Escape
—¡Madre santa! ¿Pero qué es lo que mis ojos ven? ¿Qué es esa delicia? ¡PERO QUÉ SUCULENCIA!
—Kal, límpiate las babas y disimula un poco —le susurró Chaz .
—¿Cómo me pides que disimule si tengo tremendo show delante de mis ojos?
Kal miraba embobada a un faery que interpretaba Baker Street en saxofón.
—La verdad es que te entiend...
—Se vería mejor tocando el saxofón si estuviera sin camisa y bien sudoro...
—Kal, suenas como una depravada. En la Tierra, eso es acoso sexual.
—Te recuerdo que en la Tierra sigo siendo mujer, o sea que lo que yo digo no cuenta como acoso. En fin, eso no importa ¿quién es él?
—Su nombre es Malak.
—Dios mío, es un nombre que me encantaría gemir —dijo con un gruñido —. Y, ¿ese saxofón de dónde salió?
—Es de él. Muchos de los que están en mi clase de música tienen sus propios instrumentos.
—¿Cómo es posible que tengan instrumentos de comienzos del siglo diecinueve y la comida siga siendo de la época medieval?
—Es uno de los misterios de la vida. Musicalmente tienen ciertos avances. Hay flauta traversa, varios tipos de bajos, además de muchos instrumentos africanos que a duras penas sé tocar, como la mimbra o el kora.
—Vaya, al parecer iban a la tierra no solo por comida.
—Sí y la verdad es que son muy buenos, todos han aprendido a tocar muy rápido, no solo él. Hace dos semanas que empezamos y míralo, interpreta Baker Street como si él fuera Ravenscroft. Además tengo un grupo aparte de técnica vocal y... ¡los amo a todos! Tienen una voz y un potencial divino.
—Es increíble lo afortunado que eres y la cantidad de estudiantes que tienes. También el hecho de que logres tener el control, ya que la mayoría son adolescentes.
—Son muy dedicados y responsables, a pesar de ser tan jóvenes, tienen mucha disciplina. Y, a ti ¿cómo te ha ido?
—Pues al principio fue un poco difícil, Chaz. Tuve que agarrarme a madrazos con más de la mitad del grupo para que me respetaran.
Chaz soltó una carcajada.
—No puedo creerlo, ¿en serio?
—Claro que sí. Me llegó un grupo de veinticinco jóvenes, cuando empecé a hablarles no me querían prestar atención, decían que no tenía autoridad para hablar, que yo no sabía nada de su mundo, blablabla.
—Y, ¿qué hiciste? ¿Los golpeaste hasta que te aceptaron? —Se burló Chaz.
—Más o menos —asintió Kal mientras sonreía —, separé a los que no creían en mi mandato de los que les daba igual.
—¿Y cuántos se oponían a ti?
—¡DIECISIETE, BASTARDOS! Así que les dije que hicieran una fila y que lucharía con cada uno de ellos, si solo UNO me vencía yo me retiraría y aceptaría la derrota, sino tendrían que callarse y marcharme firmes. Los muy engreídos aceptaron..., por favor —bufó Kal —, como si un montón de novatos presumidos pudieran vencerme.
—Eso fue muy imprudente de tu parte, Kal.
—No importa la raza a la que pertenezcan o las habilidades superiores que tengan, sino saben manejarlas, ni como pelear no podrían ganarme. Así que los vencí muy fácil... a toda esa partida de desgraciados. Aún me estoy desquitando. Quise ser suave, entrenarlos de buena forma, tuve buena voluntad, pero ya que no quisieron a la tierna Kal, pues les tocará la Kal Jean Sans Terre.
—Yo diría Kal Calígula.
Kal se rió fuertemente.
—Es cierto, Kal Calígula. Debí ponerle a mi familiar Incitatus, para combinar.
—Siempre que intentas ser buena, sucede algo que saca a relucir tu lado dictador y cruel.
—La vida me dice que no puedo ser buena con los demás —Kal se rió.
—Dejando de bromear, no los lleves al límite de sus capacidades. Deja de ser un terrorista con ellos.
—Deja el drama, solo es entrenamiento intensivo.
—Como tu digas —Chaz hizo una pausa un poco larga y luego continuó hablando cambiando de tema —. Kal'hal, ¿tú qué piensas de Megara? ¿Te parece que sí debimos dejarla ir sola?
—No lo sé, Chaz. Al fin y al cabo la misión era de ella. No creas, tengo ciertas dudas al respecto. Pero, ella es una mujer grande y quería hacerlo, estaba muy entusiasmada.
—Sí, estaba bastante contenta. Y dado que su acompañante es un niño, supongo que la misión no es peligrosa.
—Sin embargo el hecho de que perdieran el barco, me hace pensar que todos los subestimamos. Cada que pienso en eso me llega una oleada de preocupación —Kal se pasó una mano por el cabello y se detuvo en uno de sus drelos casi desenredado.
—Sí, aún me cuesta creer eso, llevan dos días en ese lugar. Puede ser peligroso.
—Chaz, aquí hasta ir al baño puede ser peligroso. ¡Ella está grande! No perderé la cabeza por algo que ella decidió hacer, ¿no crees? Perder el barco, solo es un contratiempo, en la nota que enviaron esta mañana decía que encontraron una forma de volver y que mañana en la tarde llegarán.
—Sí, lo sé, también pienso lo mismo. Pero tengo un mal presentimiento.
—Chaz, no me hagas esto, por favor. He estado completamente mortificada desde antier cuando llegó la nota que mencionaba la pérdida del barco. Tuve paz esta mañana, me siento más tranquila porque sé que en menos de 24 horas la veré. Así que iré a preparar mis clases para no pensar en desgracias. Estaré afuera si me necesitas, ya sabes donde entreno.
—Intentaré que mi mente inquieta se enfoque en otras cosas... o en otras personas.
—No te le lances a lo desgraciado —le sonrió Kal mientras se alejaba —, no vayas a acosar al pobre Dalls.
—No te preocupes, a duras penas puedo hablarle sobrio.
Kal se alejó de Chaz mientras se reía. Él respiró hondo y volvió a su grupo.
—¡Excelente, Malak! —Aplaudió Chaz, Malak se detuvo y le sonrió—. Cada día me impresionas más, muchacho.
Hacía dos días Megara había partido a una expedición por mar hacia la Isla de Jade hogar de los Kappas y del pequeño Elliot, a quien devolvería a sus familiares sano y salvo. En la expedición iba acompañada de un joven hombre lobo llamado Chrome, el cual era un niñato petulante y arrogante, pero muy divertido. Por desgracia para ellos, después de arribar a las costas de Jade y entregar a Elliot al jefe de la tribu, el bote en el que habían llegado desapareció del lugar, dejándolos varados esa isla que no aceptaba humanos dentro de sus aldeas. Por lo que a los dos les tocó acampar cerca de un claro alejados de los aldeanos para no generar incomodidad en sus habitantes.
Todos en el cuartel general estaban preocupados por los métodos que iban a emplear para volver al día siguiente, debían preparar alimentos y botiquines de emergencia por si ocurría cualquier eventualidad. Debían prepararse para cualquier cosa, ya que Chrome nunca especificó cómo y de qué manera volverían.
+ + + + + + +
Kal llevaba un rato entrenando en el umbral del bosque, su familiar Bestia jugaba a su alrededor, trepando y saltando de la rama de un árbol, debido a que ya estaba un poco grande y que sus alas no crecían con él, no volaba bien, solo planeaba, como una gallina.
—Bestia —llamó Kal a su familiar, este llegó donde ella dando pequeños brinquitos mientras movía su cola. Ella se puso de cuclillas, le acarició la cabeza y el borde de sus alas —. Ve a nuestra habitación, ya te alcanzo.
Aunque Bestia puso algo de resistencia para irse, al final se retiró ante la insistencia de Kal. Ella vio como se alejaba dando pequeños brinquitos. Cuando lo perdió de vista, se giró hacia el bosque.
—Entonces... ¿necesitas una entrada especial? —Preguntó sin mirar un punto fijo.
De entre las sombras del bosque surgió alguien, Kal lo reconoció en cuánto lo vio. Demasiado obvio, era el enmascarado. Cuando lo vio de pie frente a ella, pese a que no estaban cerca, supo que él era mucho más alto de lo que hubiera creído. Ella se recostó contra un árbol de forma despreocupada.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí? ¿Estabas esperando que me fuera? ¿Quieres que me vaya?
Él dio unos cuantos pasos, acercándose más a ella.
—O..., simplemente estabas mirando —continuó hablando Kal con una sonrisa coqueta y una ceja arqueada.
—Tal vez —su voz sonaba opaca a través de su máscara. Además de varonil, ronca y sensual —. He escuchado mucho sobre ti.
—¿En serio? —Su sonrisa se amplió más —. Bueno, ahora entiendo porqué tardaste tanto en salir de los árboles. La verdad es que soy más hermosa de lo que me describen —ella movió su cabello y lo puso sobre su hombro derecho. El enmascarado se rió y se acercó un poco más a ella —. Wow, amigo, muévete despacio y enseñándome tus grandes manos, no puedes acercarte a una dama de esa forma.
Él alzó las manos, mostrando que no llevaba nada.
—Solo admiraba la forma peculiar en la que entrenas.
—Sí, a muchos les gusta —contestó sarcástica.
Él se acercó un poco más y más, invadiendo su espacio personal. Se levantó la parte baja de la máscara dejando al descubierto sus labios y la punta de su nariz. Se inclinó sobre ella y olfateó su cuello. Kal se quedó quieta y un poco sorprendida por lo que acababa de hacer. Él se separó y sonrió. Una sonrisa ladeada que resultaba jodidamente sexy. Él se acomodó nuevamente la máscara, retrocedió unos pasos y se giró de nuevo hacia el bosque.
Kal miró como se alejaba, él se detuvo un momento y giró su cabeza hacia ella, después continuó caminando. Ella sintió que él la estaba invitando a seguirlo... sí, claro, como si ella fuera tan estúpida. Bufando se giró y se dirigió al C.G., debía reportar lo que acababa de pasar, no sabía si alguien la había visto, no se podía dar el lujo de ser malinterpretada.
Apuesto a que es feo, cuando se ven así de sensuales con máscara, siempre resultan ser feos. Pensó Kal.
+ + + + + + +
—¡Te digo que así fue, elfo de poco fe! —Exclamó Kal — él se acercó a mi, se levantó parte de su máscara y me olfateó como si fuera un canino.
Kal les estaba contando a todos los miembros de la guardia brillante —excepto a Ykhar y Kero que estaban ocupados en la biblioteca preparando toda clase de misiones— lo que había sucedido.
—Qué desagradable —el elfo frunció la nariz.
—Para nada, elfo, yo huelo delicioso, ¿cierto, Nevra? —Ella se giró hacia él esperando una pronta respuesta.
—Claro que sí, preciosa, hueles delicioso —él sonrió enseñando sus protuberantes colmillos. Kal se encogió de hombros y se giró hacia Ezarel.
—¿Ves? Le hice dar hambre a Nevra.
Nevra soltó una carcajada y Ezarel puso los ojos en blanco.
—No puedo creer que no hayas hecho nada al respecto —le recriminó Ezarel —. Se supone que eres muy valiente y te enfrentas con quien sea sin importar nada.
—Sí, chico azul —le respondió Kal con desdén y haciéndole mala cara —, soy valiente no estúpida. Te recuerdo que, GRACIAS A TI —enfatizó — y al gran berrinche que armaste, yo no puedo portar ninguna clase de arma, a menos que esté bajo supervisión. Así que respóndeme: ¿qué clase de idiota entraría a un bosque, con un sujeto misterioso, que se supone es peligroso y el villano de la historia, sin ninguna clase de arma para defenderse y sin saber si más allá estarían sus secuaces?
Ezarel entrecerró los ojos y miró hacia otro lado.
—¿No te dijo nada más, Kal'hal? —Preguntó Leiftan.
—No, fue un encuentro muy corto, como ya les dije, llevaba un rato mirándome mientras entrenaba.
—¿Cómo sabías que te estaba viendo? —Preguntó Miiko.
—No lo sé, al principio fue una sensación extraña, que me hacía sentir un poco incómoda y luego escuché el sonido de las pisadas y deduje que era él, porque se estaba escondiendo. En fin, como ya les dije, no fue la gran cosa, ni el gran encuentro, no dijo nada relevante excepto que le habían hablado mucho de mi. Nada más.
—Enviaré a un grupo para que busquen en el bosque, aún debe estar cerca —dijo Valkyon mientras salía de la sala junto a Jamón.
—Bueno, yo ya cumplí parte de mi deber como ciudadana, así que me voy porque hoy es viernes y estoy perdiendo tiempo aquí.
Kal no esperó a que nadie más dijera o preguntara algo, se retiró de la sala.
Miiko, Nevra y Leiftan miraron a Ezarel con acusación. Él se percató de las intensas miradas sobre él.
—¿¡Qué!? —Preguntó desafiante con el ceño fruncido.
+ + + + + + +
Kal y Chaz se encontraban con un grupo grande de faerys en el Jardín de la Música. Estaban bebiendo, bailando y cantando.
—¡Escuchen bien la siguiente canción! —Kal gritó arrastrando un poco las palabras, no estaba del todo ebria, pero sí un poco entonada.
Chaz empezó a tocar Escape de Rupert Holmes en una guitarra acústica que uno de sus aprendices le había prestado. Empezó a cantar mientras bailaba suavemente con Kal, ambos daban vueltas al rededor, como si estuvieran dando un concierto privado. Kal cantaba los coros y la parte del "Oh! It's you". Parte en la que el público vitoreó, no esperaban que la mujer con la que él pensaba engañar a su esposa, fuera su propia esposa.
Fue un furor para todos en el lugar y más trago se repartió.
—Ustedes bailan extraño —Dalls se puso de pie con un salto, derramando un poco de alcohol de su vaso —¿así se baila en la Tierra?
—¡Oh, no, guapo! —le contestó Kal negando fuertemente con la cabeza — en la Tierra hay muchos tipos de bailes —ella se giró hacia Chaz —¿le has enseñado algo interesante a tus chicos para que les mostremos cómo se baila en nuestro mundo?
Chaz pensó por un momento y luego asintió.
Tambores, flautas, guitarras y hasta un acordeón empezó a sonar. Kal y Chaz bailaron lambada, algo de salsa, un poco de bachata, ambos destacaban e hipnotizaban con la sensualidad de sus movimientos lentos y provocadores. La sintonía y la química que Kal y Chaz tenían mientras bailaban al unisono generaba cierto... magnetismo sexual, que en vez de incomodar a los espectadores, generaba el efecto contrario, los atraía a seguir mirando.
Como si fuera una fiesta en la playa todos empezaron a bailar intentando imitar ciertos movimientos que ellos hacían.
Ezarel llevaba un rato observándolos bailar, intrigado por los movimientos extraños y seductores de Kal, le abochornaba el hecho de no poder apartar la mirada de ella. Tampoco podía irse, sus pies anclados al suelo se rehusaban a cooperar, en el fondo no quería hacerlo, quería seguir viéndola, era tan... libre.
Eso parecía representar en ese momento, libertad.
Incluso sintió una ligera punzada de celos, pero... ¿de qué? ¿De la libertad que ella representaba o... de Chaz que tocaba el cuerpo de ella como si se tratase del suyo?
Sacudió la cabeza y se abofeteó mentalmente, no debía tener esa clase de pensamientos respecto a unos simples humanos. En cuanto vio que la canción terminaba, se acercó a ellos y cogió a Kal de la mano, sacándola del gentío, antes de que pusieran otra canción y ella empezara a bailar como loca.
—¿Cuáál esss tu prrroblema, esssstúpido? —Se quejó Kal mientras se soltaba de su agarre y terminaba de beber lo último de alcohol que quedaba en su vaso.
—Necesito hablar contigo, pero al parecer estás demasiado ebria..
—No, no, no —interrumpió ella arrastrando las palabras —, no estoy ebria..., estoy entonada. ¿Qué quierrress? —Se cruzó de brazos.
Ezarel puso los ojos en blanco y suspiró pesadamente.
—Solo quería que supiera que mañana puedes elegir tu arma en la herrería.
Kal abrió por completo sus ojos y boca, sin disimular la gran sorpresa que sentía ante esa declaración.
—¿Es en serio, elfito? —Preguntó sonriendo ampliamente mientras se acercaba hacia él.
—Es en serio —bufó el elfo entre dientes.
—Vaya, vaya, parece que un bello elfito fue reprendido cuando me marché.
Él puso los ojos en blanco.
—No me provoques, puedo cambiar de opinión.
Ella volvió a sonreír. Y se acercó un poco más a él.
—No seas tan amargado, queridito. ¿Cómo puedo agradecerte ese... enorme sacrificio?
—Solo no hagas que me arrepienta.
Ezarel dio media vuelta dispuesto a marcharse, pero ella lo de tuvo cogiéndole del brazo. Él miró su mano que lo sujetaba firmemente y después la miró a ella, alzando una ceja interrogándola con la mirada.
—Quiero intentar algo, aprovechando la situación —sonrió de forma incitadora.
Antes de que él dijera algo, ella lo agarró por el cuello de la camisa, cogiéndolo desprevenido, lo haló hacia ella, acercó el rostro sorprendido del elfo al suyo, lo miró a los ojos y sin ningún aviso beso sus labios. Un beso suave, lento y corto, que ella finalizó con un pequeño mordisco. Antes de que Ezarel procesara lo que acababa de pasar, ella se fue. Dejando al elfo completamente impresionado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro