Capítulo setenta y siete «roto pt2»
«♪»
JiMin estaba viendo como su tía pelaba con lentitud las manzanas verdes que terminaban por tornarse un poco amarillas ante la ausencia de la piel, haciendo que los gajos que ella hacía y colocaba en un pequeño bowl se mostraran exactos y pequeños, de momentos, su tía extendía un pedazo hacia el menor quien lo tomaba y lo comía con lentitud y una sonrisa en sus mejillas. Escuchaba la radio de fondo haciendo una extraña resonancia con los ruidos de las hojas cayendo o los pajarillos canturreando alegremente encima de las copas, anunciando su próxima partida, debido a la llegada del clima frío lo que haría que, inevitablemente, emigraran en busca de una calidez óptima para las futuras crías que llegasen a tener.
Escuchó con paciencia el lento golpeteo del cuchillo contra las mismas manzanas al partirlas al final, su tía lo miró con una sonrisa pintoresca y levantando las cejas susurró.
— JiMinnie... ve por tu delantal.
— ¿Mhh? —El menor levantó un poco el rostro.
— Más tarde irás con YoonGi ¿No? —Preguntó recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta— entonces no queremos ensuciar tu camiseta, ve por ella.
JiMin asintió con una pequeña sonrisa asintiendo con la alegría de su corazón en el proceso, se levantó de la silla y salió de la cocina pensando que quizás podría llevarse unas cuantas manzanitas caramelizadas con YoonGi y así comerlas juntos. Un tupper café con pequeñas decoraciones moradas en el exterior, o quizás podría pedirle ese que tenía estampado de "vaquita" —pues la tapa parecía ser el lomo del mismo pequeño animal demostrando manchas negras—, quizás en este mismo podrían caber diez o al menos cinco pequeños trozos de manzana, ya se imaginaba compartiendo junto con él, quizás compraría una pequeña botella de agua de limón, aunque lo más seguro es que el café hiciera una presencia necesaria ante el frío clima que llegaría a colarse entre los pequeños huecos de su suéter.
— Y café... —susurró para sí mismo asintiendo en el proceso recordando lo mucho que amaba tomar algo con su pareja— y café... —reiteró.
Así, encontró su delantal en la cama de TaeHyung —lugar donde lo guardaba para tenerlo junto a sus pocas pertenencias—, lo tomó entre sus manos y lo acomodó con lentitud asegurándose de las proporciones del nudo, estas debían ser exactamente iguales, no más grandes o pequeñas, debían ser exactas, como a él le gustaba, por lo que demoró un poco más arreglando varias veces el moño, repitiendo el proceso que recordaba, YoonGi le había enseñado, susurrando entre pequeños pucheros por no poder hacerlo correctamente, las canción que tanto le había gustado desde aquella vez que estuvo con su novio.
— Y... estira... y estira... —mencionó ante el espejo asintiendo cortamente cuando vio que las dos pequeñas "orejitas" habían quedado de manera simétrica.
De esta forma había bajado las escaleras con pasos quietos, sin embargo, en ese mismo instante escuchó un murmullo y una voz extra, pudo haber pensado que dicha entonación pertenecía a TaeHyung, sin embargo las cuerdas vocales sonaban tan finas y cuidadas que pertenecían a una mujer.
Se quedó parado en el umbral, con la garganta cerrada y los ojos abiertos en miedo...
Allí estaba su madre.
La mujer sonrió al mirarlo, pero su ceño se frunció al ver el delantal, negó acercándose para quitarle el mismo...
— E-espera... —habló su tía— estábamos por hacer manzanas caramelizadas ¿Verdad, JiMinnie?
El menor asintió sintiendo el pánico recorriéndole al sentir las manos de su madre en su cuello, justo donde ella misma había dejado marcas rojas por la cuerda de la cámara que, cruelmente, había quebrado.
— Nada, nada. Sabes que JiMin no puede acercarse a nada de la cocina... puede lastimarse. —Afirmó quitándole completamente el delantal, botándolo en una silla y, tristemente, arrugándolo, ignorando cuánto cuidado le ponía JiMin al doblarlo.
— Hermana... no... ¿No quisieras ver cómo JiMin... me ayuda a cocinar...? —Sin preguntarle tomó la mano de su sobrino y lo llevó hasta el tazón de manzanas— vamos, JiMinnie... hay que... hay que caramelizadas.
— Deja de hacerle eso. —Gruñó ella quitándole el tazón de enfrente— bien sabes que JiMin no puede hacer muchas cosas... es más... —miró su reloj— no tenemos tiempo. Vámonos.
— Mamá... —susurró el menor.
— Sí... yo también te extrañé... —acarició su cabello y JiMin sintió deseos de alejarse, pero el miedo era mayor— pero ahora no tenemos tiempo, despídete de tu tía, iré por tus cosas.
— ¿No esperarán a TaeHyung? —Mencionó ella con tiempo, esperando que fuera el tiempo suficiente para poder llevarlo lejos, y así estar a salvo con el abogado.
— TaeHyung podrá verlo después. —Gritó desde las escaleras.
JiMin apenas vio a su madre desaparecer y abrazó a su tía con toda su fuerza, sintiendo los brazos acariciándole y las manos paseándose en su nuca en forma de consolación.
— No quiero ir... no quiero ir... n-no... no dejes... que me lleve... —susurraba con desesperación.
— Tranquilo, tranquilo... —ella lo tomó por las mejillas— estarás bien con ella...
— No... —negó tomando la mano de su tía con temor— ella... a veces... me golpea... —su respiración comenzó a alterarse a la par que sus ojos se abrían con evidentes lágrimas al escuchar los tacones bajando con lentitud— a-ayu... ayúdame... por favor...
Ella, ante la desesperación de su propio corazón, miró al frente, apresando a JiMin contra sí.
— No te lo lleves hoy... —suplicó— deja que cene con nosotros, mañana... mañana vienes por él... —mencionó sabiendo que hoy iría a ver a YoonGi, y por ende al abogado, si demostraba todo lo que sabía podría irse con su padre y alejarse de las manos de la madre mientras el juicio se llevaba a cabo, aunque eso significara apresurarse.
— No podemos... —mencionó dejando la caja en la cama, JiMin miró rápidamente y no había libreta alguna.
— Vamos... por favor, él me pidió que lo dejes, sólo para que se despida de TaeHyung... —apresó con más fuerza a su joven sobrino.
— No podemos. Después les diré dónde podrán visitarlo. —Se acercó tomando el brazo de su hijo.
— ¿Cómo que dónde? ¿No lo llevarás contigo a tu casa? —Apresó, sin querer, por inercia y pánico, el cuerpo de su sobrino.
— No, no puede estar allí. —Suspiró mirando nuevamente su reloj— no creías que iba a estar contigo para siempre ¿Verdad? No puedes cuidarlo, míralo... está tratando de cocinar... no puedes mantener a alguien como él. —Tomó la mano de su hijo y lo jaló.
— Mamá... —JiMin suplicó con la mirada y la voz entrecortada— ma... mamá... por... favor...
— JiMinnie... —ella lo tomó por el rostro, acariciando sus mejillas— pronto estarás bien... vámonos...
— Mamá... —JiMin estaba siendo arrastrado poco a poco, arrancado de los brazos de su tía, sintiendo el corazón quebrándose.
— JiMin no quiere estar contigo ¿No lo ves? —Respondió ella con un coraje que no correspondía a su habitual corazón tranquilo.
Ella, giró lentamente mirándola y tiró de JiMin con más fuerza, éste negaba mientras trataba de detenerla, pero al ver la mirada llena de coraje, bajó la mirada y siguió con pasos torpes a su madre, pidiéndose mentalmente ser fuerte, susurraba, entre tanto, mientras veía la claridad del día y el automóvil esperando...
— No quiero... llorar... —a veces, mantenía los ojos cerrados, pensando que todo iba a estar bien, que sólo era un sueño...
Lo metió a la camioneta e, inmediatamente después colocó los seguros, JiMin la miró entrar a la casa y en su pánico trató de abrir la puerta, pensando que quizás podría ocultarse con un vecino que tenía una tienda, quedaba a cinco casas de allí, justo en la única que no tenía árbol al frente, cuya banqueta era más alta que las demás, pintado azul claro, casi blanco, manchado debajo debido a algunas salpicaduras de lodo, cuyo techo se presumía con láminas gruesas pintadas en rojo. Ese vecino parecía tenerle un aprecio, era un señor mayor, con el cabello blanquecino y los lentes bajos, cerca de la punta, haciendo ver su nariz más larga y delgada, con pequeñísimas marcas a lado de sus ojos y una sonrisa permanente, ese hombre que, cada que iban a comprar, solía regalarle un agua de fresa o unas galletas de leche. Una vez escuchó a él y a su tía hablar, el hombre había mencionado algo como "me recuerda a mi nieto", y después mencionar el nombre "Asperger", cosa que no entendió del todo pero no preguntó, pues sus dudas se vieron despejadas cuando vio, frente a él, una pequeña bolsita con caramelos.
JiMin se asomó por la ventanilla pensando que quizás, si hacía señas, el vecino ayudaría, pero el miedo recorrió su espina dorsal cuando escuchó a su madre gritar groserías, meter la caja a la fuerza y luego meterse para suspirar con frustración.
Miró por la ventanilla, encontrándose a su tía con los ojos rojos y una mueca demasiado triste con los labios. Se pegó a la ventanilla recordando cuánto había dolido aquella vez que lo había alejado de YoonGi.
YoonGi...
Se sentó, enderezándose mientras sentía las hipadas acaparar su pecho y las lágrimas pasearse tortuosamente en sus mejillas, limpió con su amplio suéter sus mofletes, soltando suspiros en el camino. Pedía perdón mientras más tallaba sus ojos, pues no podría ir a ver a YoonGi.
«♪»
TaeHyung veía a sus amigos reírse de algunas esculturas y así mismo él los imitaba, con una escandalosa carcajada para luego ser reprendido por los encargados quienes pedían guardar total silencio. El mismo TaeHyung lo imitó una vez se dio la vuelta pues le resultaba demasiado cómico cómo podían ponerse algunas personas por pequeñísimas bromas... en ese instante pensó en su primo. Quizás, si hubiera llevado a JiMin estaría regañándole por ser escandaloso y le daría una lección respecto a las obras que estaban en el museo, quizás halagaría los limpios suelos pero frunciría su ceño ante las esquinas sucias de algunas esculturas, probablemente habría tomado su mano paseándose por cada salón con pasos quietos, escuchando el resonar de sus zapatos y el rechinido de los tenis de TaeHyung a la par que abre sus ojos maravillado por las amplias puertas. Quizás, también, habría pedido su celular para tomar fotografías, ah, porque eso había hecho últimamente, desde que descubrió la facilidad y calidad de la cámara digital en los celulares, JiMin tomaba foto a todos y todo, incluso, encontró en su galería algunas fotos de él mismo —TaeHyung— jugando videojuegos, JiMin era como un pequeño espía y cada cosa que parecía agradable la fotografiaba.
Eran cerca de las dos de la tarde, supo que debía marcharse pues aun su madre lo obligaría a comer antes de partir con JiMin. Estaba emocionado, realmente su estómago daba un vuelco cada que pensaba en las posibilidades de hacer de su primo una persona libre, feliz, alguien que pueda decidir qué quería, cuándo y cómo, alguien que no fuera subestimado, no sólo por su propia madre, sino por el gobierno mismo ante el que, legalmente, estaba tratado como una persona a la que había que cuidar paso por paso.
— Me tengo que ir... —mencionó TaeHyung mirando a sus amigos riendo.
— ¡Pero es temprano! —Puchereó una chica de cabello cortísimo, lentes gruesos y vestido largo.
— Sí, lo sé, pero tengo un compromiso. —Asintió guardando su cámara digital en su mochila despidiéndose con un ademán.
— ¡Hee! ¡Tae tiene novia! —Gritó uno de ellos, con pequeñísimas pecas en sus mejillas que recorrían hasta su nariz y el cabello rizado en naranjo.
— Quizás. —Mencionó TaeHyung girándose con una sonrisa.
— ¡¿Eh?! ¡Tae, ven acá! ¡Tienes que explicar! —Gritó el tercero de ellos, un chico de cabello lacio, cobrizo, que portaba una chaqueta militar y piercings tapizando por completo una de sus orejas.
— ¡Tae! ¡No puedes tener novia si no la conocemos! —Gritó, por último, una chica de cabello rizado hecho en una coleta desordenada, con un suéter grande adornando su cuerpo y piel tostada.
— Les pedí, hace rato, guardaran silencio. —Llegó un encargado con el ceño fruncido y el gorro desacomodado por la desesperación.
TaeHyung soltó una carcajada al verlos con los hombros encogidos por el regaño y siguió su camino. Las nubes comenzaban a montarse en una parte del cielo, por lo que sería bueno llevar una sombrilla y un suéter grueso. Sacó de su mochila una barra de chocolates y, mientras esperaba el camión, comenzó a comerla.
El camino fue fácil, relativamente hablando si se contaba con aquellos pequeños gritos de algunos conductores contra otros.
Sin embargo, la sonrisa que había adornado sus ojos y sus labios acompañado de un suave silbido había sido reemplazada por un ceño fruncido y unos ojos de preocupación al ver a una mujer en la mesa, con los codos en la misma ocupando sus manos para tapar su rostro, un vaso en el suelo quebrado y al parecer... los sentimientos destruidos.
— ¿Mamá?
— Le dije... —abrazó a su hijo— que llamaría a la policía y le diría que golpea a JiMin... pero... dijo que me acusaría de secuestro...
«♪»
Esperaba pacientemente a que el menor atravesara los frondosos árboles que se mostraban con gran ímpetu, claramente estaba ansioso por cualquier cosa que llegase a ocurrir, esperaba hablar con JiMin lento, explicarle todo lo que, seguramente, el abogado le iba a explicar, pidiéndole con todo el corazón, ser lo más sincero que pudiera. NamJoon estaba a su lado, SeokJin se había ausentado por algunos papeleos del bufete que lo tenían ocupado.
Las noches que habían transcurrido con lentitud, JiMin había confesado cuántos panquecitos había horneado en una noche con su tía, cómo habían ido a comprar la despensa y él ayudó a escoger varias frutas y verdura, además de mencionarle, de manera corta, un delantal que su tía le había regalado para protegerse ante la masa que podría haber caído en su suéter. Relató de manera corta como habían cortado flores para poder colocarlas en un largo y delgado florero que después se colocaría con suavidad en medio de la mesa, como, durante una llamada con su padre, este había prometido comprar un libro de historia resultado de su curiosidad por las películas y documentales que había visto. Narró con voz quieta y aterciopeladas palabras cómo había aprendido que ciertas flores eran comestibles, que servían como un adorno excelso en algunas ensaladas y como a veces, con el cacao, podías hacer figuras encima de la leche caliente, esto último lo había mencionado con una sonrisa juguetona recordando como TaeHyung, debido a la experiencia, era mejor haciendo pequeños corazones y él, secundado por sus nervios, quedaba algo deforme, aunque su primo siempre lo llenaba de aplausos.
YoonGi miró su celular con un poco de paciencia mientras esperaba a que la hora llegara, HoSeok llegó poco después, con unos enormes auriculares y unos lentes de sol, aunque el invierno estuviera asomándose él no quería perder "el estilo". Claramente dichas palabras fueron motivo de burla por parte de sus amigos, quienes sólo trataban de pasar el tiempo más rápido.
El cálido viento se mostraba con destreza y finura por encima de las copas del árbol, YoonGi pensó con fugaz picardía el poder robarse a su joven novio de la vista de su primo por el menos dos horas y caminar juntos hasta el otro extremo del parque, lugar donde se sentarían a mirar las copas balaceándose con un ruido sordo que causaría un abrazo de JiMin, el cual sería inmediatamente correspondido por los brazos del mayor para después besarlo con lentitud, pues él sabía que si JiMin hablaba con el abogado todo estaría ya de su lado. El menor demostraría todo lo que sabe y siente, de esta manera quedando comprobado que él, bajo ningún motivo, merecía ese trato... esto haría el juicio más rápido, lo que terminaría con él paseando con su novio por las calles sin temor, poder ir por él y dejarlo en su casa, tener comidas juntos sin el sentimiento de estarse siempre ocultando, pero sobre todo, podría, por fin, ver al menor abriendo sus brazos hacia una nueva vida, una donde pudiera pintar hasta media noche, aquella donde podría prepararse un café por sí mismo, tomar su manta y ver uno de esos documentales que —últimamente— estaba amando mirar. Ansiaba poder ver a JiMin coleccionar libros o las hojas que más le gustan en una libreta, le gustaría verlo cultivando los pequeños cactus que, parecía, llamaban demasiado su atención.
Ansiaba ver a JiMin libre, riendo y metiéndose en una plática contando lo que sabe, lo que siente, lo que mira... no importándole las demás voces, quitándose el grueso abrigo de prejuicios que su madre había montado en él por la fuerza.
Quería verlo feliz...
En ese mismo instante su teléfono comenzó a vibrar, TaeHyung estaba llamando, suspiró pensando que quizás no sabría cómo llegar, era natural, nunca solía ir por aquellos rumbos. Contestó pensando que quizás enviarle la dirección por el chat hubiera sido mejor idea.
— ¿Sí?
— YoonGi.
La voz se oía dolida, tanto que prendió sus sentidos de alerta.
— ¿TaeHyung? —Preguntó extrañado de no sentir la alegría en su voz.
- - - - - - - - - - - - - -
no me quierAN GOLPEAR, POR FAVor!
Esto es necesario... si alguien pensaba que GA se iba a acabar con el preludio del juicio estaba errado jejeje
¡GRACIAS POR LEER!
Varias personitas me enviaron una imagen preciosa, por instagram y WA me estuvieron mandando esto. Tuve que buscar de dónde venía... así que agradezco a -cutie-bangtan- (Allison) por la hermosa imagen. ELLA ES LA AUTORA OFICIAL. Gracias por todo. También agradezco a la página "SugarDiamond" ( geniuslabmyg --la administradora--) por haberla publicado y así hacer una publicidad indirecta (?
A ambas, muchísimas gracias!
Aquí la imagen sola :3 ksñakdlña es hermosa, en serio, casi lloro sdjkasl
Man... no sé cómo agradecer.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro