¿Alguna vez han oído hablar del "Fatberg"? ¿No? Bueno, menos mal que estoy aquí para explicarles:

En 2013 y 2017 se dieron dos casos similares en Londres, en sus cloacas para ser exactos. Se dice que por esos años unas bolas inmensas de grasa, de quince y ciento treinta toneladas respectivamente, obstruyeron las paredes de las cloacas inglesas. Mas ¿por qué les estoy contando esto? Bueno es para que entiendan la gravedad de este tercer caso nunca reportado.

Ocurrió en Latinoamerica, las autoridades locales descubrieron, a las cuatro de la madrugada, una nueva bola de inmundicia. Cuando llamaron para la limpieza de esta, sus descubridores lograron darse cuenta de algo mucha mas impresionante, estaba viva.

Pudieron ver cómo se desplazaba lentamente, como si de una larva se tratase. Está, al moverse, dejaba por las paredes una manchas de excrementos gigantescas, dato que les ayudó a percatarse de su vida. Entonces, en vez de llamar a limpieza, pidieron en cambio refuerzos armados, en caso de que esa cosa se pusiera hostil. A estos, se les pidió también, ir equipados con máscaras de gas, pues el olor que emanaba el ser, no era tóxico, pero si sumamente desagradable y pútrido.

    Las fuerzas armadas llegaron al lugar unos 20 minutos después de que la solicitud fuese mandada. El lugar de encuentro no tenia algo bien, era en una calle común, se habían puesto la señal de desviación, los conos, la luces y otra señal que decía "Hombres trabajando" alrededor de la tapa de alcantarilla. Aun con todo esto puesto, no se encontraba nadie cerca de la zona, ni una sola alma que los recibiera o les explicara mejor la situación. Casados de esperar estos se asomaron por el agujero, empezando a llamar hacia abajo a algunos de los trabajadores, suponiendo que estuvieran todos abajo, sin embargo no hubo respuesta.

 Teniendo todo en consideración, decidieron mandar una parte del escuadrón a revisar abajo e informar por radio los acontecimiento dentro del túnel.

Solo se dedicaron a gritar " está viva, está viva" según los testigos, para luego escuchar disparos y gritos de un dolor inimaginable. Al bajar ya no había nada ni nadie, solo suciedad y mierda en las paredes