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Capítulo treinta y seis «fiesta»


«♪»

Acomodaba su corbata lila pálido mientras sus manos se paseaban por su pantalón de tela fina y suave, quería acariciar su cabello paseando sus dedos entre las hebras —aunque no lo hizo por miedo de despeinarse— y aunque sus pie se movía insistente no lograba disipar el sentimiento de pánico, su corazón latía sumamente nervioso, quizá su mirada siguiera igual; con sus ojos calmos y su mirada fija, sin embargo se podría adivinar si admiraban sus dedos, los cuales estaban presionando el vaso de plástico creando pequeñas marcas. Tomó el líquido rápidamente como si de una bebida alcohólica se tratase, y aunque no era más que ponche de frutas, suspiró cuando hubo terminado el líquido. Presionó el vaso con mayor comodidad —ahora sin la presencia del líquido—. Desvió la mirada hacia su amigo, quién, de vez en vez estiraba la corbata negra de su camisa haciendo que se despegase de su cuello.

No hagas eso, YoonGi. —Soltó con una pequeña risa mientras negaba.

Me asfixia. Suspiró haciendo una pequeña mueca.

Sí, pero ni siquiera ha empezado. Cubrió su boca con su gran mano tratando de esconder su sonrisa aminorando también su risa.

Sí, sí... eso dices tú. Volvió a gruñir mientras se acomodaba por milésima vez la corbata, era un milagro que no la hubiera arrugado.

¿Qué dices, YoonGi? Le pasó un nuevo vaso de embriagante ponche mientras palmeaba su hombro.

— Que tú tienes a alguien por quién mantener esta... cosa... —frunció el ceño con repudio señalando el saco para después aceptar el vaso— ¡Hasta HoSeok tiene a alguien! —Suspiró.

— ¿Eh~? —NamJoon trató de evitar el propio tema de su pareja invitada así que coló a su otro mejor amigo aprovechando de su ausencia— HoSeok está con su hermana.

— ¿Y qué? —Bebió— sabes que le gusta quedar bien con ella... así que usaría tacones si ella le dice que se ve bien.

Le quiere mucho.

Ese no es el punto.

— ¿Cuál era? —NamJoon sonrió— me perdí.

— Que tú traerás a SeokJin y por él mantendrás tu corbatita perfecta... —giró los ojos— yo tendré mi vaso que está ciego y no me juzgará si me quedo sin corbata.

NamJoon soltó una risa de mayor intensidad mientras negaba y metía sus manos en los bolsillos de su pantalón azul marino —que podría pasar como negro— sintiendo de paso el celular, y un juego de llaves, sintió entre sus dedos el pequeño llavero de osito que su mamá le había regalado sintiéndose tímido al pensar que había traído su coche sólo para poder llevar a SeokJin a su casa.

— ¿Tanto te molesta? —Trató de evitar sus vergonzosos pensamientos molestando a su amigo.

— ¿Eh? —YoonGi se hallaba decidiendo entre algún aperitivo pequeño o esperar a que la comida mayor arribase— ah... claro que sí. HoSeok tiene a alguien, aunque sea su hermana... —asintió mirando nuevamente la comida— tú tienes a alguien... y yo... —tomó un pequeño aperitivo de camarón pero lo dejó al pensar que seguramente la comida sería mejor después— y yo soy el amigo feo de buen corazón al que nadie hace caso. Moriré solo.

NamJoon soltó una carcajada que hizo olvidar todos sus problemas y nerviosismos, su voz era cortada por las risas que había causado la naturalidad —y dramatización— con la que YoonGi había contado su soltería, se inclinó un poco sosteniéndole de los hombros aún sin controlar su risa, cuando se calmó un instante sólo atinó a palmear el hombro de su amigo.

— Al final te quedas con el o la protagonista... toda la película va de eso ¿no? —Le animó inútilmente pues YoonGi sólo rodó nuevamente los ojos.

Al poco rato, YoonGi dijo que iría a revisar el equipo de audio pues no permitiría que pusieran música absurda, el menor asintió y espero nuevamente, hasta que sintió un pequeño apretón en su hombro y giró encontrándose a SeokJin, no quería hacerlo, pero simplemente no lo evitó, sus ojos se pasearon contra su voluntad en el cuerpo del mayor, quien portaba un traje café claro ajustado a su figura, con una corbata gris obscuro mientras que el cuello hacía resaltar —aún más— sus hombros. Sonrió y detrás apareció JiMin, caminando rápidamente para sostener la mano de su hermano, no pudo verle con claridad pues el menor se asomaba entre las cabezas buscando a YoonGi, pero siempre escondiéndose en el cuerpo de su hermano, pues había demasiada gente. Estaba dispuesto a ayudarle a encontrar a su amigo, sin embargo sus pensamientos se distrajeron rápidamente al sentir unos dedos colándose entre los suyos. Miró la mano de SeokJin afianzándose de la suya con timidez, se sonrojó, de eso estaba seguro, pero agradecía demasiado a las luces que, por su baja calidad —debido a los colores que pondrían después— disimulaban su color.

JiMin sólo sentía entre sus dedos la tela del saco de SeokJin, no sabía por qué había demasiada gente, y por qué no le veía... bueno, recordó que su hermano mencionó la posibilidad de que el mayor no fuera, pero él sólo quería confiar en que sí iría. Así que cuando le halló, aparte de alegría sintió el burbujeo en su estómago, el traje era similar al que imaginó y su cabello, efectivamente, se encontraba peinado elegantemente. Apretó, sin querer, más el brazo de su hermano, sus manos comenzaban a sudar y su corazón comenzaba a latir rápido, él estaba allí, solo, mirando el suelo mientras bebía algo, notó, además... un reloj que le acentuaba demasiado bien a su piel y sus manos. Se soltó de SeokJin y corrió ignorando a todas las personas que tenía que esquivar, el mayor último se asustó al no sentirle más pero al ver que corría tan animado hacia YoonGi sólo atinó a sonreír nervioso.

— ¿YoonGi vino con alguien? —Preguntó tenso mientras deseaba que no fuera así, pues los pasos de su hermano iban cargados de emoción, esperanza, fe y mucho más.

— Sí. —Asintió NamJoon.

— Oh... —SeokJin estaba a punto de avanzar para alcanzar a su hermano y decirle que, por más que no quisiera, debía dejar a YoonGi solo.

— Vino con su vaso. —Asintió nuevamente NamJoon.

¿Estás bromeando?

— Pregúntale a él... él mismo lo dijo. Que sólo su vaso le querría o algo así. —Sonrió.

SeokJin soltó una risa mientras golpeaba suavemente el hombro de NamJoon y este se quejaba dramatizando exigiendo caricias —o besos de ser posible— para calmar el enorme dolor—.

YoonGi no creyó que el menor fuera, no porque no quisiera, sino porque, siendo un lugar con mucha gente, penó que se incomodaría. Sin embargo allí estaba, gritando su nombre mientras trotaba emocionado y sonriente, las finas hebras de cabello estaban delicadamente alineadas hacia atrás permitiéndole ver su frente además de sus gruesas y pobladas cejas. Sus labios estaban rosas, seguramente por algún bálsamo —o sólo era su imaginación— además de portar un traje azul marino, cuyo saco quedaba bien con su figura delgada pero fina, un pequeño moño acentuaba su cuello. Sonrió avergonzado porque pensó que, efectivamente, una vez más le invitaría a salir sin dudarlo, sin embargo calló sus pensamientos llenando los mismos con la suave risa que JiMin soltó cuando al fin estuvo entre sus brazos.

Cuando se separaron, después de algunos instantes, sostuvo la mano de YoonGi, paseando sin temor sus dedos pequeños entre los grandes del mayor y confirmó que aquel sentimiento en su vientre nuevamente nació, además de ser más fuerte, pues el tacto que sentía no era el mismo que sintió al tocar al frío maniquí. Esperó con todos sus nerviosos latidos que YoonGi sintiera lo mismo porque aquella sensación por más rara que fuera era embriagadoramente agradable. JiMin miraba sonriente al mayor encontrándose con una débil sonrisa dirigida hacia todo su ser, analizó los ojos pequeños del mayor así como algunos mechones rebeldes que —quizá por el abrazo— habían caído en su frente. Suspiró sin saber por qué, pues simplemente fue un desahogo de todas sus emociones, soltó una suave risa y volvió a abrazarle, soltando su mano por un instante— mientras susurraba su nombre junto a pequeñas, muy pequeñas, risas. Ambos sintieron la inusual colonia en el contrario. YoonGi suspiró apretando más a JiMin entre sus brazos pensando en las millones de cosas que se atrevería a decir en su oído si tan sólo estuvieran en otras condiciones, sin embargo... mientras su mano se paseaba desde su espalda hasta su nuca, pensó que de no haber sido así probablemente jamás se hubieran conocido.

JiMin no tendría forma de confirmarlo, pero sí, creo aquel cosquilleo en el mayor —sin embargo era mucho más tortuoso—.

Poco a poco, después de haber tocado con timidez el cuello y corbata del mayor, caminó sosteniendo su mano, mirando los globos y las personas que se encontraban platicando animadamente. YoonGi sólo admiraba su espalda mientras pensaba que su cálido y suave tacto quemaba, su cabello era iluminado por ciertas partes en las que la luz era más poderosa, así como partes de su rostro, ese rostro sobre el cual quería, al menos, plantar algún beso... sólo uno.

— Gracias por venir. —Sonó la voz de la molesta directora. YoonGi giró los ojos y suspiró esperando que su discurso fuera corto, miró a JiMin, quién había afirmado sus manos a las del mayor con miedo del silencio que se propinó— hoy no daré un aburrido discurso... todos los presentes soltaron una risa— así que sólo espero que disfruten, gracias a las empresas por haber invertido en esta ceremonia, gracias a ustedes por haber trabajado arduamente durante este semestre.

YoonGi se entretenía jugueteando con los dedos de JiMin para olvidar la aburrida voz de la directora. El menor se percató de ello y movió su mano llamando su atención, el mayor le miró encontrándose con su mirada seria y su ceño fruncido de manera muy suave, luego de ello admiró un pequeño puchero mientras movía su cabeza en dirección hacia dónde la mujer estaba hablando.

YoonGi miró a su directora y luego a JiMin para regresarla a la mujer siguiendo su figura y sus aburridas palabras. Poco después levantó una ceja quedando pasmado por algún instante.

¡¿Acaso JiMin lo había regañado —sin palabras— por no poner atención y, más aún, él había entendido todo a la perfección?!

Frunció el ceño sin entender, ni a la situación, ni a JiMin... es más, ni siquiera se comprendía ¡¿por qué había aceptado que le regañara?! —pues después del pequeño puchero en el rostro de JiMin había prestado atención al resto de la aburrida plática— y lo que más le alarmaba ¡¿por qué le había entendido si JiMin no mencionó palabra alguna?! Por estar analizando su situación no alcanzó a reaccionar sino hasta que escuchó...

— Bien, les dejaré. —Sonrió la mujer caminando lejos del pequeño escenario— ahora pueden bailar.

— MinMin... —YoonGi tomó las manos del menor en cuanto escuchó el ruido de la música sonar— vámonos... —sin embargo JiMin no se removió, pues estaba mirando hacia los lados entretenido— MinMin... —YoonGi había entrado en pánico— e-estamos en medio. —Nuevamente trató de jalar su mano sin embargo en menos de que pudiera siquiera entrelazar correctamente sus dedos, ya tenía demasiada gente rodeándoles. Debido a que la ceremonia no era únicamente de la facultad, más habían sido invitas sin excluir a algunas empresas que habían tenido sus exposiciones antes de dicho acto.

YoonGi sintió palidecer, más que por sí mismo por JiMin, no sabía a qué grado soportaba las multitudes y recordando la última vez que le vio al borde del llanto —vez en la que NamJoon le sostuvo— su menté pensó en mil maneras de sacarlo a salvo de allí, pues aquella vez había podido controlar al menor, sin embargo... su situación actual... sus sentimientos y el cosquilleo interno que le producía JiMin, amenazaban con partirle el alma si es que le veía llorar. Sin embargo el menor se sentía tranquilo porque nadie le prestaba atención particularmente, sino que todos estaban bailando y riendo por su cuenta, un ambiente tan feliz causó un contagio en JiMin. El mayor sólo sintió un pequeño jalón que le llevó nuevamente a la realidad.

El menor tomó ambas manos de YoonGi y comenzó a moverlas al ritmo de la canción rockabilly, él ante aquellos movimientos se sintió extraño, pero... no pudo hacer mucho contra la bonita sonrisa del menor, por lo que aun siendo pésimo para el baile siguió su juego, en realidad ninguno bailaba pues el menor sólo daba pequeños brincos mientras sus dedos seguían entrelazados, se sentía demasiado feliz aun estando en una multitud que le ignoraban pero, momentáneamente, chocaban contra él ante la euforia del baile, cosa que pasaba desapercibida por la risa del mayor.

Y en un instante la canción cambio a una surf, JiMin sonrió con más emoción por el ritmo que rebotaba entre las bocinas sin llegar a ser molesto. Su sonrisa se ensanchó y comenzó a girar con las manos de YoonGi haciendo que este suelte una risa por le espontaneidad del contrario logrando también que éste gire, ambos estaban creando un pequeño círculo haciéndose espacio entre la gente, sosteniéndose y utilizándose de eje. Aquel círculo estaba lleno de sonrisas y risas, pequeños saltos de parte del menor mientras que el mayor no sabía cómo cubrir sus sonrisas pues sus manos se hallaban entre las de JiMin, y no deseaba quitarlas. Más giros y más movimientos torpes entre ambos sucedieron. JiMin movía su cuerpo como si se hallara solo en su cuarto, como aquellas veces que bailaba con su papá hasta el anochecer, como cuando SeokJin cantaba para que él hiciera pequeños movimientos con sus manos... y ahora, YoonGi se uniría a la pequeña y frágil lista que guardaba en su corazón.

Y sonó la típica canción lenta...

JiMin detuvo sus movimientos frenéticos y miró a YoonGi aún con su sonrisa pintoresca, ambos pechos estaban agitados de tanto girar. El mayor, sin pensarlo o dudarlo, alzó su mano que aún se hallaba entrelazada con la del menor, y giró a éste lentamente, como si de un vals se tratase, JiMin soltó una suave risa, pues la escena le recordaba a algunas películas que llegó a ver con su papá. YoonGi volvió a hacerlo, le giró con una lentitud y calma envidiable, como si estuviera admirando cada parte del menor aprovechando esos pequeños giros, aunque sería mentir, pues sus ojos sólo estaban concentrados en el bonito rostro que tenía en frente, en la tercer vuelta JiMin miró el techo mientras el giro perezoso se realizaba, sus ojos se toparon con las bonitas estrellas en el techo, producto de las decoraciones, las parpadeantes luces blancas que iluminaban de manera muy suave pero cálida y la tenue penumbra de las esquinas, cosa que no le perturbaba porque YoonGi estaba allí.

Por su parte, el contrario se topó con el rostro serio pero al mismo tiempo con los ojos sonrientes de JiMin, una sonrisa entretenida y concentrada, ese rostro que tanto había visto y que podría detallar con los ojos cerrados, aquellas facciones que había delineado con las yemas de sus dedos, aunque estuviera mal, su cabello esponjoso ahora se encontraba un poco, sólo un poco, desordenado por el baile que había realizado, sin embargo hacía más que enmarcar sus facciones suaves, pues aquella esponjosidad acentuaba su personalidad. Sintió nuevamente aquel sentimiento que estaba en el umbral de la culpa y el gusto, cuando admiró cómo lentamente dejó de mirar el techo para observarle a él, con una sonrisa mínima pero sus ojos alegres, sintió que sin pensarlo le robaría un beso para luego abrazarlo. Cerró los ojos un instante, unos ínfimos segundos porque la punzada de culpa encajada en su corazón se hizo más fuerte, pues ahora no quería besar el JiMin de diecinueve años que portaba bien el traje o cuyos labios brillaban bien, tampoco quería abrazar sólo al JiMin que amaba la leche con café. Sino que quería besar y abrazar con desespero al JiMin de diecinueve años que sonreía por ver una estrella, amaba la leche con café, le regañaba por no escuchar un discurso, portaba bien el traje y encima era un adulto —quizás, pensaba, más maduro que él mismo—.

No quería besar a un lado de JiMin, sino quería besar a JiMin, y todo lo que él comprendía; sus sonrojos, sonrisas, movimientos, inocencia, inteligencia, audacia, tristeza, alegría... todo, todo, él quería a JiMin... afortunadamente el menor lo abrazó con fuerza, pasando sus brazos en su cuello pues, de no haber sido así habría, al menos, besado la comisura de sus labios, aunque estaba más que claro que después la culpa le dolería tanto que posiblemente lloraría.

Posó sus manos en la cintura de JiMin y se movieron tan tenue que parecía un arrullo aprovechando que la lenta canción seguía reproduciéndose, el menor enredaba sus dedos con suavidad en el cabello del contrario haciendo que soltara, de momentos, su masculina fragancia, no sabía por qué pese que su corazón latía tan rápido, le encantaba estar en esa posición, se separó un instante sólo para mirar nuevamente el bonito techo, quería recordar todo. YoonGi sonrió al verle tan de cerca y aprovechando su posición lo levantó suavemente, dándole la sensación de acercarse más, el menor soltó una risa al sentir sus pies despegándose del suelo.

Fueron escasos minutos en los que el menor estuvo suspendido en el aire, pero fue la sensación más linda que tuvo en mucho tiempo, desde su altura, aun estando refugiado en los brazos del mayor y con sus pies en el aire le miró, sus pequeños ojos analizaron su rostro, sus cejas puntiagudas al final, su nariz pequeña además de sus ojos que eran mucho más rasgados que los suyos, realmente había algo que le gustaba, y le gustaba mucho, no podría definir qué era. Sus dedos treparon desde su brazo hasta su cuello y pasaron a rozar las mejillas del mayor con lentitud mientras éste le bajaba depositándolo nuevamente en el suelo, luego, sintiendo el piso se atrevió a pasear sus dígitos hasta su cabello donde sacó ventaja quitando algunos mechones de su frente, dejándole más atractivo, aunque no sabía muy bien si podría ocupar esa palabra —porque jamás la había ocupado— pero fue lo primero que pensó. Cuando sus dedos terminaron de acariciarle volvió a abrazarlo mientras sonreía y soltaba suspiros. Aquellos suaves roces causaron unos latidos en el mayor que llegaron hasta sus mejillas, además de enterrar algunas pequeñas espinas más en su corazón, todas ellas con el logotipo de culpa cosa que no le agradaba en absoluto, sin embargo... nada podía hacer.

O mejor dicho, nada quería hacer, pues aquellos latidos y acciones le encantaban demasiado, tanto así que no importaba cuánto doliera la estúpida conciencia.

— Gracias... —Susurró JiMin causando en el mayor un escalofrío agradable por la dulce entonación.

— ¿Por qué? —Preguntó aun tragándose sus sentimientos.

— Por bailar... —se apegó más al mayor sintiendo sus pechos juntos— porque... tu me quieres.

YoonGi se sonrojó más, le apresó con más fuerza —aunque sin lastimarle— procurando que sus sentimientos fueran filtrados en aquel abrazo.

— No sabes cuánto, MinMin. —Susurró posando sus labios en el hombro de JiMin y luego en el cuello, aunque no directamente en su piel, si besó con timidez el cuello de su camisa, ese sería el único beso que planeaba darle, ansiaba controlarse.

Aunque, de ser necesario, ello le costara toda la vida.





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Ha sido el capítulo más largo hasta ahora, con más de 3,000 palabras xD... 
Espero que les haya gustado y no les haya aburrido <3 

Lamento aún no haber podido responder apropiadamente sus mensajes :c el tiempo me ha consumido hasta el hambre (?) Espero hacerlo bien ya. 

Por cierto, sé que sonará feo... pero por favor... si sólo van a comentar un "continúa" minutos después de que yo haya subido el capítulo, no lo hagan, absténganse... :c no lo hago con mala intención, pero sabrán que me gusta responder a todos los comentarios, e incluso esos los aprecio pues se dieron un tiempo para leerme, pero también siento feo porque pues... acabo de actualizar y... no quiero sentirlo como una obligación, de verdad que no, así que mejor, en serio y sin enojarme, no comenten si sólo van a decir eso --sin ser mala onda--. Gracias, espero su comprensión y que no se enojen. 

Aún así... les amo. A todos. Gracias, siempre, por leer. <3

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