre nuestra transformación. Pero tenía mucha razón, Mila y su loba necesitaban una de la otra. Cualquier cosa que las alejara o amenazara su vinculación estaría comprometiendo su salud.

Pero como era su costumbre la Bruja salió de la Mansión dejando la vela sobre una de los muebles. Sin dar más explicaciones y dejándonos con más interrogantes que al inicio.

Skyla y Sierra la acompañaron hasta su vehículo y luego fueron a cuidar los sueños de mi Luna.

En la sala quedamos discutiendo los detalles de la emboscada. Los vampiros necesitaban datos, mapas y referencias de las cuevas.

El plan era sacar a las ratas de sus cuevas.

Fue imposible no ocultar que me desagradaba la idea de cooperar con Nova y dejar que sus secuaces tuvieran acceso a mi Bosque.

Pero como líder y futuro Alfa de los Remus Wolfs debía ponderar la seguridad de mi Manada ante mis necesidades personales.

Lo cierto era que ni bien terminara de resolver estos misteriosos ataques y descubrir quién nos traicionaba, ese condenado vampiro se quedaría sin cabeza.

Poco me importaba cuantos ejército debía enfrentar. Mi destino y el de Mila no podía renunciar por un maldito acuerdo con los Clanes.

Nuestra relación está escrita en las estrellas y en nosotros mismos.

Sonará trillado, egoísta y muy de lobos posesivos: Mila es mía.

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