Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo sesenta y uno «cena pt2»


«♪»

Movió las manos con medo sobre su regazo acomodándose en el sillón café claro que hasta ayer era totalmente cómodo, pero el día de hoy se mostraba como un pequeño cosquilleo en su vientre y piernas, por lo que se entretuvo acariciando uno de los cojines jugando con las pequeñas cascadas de hilos que colgaban desde cada una de las puntas del mismo. Sus pies se removieron inquietos sobre la alfombra sintiendo la textura de la misma entre sus calcetines. Miró al mayor salir del cuarto, acomodándose difícilmente su camisa mientras trataba de despedirse de alguien por el teléfono. Él, siendo presa de sus nervios, se levantó acercándose al que tenía dificultades y lo ayudó acomodándole los botones del cuello de forma ordenada, sus movimientos fueron lentos y precisos, pues apenas abotonaba uno y miraba la brillosa tela negra de alrededor esperando no haberla arrugado. Tanta era su concentración con aquellos botones negros que no se percató cuando la llamada finalizó y cuando el objeto de su ayuda simplemente lo miraba con una mínima sonrisa.

Gracias, MinMin... —escuchó su voz grave e inmediatamente levantó la mirada.

Se sonrojó un poco y sonrió haciendo que sus mejillas apresaran sus pequeños ojos a la vez que mordía su labio intentando no soltar todas las pequeñas carcajadas que llegaban producto del nerviosismo. Pues cuando lo encaró pudo ver que el cabello del mayor había sido despejado un poco de su frente, aquella mínima acción lo hacía ver mucho más maduro y varonil, sus cejas se mostraban pobladas y erguidas dándole un aire de seriedad. Sí, le gustaba mucho YoonGi.

JiMin acarició el cuello de su camisa delineando el plateado suave en el exterior para luego terminar acariciando la piel nívea, le gustaba mucho cuando usaba aquellas telas finas y delgadas que enmarcaban sus hombros definidos o su abdomen plano, por ello no pudo evitar pasear los dígitos por entre la tela nuevamente.

Me... gusta como... te ves... —susurró entrecerrando sus ojos para acercarse y besarlo.

Fue un corto contacto, uno apenas perceptible entre ambos labios, sus manos se encontraron y el menor escondió sus avergonzadas mejillas en el cuello del mayor. Suspiró tratando de tranquilizarse pues los latidos de su corazón causaban picor en sus manos y sus mejillas.

Tú también te ves muy bien, MinMin... —levantó poco a poco la barbilla del menor apreciando su piel suave por la reciente crema corporal de fresas que usó además del bálsamo en sus labios añadiéndole brillo— me dan ganas de no salir y simplemente quedarnos aquí...

Soltó el rostro del menor apreciando por un segundo más su ropa; consistía en una camisa blanca de cuello mao* con botones puramente blancos mientras que encima se posaba un suéter grande color crema liso en casi toda su totalidad exceptuando los puños, en los que se mostraban puntadas más gruesas formando cadenitas, dicho suéter estaba colgando libremente haciendo que su piernas —envueltas en un pantalón suave negro— resaltaran por lo torneadas que se mostraban. Suspiró y miró los ojos del menor que seguían analizándolo, preguntando con la mirada si es que se había vestido mal.

Muy guapo. —Afirmó acariciando el labio inferior tratando de no dañar el bálsamo que agregaba luminosidad.

JiMin soltó una risa y lo abrazó con fuerza, una vez más apresó entre sus palmas la cabellera del mayor procurando no despeinarlo, le gustaba enterrarse en su cuello porque olía a una loción puramente masculina y adoraba eso. YoonGi siguió abrazando al menor para luego acariciar las hebras acomodadas, tomó su mano para mirar con detenimiento la pequeña pulserita dorada que resaltaba en su piel. Pocos instantes después un pequeño ruido, producto del timbre, comenzó a resonar en el departamento. Se separaron y el mayor constató que se trataba del taxi. Rápidamente JiMin tomó su pequeña mochila, su bufanda y suspiró nervioso mientras apagaban las luces del departamento. Se tomaron de la mano entrelazando los dedos con suavidad soltando el pesado aliento. Poco a poco pasaron por el pasillo hasta llegar al ascensor donde JiMin jugueteaba con los dedos del pálido.

Tranquilo... —el mayor al percatarse de ello subió sus manos besando así su dorso produciendo una pequeña risa que se apagó apenas el ascensor se abrió.

Subieron al asiento trasero del automóvil, primero JiMin quien acomodó su mochila entre sus muslos saludando corta y tímidamente al conductor quién devolvió el saludo posicionándose correctamente, YoonGi le secundó para cerrar la puerta anunciándole la dirección de manera corta. Apenas el auto se puso en movimiento y el mayor sacó su celular marcando a SeokJin, pues debía agradecer que gracias a él y al padre de JiMin, el señor Chung, pues ellos crearon la coartada diciendo que el menor se quedaría en la casa del último mencionado. Claro que apenas mencionó ésta idea ambos hombres le pidieron que lo cuidara demasiado, JiMin pocas veces solía enfrentarse a nuevas personas, por ello los tres estaban nerviosos, aunque ver la emoción del menor ante la idea de conocer a la familia de su novio fue suficiente para que aceptaran con condiciones; harían una llamada cuando salieran del departamento, una cuando llegaran a la casa, otra más cuando salieran hacia el departamento nuevamente y, lógicamente, cuando JiMin estuviera listo para regresar con su papá. YoonGi no los culpaba, sabía que la preocupación iba más allá de una desconfianza hacia él, pues era la primera vez que su hijo salía por tanto tiempo sin ellos y a un lugar tan lejos.

Sí, ya estamos en el taxi... —asintió tomando la mano del menor que miraba por la ventanilla entrecerrando los ojos de momentos por el sol vespertino que se colaba entre los árboles.

El cabello de ambos resaltaba por los rayos del sol que se proyectaban como sombras naranjas que dejaban en el camino, una pequeña canción en la radio los acompañó, música instrumental simple, una guitarra, un piano y un violín era todo lo que escuchaban. En un instante, habiendo viajado quince minutos el menor se acercó a su pareja recargándose en su hombro dejando sus pestañas se entrecerraran por la tranquilidad del viaje, lo más pesado eran los semáforos y el tráfico, siendo sábado y la hora en la que se mostraba, parecía que la mayoría de personas habían salido para "hacer algo", por lo que el menor encontró más diversión y paz en el hombro de su novio. A los escasos segundos de tenerlo recargado, YoonGi pudo percibir un pequeño tarareo; JiMin ya estaba entonando las notas que había escuchado en la radio, sonrió acariciando su espalda baja mientras seguían con el pesado viaje. Pasaron entre edificios, entre puentes, semáforos y demás tiendas, cuando entraron en un puente donde la oscuridad reinó por segundos, JiMin aprovechó para besar al mayor de manera corta para luego soltar una risa avergonzado, sentía que había hecho una travesura y eso lo ponía inquieto, aquella hipótesis no falló pues YoonGi había sentido el contacto rápido y efímero tan cálido que simplemente soltó una risa y lo apresó más entre sus brazos acusándolo de tierno.

Poco a poco los grandes edificios fueron escaseando tornándose en una comunidad más pequeña, casas más sencillas cuya excesiva altura duraba, como mucho, tres pisos. Afuera había jardineras pero a diferencia de las citadinas o las de los suburbios, éstas estaban descontroladas dejando a las ramas de los árboles o las puntas del pasto extenderse con libertad. Habían un par de perritos corriendo junto con niños, tiendas pequeñas abiertas con olor a comida y risas amistosas. Los colores de las casas resaltaban entre sí mostrando extravagantes cortinas que se podían definir por las luces dentro, con una lentitud las calles, por las que el coche se paseó unos instantes, se fueron iluminando gracias a los enormes faroles colocados cada dos o tres casas. La gente se veía saliendo, caminando, quizás a comprar algo o quizás sólo a pasear. La mano de JiMin apresó la de YoonGi porque jamás había visto algún lugar como ese, cuya mezcla se viera tan excelsa; la expresión de gente que tenía sus raíces definidas pero también muestras claras de una ciudad, pues había un enorme centro comercial y también un par de parques y canchas en las que jóvenes seguían jugando.

Cuando arribaron la noche ya había caído completamente, JiMin bajó primero mirando la casa; fachada grande, tres pisos de altura con cortinas blancas y paredes café claro, un portón grande color blanco que comenzaba a despintarse en las partes de abajo mientras que arriba se miraba un poco sucio, quizás por la lluvia, a su lado había un enorme árbol que alcanzaba la primera parte del tercer piso, apenas rozándolo con unas cuantas hojitas y un par de flores naranjas. En la misma jardinera descansaba un gato café envuelto en sí mismo que, al escuchar nuevamente el rugir del motor del taxi marchándose, se levantó estirándose.

Mira... —JiMin se acercó con cautela pudiendo casi reflejarse en los orbes verdes del felino— mira, Yoonie. —El minino estiró su cabeza un poco dejando su nariz apuntando hacia el cielo para así oler la mano de JiMin quien se había acercado.

El menor apenas sintió la fría nariz del pequeño animalito y sonrió, pues este inclinó su cabeza y levantó su espalda dispuesto a recibir caricias. Palmeó su espalda poco a poco recorriendo hasta la nuca donde enterró con suavidad sus dedos sintiendo el temblor de su garganta producto del ronroneo. Tan ensimismado estaba en las caricias hacia el pequeño felino que no notó cuando la puerta principal del portón se abrió dejando ver así a una mujer de cabello castaño con tintes canosos perfectamente acomodados en una elegante coleta corta, con maquillaje suave pero perfectamente colocado y un vestido color crema adornando su cuerpo un poco voluptuoso pero con suaves y elegantes curvas que resaltaban su feminidad.

MinMin... —cuando escuchó la voz de YoonGi se separó poco a poco quedando estático al ver a la mujer sonriente en la puerta.

Tenía los mismos ojos que YoonGi así como ese tono de piel, sus rostros poseían la misma forma redondita más sin grasa que resalte en unas mejillas voluptuosas. Bajó la mirada cohibido sintiendo la mano del mayor entrelazándose con la suya para caminar hacia la casa con pasos torpes.

Y... —la voz suave hizo que se encogiera entre sus hombros— ¿tú eres JiMin?

El menor, sin sentirse confiado, sólo asintió.

La mujer cubrió su boca, quería abrazarlo y besarlo mucho, quería gritarle lo bonito que era y lo agradecida que estaba por estar con su hijo, pero recordó todas aquellas peticiones que YoonGi le había mencionado, una de ellas era tenerle paciencia, JiMin tendría que acostumbrarse antes de poder, siquiera, tomar la mano de la mujer.

¿Tienes hambre, JiMinnie? —Preguntó inclinando la cabeza tratando de ver los ojos del menor.

JiMin nuevamente no contestó y sólo asintió de una manera tan corta que pudo pasar desapercibido, lentamente la mujer les dio espacio para que pasaran marchándose para servir la comida y dejarlos solos un instante. El menos sintió unos suaves labios en su mejilla para luego escuchar el susurro...

Lo hiciste bien... —JiMin asintió con una pequeña sonrisa sabiendo que allí estaba él, apoyándolo.

El patio principal era algo que al menor le encantó; un lugar con un par de árboles pequeños en el suelo, plantados de forma natural, dejando que las raíces y el pasto que lo acompañaba deformaran el suelo un poco metiéndose entre los ladrillos que habían sido colocados para la uniformidad, un par de macetas colgaban del techo con un verde brillante mostrándose entre la única lámpara amarilla que estaba en medio del patio, en una de las esquinas había una escalera cuyos escalones de cemento se veían gastados y con un poco de musgo en algunas esquinas. Le gustaba, parecía un pequeño cuento de aquellos que su padre solía contarle, pues el barandal también estaba siendo abrazado por la verdosidad del lugar, y, en la marquesina de la segunda planta, había un pequeño gatito negro que, al verlos, caminó metiéndose a la única puerta del segundo piso que estaba abierta siendo cuidada únicamente por una cortina larga y semitransparente. Lentamente caminaron adentrándose para subir las escaleras y así encontrar una sala con sillones disparejos, uno era negro y los otros variaban entre los cafés. En dichos inmuebles había dos pequeños niños mirando perplejos la televisión, tanto que ni siquiera los percibieron.

La televisión los dejará más tontos. —Habló YoonGi sonriendo cuando ambos menores lo miraron.

¡Tío YoonGi! —Gritaron al unísono corriendo en un abrazo hacia el mayor.

JiMin miró a los pequeños con curiosidad, no solía tener muchos amigos menos que distaran de su edad, pues la mayoría ya eran mayores. Los pequeños, después de despegarse del pecho del mayor lo miraron, JiMin se sintió intimidado, aquellos infantiles ojos se asimilaban a los que lo miraban durante las clases, aquellos que arrojaban sus cosas, lo empujaban, lo tiraban.

¿Quién es? —Preguntó el primero acomodándose sus enormes gafas.

Es JiMin... —habló el mayor un poco extrañado por el miedo que podía percibir en el menor.

¿Hola? —el segundo, quien tenía banditas en sus rodillas y un poco de tierra en sus mejillas, se inclinó para mirarlo.

JiMin asintió retrocediendo un par de pasos.

¿Eres el novio del tío YoonGi? —Nuevamente, el pequeño de gafas mencionó.

JiMin volvió a asentir mientras bajaba la mirada.

¿Por qué es así? —Preguntó el pequeño de banditas mirando al mayor.

Es porque son feos. —Refutó.

¡Tío! —pucherearon los menores.

JiMin se acercó lentamente al mayor cuando los menores se fueron, suspiró tranquilizándose. YoonGi volvió a halagar su valentía y se acomodaron en el sillón. JiMin tenía sus rodillas demasiado juntas, sus manos sobre su regazo, escuchaba voces en otro cuarto, suponía que era la cocina, y eso sólo le intimidaba más, pues aún faltaba conocer a su hermano y a su papá, tenía tantas emociones en su corazón que sólo quería abrazar al pálido y no soltarlo nunca.

YoonGi, por favor, ven. —La voz de la mujer resonó.

El mayor miró al menor a su lado, besó su sien prometiendo regresar rápido, JiMin no quería que lo dejara solo, se aferró a sus dedos pero lo soltó después de recibir un par de besos y algunas caricias en sus mejillas. Cuando la sala estuvo sola se dedicó a mirar los alrededores, apreciando los cuatros y algunas fotografías, la televisión aún estaba prendida pero no le gustaba mucho el programa que salía, él prefería ver películas con su novio. En la mesa del centro encontró un libro enorme, su pasta parecía gruesa y tenía bastantes hojas. Con timidez estiró su mano tomando el libro para dejarlo sobre su regazo, allí se mostraba el dibujo de una planta así como una palabra que había escuchado pero jamás había aplicado.

Bio... lo...

Biología. —Una voz detrás de él lo asustó, se giró y miró al pequeño que estaba limpiando sus gafas en su remera de rayas.

Iba a dejar el libro cuando sintió el pequeño cuerpo sentándose a su lado con una sonrisa.

¿No te gusta? —El menor se inclinó mirándolo.

Umh... —JiMin levantó los hombros.

Ah, mira... —el pequeño estiró su mano abriendo el libro mostrando dibujos de diversas formas, animales y plantas— es interesante ¿No?

JiMin, sin timidez asintió acariciando cada uno de los dibujos, el menor, poco a poco fue explicándole las diferentes especies de plantas, animales y hongos que se mostraban en el libro, le explicaba o lo alentaba, también, a leer por sí mismo las pequeñas descripciones. Después de algunos conceptos el otro pequeño llegó corriendo mirando con un puchero como JiMin sonreía con su hermano mientras miraban el libro.

¡Eso es aburrido! —Gritoneó el pequeño con un balón.

¡Que no! ¡Es divertido! —Replicó el contrario.

No, no... —se acercó y tomó la mano de JiMin jalándolo, éste se sintió extraño, casi lleno en pánico por ser jalado hacia el exterior— esto es más divertido. —lo dejó en un balcón y botó el balón hacia una esquina para luego sacar de su pantalón un pequeño pote con burbujas, sacó el pequeño aro y comenzó a soplar.

JiMin sonrió mirando las burbujas que se expandían hacia el cielo, achinó sus ojos en la alegría que sintió y levantó sus manos para reventar algunas de ellas mientras que las otras las perdía en la inmensidad de la noche.

¿Qué es más divertido, JiMin? —Preguntó el que sacaba burbujas con un suave puchero.

JiMin, desde su posición levantó los hombros mientras seguía mirando las burbujas.

Ustedes... lo son... son... divertidos... —susurró sonriente.

Ambos menores sonrieron y lo abrazaron, aunque el contacto fue un poco incómodo para JiMin, no se separó, realmente estaba agradecido de que no hubieran niños que lo maltrataran.

¿Qué hacen? —YoonGi apareció en la puerta.

JiMin leyó conmigo... —mencionó emocionado.

¡Y jugamos con las burbujas!

YoonGi miró a JiMin quien seguía avergonzado, con un pequeño sonrojo en sus mejillas y un brillo en sus ojos. Lentamente se acercó abrazándolo para besar su frente. Ante este acto los dos pequeños hicieron muecas de asco diciendo que eran cursis mientras trotaban a la sala. El mayor soltó una risa negando para luego acariciar la mejilla de su novio.

¿Te estás divirtiendo? —Preguntó con una pequeñísima sonrisa.

Sí... —JiMin bajó la mirada mordiendo su labio para luego sólo levantar los ojos con curiosidad infantil— ¿podemos comprar burbujas allá?

YoonGi soltó una risa abrazándolo mientras asentía con fuerza.

Al poco rato regresaron, la casa entera ya olía a la cena caliente; espagueti con pollo frito —para algunos— y verduras salteadas —para JiMin— además, también había en el frigorífico un pastel de frutas que aguardaba al menor con una taza de leche caliente para después de la cena. Entraron al comedor pero antes de sentarse JiMin ladeó el rostro acercándose al oído de su novio mencionando el querer lavar sus manos, YoonGi asintió y caminaron para entrar al lavabo. JiMin tallaba sus dedos con paciencia mientras YoonGi lo esperaba.

El menor se miró una vez más en el espejo, acomodó su cabello y lamió sus labios de manera nerviosa, quizás en la mesa tendría que hablar y no era algo que se le diera mucho. Cerró los ojos pensando que allí estaría YoonGi, él le daba tranquilidad así que todo estaría bien.

Apenas salió del baño y se encontró con un hombre, él a diferencia de todos los demás en la casa parecía estar llevando ropa normal o quizás más... cómoda que normal; una simple camiseta blanca que se veía desgastada y unos jeans flojos, su cabello, aunque estaba ordenado, se veía como si hubiera sido presionado por algo, quizás una almohada.

YoonGi... ya lo dije... —el hombre habló con voz fría causándole un escalofrío al menor— esto que haces me parece... absurdo... te estás aprovechando, hijo.

JiMin no supo qué pasaba, sólo vio la mano tensa de su novio.

Mientras sigas pensando que... ya sabes... —carraspeó— estás enamorado... sería bueno que no vinieras a la casa.

Papá.

No. —Giró y entró a una habitación— me decepcionas.

YoonGi miró a JiMin y lo abrazó con fuerza, esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.




- - - - - - - -
Lamento haber tardado, lo siento mucho, los proyectos de la escuela me consumieron bastante, ahora estoy libre así que procuraré seguir escribiendo todo lo que pueda xD djkalsdjasljdlksa

GRACIAS POR EL APOYO Y LA CONSTANCIA.

Lxs amo demasiado.

Gracias.

Pd.- la hermosa portada que uso ahora es cortesía de daitlei

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro