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Capítulo 18 | Cortina de Humo

L Y L A

Las llamas de Nicotine inundan el cuarto de baño en el segundo piso, trato de levantar a Lance mientras el fuego quema pequeñas partes de mi piel y cabello, llevándose entre las flamas algunos pedazos de mi sudado suéter. Mis ojos lagrimean por las personas al otro lado de la habitación que están al borde de sufrir el peor de los destinos: la muerte.

De la nada, Lark me toma del  brazo y nos arrastra tanto a mí como a Lance fuera de la casa, gritando que debemos salir y que no hay nada más que podamos hacer, mi cuerpo hace lo posible por ayudar a quienes se quedan detrás de nosotros pero no puedo hacer nada sin lastimar mi piel con la temperatura . Finalmente salimos de la casa los tres con las llamas pisándonos los talones, mis rodillas flaquean y colapso en el suelo.

Comienzo a llorar porque lo único que debíamos hacer era salvarlos, a todos y cada uno de ellos y ni siquiera logramos ayudar aunque sea un poco a Nikolas. Mis lágrimas me recuerdan que nosotros pudimos ser esto y que gente como mi hermano, quienes abusan de los científicos, son los responsables de estas cosas: la pérdida de la humanidad al costo del nuevo eslabón de la cadena evolutiva.

—Lyla, tranquilízate —me pide Lark, quien no se desmorona emocionalmente como el resto de nosotros, el es capaz de mostrarnos una ilusión que no demuestra lo que realmente siente.

—¿Cómo puedo calmarme si no hicimos lo que debimos? ¿Cómo podemos nombrarnos héroes si no podemos salvar a las personas?

Lance se queda estático, viendo el final de la calle y yo no entiendo lo que sucede, Lark sonríe ligeramente—: ¿Quién dice que no pudimos salvarlos?

Mi mente se queda en blanco cuando la ilusión del castaño desaparece y nos muestra que él había evacuado a todos antes de arrastrarnos fuera del edificio. Todos estaban allí: los pequeños que sacamos primero junto al anciano, los cuatro adultos y la niña pequeña también están con ellos

—Creé una visión para que Nicotine creyera que todos seguían allí, sino habría salido de la casa porque realmente quería que todos murieran —explica él con los ánimos cansados y evidentemente agotado por la fatiga de mantener la ilusión con la presión del momento.

—¿Quién diría que, de nosotros, tú serías quien haría bien el trabajo? —sonríe el rubio impresionado— Bien hecho, Lark.

—No buscaba tu aprobación —bromea el pelinegro en respuesta— Sé que hago todo bien.

Yo sonrío por su elocuencia, a pesar de que mis sentimientos en este momento sean agridulces. Continúo pensando en si todo esto era realmente culpa de Nikolas, si las pastillas que consumió así como la inyección en su espalda tienen algo que ver con la encapuchada del Maserati rojo. Lo que más me preocupa no es que el hombre de fuego se haya quemado a muerte justo frente a nosotros, me preocupa que comprendí su dolor, comprendí el dolor de su pérdida y ver cómo un mundo en el que creías estar bien simplemente se desmorona y toma de ti todo lo que alguna vez creíste que estaba correcto. Por más que intento convencerme de que él obtuvo lo que buscó, solo me repito lo que quiero escuchar porque, al final del día, él también es una víctima de los laboratorios.

Lark conversa con los niños afectados del incidente, utilizando su poder para manifestar una nevada a pesar del cansancio que sufre. Lance, por otro lado, le explica a los adultos lo clasificada que nuestra participación es y que nadie debe enterarse de nosotros.

—¿Eres hijo de Santa Claus? —pregunta la menor de las niñas al castaño al ver sus habilidades como si se tratasen de magia.

—¿Santa Claus puede hacer esto? —sonríe Lark creando un mono de nieve parlanchín, estoy segura de que lo plagió de alguna película infantil. Lance señala desde lejos a la visión del castaño y sonríe.

La pequeña responde que sí y él resopla divertido, yo me mantengo recostada en la acera hasta que sirenas comienzan a acercarse, tratando de asimilar todo lo que está sucediendo.

—Creo que es hora de irnos —anuncia Lance arrastrando las palabras, inmediatamente me dirijo al automóvil de los doctores pero el rubio me detiene—. Yo puedo manejar si así lo deseas.

Yo asiento y tomo el asiento trasero, Lark sube al copiloto y Lance al del conductor. Los asientos se manchan de polvo y cenizas pero no nos importa, lo que buscamos ahora es llegar a casa. El castaño se despide de todos y, tras tocar dos veces el auto con la palma de su mano, los copos de nieve y la figura que manifestó se disuelven. Todos comienzan a ver hacia el cielo, asombrados por lo que decido mirar por la ventana y observo que Lark nos hizo ver como personas en un trineo navideño, alejándose por el cielo mañanero.

—¿Era necesario hacer eso? —pregunto recargando mi rostro en la puerta, tratando de no pensar en nada. El castaño gira su cuerpo hacia mí y me lanza su suéter del que, desde que nos bajamos del automóvil, noté que tenía pintado mi dibujo de calavera que le regalé hace meses. Observo la prenda y me sorprende que esté mayormente quemada, estando principalmente perdida el área de atrás.

—Sí —asegura Lark respondiendo a mí cuestión—. No quiero que estos niños piensen en la mierda de Nicotine cada año, quiero que recuerden que hablaron con un mono de nieve y que conocieron a los hijos de Santa Claus, incluso si no lo somos.

Por el retrovisor veo las lágrimas amenazar los rostros de los chicos así como me sucede a mí. Sus palabras son bellas, contrastan con lo que acabamos de presenciar.

—Si vamos a ser la esperanza de nuestra ciudad, seremos la esperanza de todos —continúa—. Seremos aquello que no tuvimos cuando más lo necesitamos incluso cuando no tengamos la fuerza para serlo. Esto nunca se ha tratado de vengarnos de nuestros hermanos, siempre ha sido de proteger a niños como ellos y personas vulnerables como Nikolas de las garras de gente como nuestras familias.

Lloro sin temor o vergüenza a que me vean hacerlo, me arde en el corazón más que las quemaduras en mi piel. Encuentro sentido en lo que dice, como si de un momento a otro dejara ser el niño infantil que es y se convirtiera en una nueva faceta de él mismo. Esa faceta es lo que necesitamos para ser lo que debemos ser: héroes, separar nuestros temores y dolores de nuestra necesidad de proteger el bien y salvaguardar a las personas.

—Aún cuando no podamos protegerlos a todos —dice refiriéndose a Nikolas, su exnovia y el prometido de ella—, nosotros sabemos bien que debemos por lo menos intentarlo. 

Limpio mis lágrimas con la manga del suéter y Lance pasa rápidamente su mano por su herido rostro, haciendo lo mismo. Después de un rato en silencio pasamos por una cafetería.

—También debemos parar aquí —indica el castaño—, no puedo empezar la mañana sin un café.

Yo solo atino a recostarme a lo largo del asiento trasero y tomo una siesta, cierro los ojos y prefiero ignorarlo todo. Mi soñar se va rápido y, en cuestión de horas, escucho las puertas del auto abrirse y a los chicos salir.

Me levanto con rapidez ocasionando que me maree pero no me importa, de la casa de reserva salen los doctores y me lanzo a los brazos de Ava. No digo nada, solo me aferro a ella, por su parte, solo pasa su mano por mi cabello.

—¿Cómo estan? —pregunta Aaron preocupado, examinando las heridas en el rostro de Lance y el estado de Lark.

—Estaremos bien —respondo separándome de la doctora Lives, sabiendo que puede ser difícil lidiar con las emociones de hoy que, en este momento, no estamos bien. Pero estoy acostumbrada a decir que lo estoy.

Sacudo mi cabeza de lado a lado y me permito llorar—: No, no estamos bien, hemos fallado. No trajimos a ninguno de los dos, fracasamos.

—Hicieron más que eso —explica Ava—, hoy han hecho más de lo que creen. Los laboratorios iban a dejar que todos ellos murieran, desde ayer en la tarde ya habían declarado a Nikolas como muerto, todo había sido una trampa. Ellos no buscaban recuperarlo, tras escapar lo que deseaban era eliminarlo a él y a cualquiera que haya tenido contacto con él.

Observo a los doctores y tallo mis ojos, sé que esto no salió como deseábamos pero aún así me reconforta saber que, para los doctores, hemos hecho lo mejor que pudimos y logramos algo importante.

—Salvaron la vida de muchos inocentes, niños —recalca Aaron desde el portal.

—O tal vez protegimos sus muertes —indaga Lance—, nadie merece morir de un momento a otro sin saber porqué.

Entonces todo cobra sentido, nunca se ha tratado de salvar vidas o impedir muertes, solo de asegurarnos de que pase cuando debe de pasar. No buscamos ser héroes, somos los Guardianes de la Muerte.

Lark da pasos pesados para acercarse a la entrada de la casa con su café en mano pero, a medio camino, cae desplomado por la fatiga que generó el plasmar sus pensamientos la mayor parte de nuestro viaje. Él repite una y otra vez que está bien pero no lo está, todo este tiempo nos estuvo mostrando una ilusión para convencernos de que lo estaba.

Ava suelta un pequeño grito de preocupación y Lance se apresura a tratar de ayudarlo, la parte trasera de su camiseta blanca está enrojecida en un sangriento carmín que emerge de su espalda. Está malherido.

—Esto es lo que no quería que sucediera —le dice Aaron a la doctora mientras se apresura a tratar de levantaro.

—¡Lo dices cómo si yo lo hubiese querido! —se queja Ava con lágrimas en sus ojos, yo no tengo idea de cómo reaccionar y solo apunto a preguntar si estará bien.

—No quiero morir —se queja Lark antes de dejar de reaccionar por lo que Lance decide tomarlo en sus brazos para llevarlo rápidamente a su cama, empujando objetos a su paso.

—No te atrevas a hacerlo, twink de mierda —responde Lance y sus palabras me generan un  nudo en la garganta, ¿qué clase de equipo somos si no pudimos siquiera saber que él se encontraba en ese estado?

Mi corazón late con rapidez e inmediatamente debato con los doctores diciéndoles que debemos llevarlo a un hospital lo más pronto posible, ¿por qué no nos dijo antes? ¿cuál era el punto de mantenernos su salud oculta?

—Si no van a llevarlo a un hospital, ¡hagan algo! —le grito a los doctores, estoy harta de esta fatiga mental, de tener miedo a morir otra vez o de perder a los que amo y no puedo dejar que algo así vuelva a sucederme.

Los adultos me miran tras interrumpir su discusión y, entonces, corren hacia el almacén donde guardan restos de sus equipos para experimentación. No quiero entrar a la habitación y ver la posibilidad de perder a Lark, no quiero ver que no noté las señales de su estado.

«Seremos aquello que no tuvimos cuando más lo necesitamos incluso cuando no tengamos la fuerza para serlo»

Tony Vask \\ 28.08.2021

Con este capítulo cerramos el arco de Nicotine, ahora vamos a la recta final para terminar con la historia. Pero no se pongan tristes, son cuatro capítulos con buen contenido y que llegarán la próxima semana. Así es :)

Les recuerdo que pueden empezar a leer Rain City: PHENOMENA y Storm City: Deathskull, ambas pertenecen al mismo universo que esta historia y tienen tramas y personajes muy diferentes, juasjuas.

Por problemas de agenda, probablemente no pueda publicar el siguiente capítulo hoy por lo que tendré que posponerlo para la siguiente semana, acompañado por el Anexo 5.

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