Capítulo cincuenta y ocho «cena»
«♪»
JiMin comenzó a abotonar su camisa mientras se veía con nerviosismo, lamió sus labios con temor y se dio un último vistazo, la camisa negra se ceñía bien a sus brazos y pecho además estaba fajada en sus pantalones caros y delgados. Suspiró y caminó hacia la sala mirando con timidez a su hermano.
— ¡Wah! ¡JiMinnie! ¡Qué guapo! —Halagó su hermano haciendo que el menor se sonrojara.
— ¿Listo, MinMin? —Preguntó el hombre abotonándose el suéter mientras tomaba las llaves del coche.
— S-sí... —Tomó con lentitud la mochila pequeña en la que siempre cargaba el dinero y su libreta, cosas con las que siempre salía.
Se subieron al coche mientras la tarde se hacía presente dejando un manto naranja y negro al tiempo que el frío se colaba entre las ventanillas. JiMin jugaba con la tela de su pantalón, estaba totalmente nervioso mientras sus ojos viajaban del coche a la ventanilla y de esta misma al techo del coche, jugó también con el cinturón de seguridad y suspiró varias veces. Su padre sintió el nerviosismo en los ojos de su hijo menor así que comenzó a hablar con SeokJin para distraerlo.
— ¿Debimos invitar a tu amigo? —Preguntó al mayor.
— ¿Amigo?
— ¿Cómo se llama? ¿Nam...?
— Ah, no... —se sonrojó— NamJoon... él... n-no creo que quiera venir, papá.
— ¿Por qué no?
— Porque... es muy tímido.
— Yoonie también lo es. —Completó JiMin sin saber que con eso sólo hundía a su hermano en una vergüenza mayor.
— E-es diferente. —Siguió titubeando.
— ¿Por qué? —Preguntó esta vez JiMin.
— Porque sí.
— ¿Por qué sí?
— JiMinnie, basta. —Amenazó, más que molesto avergonzado.
— Yah, MinMin... seguro que tiene algo que no me dice... —levantó los hombros— como esa novia cuando tenías quince años y sólo la veías en los recesos ¿Recuerdas?
— ¡Papá! —Se sonrojó recordando cuán tímido era.
— Lo siento... —soltó una risa— pues... recuerdo como eras... ¿Recuerdas cuando fuimos a darle la bienvenida a los vecinos y no quisiste ir porque había una niña?
— Papá... basta... —se cruzó de brazos— ese SeokJin quedó atrás.
— ¿Atrás? —Preguntó JiMin ladeando el rostro.
— Sí, atrás, en el pasado. —Asintió.
— Pero aun te... sonrojas... con Nammie. —Habló JiMin nuevamente cargado en inocencia.
— Así... que NamJoon... —Asintió el que conducía con un tono juguetón.
— ¡Papá! ¡JiMinnie! —Gritó frustrado en vergüenza.
El hombre sólo carcajeó asintiendo mientras seguía manejando con las pequeñas peleas de sus dos hijos.
Les extrañaba tanto.
Cuando llegaron a la terminal no había nadie, JiMin juntó sus manos con temor mientras veía a todos lados y pedía a SeokJin que le marcaran, realmente no entendía por qué no había ido, incluso lo había confirmado en la mañana. Mientras tanto el hombre sintió un poco de decepción por no encontrar al chico allí, se había hecho unas expectativas que no esperó fueran cortadas tan pronto, estaba a punto de tomar el hombro de su hijo para decirle que se fueran, pues la noche estaba por arribar y aun podían ir a algún restaurante a cenar algo para que él olvidara el trago amargo cuando se escuchó un grito.
— ¡Lo siento! ¡Lo siento! —ante ellos apareció YoonGi.
Venía con unos pantalones negros, elegantes y fijos a sus piernas mientras sus zapatos relucían en limpieza, su camisa beige resaltaba de entre su piel blanquecina haciendo que fuera más notorio un collar negro que se había colocado, su cabello parecía estar peinado hacia un lado con suavidad queriendo denotar una imagen casual mientras que en sus manos tenía dos bolsas grandes.
— ¡Yoonie! —JiMin no lo evitó y se lanzó a sus brazos, el pálido le recibió con un poco de torpeza por hacerle espacio entre ambas bolsas.
— Lamento haber tardado... —susurró contra la mejilla de su pareja.
— E-está bien... —sonrió acariciando su cuello para separarse y mirar feliz a su familia— él es Yoonie... —se sonrojó— mi novio.
El hombre se acercó con una sonrisa cálida y extendió la palma hacia YoonGi para saludarse. Él, nuevamente con dificultad, lo saludo de manera cortés sintiendo que moriría de nerviosismo.
— Mucho... —carraspeó haciendo que su voz sonara lo más normal posible— mucho gusto... Min YoonGi.
— ChungHee... —Afirmó con un apretón el hombre.
— Ah... yo... yo tardé porque no supe qué comprar... umh... —extendió una bolsa hacia SeokJin, una hacia ChungHee y finalmente una hacia JiMin— sentí... que debí comprar algo... aunque si quieren los dulces los pueden... dejar.
— ¿Por qué compraste regalos? —Preguntó SeokJin asomándose encontrando una cartera negra con tintes dorados además de un par de dulces como gomitas y caramelos de cajeta.
— Bueno... es la primera vez que ceno con la familia de... MinMin... —rascó su nuca incómodamente.
— Muchas gracias. —Replicó Chung sacando el reloj plateado con negro encontrando en el fondo una caja de chocolates amargos envinados.
— Ah... —JiMin sonrió besando su mejilla sin vergüenza alguna cuando miró que en el interior de la bolsa había una libreta nueva, una bufanda, unos chocolates dulces y un pequeño ramo de flores— gracias...
— De nada... —respondió sonrojado.
El camino de regreso fue quieto, JiMin venía en la parte trasera junto con YoonGi mientras SeokJin y su padre iban al frente. Chung sólo escuchaba con calma todas las frases que su hijo menor formulaba además de sacar de la pequeña mochila la cámara que su padre le había prestado mostrándole todas las fotografías que había sacado en el museo, podía intuir que la pareja de su joven hijo estaba totalmente nervioso, pues el tono de su voz era bajo, como queriendo ocultarse de su mirada. Cuando llegaron a la casa YoonGi casi grita al ver el lujo de la vivienda de su padre, es cierto que había visto la casa de su pareja varias veces, pero jamás imaginó que la capacidad monetaria se extendiera a ambos padres, por un instante se sintió patético de haber gastado buena parte de sus ahorros en un reloj que, evidentemente, para el señor Park no sería más que una baratija. Por un momento pensó en las cosas que él no podría ofrecerle a JiMin.
— MinMin hizo la cena... —habló el hombre apenas entrando detrás de sus hijos y la pareja del menor.
— Ah, mu-muchas gracias. —YoonGi rascó su nuca nuevamente.
— No hay por qué estar nervioso, YoonGi. —Palmeó su hombro SeokJin.
— ¿Sí? —Arqueó una ceja— ¿Y por qué no vino NamJoon?
— ¡E-eso es tema aparte! —Se alejó lo más rápido que pudo.
JiMin comenzó a servir la ensalada, los nuggets de pollo y la sopa fría sentándose junto a su novio. Su padre, en cambio, abrió una botella de vino sirviendo a todos incluyendo al menor quien después de probar el líquido negó con el rostro contraído por el amargo sabor preguntando si podía tener jugo o leche con café. Así pues en la mesa habían tres copas entintadas y un vaso naranja.
— Y bien... —Chung comenzó a hablar mientras partía los nuggets— ¿qué estás estudiando YoonGi?
— Umh... literatura... aunque también estoy haciendo una ingeniería en audio. —Afirmó.
— Vaya... ¿no es muy contrario? —Soltó una pequeña risa.
— Sí, lo es... pero... lo que me gusta de la literatura es la profundidad de las palabras... ¿sabe? La forma en la que uno puede meter toda clase de sentimientos en una sola frase, meterse en el lector aun pasando años, aun teniendo kilómetros de distancia... —comió un poco de ensalada— y... también por eso mismo creo que me fascina la música... he participado como compositor y productor en algunas canciones... —sonrió— pero siempre piden el título... —levantó los hombros.
— Tienes razón... —afirmó el hombre bebiendo de su copa— aunque siempre hay cosas técnicas que puedes aprender en la carrera ¿no?
— Sí. —YoonGi sonrió.
— Ah, Yo-Yoonie está... está trabajando en... su tesis. —Sonrió el menor de los presentes con orgullo.
— ¿Lo estás? —Preguntó Chung interesado.
— Ah, sí, aun me falta un tiempo para la ingeniería, pero en literatura, en letras... ya me titularé.
— Qué bien... —sonrió el hombre.
Después hubo un silencio, JiMin, acostumbrado a comer con YoonGi limpiaba su boca y acariciaba su mano haciendo que este tuviera un poco de vergüenza, sabía que para el menor no había nada malo en aquellos actos, pero estaban frente a su papá y aquello le ponía sumamente nervioso.
— ¿Cómo se conocieron? —Preguntó Chung recargando sus codos en la mesa.
— Ah... —YoonGi sonrió— bueno... en el parque... en un parque en el que ya no trabajo.
— Él... él cuidaba los árboles. —Asintió JiMin.
— Sí... los cuidaba. —YoonGi tomó la mano del menor por debajo de la mesa.
Chung admiró los ojos que YoonGi dirigió hacia su hijo menor y sonriente decidió no preguntar más, sólo comer hasta finalizada la cena. Una vez esta terminó levantaron los platos con lentitud y, con una inocencia fingida Chung golpeó suavemente su frente, miró a su hijo menor y suspiró.
— MinMin... nos olvidamos del helado... —el menor miró dentro del frigorífico, pues él juraba que allí estaba, sin embargo el inmueble estaba vacío.
— Ah... —JiMin miró a YoonGi.
— Está bien. —Levantó los hombros.
— ¿Y si vas con SeokJin a comprar? —Preguntó y el menor asintió tomando la mano de YoonGi para salir.
— No, no... YoonGi debe estar cansado... además es el invitado. —Completó su papá haciendo que JiMin asintiera y soltara su mano.
YoonGi no dijo nada, pero comprendió el contexto de la situación en el instante mismo en el que ambos hermano salían por la puerta.
— No te pongas tenso. —Habló Chung haciendo que YoonGi encogiera sus hombros.
— Se-señor...
— No... si piensas que te amenazaré o algo así... no, no es tan trágico. —Carcajeó y sirvió un par de copas con vino blanco extendiéndole una al pálido.
— Gracias... —aceptó la copa y le dio un sorbo para calmarse.
— JiMin te quiere... lo puedo ver... —asintió— y espero que no te sientas acorralado... pero sabes que él tiene autismo, la realidad que él ve es diferente... y gente puede...
— Señor... yo... —dejó la copa— jamás me aprovecharía de JiMin... jamás.
— Apenas te conozco, puedo creerte... —levantó los hombros con el semblante totalmente sereno.
— Lo sé... créame... —se acomodó un poco— es... a veces pienso que no debo... que no debemos estar juntos... —susurró bajando la mirada— pero... —sonrió sin quererlo o pensarlo— pero... él siempre está allí, señor... —rascó un poco su brazo— no soy una persona atractiva o con la mejor actitud... tampoco... tampoco soy la persona más interesante, siempre que hablamos él es quien lleva la plática... —soltó una pequeña risa— y... aunque sea un desconocido para usted... yo... puedo jurarle... que estoy muy enamorado de JiMin.
El hombre, no queriendo conmoverse por la forma en la que veía a su hijo carraspeó y tomó un poco más de vino.
— ¿Cómo puedes decir que está enamorado? Yo comprendo que JiMin es encantador... —sonrió— pero... ya sabes... las personas, sobre todo los jóvenes, buscan otras cosas...
— No lo sé, señor... —YoonGi bebió mirando hacia la mesa marmolada— no puedo decirle qué me gusta porque cuando lo diga sé que pensaré en algo más que también me gusta y no lo dije... —sonrió avergonzado tapando un poco su rostro por el bochorno— creo... no sé... verlo tan listo... tan hábil... es que... —se sonrojó al pensar en lo que diría— con mucho respeto, señor, no puedo decir que no me atrae físicamente, JiMin... JiMin es un hombre muy atractivo... tierno y atractivo... y... —tapó su rostro— lo siento, no sé cómo explicarlo...
— No, no... está bien... —el hombre sonrió sirviéndole un poco más de vino— di lo que piensas... o sientes.
— Bueno... es que... —YoonGi destapa su rostro poco a poco— es más que eso... —susurró— es... es listo... es... —negó no sabiendo cómo expresar cuánto quería al menor— sólo... sólo es él. Es JiMin.
Chung miró al joven y se acomodó un poco liberándose de su suéter para mayor comodidad.
— No puedo amenazarte diciendo que no le rompas el corazón a mi hijo... —habló con una pequeña sonrisa— pero sí te pido que si te cansas de él... o...
— E-es más fácil que él se canse de mí, señor. —Completó YoonGi.
— No puedes saber eso.
— Sí... JiMin... JiMin tiene tantas facetas, señor... tiene... tanta... bondad... él siempre se está recreando... es... tanto... —miró su copa— que a veces pienso que sólo dirá que me quiere como amigo. —Soltó una risa.
— Creo que eres su mejor amigo... —afirmó— y la persona que le gusta... ¿Eso no es lo que todos quieren?
— No lo sé. —Levantó los hombros.
— ¿Qué vas a hacer cuando te titules? —Cuestionó sabiendo que el lugar recurrente de sus encuentros era la universidad.
— Bueno... —YoonGi sobó sus manos— aun no lo sé, señor... pero me gustaría hablar con la mamá de JiMin... me gustaría poder pasar por él a su casa... dejarlo allí... o marcar a su casa...
— Su madre... —el hombre miró el techo y suspiró— es un poco difícil.
— Lo sé... —sonrió avergonzado— pero JiMin es un adulto, él puede escoger por sí mismo. —Afirmó.
— Sí, tú y yo lo sabemos, pero el estado no.
— ¿Disculpe? —YoonGi frunció el ceño sin comprender.
— Mi exesposa... —rascó su nuca— es una abogada de temer. —Miró a YoonGi— creo que deberías saber esto... JiMin está legalmente registrado bajo un retraso mental.
— Pero... pero él no...
— Yo sé que no lo sufre, ni siquiera creo que su autismo sea tan fuerte... pero así está registrado... —asintió bebiendo de un solo golpe todo el vino de su copa— por eso no puedo traerlo aquí conmigo... ella tiene contactos... tiene gente que movió de todo para tener a JiMin bajo ese término... quise... —miró hacia las paredes blancas y lisas— quise pelear por él... pero... sólo puedo verlo un par de veces al mes... —miró la mesa con tristeza recordando el día que se fue de aquella casa que habían construido juntos, dejando a JiMin lleno de llanto, sin comprender por qué su padre no estaría con él— pero... era eso... o no verlo más...
YoonGi no mencionó nada, sin embargo miró al frente sabiendo por qué SeokJin no se movía con facilidad, si su madre lo decidía podía demandar incluso a su propio hijo con tal de tener a JiMin en una caja de cristal, una caja que era tan pequeña que seguramente rompería cada uno de sus frágiles huesos, no supo qué decir, no supo cómo actuar, ahora que analizaba las cosas había tenido demasiada inteligencia al marcharse cuando la madre se había acercado a NamJoon, pues en sus planes sí estaba decirle todo lo que sentía por JiMin y ahora sólo sentía escalofríos sabiendo que aquel pequeño arranque de estúpido amor pudo haberle costado ver al menor una vez más.
— Aún tengo una biblioteca y una terraza esperando a que JiMin y SeokJin lo ocupen... —habló retomando la palabra— SeokJin pudo haber venido a vivir conmigo... pero acordamos que lo mejor sería estar con JiMin... —miró hacia arriba una vez más sintiéndose un poco melancólico— él... era tan... risueño... jugaba mucho... era cierto que no podíamos tenerlo quieto en clases, tampoco entendía muchas cosas rápidamente, pero era muy bueno en otras cosas... él... le gustaba dibujar... se aprendía el nombre de las flores con rapidez... le gustaba mucho bailar... —negó— y todo acabó... dejó de pintar... leer... bailar...
YoonGi nuevamente bajó la mirada mordiendo su labio mientras asentía, pues la vida de JiMin parecía más difícil de lo que él lo hacía parecer, se preguntó cómo pudo abrirle tan rápido su corazón a alguien desconocido cuando, incluso, las personas que conocía le retenían con fuerza. Bebió un trago más de vino mientras pensaba que, quizás las cosas no serían fáciles, quizás ahora tendría más precaución para no sufrir la forzada ausencia de JiMin causada por su madre, pero también pensó en el mismo instante que él haría todo lo posible para sacarle aquellos tristes recuerdos y darle una nueva posibilidad de vida, tal vez con menos lujos pero llena de libertad.
— No quiero asustarte, YoonGi, pero ahora que sabes... lo que puede pasar... ¿qué piensas? —Chung lo miró sin seriedad, pues sólo en su semblante había serenidad.
— No importa, señor... —sonrió calmado.
— ¿Seguro, muchacho? Esa mujer puede sacarte hasta el último centavo.
— El dinero no es más importante que su hijo.
El hombre sonrió soltó una palmada en su hombro y en ese mismo instante JiMin entró con dos potes grandes de helado, los dejó en la mesa y abrazó a su pareja quien le devolvió el abrazo con fuerza prometiéndole en silencio sacarlo de aquella jaula que aún le retenía, pues JiMin no merecía esconderse como criminal.
Después de comer helado viendo alguna película —mientras JiMin se acurrucaba en su pareja sintiendo el sueño en sus párpados— y siendo cerca de las diez de la noche todos partieron, pues los hermanos debían volver con su madre y YoonGi a su casa. Cuando estuvieron de nuevo en la terminal de autobuses JiMin se bajó con él y lo abrazó por un largo tiempo, fundiéndose en aquel acto. Se susurraron palabras en el cuello y sienes mientras besaban cortamente sus mejillas.
— Me... ¿Me puedes dar... uno de esos... besos? —Preguntó JiMin tímido mientras su mano se colaba por ambos pechos llegando hasta el labio inferior de YoonGi.
— Ah, MinMin... —susurró con una sonrisa desapercibida— tu papá está del otro lado de la calle...
— ¿Por favor? —Suplicó con ojos brillosos— sólo uno...
— Tu papá me va a regañar. —Refutó tratando de liberarse de la mirada suplicante del menor.
— No, no... papá también te quiere... —afirmó acercándose, inclinándose un poco para tocar los labios del mayor.
— Ah, espera... —YoonGi posó sus manos en la cintura del menor tratando de alejarlo suavemente pero este ya estaba pasando tímidamente su lengua por el labio inferior— espera...
— Sólo uno...
Sin poder —o querer— evitarlo nuevamente se fundieron en un suave beso que profundizó un poco mientras sus bocas se abrían permitiendo que le lengua del contrario explorase cada parte sensible de la boca, permitiendo a sus suspiros mezclarse con suavidad entre sus toques y a sus manos aferrarse con necesidad a la ropa del contrario. JiMin sintió aquel cosquilleo en su vientre subiendo hasta sus mejillas llenándole también de un sonrojo que era característico de él cuando estaba con su pareja. Sus labios chocaban con suavidad encajando casi perfectamente por la diferencia entre la boca pálida y la rojiza, los suspiros cortos del menor se perdían, no sólo en la boca, sino también en la mente del mayor, quien movió un poco su cabeza suspirando en el acto pegando más la cintura de JiMin contra su cuerpo mientras cerraba sus ojos con un poco de fuerza al sentir el cálido y suave músculo del menor acariciar su labio inferior alejándose poco a poco para recuperar el aliento con un evidente color resaltando de sus mejillas y orejas. Aun en un beso tan pasional como pudo haberse demostrado en sus corazones y vientres revoltosos, los demás podrían clasificarlo como algo simple, pues no era más que un roce tranquilo de lenguas mientras las respiraciones se acompañaban en su irregularidad... y que sin embargo a ellos era como una de las drogas más oportunas para apagar toda la ola de sentimientos que se avecinaba cada que veían al contrario.
Regresó al carro después de unos cuantos besos más recibiendo una sonrisa de su padre quien se había sorprendido del aire de pareja que realmente desprendían con un solo abrazo, instante mismo en el que dejó de mirarlos para no incomodar a ninguno de los presentes.
Ahora podía confirmar que le agradaba YoonGi, y quizás lo invitaría a cenar más seguido.
- - - - - -
Este fue un capítulo muy importante porque se aclaran varias cosas, aun faltan otras tantas por aclararse, que espero que sean pacientes xD
Les traje tres capítulos porque me sentí mal conmigo misma, seguiré escribiendo hoy todo lo que pueda para ver qué otro fic puedo actualizar djkasdjskld a
GRACIAS POR TODO
LES AMO!
Quiero que me digan... ¿se esperaban la plática entre YoonGi y su suegro? Y... ¿qué piensan de la trama respecto a la custodia? :3 quiero saber qué piensan.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro