Prefacio
—Buenas noches—dijo con un asentimiento de cabeza a uno de sus compañeros, este le regresó el gesto con tranquilidad.
Caminó por el extenso pasillo sin preocupación alguna, hace una media hora que había pasado la hora de la cena, así que todos los miembros de la familia real estarían en sus alcobas preparándose para dormir, no tendría que verlos de frente. Por esa ocasión, tendía que cubrir el turno nocturno, no le molestaba, al contrario, le gustaba la tranquilidad y el silencio del castillo.
—Jeon—dijo el guardia en la puerta de la habitación del menor de los príncipes—. Es bueno verte.
—¿El principe está durmiendo?
—No—dijo con un susurró—. Aún se escucha que está despierto, me retiro.
—Ve con bien.
Ambos se dieron un apretón en el hombro y mientras JungKook tomaba posición, vio a su compañero alejarse, estuvo en silencio unos momentos hasta que escuchó los sollozos ahogados por la puerta, eran lo suficientemente fuertes para dejar un rastro en el viento. Apretó la mandíbula, de todos los príncipes, el menor, era el más sentimental, no podía contar las veces que lo había visto llorar o enfermo, normalmente le encargaban cuidar de él, al principio renegó, porque era bien sabido que el príncipe no salía a ninguna parte, se quedaba en los jardines leyendo o en su habitación, sin embargo, con el paso del tiempo, empezó a sentirse extraño alrededor de él, siempre estaba triste, no había un día dónde lo viera sonreír, no sabía mucho de lo que sucedía cuando se encontraba con su familia, pero, siempre regresaba llorando, esas noches lloraba hasta el amanecer, JungKook tenía que escucharlo, sin poder hacer nada.
Las normas dentro de la familia real eran duras, el rey Min, era de temperamento tormentoso y carácter fuerte, no le gustaba la debilidad ni la desobediencia, su esposa, la reina, había muerto al dar a luz a su último hijo, y por lo que escuchaba de los sirvientes más viejos del castillo, las cosas nunca volvieron a ser iguales. El rey tenía seis hijos, siendo el último el delicado doncel Mi Yoongi, aquel que estaba llorando fuertemente esa noche.
Se preguntaba lo que había sucedido durante la cena, hizo una mueca incómodo, no era normal que alguien llorara de esa forma, no estaba bien, cerró los ojos unos momentos, porque no era algo que debiera importarle, él estaba ahí sólo para vigilar que nadie entrara ni saliera de esa habitación. Se concentró en eso, hasta que escuchó que algo cayó, seguido del sonido de vidrios romperse, se quedó sin aliento.
—Mi señor ¿Está todo en orden? —dijo mientras daba ligeros toques a la puerta.
No escuchó nada por unos segundos, hasta que el sollozo de dolor le recorrió la espina dorsal, era obvio que algo no estaba bien, volvió a llamar.
—¿Mi señor?
No recibir respuesta le estaba mortificando, miró alrededor, asegurándose de que nadie estaba cerca y giró la perilla, abrió la puerta con cuidado y se asomó, eso fue suficiente para ver lo que estaba pasando, entró rápidamente.
—Mi señor, por favor, baje eso.
El príncipe estaba en el suelo, el jarrón estaba roto, con las piezas a su alrededor, su bata blanca mojada al igual que su cabello, había pequeños hilos de sangre que recorría sus lechozas manos, pero, eso no fue lo más preocupante, el príncipe sostenía en su mano uno de los pedazos de vidrio, el cual apretaba, lo estaba mirando con un sollozo ahogado, mientras que lo dirigía a su mano, JungKook se acercó lentamente.
—Mi señor, eso es muy peligroso, por favor, bajelo.
No le hizo caso, parecía suspendido en un trance, perdido en su pensamiento, JungKook se acercó nuevamente, ahora podía ver su rostro, pálido, de mejillas rellenas, ojos pequeños pero de un azul profundo, sus labios delgados que estaban siendo mordidos con fuerza, era más pequeño de estatura y muy delgado, su cabello rubio se pegaba a su frente y cuello.
—Mi señor, escuché, puede lastimarse.
Terminó por posicionarse a su lado, se hincó con cuidado, porque había vidrios y agua por todas partes, el príncipe no parecía darse cuenta de su presencia. JungKook sentía que debía llamar refuerzos, pero, eso significaba que lo tenía que dejar a solas y lo sabía lo que sucedería.
—Min Yoongi—dijo faltando a todo protocolo de respeto, uso una voz firme y fuerte, lo que le hizo encogerse antes de mirarlo—. Deme eso, por favor.
El labio inferior de Yoongi tembló. —Ya no puedo más, estoy cansado, por favor, váyase de aquí.
—No, mi señor, no lo puedo dejar.
—Lo puedes hacer, es una orden.
JungKook apretó la mandíbula, alargó la mano y tomó el brazo de Yoongi, dónde tenía el pedazo de cristal, Yoongi no hizo ademán de querer quitarlo, sólo abrió la mano y lo dejo caer en el suelo, JungKook negó.
—Tengo que levantarlo de aquí, puede lastimarse más. ¿Puedo?
Yoongi miró con tristeza el piso, en dónde había estado su única salida, JungKook lo vio asentir y se encargó de tomarlo de la cintura y levantarlo para sacarlo de ese desastre, no lo soltó hasta que no lo llevo a su cama. Lo depósito con mucho cuidado, después saco de su bolsillo un pañuelo azul cielo, con mucho cuidado lo puso sobre la herida de su mano.
—Llamaré a su sirvienta para que limpie esto y le ayude.
Yoongi asintio sin mirarlo, JungKook se quedó ahí unos momentos.
—¿Promete que si voy a buscarla usted no hará nada?
Unos ojos azules le miraron con fragilidad, JungKook quiso acariciar su mejilla para comprobar si su piel era tan suave como se veia, pero en vez de eso, se mantuvo al margen. Ya había roto muchas reglas ese día.
—Sí.
—Mi señor...
—¿Duda de mí?
—No, no es eso mi señor, sólo me preocupa, es peligroso.
Yoongi suspiró volviéndose al desastre. —No me moveré de aquí.
—Está bien.
Salió inseguro de la habitación, corrió por el pasillo hasta que miro a una mujer de servicio salir de una de las habitaciones den príncipe.
—Tú—dijo con seriedad—. La habitación del príncipe menor necesita atención.
Ella le miró con preocupación antes de asentir y seguirlo, JungKook veía muchas cosas, por lo que nada de lo que vio aquella noche le preocupó, salvo la inestabilidad en los ojos del príncipe. Se quedó afuera mientras ella entraba, escuchó algunos sonidos y después de un rato, la mujer salió de ahí. No dijo nada, dio una pequeña inclinación de cabeza y se fue por el pasillo.
JungKook suspiró, no podía mantener la calma, estaba al borde, pensaba en los ojos del príncipe y en lo destrozado que se veía esa noche, pensaba qué pudo haberlo hecho sentir de esa forma. Fue una noche dura, cuando llegó su reemplazo JungKook agradeció a los cielos, necesitaba despejarse y refrescarse, tomar aire antes de que iniciará su descanso, volvería aquella tarde, eso le daba unas horas libres.
—Fue un escándalo—escuchó decir a las mujeres que estaban preparando la cena.
JungKook dejo de comer, escuchó con más atención, su compañero estaba a su lado comiendo como un cerdo.
—Fue un fuerte regaño el que recibió el pobre príncipe, fue lamentable, ni siquiera sus hermanos pudieron hacer algo.
Afianzó el oído, las mujeres siguieron hablando como si nadie estuviese cerca.
—¡Dejen de hablar esas cosas! —dijo la mujer que entró después.
JungKook sonrió al verla, ella se acercó y le sonrió.
—¿Cómo está mi hijo hoy?
—Estoy bien mamá.
—Eso es bueno—sonrió ella, su madre era una de las cocineras del castillo, él había crecido entre esas paredes, y ahora era un guardia real—. ¿Has comido ya?
—Acabo de terminar, mamá ¿De qué estaban hablando?
Ella suspiró. —Ayer el rey fue muy duro con el príncipe menor.
—Siempre es duro con él—susurró con una mueca.
—Lo van a casar—negó—. Con el príncipe del este, muy lejos de aquí.
—Pero, pensé que ese príncipe estaba cortejando al segundo príncipe.
—Sí, pero el rey, decidió que sería el pequeño príncipe quien iría.
JungKook hizo una mueca, ahora comprendía el dolor de Yoongi, suspiró y se puso de pie, le dio un beso a su madre en la mejilla y se despidió, como todos los días iría a ver al príncipe menor y vigilar que estuviera bien, ese día se encontraba en los jardines, sentado bajo un árbol, leyendo un libro que desconocía, él no sabía leer, las personas como él de bajo estatus no tenían permitido aprender.
—Mi señor—dijo dando una reverencia, colocándose a unos pasos.
—Gracias—dijo en voz baja después de unos momentos en silencio.
—No entiendo mi señor.
—Gracias por no haber dicho nada—suspiró.
—No hay nada que agradecer, ¿Se encuentra bien?
Era la primera vez que hablaban más de dos palabras, lo miró de reojo, Yoongi hizo una mueca.
—Lo estaré.
—Escuché lo que sucedió—dijo sin poder detener su boca.
Los ojos azules se centraron en su rostro. —Ya todo el mundo lo sabe. ¿No es así?
—Lo siento mi señor.
—¿Sabes? Jeonghan no quiere verme a la cara, me culpa, pero yo no hice nada.
—No creo que su hermano lo culpe mi señor, creo que podría estar triste, usted no ha hecho nada malo.
Yoongi sonrió a medias. —Hice algo muy malo guardia Jeon.
—¿Qué fue lo que hizo?
—Nacer—suspiró antes de volver a su lectura.
JungKook le miró fijamente antes de desviar la mirada, apretó la mandíbula, para él, no era justo hacer que alguien tan bello y dulce sufriera de esa forma, negó internamente, pronto, dejaría de verlo, porque se iría, para siempre.
Es mi primer KookGi,
Espero que le den la oportunidad.
La trama está muy buena jajaja se viene mucho drama
Gracias por leer bebés
💖
🖤🖤🖤
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