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Capítulo sesenta y dos «cena pt3»



«♪»

Se sentaron en la mesa con los platos servidos dejando las verduras y el espagueti frente a JiMin, la mujer adivinaba lo que acababa de ocurrir pues el rostro molesto de su hijo menor lo decía todo, además casi no había probado bocado alguno por estar parpadeando con rabia, mordiéndose el labio con intensidad y dando pequeños sorbos al vino. Los menores tomaron asiento en cada uno de las sillas que tenían un par de cojines, la mujer miraba a JiMin comer tímidamente mientras sonreía en dirección a YoonGi asintiendo respecto a la comida.

Dile a mi mamá... —mencionó en sus sienes YoonGi más tranquilizado, ese efecto tenía el menor en él, podía, con una sola mirada calmarlo.

JiMin miró a la mujer que estaba frente a él, y cuando ésta la devolvió la mirada, se intimidó y bajó la mirada con presión y nerviosismo.

A JiMin le gustó la comida, mamá. —Habló YoonGi.

¿En serio? —La mujer sonrió animada.

JiMin asintió mirando la ensalada picando con su tenedor un pequeño tomate rojo, sentía un sonrojo invadirle hasta las orejas. Lentamente miró a la mujer para verla con una sonrisa cálida, él sintiéndose tranquilo, correspondió el gesto mordiendo su labio con nerviosismo. Lentamente se encogió de hombros y se recargó en su novio ocultando su avergonzado semblante.

Así que este es JiMin. —Sonó una voz detrás de ellos, rápidamente miraron encontrando a un joven hombre, cuya barba apenas se asomaba en su barbilla con una chaqueta de mezclilla negra y una camiseta de cuello largo de la misma tonalidad. Junto a él había una mujer de cabellos rojizos con una sonrisa en sus pálidos labios y maquillaje definido, ella, a diferencia de él, tenía entre sus manos una chaqueta larga.

YoonGi se levantó poco a poco y abrazó al chico, JiMin, desde su asiento los miraba atentos; los brazos de su novio rodearon con fuerza a aquel desconocido, sin embargo las palmadas en sus espaldas eran un claro indicio de "te extrañé". Aunque pudo sentir los celos que tanto le invadían cuando alguien se acercaba, jamás

MinMin... —YoonGi se giró— él es mi hermano...

JiMin, nervioso, acaricio sus manos bajando la mirada.

JiMin... —la chica se inclinó un poco haciendo contacto visual con el menor sentado— ¿puedo abrazarte? —Sonrió ladeando su cabello atorándolo un poco con su oreja pálida mostrando a la par un arete brillante.

Él, cohibido, asintió un poco escuchando los pasos de la chica, inmediatamente alzó el rostro para ver cómo ella se inclinaba y lo rodeaba con delicadeza, él, aferrándose a su delgada blusa con flores de colores, soltó una pequeña risa, hacía tiempo que alguien desconocido lo había abrazado tan suave. Apenas se separaron y ella recorrió su rostro con sus manos suaves y uñas cuidadas. JiMin, como respuesta, cerró los ojos sonriendo, por un instante se sintió como un pequeño, como cuando su madre lo acariciaba antes de dormir, cuando su padre besaba su frente y lo miraban hasta que se perdía en los sueños. YoonGi sonrió apreciando el cariño hacia su pareja, pues recibir el rechazo de su padre no era fácil de superar.

Ellos tomaron asiento platicando que lamentablemente el trabajo les había exigido quedarse una hora más, sin embargo incluyeron al menor en la plática, preguntándole que hacía y qué le gustaba, él, siendo tan tímido, sólo asentía o negaba mientras tomaba la mano de su novio esperando que él diera explicaciones, así pues, los familiares —menos los menores que se fueron a jugar— conocieron los talleres artísticos así como algunas otras cosas que iba aprendiendo y otras tantas que sólo iba moldeando. YoonGi no se cansó de alabar la excelente memoria y el buen razonamiento de su pareja, también, mencionó hasta el cansancio su excelente visión artística. JiMin sólo bajaba la mirada avergonzado.

En un instante, mientras el vino seguía presente con un par de risas que se contagiaban en las mejillas del menor, éste último recordó aquellas pequeñas plantitas que compró para todos. Lentamente se recargó en el hombro de su novio.

Los... regalos... —susurró tan suave.

YoonGi asintió dispuesto a levantarse, sin embargo JiMin pensó que podía ir solo, su pequeña mochila estaba en la sala, recordó dónde la había dejado, así que volvió a susurrar que podía ir solo, pues estaba sólo a una habitación de distancia. El mayor asintió mencionando que podía ir con él si tenía algún problema. JiMin asintió y se levantó marchándose hacia la sala. Escuchó la plática haciéndose lejana y cuando entró en la sala encontró a los dos pequeños dormidos en un sillón mal acomodados pues el sueño había invadido su sistema en cualquier instante, él, sintiéndose un poco tímido, acomodó sus piernas con suavidad para luego colocar una manta que estaba encima de ese sillón. Sonrió al verlos tan tranquilo y se giró para tomar su mochila que, efectivamente, se encontraba en donde la había dejado.

Inmediatamente una luz colándose en la penumbra de la sala llamó su atención, pegó la mochila a su pecho y se asomó, allí, mirándolo, estaba el padre de JiMin, su rostro serio lo analizaba. Tuvo tanto pánico que sólo quiso regresar para refugiarse en el pecho de su novio. El hombre abrió sus labios pero antes de que pudiera decir cualquier cosa una canción de dentro de la habitación comenzó a sonar.

Es... —JiMin, ignorando casi a quien estaba allí mencionó— es... —la emoción mermó sus ojos— maria... ge d...

— ... d'amour —Completó el hombre un poco sorprendido pues si bien su pronunciación no era la mejor era claro que lo conocía y podía identificarlo con unos segundos.

Es... Paul... de... Seneville... —susurró sonriendo— ah... es... muy bonita... —observó como el hombre se adentró a la habitación dejando la puerta abierta y él, sin comprender, se asomó, pues quería escucharla completa, al hacerlo encontró unos estantes con vinos, unos cuantos libros y una mesa vieja frente a una ventana donde se mostraba una vieja máquina de escribir que, pese a su antigüedad, se veía fina, cuidada y sobre todo, bien querida, parecía ser utilizada con frecuencia por el estado de las teclas y la posición estática pero limpia en el mueble. Después de pasar cerró la puerta como estaba acostumbrado a hacerlo siempre deleitándose con el sonido de la música encerrándose en el cuarto.

El hombre, no mencionó nada más, simplemente siguió escuchando la canción mientras tomaba asiento en el único sillón color vino, cuyos brazos se presumían desgastados mostrando así parte del relleno café claro del mismo, además, justo en el respaldo, en ese mismo lugar en el que su cabellera estaba posada, había una manta negra que se veía afelpada y que, seguramente había servido para protegerlo del frío durante muchas noches. JiMin miró curioso todas las botellas que se presumían con elegancia en aquel estante y entró sin siquiera anunciarse siendo seguido por unos ojos que estudiaban con cuidado su anatomía.

Mil... novescientos... setenta... y ocho... —pronunció cuidadosamente mientras se paseaba haciendo que sus zapatos rechinaran entre la madera— aunque.... Paul... la compuso... Clayder... Clay... derman... la... tocó... —fue entonces que el hombre sentado asintió con él sabiendo que aquellos datos sobre la canción que aun resonaba eran precisos— fue... hecha... en una... época... contémpo... ranea... —levantó los hombros— pero... yo no sé... bien... qué... es eso... —siguió, ahora, mirando los libros gordos de pasta gruesa y aparentes hojas amarillas— sé... que... es lo... moderno... o algo... así... —acarició un libro alejando su palma de la mochila— pero... no sé...

El hombre seguía sin mencionar palabra, sólo miraba al chico paseándose con curiosidad, ahora, regresando a los vinos.

¿Es... un... vino... clar... clare... te? —Preguntó acariciando una botella con sumo cuidado.

Sí. —Respondió el hombre que había cambiado su posición tomando una de mayor interés.

Es... su... —lamió sus labios— se... se hace... igual... que el vino... tinto... pero... —achinó la mirada leyendo el nombre de la marca— pero... con... u-uvas... blancas... —sonrió— es... es por e-eso... que... se ve... pálido...

Exacto. —Afirmó el hombre— ¿dónde aprendiste eso?

Papá... lo mencionó. —Levantó los hombros.

El hombre acomodó su cabello despeinado asintiendo sin que el menor se percatara, sólo lo veía moverse, leer con interés cada uno de los títulos.

¿Qué eres de mi hijo? —Se animó a cuestionar.

Su... novio. —Sonrió mirando al hombre sentado aliviándose de no recibir una mirada seria, sino una intrigada.

¿Por qué eres su novio?

JiMin levantó los brazos y miró su mochila haciendo que al bajar su rostro hiciera un pequeñísimo puchero.

¿No sabes? —Volvió a preguntar.

Me... gusta... —susurró casi inaudible.

¿Qué te gusta?

Es... difícil, señor... —acarició con nervios la correa— él... lo quiero... —se sonrojó— si... dijera... que... hay algo... que... me... gusta... eso... sig... signi... significa... ría... que... hay... algo... que... no me gus-gusta...

El hombre asintió recargándose en el sofá.

¿Sabes qué es tener un novio? —No quería ofenderlo, pero en realidad le intrigaba su visión.

Sí... —JiMin levantó la mirada sosteniéndola muy poco con la del hombre bajándola de inmediato— es... compartir... tu tiempo... —sonrió— y... tus... sentimientos... —mordió su labio— ma... mamá... siempre... dice... que... no... soy... nor... umh... normal... —asintió recordando sus palabras— pero... Yo-Yoonie... dice... que lo soy... y... yo... le creo... porque... sé... qué... me gusta... y... qué... no... —lamió sus labios— no... me gusta... que... me... digan ton-... tonto... —sonrió— porque... n-no... lo soy...

El hombre asintió bajando la mirada.

JiMin... —el menor levantó la mirada nuevamente preguntando con la mirada— ¿me... me acompañas a cenar?

«♪»

Cuando llegaron al comedor no había una sola alma, el vino seguía en su lugar pero todos los trastes y los asientos estaban vacíos, el hombre alentó a JiMin a sentarse y él sacó el pastel que, sabía, su mujer había preparado para el menor, sirvió un poco de leche y, antes de que pudiera siquiera empezar a comer, el menor dejó un pequeño cactus frente a él, para inmediatamente explicarle respecto a su especie —un cactus injertado— y todos los cuidados que debería tener, mencionó, también, el pequeño bulto de color que saldría por encima, recordándole los colores que podrían salir y cómo estos eran parte de la germinación de la misma planta. El hombre, en todo instante asintió escuchándolo con detenimiento mientras miraba el pequeño cactus pensando que, quizás, a lado de su máquina de escribir estaría bien.

Después de algunos breves momentos un par de pasos presurosos se escucharon y la joven —que había abrazado a JiMin— apareció con el rostro pálido.

¡A-aquí está! —Gritó y en ese mismo instante el resto de familiares, excepto los infantes, aparecieron rápido.

JiMin miró a YoonGi abrirse paso entre su hermano y su madre para correr hacia él y abrazarlo con fuerza mientras susurraba preguntas en sus sienes, que iban desde dónde estaba hasta por qué desapareció. Él, a excepción de los demás, ignoró la presencia de su padre.

E-esta... ba... yo... —JiMin se puso nervioso, demasiado tenso, los ojos del mayor expresaban preocupación— lo... lo siento... yo...

Estábamos juntos. —Habló el hombre llamando la atención de todos y sobre todo, de su hijo menor.

Papá... —YoonGi apresó la mano de JiMin dispuesto a defender a su novio ante cualquier comentario.

Él... —no lo dejó continuar— me estaba explicando sobre el cactus... no sabía que algunos podían germinar cada mes. —Levantó los hombros— pero si lo dice él, lo creo.

JiMin soltó una pequeña sonrisa y abrazó con fuerza el torso del mayor pidiendo perdón entre caricias suaves.

Está... está bien... —YoonGi acarició la cabellera del menor mientras miraba a su padre sin comprender.

Al ver aquella actitud, su madre soltó una pequeña sonrisa y caminó rápido para tomar los pequeños platos y servir el resto del pastel, rápidamente y de manera extraña, la mesa volvió a llenarse de bromas y risas en las que ahora el hombre participaba de manera corta, el menor aprovechó para darle a cada uno los pequeños cactus que había comprado explicando con vergüenza como era el proceso de cuidado de cada uno. Mientras un poco de vino se sirvió —y un poco más de leche— YoonGi hablaba de sus proyectos y de algunas cosas monótonas que habían ocurrido durante todo ese tiempo, JiMin, por otro lado, estaba recargado en él entrecerrando los ojos de vez en cuando, sintiendo el sueño apoderarse de sus párpados. Después de una corta plática más y cuando el pastel se acabó de los platos, el mayor decidió que era hora de marcharse, no quería cansar más a JiMin.

Así, JiMin ya estaba listo, con su bufanda perfectamente enredada, recibiendo abrazos y caricias de parte de todos, incluso de aquel hombre que, de manera tímida, lo abrazó anunciando que podía regresar el día que quisiera.

Y podremos hablar de música... —completó.

YoonGi, cuando se despidió de su padre, lo abrazó y escuchó un susurro.

Perdón... —él asintió ocultando un poco su mirada, aquellas palabras eran escasas entre ambos, el máximo apoyo que se brindaban era un "tu puedes", así que tener a su padre honesto le había calmado mucho.

La madre, sintiéndose apenada, preguntó si estaba bien abrazarlo, así el menor recibió un fuerte estrujón para luego un par de caricias en sus mejillas que le hicieron cerrar sus ojos mientras escuchaba constantemente los deseos de volverse a ver, actos que correspondió con una pequeña risa. Dentro de, quizás, quince minutos, un taxi había arribado, un último despido se dio mientras la mujer colocaba entre las palmas del menor pedazos de pastel para él. JiMin asintió avergonzado pensando en compartirle a su papá y a SeokJin. Subieron al taxi y lo primero que ocurrió apenas el motor rugió fue el dormitar de JiMin en el hombro del mayor soltando pequeñas respiraciones, acomodándose como si la cama más cómoda fuera, despertándose cando un claxon sonaba con estrépito pero sonriendo al ver a YoonGi acariciando su espalda y mirando por la ventanilla. Escuchó entre sueños su voz, quizás estaba hablando con su hermano, no quería que lo hiciera, pues de ser posible quería pasar toda la noche junto a su novio, pensaba que, quizás, su papá podría ir por él el domingo en la mañana —o en la tade—.

Cuando arribaron a su departamento JiMin expresó su deseo de dormir con él aunque sea esa noche, deseo que no pudo concretarse por más pucheros que hizo y más besos que propinó.

Tu papá vendrá por ti. —Acarició su cabello.

Por favor... —susurró pucheroso.

No puedo. —Besó con castidad los labios de su novio— no puedo.

Un claxon sonó en la parte externa de edificio rompiendo con la quietud de la madrugada. JiMin negó mientras lo abrazaba.

Después podemos dormir juntos... —Consoló el mayor.

¿Lo... prometes? —Preguntó besándolo una vez más.

Sí... —replicó embriagado por aquellos actos.

Mientras estaban en el ascensor JiMin se dedicó a sonrojar a su novio, pues no dejaba de pedirle aquellos besos, mientras lamía o mordía sus labios con insistencia hasta que al final las bocas se encontraron con una pasión ardiente en amor, los suspiros se mezclaron en su desesperación haciendo que las manos del menor abrazaran al pálido por los hombros y éste último enredara sus dedos alrededor de la cintura. Un par de suspiros más, y se separaron, cuando el pequeño tintineo anunció la llegada a la planta baja. JiMin salió con los dedos entrelazados con su pareja mirando el coche de su padre estacionado, mismo que cuando los vio bajó la ventanilla del copiloto saludando. JiMin lo abrazó una última vez agradeciendo, sin embargo fue YoonGi el que terminó por agradecer su valentía al hablar por sí mismo con su familia.

Una saludo y una despedida rápida hacia el padre de JiMin y admiró el auto marchándose no sin antes escuchar un "mañana" de parte de JiMin, quien se asomó por la ventanilla del copiloto con una sonrisa.

YoonGi jamás ha presumido de un buen descanso, sin embargo aquella noche durmió con una sonrisa en su rostro. Sus planes estaban yendo correctamente, su familia había aceptado a JiMin, la familia de JiMin —al menos una parte— lo aceptaba, estaba juntando dinero, sólo quedaba librarlo de las cadenas legales para, así, poder tener a su novio con libertad. Antes de cerrar los ojos suspiró pensando que todo el trabajo que estaba realizando quizás estaba valiendo la pena porque ya no era sólo para él todo el éxito que ansiaba tener... ahora quería compartirlo con alguien más por mucho, mucho tiempo...



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¡Feliz día del padre! Debía a poner al padre de YoonGi de ésta manera, no lo malentiendan, él pensaba que estaba con JiMinnie por lástima, y bueno... así se dieron las cosas... ¿Les gustó el capítulo?

Iré a dormir, estoy un poco cansada JAKJKDJKS

Lxs amo muchísimo.

Mucho, en serio, gracias por todo <3
GRACIAS!

Pd.- si alguien quiere la canción que JiMin escuchó es ésta... la mayoría, seguro la conoce.

https://youtu.be/FoCG-WNsZio

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