18. Sospechas
Abril de 2021
Segundos después de que Myra y Alastair se retiraran junto a Josephine, los Guardianes comenzaron a debatir sobre los próximos pasos a seguir, en una reunión liderada por la Líder, quien era también la madre de Ardeshir, el amigo de Alastair y Myra.
―No podemos perder más tiempo ―le dijo uno de ellos a la Líder. La voz del hombre sonaba desesperada. Sus ojos castaños brillaban, llenos de lágrimas―. Mi hermano Bruce...
El hombre al lado de él, su pareja, le dio una palmada en la espalda y lo abrazó.
Los padres de Alastair, Dominic y Kathryn observaron cómo sucedía todo sentados junto a los Obregón, quienes eran hermanos mellizos. Eran buenos amigos suyos, de hecho, se habían conocido en España, cuando estaban de vacaciones, pero a veces sentían que había algo extraño o que no estaba correcto en ellos dos.
―Stefan, tranquilízate ―le dijo la Líder al desesperado hombre, quien se despegó del otro, quitándose las lágrimas de los ojos―. Nuestra prioridad es recuperar a nuestros seres queridos, sí, pero no lo vamos a poder hacer si no nos encontramos calmos y pensamos bien lo que hacemos. ¿Recuerdas nuestro lema? Festinemus lente.
Stefan asintió.
―Apresurémonos lentamente ―tradujo él.
―Exactamente. Si vamos rápido, no conseguiremos nada. En cambio, si vamos más despacio, lograremos todo lo que queramos ―hizo una pausa, después de asentirle al hombre con una sonrisa―. Guardianes, estamos atravesando una de las peores épocas de nuestra historia.
Los padres de Alastair vieron murmurar a los pocos Guardianes que estaban allí. Uno de los hermanos Obregón le susurró algo al otro. Comenzaron todos a hablar hasta que la Líder los calló.
―No solo estamos sufriendo todavía las consecuencias de la guerra de 2005 contra los Guardianes Oscuros, sino que los humanos no ayudan en nada. Sabemos que hay un sector de la humanidad que está haciendo lo imposible para salvar nuestro planeta del cambio climático, pero no es suficiente.
Su marido, de traje rojo, habló.
―Todos sabemos que los Guardianes del Agua y del Fuego son los que están en menos riesgo, pero los del elemento Aire están casi extintos, como pueden ver, son solo ellas dos, Julia y Charlene ―dijo mirando a su izquierda.
―Y solo tenemos a Uriel Lemaire como Guardián de la Vida―dijo la Líder apuntando a su derecha, a un chico bastante joven, tendría unos dieciocho o diecinueve años―. Sin mencionar que los Guardianes de Tierra ya están extintos, por desgracia, aunque tenemos sospechas de que hay alguien allí afuera que tiene el poder de controlar ese elemento.
Uriel Lemaire se puso de pie. Los padres de Alastair nunca lo habían oído hablar.
―Yo no suelo hablar en público, pero es cierto que debemos pensar en lo que hacemos y en nuestro próximo paso ―dijo con su marcado acento francés―. Además, no podemos olvidar a Myra y Alastair.
Dominic y Kathryn se miraron.
―Ellos son el futuro de la organización ―siguió Uriel―. Propongo que se haga una votación para reducir oficialmente la edad mínima para entrar a la Orden.
La Líder y su marido, que estaba a su lado, se miraron. Ella luego se dirigió al resto.
―Levante la mano el que esté a favor de reducir la edad mínima para ingresar a la Orden Mágica de los Elementos a los dieciséis años, en vez de los dieciocho.
Los Guardianes fueron levantando lentamente las manos, pero no todos.
Su marido le susurró algo a la Líder al oído. Ella habló un momento después.
―Trece de diecisiete votaron a favor. Eso equivale a más del setenta y cinco por ciento. De acuerdo con el Acuerdo de 2005, cumple con las reglas de votación. Esta norma es confirmada y asentada en el Libro de Normas. Muchas gracias a todos.
Los Guardianes aplaudieron, algunos con intención, otros de mala gana.
―Guardianes, debemos tratar algo más. ¿Quiénes serán los siguientes en ser reclutados? Julia, tú primero.
―Claro, Líder ―dijo la mujer, que tenía el cabello blanco, al igual que su pálida piel―. Mi propuesta es que primero reclutemos a los de diecisiete años. Debemos revisar en todas nuestras fuentes de información para saber que no estamos dejando a nadie afuera. Ya contamos con Alastair Sinclair y Myra Barnes, y no debemos olvidar que puede haber otros, entre ellos el hijo menor de los Andercliff. Hay sospechas de que está vivo y creemos que tiene justamente diecisiete años. Propongo que él sea el próximo reclutado.
Kathryn miró a su esposo.
―¿Thomas está vivo? ―preguntaron los dos al unísono.
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