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Circulitos mágicos

— No vamos a volver allí — refutó Chaz, mientras se cruzaba de brazos.

— No es una pregunta — dijo el peliazul.

— Mire, señor — se acercó Meg, intentando calmar el ambiente —, debe haber algo que podamos hacer para evitar las jaulas, no somos delincuentes, estamos igual que ustedes, desconcertados por la situación. Por mi parte, estoy muuy asustada — se llevó las manos al pecho —. Si hay algo en lo que podamos ser útiles, podríamos ayudar.

— O —interrumpió Kal —, si nos puedes decir donde hay otro de esos circulitos mágicos para atravesarlo y volver a nuestro planeta, eso sería de mucha más ayuda. ¡Nos ayudamos todos!

— Para su información —el peliazul se giró hacia ella —, esos "circulitos mágicos" sólo funcionan en un sentido, de la Tierra hacia acá. Solo ida, no vuelta —dijo esto último con una sonrisa muy amplia.

— Pooor favooor —insistió Meg, apartando a Kal.

— Ella tiene razón —dijo el que tenía un cuerno en la frente —, solo fueron desafortunados, deberíamos darles una oportunidad.

— Entonces tú te encargas de ellos —dijo el peliazul mientras daba media vuelta y se retiraba del lugar.

— Muchas gracias —Meg se acercó al sujeto del cuerno con una enorme sonrisa y con ojitos chisporroteantes—, le prometo que no haremos nada que le genere problemas y le ayudaremos en cualquier cosa que nos pida.

— Bueno, si se ponen en ese plan —intervino el de cabellos negros mientras sonreía de forma seductora y se acercaba a Meg —, tengo algunos asuntos sin resolver en mi habitación.

Inmediatamente Kal puso a Meg a sus espaldas.

— Creo que tu puedes encargarte de esos asuntos solo, amigo —dijo con una sonrisa falsa y echándolo con la mano.

— Tranquila —el pelinegro alzo los brazos —, las dos me pueden ayudar.

El de cabellos plateados suspiró pesadamente mientras ponía los ojos en blanco, se acercó al pelinegro y lo cogió por los hombros empujándolo hacia la salida.

— Salgamos de aquí —le dijo—, esa chica puede patearte el trasero.

Diciendo eso, ambos se retiraron del lugar, dejando al del cuerno solo con Meg, Kal y Chaz.

— Mi nombre es Meg —dijo alejándose de Kal y tendiéndole la mano al del cuerno.

— Me llamo Keroshane, pero pueden decirme Kero —dijo mientras aceptaba su mano y la apretaba levemente.

— Mucho gusto, Kero —continuó hablando Meg —, nos encantará ayudarte.

— Esto.... —murmuró Kero mientras miraba hacia arriba—, ¿qué podrían hacer? —se preguntaba a sí mismo —, ¡Lo tengo! Hay unos víveres perdidos, un niño los robó y, al parecer, los escondió en algún lugar, pueden ayudarme a buscarlos.

— ¿Buscar unos víveres nos ayudará a que confíen en nosotros? —preguntó Kal, con los brazos cruzados, mientras rodaba los ojos.

— Shh —la calló Meg —, nos encantará ayudarte.

— Bien, síganme. 

Salieron de la estancia, siguiendo a Kero.

— Bueno —habló Meg mientras caminaban por la sala de las puertas —, y, ¿dónde estamos realmente?

— Estamos en Eldarya, siendo más preciso, en la Guardia de Eel.

— ¿Eldarya? ¿Qué es realmente?

— ¡Es el mundo de los Faeries! Creo que han oído hablar de nosotros. En su mundo nos mencionan mucho en sus cuentos y leyendas...

— Espera —le interrumpió Chaz —, ¿ustedes son hadas?

— Ehhmm... sí. Se puede decir que sí.

— Sin embargo, tu no te pareces a Tinker Bell —refutó Kal.

— Ella no es la única de la que hablan en sus cuentos —dijo entre risas.

— Has hablado de la Guardia de Eel, ¿puedes contarnos más al respecto? —continuó Meg.

— La Guardia se ocupa de todo tipo de conflictos y de los problemas propios de nuestro mundo. Mantenemos el orden y velamos por el equilibrio de la magia de Eldarya.

— .... parece complicado —murmuró Meg sonrojandose.

— En realidad no mucho. La Guardia de Eel está dividida en cuatro grandes secciones y todas las personas que has visto antes, están a la cabeza de una de ellas —hizo una pausa se veía nervioso —. Quizás estoy hablando muy rápido, ¿no? Creo que no me están entendiendo.

— Nos has hablado de unas "sub-Guardias" —procedió Kal —, me gustaría que nos siguieras contando un poco más.

— Sí, claro, con mucho gusto ¿qué te gustaría saber?

— Pues... —Kal rió —, dado que no sabemos nada, creo que nos gustaría saber todo lo que puedas contarnos.

— Intentaré ser un poco concreto. La Guardia de Eel, está dividida en cuatro Guardias, ¿todo claro? —Asintieron —cada Guardia tiene su jerarquía, es decir que hay alguien a la cabeza de cada una de ellas. La primera es "La guardia Brillante", es una Guardia reservada..., son la élite, ahí se encuentran las personas más importantes del C.G., y ellos son quienes se encargan de dirigir las otras tres Guardias...

— ¿C.G? —preguntó Chaz.

—Oh, Cuartel General, es en donde nos encontramos.

— Ya veo, continúa, por favor.

—Bien, quien está a cargo de la Guardia Brillante es Miiko, ya deben saber quién es.

— Sí —dijo Kal con un bufido.

—La verdad, es que parece una persona difícil, pero en el fondo es muy amable. Es solo que... tiene un carácter fuerte.

—Eso es poco decir —carraspeó Kal, Kero rió.

Siguieron caminando hasta que salieron del lugar de las puertas. Llegaron a un amplio mercado.

Kero empezó a explicarles todo sobre el lugar, en el mercado podían comprar y vender cosas que no les fueran de utilidad. A parte, continuó hablándoles sobre las guardias. Se enteraron que: 

La guardia de Absenta se especializaba en la Alquimia y todo aquello referente a las pociones, el jefe de esta guardia era el peliazul, llamado Ezarel, quien pertenecía a la raza de los elfos.

El pelinegro era un vampiro llamado Nevra, jefe de la guardia de Sombra, los cuales se encargaban de recolectar información, explorar, ser discretos, en pocas palabras, una especie de espías.

Y, por último, la guardia de Obsidiana, que estaba formada por los miembros más fuertes de todo Eldarya, su jefe era el de cabellos plateados, llamado Valkyon.

Los tres se sentían muy interesados por lo que decía Kero, quien pertenecía a la guardia brillante, era el encargado de la biblioteca.

Continuaron caminando y llegaron al refugio, un lugar al que llegaban los habitantes de Eldarya en épocas de necesidad, se quedaban ahí mientras llegaban a una situación estable. La charla de Kero fue interrumpida por la voz de Chaz.

— Creo que encontré los víveres —dijo mientras se acercaba a un arbusto —, supongo que son estos.

— Están escondidos, es lo más probable —dijo Kal.

— ¡Que bien! —exclamó Kero — tienes buen ojo, ya podremos regresar para dejar todo en su lugar —Kero se detuvo, al parecer tenía una lucha interna.

— ¿Estás bien? —preguntó Meg.

—Ehmm, sí. Dejaré un trozo de pan al chico, pero, no le digan a Miiko.

—¡Lo juramos! —dijeron al unísono.

Volvieron a la bodega de alimentos, o mejor dicho, "despensa". Acomodaron los víveres en su lugar.

— ¿Es cierto que no hay forma de volver a casa? —preguntó Meg.

— Lo lamento mucho, pero es cierto. Ese camino solo va en una dirección, irse de aquí es mu...

— Kero, has... —Ezarel iba entrando a la habitación, se detuvo cuando los vio ahí, inmediatamente sonrió —, te vas a meter en problemas. Creí que los llevarías al calabozo.

—Espera, ellos encontraron los víveres, me ayudaron. 

— ¿Sí? Gran hazaña —dijo con sarcasmo.

—Les dije que eso no iba a ayudar —masculló en voz baja Kal.

—Ayúdame a convencer a Miiko para que los dejen quedarse, hasta que podamos enviarlos a casa.

—Hmmm, no lo sé —masculló mientras se rascaba la mandíbula y miraba a Kal.

—Nosotros dos encontramos los víveres —intervino Chaz, mientras abrazaba a Meg —, puedes llevarte al calabozo a Kal y nos ayudas a nosotros.

—Eres un maldito, Chaz —dijo Kal mientras lo miraba mal.

—Sacrificate por el equipo, tú no le agradas.

—Chaz, sabes que si salimos de esto te mandaré de una patada a la Tierra.

—Me agrada su idea —dijo Ezarel mientras sonreía.

—¿Entonces, me ayudarás a ayudarlos? —preguntó Kero, ignorando lo demás.

—No lo sé, ¿qué gano yo?

—Pues...

—Doble ración de miel y galletas no están de más.

—Está bien —dijo Kero exasperado —, te daré mi parte.

—Gracias, por ayudarnos —dijo Meg.

—Agradece cuando convenzamos a Miiko. Aunque —miró a Kal —, no creo que se libren del calabozo —Kal, puso los ojos en blanco —. Vamos, creo que Miiko debe estar en la Sala del Cristal.

Salieron de la despensa siguiendo al elfo. Llegaron a la Sala del Cristal, el mismo sitio donde aparecieron la primera vez. La situación parecía divertir al elfo, quien no dejaba de sonreír, al contrario de Kero, quien parecía que en cualquier momento le iba a dar un ataque de pánico.

En la sala se encontraba Miiko junto a Valkyon, Nevra y otro sujeto, de cabellos rubios, que no habían visto antes. Al parecer conversaban sobre algo importante, no era el mejor momento para pedir un favor.

—...te aseguro que estoy bien —decía el sujeto rubio, su voz era suave y la sonrisa en sus labios era tierna y amable.

—Ya veremos que dice Ewelin.

Miiko se percato de su presencia cuando el rubio se estaba marchando, igual que los chicos, Nevra les sonrió, mientras que Valkyon permaneció impasible. El rubio se quedó mirando a Meg, sorprendido, no sonreía, la miraba pasmado.

— ¡Creí haber ordenado que los llevaran al calabozo! —gritó Miiko enfurecida.

— B..bueno, e-esto —intentó hablar Meg —, pensamos qu...

— ¿¡KERO!?

—Ellos m-me ayud-daron a encontrar los ví-ví-víveres y pensé que al  llevarlos de nuevo al calabozo no nos serían de utilidad.

—Así que pensaste, ¿eh? —el bastón de Miiko se encendió y una llama azul empezó a brotar de él, se veía bastante molesta.

—Son amables y un poco de ayuda no viene mal —Kero hablaba muy rápido, se veía tan nervioso que Kal, Meg y Chaz se sintieron mal de ponerlo en esa situación.

—Es suficiente, no cambiaré de opinión solo porque a ti te agradan. ¡Además, a ti te cae bien todo el mundo!

Kero empezó a balbucear cosas, tal vez en otro idioma, miraba a Ezarel pidiéndole ayuda, sin embargo, este no hacía nada, simplemente disfrutaba la situación y la incomodidad en la que se había puesto a Kero.

—¿Por qué no darles una oportunidad? —dijo el rubio para sorpresa de todos.

—Sí, son bastante lindas —intervino Nevra mientras le guiñaba un ojo a Kal.

—Además, son humanos —continuó Valkyon —, pueden ser cebos en algunas ocasiones.

—Disculpa, ¿qué? —preguntó Meg asustada.

—Y si no nos sirven, los podemos abandonar en el bosque —dijo Ezarel.

—Si no los devoran antes —continuó Valkyon.

—Esto tiene que ser una broma —refunfuñó Kal, mientras se golpeaba la frente, sutilmente, con la palma de la mano.

—P-pero —intentó hablar Kero, quien tenía la misma cara de temor que Meg.

—¿Hablan en serio? —preguntó Miiko — está bien, ya que quieren tenerlos bajo su tutela, será su responsabilidad. Ustedes se encargarán de ellos. ¡Y no quiero que vengan lloriqueando después! No quiero saber nada más de este asunto —dicho esto, salió de la habitación.

Al ver la cara de Ezarel, Kal se le burló.

—Espero que la miel valga la pena —dijo entre risas.

—Aún puedo abandonarte en el bosque —le respondió mirándola serio.

—Puedes intentarlo, pero tengo buen sentido de orientación y te vas a arrepentir cuando vuelva —dijo mirándolo con los ojos entrecerrados.

—Como se quedarán, tendrán que unirse a una de las guardias —intervino Kero .

—Se les hará muchas preguntas —prosiguió Nevra— y definirán a que guardia pertenecen. Tal vez alguna de ustedes me pueda llevar el desayuno a la cama.

—A mi m... —Chaz iba  a hablar pero Kal, sabiendo lo que iba a decir, inmediatamente lo codeó en el estómago, dejándolo sin aire.

—Aún no —le susurró al oído, Chaz simplemente asintió, mientras estaba encorvado agarrándose el estómago.

—Después de pertenecer a una guardia, se le asignaran algunos trabajos.

¿Trabajar? Los tres estaban atrapados en un mundo extraño, ahora se valían por si mismos. Solo querían volver a casa, pero eso no sucedería por ahora.

¿Qué sería de ellos?






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