El sol se alzaba en el horizonte, iluminando los pasillos del palacio mientras la princesa Amelia se preparaba para otro día de deberes reales.

Su mente, sin embargo, estaba llena de pensamientos sobre su encuentro secreto con Ethan la noche anterior.

Mientras caminaba por los pasillos, Amelia se encontró con su confidente más cercana, su dama de compañía, Charlotte.

Aunque Charlotte no sabía sobre el romance prohibido de Amelia, podía percibir la chispa en los ojos de la princesa.

—Princesa, ¿qué te ha puesto tan radiante esta mañana? —preguntó Charlotte con una sonrisa curiosa.

—Oh, solo he tenido una noche de sueño reparador, eso es todo —respondió con una risa nerviosa.

Amelia, luchaba por ocultar su emoción.

Mientras tanto, Ethan se encontraba en su puesto de guardia, vigilando los alrededores del palacio.

Su mente estaba llena de pensamientos sobre Amelia y el riesgo que estaban tomando al mantener su amor en secreto. Sabía que debía protegerla, pero también anhelaba estar a su lado sin restricciones.

En ese momento, un mensajero se acercó a Ethan con una carta en la mano.

—Guardia Ethan, esto es para ti —dijo el mensajero, entregándole la carta.

Ethan abrió la carta y leyó las palabras escritas con urgencia.

Era una advertencia sobre un complot para asesinar a la princesa Amelia.

Su corazón se aceleró mientras pensaba en la seguridad de Amelia y en cómo podría protegerla sin revelar su amor prohibido.

Decidido a mantenerla a salvo, Ethan se acercó al capitán de la guardia y compartió la información recibida. Juntos, trazaron un plan para reforzar la seguridad del palacio y mantener vigilada a la princesa sin levantar sospechas.

Mientras tanto, Amelia se encontraba en su habitación, perdida en sus pensamientos sobre Ethan.

Su corazón se llenaba de preocupación por su seguridad y anhelaba poder confiar en él plenamente. Sin embargo, sabía que debía mantener su amor en secreto para protegerlo a él y a su posición en el palacio.

Esa noche, Amelia y Ethan se encontraron en su lugar secreto en los jardines.

Ethan le reveló la advertencia que había recibido y cómo estaba trabajando para mantenerla a salvo sin revelar su amor. Amelia se sintió abrumada por la preocupación y el amor que Ethan le mostraba.

—Prométeme que te cuidarás, Amelia —dijo Ethan con voz suave pero firme—. Mi deber es protegerte, incluso si eso significa mantener nuestro amor en secreto.

Amelia asintió con lágrimas en los ojos.

—Prometo que seré cautelosa y me mantendré a salvo—acotó ella—. Pero, Ethan, quiero que sepas que mi amor por ti es verdadero y que siempre estarás en mi corazón.

Se abrazaron con fuerza, sabiendo que su amor estaba destinado a enfrentar desafíos y peligros.

Juntos, prometieron luchar por su amor y mantenerlo vivo, incluso en la oscuridad de la noche y las restricciones de la corte.