Capítulo noventa y dos «adulto pt5»
«♪»
Estaba en el coche de su padre con la música inundando los asientos y el sol colándose por las ventanillas. SeokJin venía hablando con su padre, estaban discutiendo sobre algún tema de leyes que JiMin poco tenía interés. Él estaba jugando con un peluche que YoonGi le había comprado hace dos días, era un conejo, simple, minimalista, color beige claro con ojos cafés y una nariz rosada de hilo. En su vientre tenía una pequeña "x" formándose como si fuera su ombligo, le gustó demasiado, le recordaba al peluche que hacía mucho tenía, además, le gustó que aún tenía un poco del perfume de YoonGi, así que cuando lo abrazaba podía olerlo.
Su padre lo miraba constantemente por el retrovisor, en uno de esas miradas rápidas preguntó.
— ¿Cómo estás, MinMin?
— Bien... —sonrió apresando con más fuerza su conejo— he estado bien...
— Supe que empezaste a trabajar.
— Sí.
— ¿No es sorprendente? —Sonrió SeokJin con orgullo.
— Muy sorprendente... ¿qué es lo que haces?
— Rep-reparto el periódico.
Su padre hizo una suave mueca, no se sentía conforme con el nuevo oficio de su hijo menor, pensaba que él estaba listo para algo más, como un hijo digno suyo debía tener un empleo fructífero, uno donde pudiera desarrollar su desempeño como joven ingenioso. Sin embargo estaba muy feliz contando lo que había visto en sus días de oficio, además de comentar que hacía otros pequeños trabajos que algunas ancianas le pedían, como cargar unas bolsas o abrir frascos, cosa por la que le brindaban también algunas monedas. Aun así él se sentía inconforme, no le gustaba que su hijo menor estuviera involucrado en ese tipo de negocio, él esperaba verlo en un traje, peinado correctamente mientras hablaba de lo que más le gustara.
— Y-Yoonie me felicitó. —Siguió JiMin— dice que es... uh, valiente... sí, que es valiente estar en un nuevo trabajo. —JiMin sonrió acariciando la manita de su conejo.
— Entiendo... —suspiró su padre estacionándose para así poder bajar y entrar a su departamento— ¿tú estás feliz?
— Mucho. —JiMin asintió tres veces para salir del coche— estoy juntando dinero... quiero un celular.
SeokJin sonrió hacia su padre y éste mordió su labio, no importaba que JiMin estuviera en un empleo que él consideraba inferior, era claramente el desarrollo de su hijo y no podía interrumpir jamás en eso, alegraba su corazón vero desempeñándose de una manera tan madura pero guardando las cosas más preciosas en su corazón, como ahora, que iba hablando de algunos modelos que vio en internet, preguntándole qué significaba Android o iOS, pero al mismo tiempo sostenía su conejo con una mano, pegándolo a su pecho y con la otra se aferraba a su mano.
— ¿Qué vamos a comer?
— Dejarán sus cosas y saldremos a cenar.
— ¿A dónde? —JiMin acarició con su pulgar la barriguita de su conejo.
— A un restaurante, te va a gustar... —Sonrió su padre sosteniéndolo más fuerte.
— Será divertido este fin de semana. —SeokJin sonrió.
Al fin podían pasar todo el día juntos como querían, sin tener que atender las llamadas de la mujer a la que ahora consideraban lejana, al fin podría sentirse un ambiente de paz y tranquilidad entre ellos. JiMin caminó por el departamento apenas llegaron, el color vino de la alfombra le parecía muy oscuro pero se veía bien con las paredes blancas. Su padre siempre fue escaso de cuadros o plantas, apenas algunas —artificiales— o cuadros simples adornaban el entorno. Atravesó la sala con rapidez, quería desempacar lo más rápido posible para poder estar con su padre y quizás preguntarle si podían ir a comprar un celular. El cuarto que le fue designado tenía paredes gris opaco, el techo era blanco y de este colgaba un candelabro pequeño, era elegante y sencillo, con un gran ventanal que dejaba ver los edificios aledaños, abrió las cortinas permitiéndole a la tarde asomarse con su naranja presencia, acomodó su maleta en la cama y comenzó a sacar su ropa, llevaba algunos cambios, un par de suéteres, su pijama, una cobija que le gustaba muchísimo, un libro, su botella de agua y un collar de una piedra muy bonita que JiWoo le había hecho.
Dejó la botella y el collar en el buró a un lado, allí mismo se encontraba una figurilla extraña, la acarició con sus dedos preguntándose qué era. Se trataba de un hombrecito pequeño pero obeso, con una sonrisa, aparentes grandes orejas y una bolsa en su espalda. Además estaba acompañado de unos ojos que se escondían entre sus párpados. Negó pensando que estaba tardando mucho, así que guardó la ropa que había llevado en el buró, iba a pasar allí desde el viernes hasta el lunes, tenía la enorme suerte de que el anciano que le había brindado el trabajo fuera lo suficientemente amable como para dejarlo libre el viernes y el lunes —los fines de semana descansaba—.
Una vez acomodó toda su ropa procedió a colocar su mochila a un lado del buró y miró su conejito junto a la cobija blanca que le gustaba usar en la noche.
— Aquí... aquí... —susurró tomando el peluche para colocarlo en la cabecera, justo donde las almohadas le hacían un respaldo, dobló rápidamente la cobija y la colocó en los pies de su conejo, sonriendo cuando lo vio.
Bajó con rapidez y trotes sencillos encontrando a su padre buscando alguna película para pasar un rato antes de ir al restaurante.
«♪»
El restaurante era caro, con manteles color crema y copas de vino vacías que esperaban ser llenadas. SeokJin hablaba con su padre respecto a algún caso que vieron en internet mientras que JiMin sólo detallaba con la mirada el decorado del plato preguntándose en silencio si podría plasmarlo en su cuaderno. Llegó el camarero con tres cartas negras, largas que mostraban cada uno de los platillos y bebidas. JiMin paseó con su mirada por todas las bebidas, decidiendo al final tomar un jugo de naranja junto con una ensalada griega. Su padre ordenó pollo a la plancha y SeokJin una ensalada con pavo.
JiMin había notado algo extraño en el camarero, tenía unas grandes ojeras y parecía agotado, su cuerpo lo gritaba.
Cuando este llegó con el vino accidentalmente lo derramó encima de la mesa. Asustado pidió perdón de inmediato comenzando a limpiar, SeokJin negó simplemente queriendo que se marchara antes de que su padre explotara.
— Imbécil... —murmuró el hombre limpiando parte de su traje— te puedes despedir por esto ¿lo sabes?
— ¡Papá! —JiMin le reclamó levantándose.
Se acercó con timidez al chico que parecía estar en una especie de crisis nerviosa.
— Los cambiaremos de mesa... —llegó una compañera del chico para mirarlo con severidad— lamentamos este acontecimiento.
— Fue mi culpa... —SeokJin levantó la mano— le di un golpe sin querer y el vino se cayó.
— Señor... —la chica suspiró.
— E-es en serio. —Esta vez completó JiMin mientras sostenía al camarero por el brazo— él está cansado... no es su culpa. Fue mi hermano.
La mujer tensó la mandíbula y asintió.
— De igual manera los invitamos a pasar a otra mesa. —Sonrió al final para señalar las escaleras— les daremos acceso a la planta alta, espero nos disculpen.
— Está bien. —JiMin asintió por fin soltando al chico que temblaba— pero él nos va a atender allá ¿No?
La mujer volvió a mirar a JiMin, al final soltó la misma sonrisa mecánica y asintió.
— Si así lo desean.
Caminaron para toma sus abrigos y chaquetas para marcharse a la nueva mesa. El joven detuvo a JiMin y SeokJin e hizo una pequeña reverencia.
— Muchas gracias, pero no debieron mentir. Fue mi culpa, lo lamento, la cena corre a mi cuenta. —Soltó con una voz tranquila.
JiMin sonrió levantando los hombros, restándole importancia.
— E-está bien. —Miró a SeokJin quien también le sonreía— yo también trabajo... y sé que es cansado.
SeokJin palmeó el hombro del chico y caminó junto a su hermano para alcanzar a su padre.
JiMin sabía que su padre era una persona muy estricta fuera del entorno familiar, cuando era más joven solía recordar cuando este le gritaba a algunos empleados por medio del teléfono, amaba a su padre, eso era verdad, pero le dolió mucho las palabras que soltó. Y le dolió porque recuerda haber visto a YoonGi en la misma situación, con los ojos cansados, la espalda pesada y las ojeras inminentes. Imaginarse a YoonGi en esa situación le partió el corazón, el chico no lo había hecho con intención, se veía agotado, exhausto, probablemente tendría problemas o quizás estudiaba al mismo tiempo.
— JiMin... —su padre lo llamó— no tienes que ser amable con todos, a veces se provechan.
JiMin lo miró en silencio para luego desviar la mirada hacia su hermano.
— Pero... —respondió para sorpresa de su padre, quien jamás había recibido un "pero" de su hijo menor— no tienes que ser g-grosero con los demás.
— Es su trabajo.
— P-pero tienen vidas también... —JiMin calló un instante cuando sus órdenes llegaron de manos del mismo chico quien susurraba "lo siento tanto", y una vez que se fue continuó— Jinnie y yo tenemos la suerte de... umh, tenerte de papá... —afirmó— pero algunos tienen que trabajar, papá... no es fácil.
El hombre negó con suavidad para comenzar a comer.
— Suerte de tenerme... —susurró riendo.
— N-nos... —JiMin siguió, dispuesto a tomar las riendas como el psicólogo y YoonGi le habían dicho— has dado una casa, le... uh, le diste educación a Jinnie, me diste vestimenta... me sigues apoyando... ah, de manera económica... —JiMin picó un poco del queso— pero algunos no tienen padres... o apenas tienen para comer... es el doble de esfuerzo.
— Se deberían esforzar... —completó el padre— como YoonGi, se esfuerza demasiado por conseguir un buen trabajo.
Entonces JiMin sintió un poco de molestia.
— Yoonie trabajaba varios turnos, todo porque le gustaba comprarme cosas. —Dejó su tenedor y su cuchara en la mesa— llegó a tener un col-... colapso por eso, él se esforzó pero ta-también sufrió. Papá... ese chico puede estar... pagándose su escuela aquí... o puede estar manteniendo a más... umh, de una persona... no seas tan cruel. —Se levantó disculpándose— quiero ir al baño.
Chong miró a su hijo mayor quien había estado resguardándose durante toda la discusión.
— JiMin ya no es el mismo... —SeokJin suspiró bebiendo un poco de vino— y honestamente creo que él tiene razón aquí.
— Jin...
— Papá... escucha a tu hijo... te está diciendo lo que piensas...
Pasaron escasos dos minutos cuando un grito se escuchó desde otra mesa.
— ¡No puedo creer que hagas esto! —Una mujer le gritaba a su esposo.
La camarera se acercó a la pareja para preguntar si todo estaba bien, si podía ayudar.
— ¡¿Por qué interrumpes?! —La mujer empujó la mano de la empleada, se levantó y jaló al pequeño que se encontraba con ellos, lo jaló bruscamente haciendo que él se tropezara pero, por la altura a la que lo sostenía, no se cayera.
Chong miró la escena en silencio, la mujer había salido, el hombre se había disculpado dejando una suma de billetes para salir con el rostro cansado. En un instante tuvo un recuerdo, él... otro restaurante, SeokJin con unos diez años, JiMin con unos seis años, el menor tendría su peluche entre sus muslos y el mayor estaría con la cabeza agachada. Eran los inicios de sus problemas en el matrimonio... la mujer se levantaría gritando, diciéndole cosas que ya no recuerda, tomaría la mano de JiMin y SeokJin para irse de allí con gritos, empujando a camareros... y él... él gritaría a la chica que se acerca para preguntar si todo se encuentra bien...
Dicen que los opuestos se atraen... pero muchas veces esos pares que se sienten atraídos son monstruosamente similares.
Vio a JiMin regresar y tomar asiento para terminar su comida, durante la cena no se dijo más, lo vio acomodar los trastes para que el chico se los llevara más rápido, lo vio sonreírle y agradecerle por su servicio. Y mientras regresaban pensó en todas las cosas que hizo durante su vida, lo cegado de egoísmo que se sentía, amaba a sus hijos pero quizás era demasiado cruel con el resto de las personas.
Incluso admitió en silencio y de manera avergonzada, mientras veía el semáforo rojo, que quizás si hubiera visto los empleos de YoonGi fácilmente lo habría despreciado. Él sabía que trabajaba pero no sabía bien en qué...
«♪»
Eran cerca de las once cuarenta de la noche, la casa se sentía en silencio, los edificios aledaños seguían teniendo las luces prendidas y aún se lograba escuchar el rugido de algunos motores... estaba parado en una ventana, con una copa de vino entre sus manos y la cortina corrida. SeokJin lo miraba en silencio.
— A veces es bueno decir "lo siento" —comentó caminando hacia la cocina para servirse un vaso con agua— es sano, papá.
El hombre no dijo nada, ni siquiera movió un músculo.
Cerca de la una y media de la madrugada se acercó a la habitación de su hijo, entreabrió la puerta y sonrió al verlo abrazando su peluche de conejo, cubriéndose por encima delas sábanas con su cobija especial. Se acercó con pasos lentos hasta que estuvo a un lado de su cama, peinó su cabello con una mano y sintió el picor del llanto en su nariz... él también había sido egoísta, fue culpa suya también haberse perdido parte de la infancia y adolescencia de JiMin y SeokJin, si su orgullo no hubiera sido tan fuerte probablemente habría estado allí, sí, claro que su ex-esposa era una mujer contaminada en odio pero eso no lo excluía, no erradicaba la amargura que por este proceso de divorcio expresó a sus empleados, a su secretaria, al joven becario que siempre bajaba la mirada... al pobre muchacho que por estar exhausto derramó un poco de vino.. Acarició la mejilla de su hijo menor alejando su mano cuando este se removió. Se inclinó un poco y besó su frente.
— Lo siento mucho, hijo. —Susurró en voz quebrada— gracias por enseñarme...
Salió de la habitación con pasos igual de lentos, encontrándose a SeokJin al final de pasillo. Sus ojos rojos delataban lo que su corazón sentía pero su boca callaba.
— Está bien, papá... —sonrió— JiMin tiene razón, tenemos suerte de tenerte. —Se acercó para palmear su hombro pasando después hasta su habitación— además... siempre se puede aprender.
Chung sonrió parpadeando un par de veces más, evitando las lágrimas, el sentimiento de orgullo y amargura lo carcomía, JiMin era una persona amable, comprensiva y un adulto fantástico... él no pudo ser parte de ello pero sí podría ser parte de su futuro... estaba decidido a ello.
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tengo que irme a dORMIR! AHHHHH!
(pero quería subir esto, es importante ir conociendo el pasado, no sólo de JiMin, ya que se acerca el juicio y el final c: NOS LEEMOS! MUCHO AMOR, GRACIAS POR TODO!)
(Ojalá no lo sientan flojo (el cap), a mí me gustó en lo particular)
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