Capítulo sesenta y cuatro «promesa»
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Se encontraba terminando su trabajo, sus ojos viajaban en línea recta releyendo el caso del que tendría que presentar papeles y más papeles para dentro de tres días y no quería eso, el fin de semana lo pasó en casa de su padre por lo que la diversión había pasado por encima del trabajo y la obligación. Miraba su celular entre tiempos, esperando recibir una llamada de su novio, sin embargo hacía, quizás, diez minutos que no sabía nada de él. Lo comprendía porque le había dicho que iría a comprar víveres y otras cosas para sobrevivir en la casa de YoonGi. Suspiró pensando en él...
YoonGi.
Sobó sus sienes, él sabía que tener dos trabajos —tres si contaba las reparaciones electrodomésticas que ofrecía a vecinos a cambio de dinero y cuatro si se tomaba en cuenta la tesis— lo iba a terminar agotando. Sin embargo JiMin siempre llegaba afirmando que habían comido un nuevo sándwich, que habían probado un nuevo café, que YoonGi le había comprado otro libro o habían ido a un nuevo zoológico —aunque fuera una hora o dos las que pasaban juntos—. No lo comprendía, no tenía que esforzarse tanto, JiMin lo quería tal y como era, no tendría que hacer patéticos intentos por agradar, además su hermano menor jamás se fijó si el suéter era caro, si el café era de marca o el libro era original, para él valía lo mismo una hoja seca que una bufanda de diseñador... lo importante radicaba en quién lo daba, claro ejemplo estaba en aquellos anillos de oro que jamás había usado —regalo de su madre— que estaban botados en una parte de su buró haciendo una extraña y divertida comparación con la nochebuena que YoonGi le había regalado, siempre limpiaba sus hojas, siempre la ponía en el sol porque, pensaba, podría marchitarse si no lo hacía; allí estaba la representación de todo lo que JiMin sentía, no importaba si era de oro o de madera... para él el valor de los objetos estaba en otro lado: el corazón.
Todo sucedió el domingo en la noche, no marcó para despedirse como siempre, SeokJin había consolado al menor diciéndole algo respecto que quizás se había cansado pensando que seguramente estaría perdido de sueño en su cama. Llamó innumerables veces al pálido quien nunca respondió, en la mañana siguiente, es decir el lunes, no había señal alguna de él, seguían estando de vacaciones por ello JiMin estaba preparado desde las siete de la mañana, sin embargo ni una llamada, ni un mensaje se hicieron presentes en el móvil. Fue allí, cerca de las ocho de la mañana, que recibió un mensaje de NamJoon, YoonGi había caído en un colapso general, tuvo fiebre alta toda la madrugada y apenas había tomado conciencia, sus extremidades estaban agotadas y su respiración alterada. YoonGi le llamó pidiendo ayuda en estado casi inconsciente, rápidamente fueron y pasaron toda la noche en el hospital, NamJoon también confirmó haber escuchado todas esas llamadas pero no quiso hacer movimiento alguno sino hasta que YoonGi se recuperara, alrededor de las cinco de la mañana, cuando el cambio de médicos sucedió también un cambio de diagnóstico, lo que empezó como un colapso del sistema terminó volviéndose un "simple desmayo" fue enviado a casa con un suero, medicamento e indicaciones de tomar mucho, mucho reposo. NamJoon por poco quiebra la sala exigiendo una atención adecuada a su amigo, pero éste último pidió ser llevado a casa, odiaba los hospitales, y si tenía el permiso lo primero que quería hacer era meterse entre sus cobijas y dormir. SeokJin estaba que gritaba, no sabía cómo le explicaría eso a su hermano menor, de qué manera podría decirle —sin asustarlo— que su pareja estaba agotado, tanto que hasta hace pocas horas había recobrado la conciencia con totalidad. Se recargó en el sillón pensando en cómo podría explicárselo, irremediablemente lo llevaría mañana, no podría alejarlo por toda esa semana de su novio, sin embargo no sabía cómo lo tomaría.
Recuerda cuando él se enfermó y tuvo que estar recostado con una toalla húmeda en la cabeza, JiMin lloró demasiado y no se despegó de su lado, recuerda, también, que cada que despertaba el menor depositaba en sus labios pequeños caramelos o gomitas de dulce para hacerlo sonreír, también recuerda haberlo visto dormir a su lado negándose a dejarlo solo, diciendo que tenía miedo de que cayera enfermo de nuevo. No quería ver eso con la pareja de su hermano, sobre todo porque él sólo había sufrido por temperatura, lo de YoonGi escalaba, lo vómitos podrían hacerse constantes así como los mareos y el sueño irremediable. No sabía si su hermano menor podría soportarlo. Lo último que quería era verlo distraído pensando en si YoonGi estaría bien o no.
Pensó que quizás podría explicárselo esa misma noche, podría decirle que YoonGi está bien, sólo un poco agotado, aunque no sabía la condición del pálido y temía que se viera peor de lo que NamJoon lo describió.
Definitivamente se lo diría, tendría que decírselo, no podía tenerlo engañado. Además esperaba que las palabras de JiMin sirvieran para que YoonGi dejara de presionarse tanto.
— ¡Jin! ¡JiMin! ¡Vengan a cenar! —Gritó su madre.
— Ya vamos. —Replicó él dejando la laptop a un lado para ir por JiMin que, seguramente, seguía dormido.
Abrió el cuarto encontrándolo vacío pero con las luces encendidas, levantó los hombros pensando que él quizás estaría ayudando a su madre. Bajó por las escaleras encontrando a la mujer lavando un par de verduras.
— ¿Jin? Ve por JiMin. —SeokJin ladeó un poco la cabeza— debe estar en su cuarto.
No mencionó más y caminó por las escaleras revisando de nueva cuenta el cuarto, pensó que quizás el pequeño habría retomado el juego infantil de esconderse, buscó debajo de la cama, dentro del ropero pero nada. Caminó hasta el baño abriéndolo encontrándolo vacío, se habría marchado rápidamente de no ser por una venda tirada en medio del piso, resaltando en el blanco azulejo. Lo tomó entre sus dedos y buscó el botiquín encontrándolo en el lugar de siempre pero con el broche mal puesto, lo abrió para meter la venda topándose con la ausencia de varios productos. Extrañado guardó las cosas en su lugar y bajó nuevamente pensando que JiMin ya estaría sentado en la mesa, sin embargo su madre se hallaba picando otro tipo de verdura, seguramente para su pequeño hermano, se asomó con discreción en las esquinas, JiMin solía esconderse allí de pequeño pero al no encontrarlo se dio la vuelta. Salió al patio recorriéndolo sintiendo un poco de pánico al no encontrarlo ni detrás del árbol, ni en el arbusto, ni en el columpio. Caminó rápido hacia arriba buscando en todas las habitaciones, debajo de cada cama, dentro de cada ropero, cada paso que daba su corazón se aceleraba con creces, inmediatamente buscó en el cuarto del menor de nueva cuenta, abrió el ropero esperando que por cualquier cosa el menor saltara soltando una risa estruendosa, pero nada... y antes de cerrar quedó estático percatándose de algo; su mochila celeste faltaba, removió sus cosas, removió entre algunos suéteres encontrándolos exactamente igual, pero la mochila... esa mochila... su favorita... no estaba. El pánico se apoderó de su corazón y corrió por las escaleras casi tropezándose para buscar en la sala sus llaves, era la única manera en la que podría salir de la casa... no, debajo de los papeles no estaban, tampoco debajo de los libros, tampoco debajo de su suéter, caminando entre sus cosas golpeó con su tobillo la pata de la mesita quejándose un poco, maldición... si hubiera tenido sus zapatos... zapatos... allí levantó la mirada abriendo sus orbes en un terror profundo cuando notó que los zapatos del menor —que siempre se colocaban a un lado de la puerta— faltaban. Su respiración se incrementó haciendo que su pecho se volviera un vaivén errático, caminó rápido hacia la cocina tomando el juego de llaves de su madre asegurándose de que su celular siguiera en sus bolsillos.
— Mamá... JiMin quiere una soda. —Habló lo más normal que pudo.
— ¿Eh? Pero hice jugo. —Replicó ella extrañada.
— Él quiere y se lo debo porque hoy no pudimos salir. —Sin esperar una respuesta salió disparado de la cocina corriendo para abrir la puerta y recorrer las calles con pánico.
Trotó sintiendo un nudo en su garganta, el cielo estaba comenzando a oscurecer y no había un solo rastro de él. Sus ojos comenzaron a picar pensando en todo lo que podría ocurrir, lo primero que pensó fue al ver un semáforo, jura que casi lo vio siendo arrollado por un automóvil que se daría a la fuga por miedo, a JiMin llorando del dolor o desmayándose... o peor aún. Lo segundo que pensó fue cuando vio a unos chicos con capucha... ¿y si lo asaltaban o... o algo peor? Apresó con temor el final de su camisa arrugando su frente en un mohín desesperado. Caminó fuera de su calle entrando a una avenida principal encontrándose así a la pequeña plaza por la que siempre pasaban tomados de la mano, por la que fingía no notar como JiMin soltaba pequeños trozos de comida para los perros.
— ¡Di-disculpe! —Gritó a unos chicos que estaban sentados— ¿no... no han visto a un chico...? es... es más bajo... es... umh... pequeño... y... tiene... tiene un suéter beige... y... una mochila azul... y...umh... —sentía que el nudo le impedía hablar.
— No, disculpa... —los chicos le miraron con compasión mientras él giraba con pánico, pues cada minuto que pasaba había más gente en la calle, ello lo aterraba.
Pensó que iría a la casa de YoonGi, pero... era más probable que algo le hubiera ocurrido en el camino, YoonGi ya le habría llamado diciéndole que está allí, con él. Trotó por más calles, buscó entre callejones, gritó su nombre mientras sentía lágrimas recorrer su frío rostro gracias a la ventisca que producía la noche, fue entonces que con las manos temblorosas sacó su celular y tecleó el número de su pareja, su respiración ya se hallaba irregular no sólo por correr sino por el llanto, su pulso no podía estar normal y sus mejillas estaban teñidas en algunas lágrimas.
— ¿Ho-hola? —Jadeó en miedo.
— "¿Jin?" —Se escuchaba el sonido de la música propio de un centro comercial— "¿estás bien?"
— Nam... —SeokJin cubrió su boca un poco tratando de no asustarse más— JiMin... JiMin no está...
— "¿Cómo?" —el moreno también se escuchó alterado.
— JiMin... mi JiMinnie desapareció... —sin querer soltó un quejido propio del llanto acumulado— NamJoon... si le pasa algo...
— "No, no... no digas eso... ¿seguro que no está escondiéndose?, quizás sólo estaba triste por YoonGi y se ocultó" —Habló tratando de calmar a su novio.
— Su... su mochila... —se quejó negando pensando en todo lo malo que le pudiera estar ocurriendo— su mochila no está... sus zapatos tampoco... fue mi culpa... no quería que se preocupara... y... seguramente salió para buscarlo... —bajó la mirada conteniendo la rabia contra sí mismo— si algo le pasa... yo no podré...
— "E-estará bien... escucha, guarda la calma, ahora mismo voy a la casa de YoonGi, dejo las cosas e interpondremos un reporte de desaparición. ¿Sí?"
— Sí... —SeokJin negaba pensando en el paradero de su hermano mientras ahogaba sus sollozos.
— "SeokJin, ya estoy saliendo." —Escuchó la voz— "eres fuerte, no llores, él va a estar bien, JiMin es listo. ¿Recuerdas?"
— Sí...
— "¿Estás en la calle?"
— Sí...
— "Espérame entonces, dame la dirección, llego con YoonGi, dejo las cosas e inmediatamente vamos a reportarlo."
— Sí... gracias.
— "No digas eso" —se escuchó el respirar pesado de un trote— "te quiero... tranquilo, estará bien."
— Y-yo también te quiero.
Colgó y siguió esperando en la plaza mientras veía hacia todos los lados, todos los callejones se parecían, no estaba seguro si JiMin sabría por cuál irse, apresó entre sus dedos el aparato rezando a cualquier dios por el bienestar de su hermano, si algo le llegara a ocurrir jamás se lo perdonaría, todo lo que hizo fue para protegerlo, sólo pensó en no verlo triste, por ello imaginó que esperar un día a que la salud de YoonGi mejorara sería lo mejor, así JiMin no se sentiría tan mal y lo único que causó fue que huyera. Se sentía tan asqueado de sí mismo que sólo quería gritar y golpear cualquier cosa, sólo quería abrazar a su hermano.
Pasaron escasos diez minutos cuando su celular vibró, con los nervios consumiendo su cordura contestó de manera rápida y con los ojos cristalinos, aunque el enorme nudo que consumía su garganta apenas podía articular palabras de manera correcta.
— "JiMin está aquí." —Fue todo lo que necesito para correr empujando a algunas personas abriéndose paso para así llegar a la casa de YoonGi.
«♪»
— MinMin... —YoonGi ya se había recostado, su pulso nuevamente se había visto alterado y el sueño pesaba en sus párpados— no puedes salir sólo así... —habló en susurros.
— Pero quería... verte... —el menor se hallaba a su lado acariciando sus dedos.
— Seok... SeokJin estaba preocupado por ti. —Carraspeó cerrando los ojos, pues ver a su novio por un instante le había devuelto las fuerzas necesarias para abrazarlo, aunque ahora parecían haberlo abandonado de nueva cuenta.
— Lo siento... —susurró bajando la mirada.
— Está bien... —sonrió con sus pálidos labios partidos— eres listo... y fuerte... confío en ti... pero si sales... —se acomodó un poco soltando un suspiro— tienes que avisarle a alguien... ¿sí?
— Sí... —pensó en la reprimenda que seguramente su hermano impondría, no quería ser regañado, él sólo quería ver a YoonGi.
— A veces la calle es mala... —afirmó.
— Lo siento.
— Gracias por venir... —sintió una caricia en su mejilla y sonrió— no pongas esa cara... —acarició con su pulgar el labio inferior— todo estará bien... —JiMin tomó la mano del mayor sonriendo con suavidad sintiendo como ésta misma era jalada con lentitud hasta la boca del mayor, para después percibir un pequeño beso en su dorso.
— Yoonie... —JiMin acarició su cabello— ¿estás cansado? —Preguntó adormilando a su pareja con aquellas caricias.
— Sí... —susurró tan bajo.
— ¿Por qué... pasó... esto?
— Fue... por el trabajo... —asintió un poco avergonzado.
— Yoonie... —JiMin recargó con suavidad su rostro en el pecho del mayor— no trabajes... tanto... —cerró sus ojos— papá también... trabajaba mucho... y... se fue... —lo miró sonriendo al ver que respiraba tranquilamente, escuchando con pausas los latidos de su corazón— no te... vayas.
— No me iré... —sonrió pasando sus cansados dedos por el cabello de su joven pareja— no pienses así.
— Yoonie... —llamó y el mayor sonrió un poco enternecido por verlo recargado contra su vientre, con la mejilla abultándose y su cabello cayendo a un lado a raudales armoniosos, si tuviera su cámara le tomaría un fotografía, pero sus brazos sólo se levantaban para acariciar las mejillas en su pecho— ¿Es por el... dinero?
El pálido sintió que su corazón se detenía y los nervios carcomieron sus manos, no quería mostrarse así, JiMin jamás había tenido necesidades, jamás había carecido de algo, él, por otro lado, tuvo que trabajar para conseguir algunas cosas, sus labios se juntaron en una línea temblorosa.
— Umh...
— Yoonie... —JiMin acarició sus dedos— puedo... trabajar... para ayudarte... —sonrió.
— ¡¿Qué?! —carraspeó sintiéndose débil— no, no... tú no... yo...
— Entonces... —JiMin seguía haciendo un puchero inconsciente por la presión de su mejilla contra el estómago del pálido— podemos... ahorrar... podemos... quedarnos aquí... no... necesitamos comprar... cosas...
YoonGi juntó sus cejas un poco triste sabiéndose impotente ante el menor. Él quería ofrecerle el mundo entero, sin embargo a veces el mismo mundo parecía comérselo cuando él sólo quería una pequeñísima parte para darla al menor.
— Soy... soy feliz si es-estamos... juntos... —sonrió levantándose.
— Es... —YoonGi sintió que en la palidez de su debilidad comenzó a sonrojarse— es... —cerró los ojos sabiendo que estaba derrotado ante los ojos inocentes— siento que te mereces todo...
— ¿Todo? —JiMin ladeó el rostro acercándose más a su novio acariciando la nariz pálida con la suya.
— Todo... —el mayor abrió los ojos lentamente encontrándose al menor con el rostro sereno.
— E-entonces... —JiMin se sonrojó— merezco... que estés sano...
YoonGi soltó una pequeña risa cerrando los ojos de nueva cuenta, su novio era tan listo.
— Deja un... trabajo, por... por favor. —Tomó sus mejillas acariciándolas.
— MinMin...
— Por favor... pue-puedo trabajar, o... umh... papá... me... me da dinero, puedo... juntarlo. —Pidió con ojos brillosos.
YoonGi se sonrojó con más fuerza, miró los ojos honestos de su novio, realmente él quería verlo sano, y lo sabía... lo que estaba haciendo era exigirse demasiado, pero no podía decir mucho cuando veía algo que a JiMin le gustaría sentía que debía comprarlo... irónicamente él era partidario de que el cariño prescindía de lo monetario y estaba actuando así, le parecía gracioso como el menor parecía respetar más aquellas cosas. Sonrió y de sus mejillas tomó las manos del menor recorriéndolas hasta sus labios para soltarle un pequeño beso en la palma y luego asentir.
— Está bien... dejaré un empleo... —miró con admiración la sonrisa de su joven pareja.
— Gracias...
Estaban acariciándose la piel con la nariz, cerrando los ojos ante el contacto, cuando el timbre sonó insistente.
JiMin se separó asustado. Sentía que estaba en demasiados problemas, percibió las caricias parsimoniosas del mayor sobre su mano recorriéndole con cariño y un par de palabras de aliento.
Escuchó la puerta abriéndose y unos jadeos presionados. Se levantó con lentitud caminando hacia afuera de la habitación encontrando a SeokJin caminando con rapidez hacia él, se preparó para algún golpe o algún empujón —por alguna extraña situación recordó el ardor en sus manos por haber jugado con la tierra—.
Sin embargo sintió unos brazos rodeándole el cuerpo con fuerza y un estrujón tan grande que quizás lo lastimaría, pero estaba tan concentrado en otra cosa; los sollozos que inundaban sus oídos, con lentitud apresó la espalda de su hermano quien se derrumbó al suelo jalándolo.
— Jamás... —hipó el mayor— jamás desaparezcas así... —negó mientras se ocultaba en su cuello mojando la piel de su hermano menor— por favor... sé... sé que sientes que te asfixio... pero... no me asustes así...
JiMin negó y lo apresó con fuerza.
— Estoy bien... —susurró.
— Sí, pero... pero...
— Lo siento...
— Fue mi culpa... no quería... —se aferró a los delgados hombros del menor— no quería asustarte diciéndote que YoonGi estaba mal... pero... sólo logré... desesperarte...
— Perdón...
SeokJin se separó con lentitud y limpió sus lágrimas haciendo que el menor tuviera un nudo al verlo así de deshecho, acarició el cabello de su hermano mayor paseando sus dedos por las mejillas logrando quitar algunas lágrimas que se atrevían a escapar.
YoonGi logró sentarse con ayuda de NamJoon mirando la escena sonriendo al ver a JiMin consolando a su hermano pidiendo perdón entre susurros recibiendo caricias y cortos besos en la frente. Permanecieron así un instante, SeokJin no quería dejarlo, sentía que si lo hacía volvería a desaparecer, se desintegraría de entre sus dedos, se iría de su vida. Vivir ese corto instante sin saber sobre su hermano menor había sido el peor de los infiernos. Poco a poco, separándose asimilando que el menor entre sus manos era real y jamás se marcharía así... levantó la mirada encontrándose con el pálido sentado, su rostro tenía ojeras evidentes y una sonrisa cansada.
— YoonGi... —SeokJin lo miró y se incorporó con lentitud limpiándose las lágrimas evidenciándose con los ojos rojos.
— Hola... —sonrió débilmente.
— Lamento tener que hacer esto, pero debemos irnos... —miró al menor— mamá por poco nota que no estás... seguramente está enojada ahora mismo....
JiMin asintió levantándose para tomar su mochila celeste, caminó hasta la cama y besó cortamente los labios del mayor sintiendo el frío de su piel haciendo que éste se sonrojara e importándole poco que su hermano —y el novio del mismo— estuvieran presentes, suspiró con una sonrisa y aún cerca de sus labios susurró:
— Duerme mucho... —acarició su mejilla— yo... ¿p-puedo ve-venir mañana... temprano?
— No es necesario. —YoonGi negó avergonzado de cargarle una responsabilidad extra al menor.
— Quiero.
— Vendremos mañana. —Afirmó SeokJin.
— Entiendo... —YoonGi ladeó el rostro con una sonrisa acostándose de nueva cuenta.
«♪»
Su madre estaba molesta, tanto que grito improperios y SeokJin rápidamente dijo que JiMin se había entretenido con una película en un local. Su madre no pudo contra ello y aceptó no sin antes afilar la mirada como si pudiera escanear su cuerpo en busca de respuestas, al final se sentaron a comer, afortunadamente era una cena fría. JiMin comió gustoso la sopa fría y la ensalada, ignoró cada una de las pláticas que su madre y su hermano hacían, sólo pensaba en YoonGi, en que quizás debió alimentarlo con cuidado, en que quizás debió leerle o quizás debió abrazarlo más, quizás debió hacerle esos tés que llevó y olvidó por toda la conmoción del instante. Quizás debió poner música suave para ayudarlo a dormir. Quizás debió ayudarlo a recoger toda su habitación...
Quizás todo eso podría hacerlo mañana. Sí, lo había prometido en silencio mientras bebía el zumo.
Justo antes de dormir recibió una llamada, YoonGi le deseaba buenas noches agradeciendo su valentía por salir por sí mismo, pidiéndole que no lo hiciera de nuevo a no ser que avisara y que supiera a dónde se dirigía.
Se bañó colocándose su pijama y entró al cuarto, inmediatamente después caminó hasta el cuarto de SeokJin.
— ¿E... entraste... a mi cua-cuarto? —Preguntó sin ánimos de ofender.
— Umh... sí, lo siento, estaba asustado, seguro viste que moví tus suéteres. —JiMin afirmó con la cabeza, SeokJin se levantó y lo abrazó— lo siento, sólo revisé entre tu ropero y debajo de tu cama, tenía mucho miedo, déjalo así, mañana acomodas. Perdona... —mencionó sabiendo que si él acomodaba JiMin lo volvería a hacer porque "no quedó como le gusta".
JiMin volvió a asentir recibiendo un beso en su frente.
Y antes de dormir, sintiendo la calidez de las cobijas entre sus dedos miró nuevamente hacia sus muebles... frunció el ceño... conejito, perrito, patito, gatito... en ese orden...
Si SeokJin sólo había mirado en su ropero... ¿por qué ahora era conejito, gatito, patito, perrito?
¿Por qué alguien había movido sus peluches?
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Sólo vine a dejar tensión jskadjsla xD sklasdkasñldkñas
Lo siento, tuve tiempo y quise actualizar c:
LXS AMO! MUCHO! PUDIERON A GUARDIAN ANGEL EN EL NO. 20 EN TAN POCO TIEMPO. KDLSAKDÑLASK NO PUEDO EXPRESAR MI GRATITUD.
GRACIAS.
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