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Capítulo diecisiete «nochebuenas pt2»

«♪»

Pasaron días, los cuales esperó ansioso la venida de JiMin, sin embargo nadie había llegado, pensó que quizás tenían cosas importantes que hacer. Guardó la nochebuena en su casillero, ocultándola de su jefe y compañeros, pero sabía que si la guardaba allí por más tiempo se secaría, así que si el menor no aparecía pronto, lo más razonable sería plantarla, igual, pensaba, después podría comprar alguna plantita sólo para que JiMin la plantara.

Una semana pasó y nada, no había un sólo rastro de SeokJin o de JiMin, realmente pensó que algo malo pudo ocurrir porque siempre que prometían verse al día siguiente lo hacían, pero no sabía cómo o a quién preguntar. Sólo eran amigos, pero sentía algo extraño cuando no podía ver al menor.

«♪»

¿Has visto a JiMin? —NamJoon preguntó mientras tomaban el receso de sus primeras clases en ese nuevo semestre, con platos de comida en la mesa y ruido en el ambiente.

No... —YoonGi no quería admitirlo, pero realmente ansiaba verlo de nuevo, extrañaba admirar su sonrisa y escuchar sus pequeñas pláticas sobre lo que le gustaba, quería volver a ver aquella sonrisa animada, y se sentía cada vez más triste porque veía la taza que el menor le había regalado.

SeokJin me contó algo... —Su voz bajó el tono y fingió interés en unas papas.

¿Qué...? ¿Tienes contacto con el hermano de JiMin? —HoSeok le miró extrañado bebiendo de la soda.

¿Pasó algo? —A YoonGi le importaba poco si NamJoon hablaba o no con SeokJin, él sólo quería saber de JiMin y el tono con el que lo dijo no le calmó.

Me dijo que su mamá lo castigó...

¿A SeokJin?

No, a JiMin.

¿Qué? —Sonrió nervioso YoonGi-. ¿Por qué?

No me explicó bien, sólo... dijo que se puso agresiva. —NamJoon suspiró al recordar el tono de impotencia con el que la voz del mayor había salido, juraba que tenía rastros secos de lágrimas y él quería estar allí, pues después de aquella comida casual, un día antes del "accidente" de JiMin por haber jugado con la tierra, se habían vuelto más cercanos.

SeokJin agradecía eso porque le gustaba hablar con alguien distinto a todos sus amigos de la universidad, sus contemporáneos sólo hablaban sobre el mejor traje o el mejor lugar para beber, a él no le atraía eso. HoSeok vio la mirada triste de YoonGi y trató de aminorar el ambiente, no era bueno ver a su amigo así.

Bueno... seguro que pronto el enojo de su mamá pasará y JiMin volverá a salir. Quizás en unos día--...

Les invito al festival ecológico de la escuela. —Una chica, gritando, se acercó a ellos regalando panfletos.

YoonGi miró entretenido el folleto, no tenía mucho que hacer, si JiMin no podía ir entonces lo mejor sería asistir a aquel lugar, sólo para distraerse un rato. Quizás... quizás después vería a JiMin.

«♪»

Dos días después se hallaban saliendo del edificio, mochilas en mano, rostros cansados y sonrisas irónicas pintaban el ambiente, el día anterior YoonGi se enteró de por qué había sido castigado JiMin, pues SeokJin le había contado a NamJoon, la respuesta le había parecido tan estúpida, sólo tierra, tierra en sus uñas, sintió coraje al ver esa situación, si hubiera revisado las manos de JiMin antes de que se fuera todo se habría evitado.

¿Puedes... pasarme el número de SeokJin? -YoonGi miró a NamJoon.

¿Para qué? Cuestionó pero aún así sacó el celular buscando entre sus contactos.

Tranquilo, sólo quiero hablar con él un instante. —YoonGi sonrió ante el sonrojo de su amigo—. Él es todo tuyo.

Estúpido. Le entregó su celular.

«♪»

SeokJin asintió ante todas las indicaciones de su mamá, recibió una caricia y JiMin un beso. El menor no se hallaba bien, él quería salir, quería ver a YoonGi, volver a tomar leche con café, quería hacer muchas cosas, sin embargo todo eso se veía más bien como un pasado que añoraría, como un pasado que recordaría mirando la aburrida pared blanca de su cuarto.

Casi siempre llegaba con SeokJin llorando porque, aunque su mamá no lo admitiera, comprendía perfectamente la diferencia entre no poder salir por falta de tiempo de su hermano y el que no le dejaran salir.

Sintió las manos de su hermano despeinarle.

Ponte un suéter bonito. Sonrió.

JiMin no cabía en su emoción, iría a ver a YoonGi, si no, seguramente no le pediría un suéter, corrió hacia su cuarto y tomó un suéter blanco, tejido, uno realmente bonito, se lo colocó y tomó también su manta, pensó que dejarla en el pasto con YoonGi a su lado sería maravilloso, pero al llegar abajo el mayor le quitó la manta y negó.

La sonrisa de JiMin desapareció, no vería a YoonGi... se sentó en el sofá y jugó con sus manos, extrañaba al mayor, mucho. No quiso llorar, no de nuevo, pero realmente se estaba acostumbrando a la decepción.

El timbre sonó y él no se inmutó, hasta que escuchó un «hola ¿cómo estás?» con una voz conocida. Corrió tropezándose en el camino y encontró a YoonGi entrando, su sonrisa mostró que su corazón se llenó de mil oleadas de sentimientos sólo por poder verlo, y sin controlarse corrió nuevamente hacia él abrazándole.

Yoonie... Yoonie... Habló en el abrazo, sonriendo al sentir las manos del mayor en su espalda y cintura, no quería separarse, menos cuando esa mano subió hasta su cabello, acariciándole, sentía que lloraría de nuevo, pero no le gustaba cómo se veían sus ojos cuando lloraba así que lo evitó.

En la siguiente media hora JiMin le había mostrado todo su cuarto, sus peluches, las cortinas azules que tanto amaba, sus libretas, su ropa, todo, él quería que YoonGi conociera todo.

MinMin... ¿tu mamá... se enojó? YoonGi debía de preguntar, pero JiMin le ignoró acariciando su conejito de enormes orejas, el mayor supo que no quería mencionarlo, porque evidentemente le escuchaba, quizás aún se sentía incómodo-. Nochebuena... Habló nuevamente llamando la atención del menor, quien dejó al conejo en la cama—. Traje una nochebuena...

JiMin sonrió y miró a SeokJin quien parecía un poco asustado, el menor no podía tener plantas, su mamá quemaría la casa para desaparecer aquello de ser necesario. Pero todo miedo se disipó cuando admiró una planta artificial.

Si la pones en el sol baila... YoonGi colocó la maceta en su ventana y las flores se movieron con lentitud entonando una canción navideña.

¿Dónde lo conseguiste? Preguntó SeokJin sonriente.

En la Universidad, durante la feria ecológica, habían unas que no alcanzaron a venderse en Diciembre. —YoonGi siguió con la mirada a JiMin, quien acarició los pétalos de tela y sonrió ampliamente.

Una vez más abrazó con fuerza a YoonGi, enterrando su rostro en el cuello del mayor, realmente le quería, sus pequeñas risas causaban suaves y cálidos latidos en el mayor.

Ése también fue un día feliz, lo recordaría muy celosamente en su corazón, el primer día que YoonGi le visitó, comieron galletas y le mostró su árbol favorito, aunque fue detrás del cristal le emocionaba que el mayor le conociera, escucharon unos discos que su papá le había regalado, JiMin no sabía qué género era, pero le gustaba, mientras que YoonGi se sorprendía de su sensibilidad ante el jazz, ni siquiera sus compañeros de clase podían admirar tanto ese tipo de música como JiMin, sin embargo, su sonrisa se apagó poco a poco cuando notó que el mayor tenía que marcharse, cuando vio que tomó su mochila, negó sosteniendo su mano, jalándole a la cama, pidiéndole con los ojos que no le dejara, era muy divertido estar con él, era muy tranquilizador, quería pedirle que se quedara, si es posible, para siempre, en su mente estaban los dos mirando a la planta bailar todo el día, comiendo galletas y tomando café. Se sentía libre con él, y es que... aunque no saliera de un cuarto, si en ese cuarto estaba YoonGi, seguro se sentiría libre.

Cuando cruzó la puerta, aún sosteniendo sus manos, prometiendo regresar, JiMin no pudo evitarlo y lloró cuando sus dedos dejaron de sentir los del mayor. No se podría negar, YoonGi escuchó los sollozos aún antes de cerrar la puerta y se giró únicamente para abrazarle.

Nos veremos pronto. En serio. No podía imaginar qué tipo prisión tenía JiMin en su corazón como para llorar así.

No... YoonGi. JiMin se aferró a las grandes manos del mayor— quédate... papá di-dijo.. que eres... bueno... y... tu... uh... papá... quiere... verte... —Mordió su labio, sabía que su papá no iría pero quería inventar cualquier pretexto con tal de que se quedara. YoonGi sonrió y acarició su nuca, al menos sabía que dos familiares querían y apoyaban a JiMin.

Vendré, en serio JiMin, perdóname, no puedo quedarme. Su mano se paseó de su nuca a su mejilla quitando los húmedos rastros.

¿Pronto? Susurró hipando.

Pronto. Lo prometo. Sonrió limpiando otras lágrimas—. Pero no llores... ¿sí?

JiMin asintió y mordió su labio tratando de calmar su llanto. Sus manos liberaron a las de YoonGi y sintió esa presión en el pecho.

Pro... pron... to, Yoo... nie. Su voz se veía cortada bruscamente por hipadas bruscas. YoonGi sintió una de las mayores punzadas en su corazón.

Ni los abrazos de SeokJin pudieron contra su sentimiento de tristeza cuando se marchó, el mayor sintió esa necesidad de llorar junto a JiMin -aunque se contuvo- porque hace tiempo no lo veía tan desecho. Pensó en mil maneras de hacerlo feliz, pero ni la leche con café pudo hacerle sonreír.

Su madre llegó sorprendiéndose de verlo tan triste, SeokJin sólo dijo que había querido salir al jardín pero se lo negó y por ello lloró, la mujer le acarició la mejilla alabando su buen comportamiento.

Esa caricia le supo a todo menos a cariño.

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Lamento tanto haber tardado ;-;

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