Capítulo ciento cinco «final»
«I will never let you fall
I'll stand up with you forever
I'll be there for you through it all
Even if saving you sends me to heaven»
JiMin abrió los ojos con lentitud, la luz de la mañana ya había acaparado gran parte de la casa, se removió un poco escuchando el susurro quieto de las cobijas al friccionarse entre ellas, las subió hasta su nariz para aislar su propio calor y parpadeó con un poco de más fuerza de la que necesitaba para despejarse. Miró la velita que ya se había apagado y que parte de la cera había caído en el piso de madera, frunció sus labios suavemente pensando en que debería limpiarlo pidiendo en silencio que no hubiera quedado marca. Lentamente giró encontrándose así con el cuerpo de YoonGi abrazándolo con fuerza, sus ojos estaban cerrados y podía delinear sus pestañas de entre su piel, sus labios se encontraban entreabiertos y algunos mechones agregaban sombras a su rostro. El sonrojo llenó sus mejillas al recordar la noche, lo que había pedido entre susurros, miró por entre las cobijas confirmando así que su cuerpo —y el de su novio— se encontraban desnudos.
Entre el sonrojo soltó una sonrisa tímida, metió su mano debajo del brazo de YoonGi para poder atraerlo a sí mismo mientras su otro brazo quedaba apresado entre los pechos de ambos, miraba con detenimiento las clavículas de su pareja, con su mano —que seguía entre ambos— delineó las curvas de la piel contra el hueso, encontrándose así con un minúsculo lunar que rozó con la yema de su dedo, le gustaba la piel de su novio, le gustaba todo de él.
Mientras acariciaba a su pareja pensó en lo que habían hecho anoche, le había gustado, quizás demasiado, quizás querría repetirlo esa noche... y la siguiente, y la siguiente, y tal vez también la siguiente. Es que no era sólo la satisfacción corporal, era seguir el ritmo de su corazón mientras se sentía amado por YoonGi, mientras se sentía apreciado y también sentía la posibilidad de apreciarlo, de susurrarle en el oído cuánto lo amaba, cuánto amaba su cuerpo y sus besos, quizás incluso —después— podría decirle cuánto quemaban sus caricias.
Escuchó un quejido y sintió la tensión en los brazos que lo apresaban, YoonGi comenzaba a despertar con el mismo murmullo de siempre, su ceño estaba fruncido, abrió lentamente un ojo mirando al joven entre sus extremidades, el brillo que esos reflejaron no fueron más que la prueba de que estaba con el corazón aún lleno de amor y aprecio aun entre su estado somnoliento.
— MinMin... —susurró como aun entre sueños, atreviendo a mover su mano por la espalda del más joven.
— Hola... —respondió, sorprendiéndose de lo ronca que sonaba su propia voz.
— ¿Dormiste bien? —Preguntó YoonGi ahogando un suspiro para abrazar más fuerte a JiMin y ocultarse en su cuello, aprovechando también el lugar para no toparse más con la luz del día, le gustaba ese lugar, era como una zona a la que nadie más tenía acceso, era su espacio personal, donde sólo él podía respirar, descansar y besar.
— S-sí... —JiMin levantó un poco su brazo y acarició el cabello lacio de su novio haciendo que este comenzara con murmullos que parecían ronroneos.
Lentamente la pierna del pálido comenzó a acariciar la de JiMin, este se sintió sonrojado al recordarse desnudo debajo de las cobijas con su novio apresándole como si eso no le importara en absoluto. Comenzó a soltar pequeñas risas sintiendo los besos en su cuello y sus clavículas, a diferencia de la noche anterior ahora mismo esas caricias parecían ser hechas con un aprecio casi infantil, pues después de cada beso YoonGi susurraba diferentes cosas...
— No —beso— quiero —beso— levantarme...
Procedía a decir a veces reemplazando los besos con roces de su nariz en la piel tostada de JiMin, incluyendo pequeñas frases aleatorias como "eres tan calientito", "no me quiero mover", "hay que quedarnos aquí", "joder, ¿por qué la cocina no está más cerca?", y sí, con la última oración su pareja le reprochó por su lenguaje. En un instante, mientras seguían abrazados y sonrientes YoonGi se incorporó asustado, sólo un poco para tratar de alcanzar su reloj, haciendo que JiMin se asustara también.
— Ugh... debía ir a la universidad hoy... —se incorporó tallándose el rostro para despejar el sueño, quitándose las cobijas para sentarse en la orilla de la cama y buscar su ropa interior a manos ciegas por estar viendo qué ropa tomaría para ducharse— ¿quieres ir? podemos ir juntos, comer en el centro ya sabes... podemos ir a la crepería que te gusta. —Comenzó a preguntar atareado levantándose para hurgar entre el nuevo perchero por un poco de ropa, tratando de encontrar uno de los conjuntos simples que casi siempre portaba.
Al percibir el silencio de JiMin se giró para mirarlo, éste yacía en la cama, sin embargo las cobijas las había colocado hasta un poco arriba de su nariz, haciendo que las puntas de sus dedos y sus ojos fuera visibles... YoonGi realmente se asustó.
— ¿Pasa algo?
JiMin, entonces, tomó un color rojizo hasta el cuello que, por obviedad, no fue notorio.
— E-es... —susurró— eres muy guapo... —JiMin siguió mirándolo con vergüenza pero al mismo tiempo lleno de franqueza, verlo incorporándose, apreciar sus músculos tensándose, sus bíceps en específico, su cuerpo luciéndose con la luz del sol, incluso su sexo dormido entre los muslos, todo ello a JiMin le pareció atractivo y la sola idea lo hizo cohibirse... dios... ¿Eso estaba mal?
El mayor sonrió tímido, se acercó nuevamente a dónde descansaba su joven novio y besó su frente con quietud.
— Tu también eres guapo... —sonrió para luego levantarse de nuevamente— voy a bañarme rápido para irnos.
JiMin sonrió encantado viéndolo partir a la ducha después de tomar un par de prendas. Lentamente se quitó las cobijas del cuerpo y buscó entre las prendas regadas para tener su ropa interior y su camiseta enorme, pensó prescindir del short pues en un instante se bañaría. Se colocó la ropa y comenzó a sacudir las cobijas para doblarlas y acomodarlas en unas bolsas de tela que su tía les había dado para llevar su ropa a la lavandería, ahí mismo colocó también las sábanas, fue rápido hacia una de las maletas de la recámara contigua para tomar unas sábanas limpias y las dejó encima del colchón sin colocarlas correctamente. Caminó hasta la cocina para colocar el agua y así tomar un poco de café, acomodó en la charola unos pedazos de pan tostado que habían comprado el día anterior así como partió un poco de fruta —manzana en específico— para después comenzar a desarmar las cajas y colocarlas a un lado de la puerta para dejarlas en la basura cuando salieran a la universidad. Quería dejar la casa despejada del desastre que era en ese instante, habían pensado en ir a comprar una cama esa tarde y así seguir acomodando el resto de cosas, como el sillón que ahora mismo estorbaba entre el paso de la sala a la cocina pero no podía moverlo a otro sitio por falta de espacio correctamente distribuido.
Abrió la laptop para colocar un poco de música e inmediatamente comenzó a quitar los pedacitos de cera que cayeron encima de la madera. Lo hizo mientras susurraba las canciones que sonaban por la casa, una vez la cera se quitó totalmente del piso —aunque sí quedó una pequeña mancha— JiMin decidió lavar los trastes que ayer ellos y sus amigos ocuparon en la noche, no sin antes abrir las ventanas para permitir la circulación de aire.
— MinMin... —YoonGi había salido del baño con su pantalón puesto, era uno de algodón gris pálido tipo deportivo que se acomodaba bien a sus muslos, aun secándose su cabello y espalda— Si quieres entra a la ducha en lo que yo preparo el desayuno. —Se detuvo al verlo lavando los trastes— ah... yo los lavo... —se acercó para besar su nuca.
— Ah... el desayuno ya lo hice... —mencionó señalando la charola en la cama, girándose para quitarse los guantes— pero puedo comer después de bañarme...
— ¿Seguro? —YoonGi negó inmediatamente— no, mejor come antes...
— M-me tardaré más... —murmuró caminando hasta el perchero donde había dejado ordenada la ropa que había escogido.
— Entonces te espero para comer... —murmuró YoonGi caminando lejos de él, hacia una de las ventanas donde habían puesto un pequeño tendedero de acero, se quitó la toalla del cabello para colocarla ahí.
— ¡V-voy rápido! —Afirmó el menor caminando hacia la ducha.
YoonGi no pudo evitar mirar las piernas de su novio, no traía su short pero gracias al enorme pijama superior podía cubrirse hasta debajo de sus glúteos dándole una imagen... muy linda en realidad. Levantó las cejas suavemente para luego asentir... pensando que realmente tenía suerte, murmuró la letra de la canción que se reproducía en ese instante para colocarse su playera y lavar los platos restantes.
«'Cause you're my
You're mine
My true love
My whole heart»
JiMin se encontraba recargado en el hombro de su novio, giró lentamente la página del libro que estaba sosteniendo en sus manos, sus ojos seguían la línea recta que las letras y oraciones componían sobre el papel, podía aspirar la colonia masculina de la persona a su lado y eso lo tranquilizaba, el sol matutino golpeaba sus rostros con la misma rapidez con la que el tren avanzaba. El ruido entre las estaciones lo distraía de momentos, pero el rostro ladeado del pálido que por instantes giraba suavemente para besar su frente lo tranquilizaba. YoonGi no llevaba ningún libro, sólo una mochila que iba prácticamente vacía —exceptuando por su cartera, teléfono y audífonos, de los cuales los dos últimos estaba ocupando en ese instante—, JiMin, por su lado, llevaba lo que siempre; un pequeño pañuelo, su celular, su cartera, el libro —que en ese instante ya lo tenía fuera— sus audífonos, una pequeña libreta y un lápiz.
Con un pequeño movimiento el mayor le indicó levantarse.
— Ya vamos a bajar... —murmuró el pálido.
Caminaron hasta donde estaba la universidad, JiMin sonreía al sentir los dedos de YoonGi alrededor de los suyos propios, caminaron por los pasillos que ya habían conocido con anterioridad, el aire de del sitio era agradable, no habían tantos coches como en donde se habían mudado y esa tranquilidad le agradaba demasiado. Vio a parejas jóvenes abrazándose en las áreas verdes y se encogió entre sus hombros pensando en su época de pareja tímida que apenas se miraban. Recordó las veces que se tomaban de las manos por mucho tiempo sentados en los bancos o en el pasto, presos de la timidez de sus corazones, sin atreverse a dirigir los ojos a sus rostros. Incluso recordó con lentitud aquellas veces en las que se había cuestionado lo acelerado de su corazón al tomar los dedos de YoonGi o al abrazarlo con fuerza.
— Necesito a las oficinas de los profesores... —murmuró mirando a JiMin deteniéndose en la puerta del edificio— ¿quieres venir o quieres esperar?
JiMin pensó que esas salas no le gustaban, eran frías, se escuchaban ecos por medio de los pasillos y los techos eran agónicamente altos. YoonGi parecía ser consciente de ello, por eso preguntó antes de arrastrarlo al lugar.
— Yo... espero aquí. —JiMin asintió, besó su mejilla para luego caminar hasta uno de los bancos.
Ese lugar le traía demasiados recuerdos, el primer día que lo encontró lejos del parque, atreviéndose a acercarse a él. Ese día estaba comprando con SeokJin y simplemente escuchó un "yaaah~" bastante familiar, se atrevió a soltar el suéter de su hermano —que presionaba con miedo entre sus dedos— para atravesar el mar de gente hasta verlo sentado con el resto de sus amigos. Recordó lo mucho que le emocionaba tenerlo a su lado de nuevo, la serie de casualidades —¿o causalidades quizás?— que tuvieron que suceder para que ellos volvieran a verse, empezando por los libros y trabajos de SeokJin, el hecho de que su profesor no estuviera en su facultad sino en una contigua, el hecho de que no hubieran llevado comida y que su hermano mayor decidiera comprar algo en esa cafetería, a esa precisa hora.
Mientras hacía el dibujo de una pequeña ave que encontró en un árbol sonrió tímido... quizás todo estaba destinado a ocurrir. Quizás realmente todo era parte de un plan que debía pasar. Quizás él y YoonGi debían encontrarse de una forma u otra.
— ¿JiMin? —Una voz preguntó sorprendido.
Levantó el rostro dejando de concentrarse en su libreta donde estaba dibujando. Delante estaba un chico de estatura media con dreadlocks gruesos y largos acomodados en una coleta. Su ropa era simple, totalmente negra, su piel se veía pálida contra esta pero al mirarlo detenidamente podía percibir el tostado por el sol. Así mismo poseía un tatuaje en la muñeca y una mochila cayendo libre por su hombro, su rostro no le daba mayores pistas, era lago, fino, con un lunar debajo de su ojo derecho que se veía opacado por los lentes de pasta gruesa que enmarcaban su rostro. JiMin frunció un poco el ceño tratando de reconocerlo.
— ¡Eres JiMin! ¡Realmente lo eres! —el chico se acercó e instintivamente el mencionado entró en pánico— ¿No me recuerdas? —Puso una mano en su pecho fingiendo dolor— ¿Tan mal profesor de fotografía fui?
Entonces lo recordó, en ese entonces sólo traía un pequeño dreadlock en la parte de su nuca y el tatuaje de su muñeca era inexistente, sin embargo la forma de sus cejas, su mirar decidido y la sonrisa siempre tranquilizadora lo hicieron recordar.
— ¡P-profesor Bon! —JiMin se levantó torpemente para guardar su libreta con una sonrisa.
— Ha pasado tanto tiempo... —murmuró Bon acercándose y abrazándolo sin permiso.
JiMin permaneció estático por un instante pero poco a poco correspondió el tacto.
— Sólo te fuiste... dejaste de asistir ¿Todo bien? —Cuestionó alejándose del abrazo.
— Sí... yo... sólo tuve unos problemas... uh, familiares.
Bon parecía encantado con la forma de hablar, se había dado cuenta inmediatamente que JiMin había hecho un progreso enorme con su vocabulario. Rápidamente se pusieron al corriente, Bon seguía dando cursos de arte y fotografía, sólo que ahora también trabajaba en un par de universidades más por lo que siempre estaba corriendo pero admitía estar fascinado con la idea, recalcó que la ceremonia de ese año —donde todos los alumnos hacían la presentación de fotografías— fue un éxito, susurrando que fue una pena no tenerlo ahí.
— Siempre confíe en tu talento, un ojo único para mirar las cosas. —Hablaba con todo el cuerpo, moviendo sus manos y su rostro acorde a los sentimientos que lo inundaban. JiMin pensó cortamente que era muy similar a TaeHyung, quizás se debía a que ambos se dedicaban totalmente al arte y por ello sentían con una intensidad mayor.
Rápido también le hizo saber que Kwang ya no se hallaba en el país "el muy bastardo se fue a Inglaterra", JiMin se sintió incómodo por la palabra altisonante pero lo dejó pasar al ver los ojos tristes de Bon.
— Ahora tengo a una compañera para impartir las clases... pero estoy seguro que va a estar encantado por saber de ti. Aún tengo comunicación con él. —Afirmó con una sonrisa.
Luego preguntó por su vida. JiMin le contó de algunos empleos que tuvo, también de que se había mudado de casa, por lo que aunque ahora tuviera una cámara profesional sería inoportuno tomar un taller hasta la universidad. Bon expresó su tristeza con drama y un llanto falso sin embargo le pasó su correo y redes sociales para que le enviara parte de su trabajo, diciéndole que podría meterlo en alguna galería de fotografía para que los demás apreciaran su trabajo.
— El arte se hizo para que se mire, para que se piense y se vea el alma de quien lo hizo, para que nosotros como espectadores podamos conectar con una parte de quien lo creó. —Habló con seriedad— no sólo el arte visual, JiMin, todo tipo de arte, el escrito, el musical...
JiMin asintió tratando de recordar sus palabras exactas para luego anotarlas en su libreta.
— Y lo que tu haces, JiMin, realmente es arte. Tu visión es artística. —Afirmó con una sonrisa.
JiMin bajó la mirada sonrojado, agradecido por los halagos.
— Min-... —YoonGi habló mirando estático al chico a su lado— ¿Bon? —Preguntó sorprendido.
— ¡YoonGi, viejo! —Bon se levantó a abrazarlo así como había abrazado a JiMin.
— Cuánto tiempo... —YoonGi devolvió el abrazo y luego miró a JiMin.
— Ah... estábamos poniéndonos al corriente... —sonrió— ustedes... ¿Ustedes siguen siendo pareja?
— Sí... —afirmó JiMin.
— Mierda... han durado más que mis padres. —Carcajeó.
YoonGi lentamente tomó la mano de JiMin para entrelazar sus dedos.
— Bon... tenemos que irnos... —YoonGi suspiró encogiéndose entre sus hombros.
— Ah, claro... de cualquier manera ya le dejé mi contacto a JiMin... —miró a YoonGi— no dejes que deje de tomar fotografía YoonGi, tu novio es una mina de oro.
YoonGi sonrió orgulloso.
— Te diré que sí... pero quién decide eso es él.
Bon carcajeó acompañándolos hasta la salida de la universidad, le contó al pálido la partida de Kwang además de algunos empleos difíciles que había tenido que lidiar para poder mantener su pequeño cuarto, también le confesó a ambos que estaba pensando en aliarse con otros artistas y cazatalentos para hacer una pequeña agencia que expusiera a aquellos jóvenes sin oportunidades —YoonGi pensó en silencio que todas las agencias decían lo mismo pero no quiso matar su ilusión—, los pasillos estaban llenándose por estar cayendo el medio día, habían algunos chicos corriendo presurosos por clases y otros tantos regados en las instalaciones con tiempo libre o sin importarles mucho las materias. Estaban cerca de la puerta cuando Bon se detuvo abriendo los ojos totalmente sorprendido por recordar algo.
— Esperen... —miró a JiMin— creo que aún tenemos tus fotografías.
— ¿E-en serio?
— Claro... ¿las quieres? Podemos ir a buscarlas. —Preguntó Bon escarbando en su mochila por sus llaves.
JiMin miró a YoonGi y este asintió.
— Sí... vamos.
«Please don't throw that away
'Cause I'm here for you
Please don't walk away and
please tell me you'll stay»
YoonGi compraba un par de sodas y sándwiches en un puesto local. Habían regresado al parque que tantos recuerdos les traían, desde su posición en la fila podía ver a JiMin sentado en el pasto, debajo de él estaba su chamarra para así no ensuciar innecesariamente su pantalón, en sus piernas se encontraba el sobre con fotografías que estaba revisando lentamente. Colocó sus audífonos en sus oídos mientras seguía esperando en la fila, parecía que un grupo de chicas no sabían qué comprar y seguían preguntando por los ingredientes de cada sándwich, comida y bebida.
Miró a JiMin a lo lejos, su cabello seguía largo, seguramente pronto irían a cortarlo, su ropa era distinta al estilo que usaba cuando lo conoció, ahora simplemente cargaba una camiseta blanca, sencilla, metida dentro de su pantalón ancho de mezclilla clara, pálida, la parte baja de los mismos se encontraba doblada un par de veces dejando ver sus tobillos suaves contra sus tenis blancos. Su piel relucía entre las luces del parque, o quizás era él que estaba jodidamente enamorado, perdidamente enloquecido, inhaló aire como si le costara trabajo al pensar en todo lo que pasó junto a él.
Las veces que tomó tímidamente su mano, la emoción que sintió al saber que una persona encerrada en su propio mundo —como lo era JiMin— le prestaba minutos de su tiempo prestándole atención, lo bonito que se veía con sus suéteres anchos y sus zapatos de velcro. Lo bonita de su sonrisa descontrolada ante temas desconocidos, la excesiva emoción por tocarlo y saberlo todo, las miradas que le regalaba, esos ojos que le brindaba con todo el cariño que un alma tan sencilla y limpia como la suya podía brindarle. Las veces que lo ayudó sin saberlo, como cuando lo instaba a dormir temprano, a no procrastinar, a no ser desordenado y a comer bien. Cómo le enseñó con paciencia el arte complejo que comprendía amar, preocuparse por alguien más a tal grado de saber que, aun si no está contigo, estarás en paz si sabes que se encuentra bien.
Tragó saliva avanzando los lugares en la fila, metiendo las manos dentro de las bolsas de su chaqueta. Ahora podían estar pisando la misma tierra que el día en el que se conocieron, podían estar mirándose en el mismo lugar en el que se habían visto por primera vez hace mucho tiempo, cuando la vida de JiMin era privación y violencia, cuando la cotidianidad de YoonGi era soledad, despreocupación por sí mismo e inseguridad.
Llegó al final para poder pedir dos sándwiches, uno de pollo y otro de champiñones, un refresco de cola y un agua de fresa.
Mientras esperaba las órdenes pensó en todas las lágrimas que habían pasado juntos, los miedos que tuvo que pasar junto a JiMin, aún después de salir del hospital y ganar el juicio, cuando este sufría de pesadillas y en medio del pánico lo llamaba en la madrugada entre sollozos, las veces que tuvo al jovial e inocente JiMin temblando por la ola de gente a su alrededor, por el ruido del transporte, por las miradas sobre él. Todas aquellas horas empleadas en aprender juntos entre paciencia y constancia, las veces que no durmió por no saber su paradero, las veces que se desveló leyendo leyes para saber de qué forma él podría demandar individualmente a la madre de JiMin. Las penosas veces que había pensado en correr con él lejos, apenas con una muda de ropa para tenerlo toda la vida entre algodones, trabajando para él, haciendo todo lo posible por tenerlo feliz, llenándolo de regalos y mimos tanto como quisiera, o la vez que comprendió que aquello no sería más que cambiar a JiMin de cárcel, una más cómoda, llena de afecto, pero cárcel al final de cuentas.
Caminó con los alimentos entre las manos, JiMin seguía repasando las fotografías, al verlo parado junto a él no pudo evitar soltar la más bella de las sonrisas... una brillante, expandida, que expresaba la alegría que sentía hasta en sus ojos con pequeñas marcas en los costados. YoonGi dejó la comida a su lado mientras se sentaba ahí. JiMin se acercó arrastrándose por encima de su chaqueta para poder así mostrarle algunas fotografías al pálido.
— JiMin... —susurró su nombre sin tintes tiernos, tomó su mano haciendo que dejara las fotografías encima de sus piernas— gracias... —siguió hablando bajo para subir la mano de su novio hasta sus labios y besar tímidamente los nudillos— gracias por todo...
JiMin lo miró interrogante con una sonrisa que apenas abarcaba sus labios, sus mejillas estaban rojas, no sabía si por la acción o por el calor que acompañaba el ambiente.
— Por... ya sabes, estar a mi lado... por quererme... —se inclinó lentamente en el hombro del menor— por aparecer.
JiMin se sonrojó hasta el cuello, su corazón seguía descolocándose con esas palabras de parte de YoonGi, por más que estas fueran comunes seguían taladrando en lo más profundo de sus nervios hasta ahogarle la garganta en miles de gritos y risas contenidos entre sus latidos. Juntó los pies por mero acto tímido, él también quería decirle algo lindo, quería decirle cuán agradecido estaba por haberlo sacado de esa vida amarga que tenía y a la que estaba condenado. Quería poder decirle lo mucho que significaba en su vida, no sólo en la romántica sino en absolutamente todo, si bien era consciente de que él —YoonGi— no era plenamente la razón de ser quien era ahora, sí era la pieza clave. JiMin era quien era en ese instante por el amor que YoonGi brindó sin esperar algo a cambio.
— Te amo... —sólo atinó a decir lleno de vergüenza, con los ojos llorosos por no poder encontrar palabras a las olas de sentimientos que estaba embriagándolo y ahogándolo en ese instante— te amo... —YoonGi se levantó al escuchar su voz quebrándose, asustado tomó las mejillas de JiMin, preguntándole con la mirada si todo estaba bien— t-te amo... —susurró de nuevo, pero no lo amaba únicamente como se aman a las parejas, él amaba todo de YoonGi, lo amaba siendo amigo, siendo compañero de juegos, crítico de películas, trabajador empedernido, amaba incluso los defectos que los demás señalaban de él, amaba su piel que se quemaba con facilidad, amaba su cabello extremadamente lacio, sus ojos pequeños, su voz gruesa, su timidez extrema, amaba al hombre por completo. No sólo su género, no sólo su sexo, no sólo a la pareja que lo besaba, amaba con locura al alma que se encontraba dentro, dios... lo amaba y no sabía bien si esa palabra en sí podía resumir todo lo que estaba pensando. Odiaba tanto no poder decirlo, no quería que el pensamiento de no ser amado se instalara en la mente de YoonGi.
— ¿Estás bien? —YoonGi siguió preocupado.
— Uh... —cerró los ojos— yo... no soy bueno... con las palabras.
— ¿Qué quieres decirme, MinMin? —Preguntó acariciando con sus pulgares las mejillas.
— Te amo... —negó— pero es... más... más... mucho... mucho más.
YoonGi asintió abrazándolo.
— MinMin... —acarició su cabello— sé que lo haces... lo sé... ¿Sabes por qué lo sé? —Preguntó haciendo que el joven entre sus brazos soltara un suspiro con duda, estremeciendo todo su cuerpo— porque te preocupas por mí, lo veo en ti... veo cuando simplemente me preparas un café sin que yo te lo pida, o cuando me abrazas en las noches... lo veo... —se separó para tomarlo por el rostro y juntar sus frentes— lo veo en acciones y eso es valioso... es muy valioso... no tienes que presionarte por no poder decirlo... —se separó lentamente para mirarlo a los ojos y besó cortamente sus labios.
JiMin sonrió entre el contacto y se acurrucó en el pecho de su novio, cerró los ojos sintiendo el sol en su piel. Lentamente inhaló el aroma embriagante, la fragancia embriagó su corazón hasta calmar las lágrimas que se habían formado en sus ojos.
Mientras comían con lentitud recordando algunos pasajes JiMin le mostró las fotografías a YoonGi.
Todas eran en blanco y negro, sin embargo le sorprendió el enfoque de algunas. Tazas de café, cachorros de la calle, letreros, su propio reflejo en el agua, plantas que hacían figuras extrañas, ventanales de los vagones, un paisaje desde el antiguo piso de YoonGi, y llegó hasta la parte última, debido a que JiMin estaba organizando sus fotografías YoonGi percibió que había hecho un orden específico.
— E-esas son especiales... —murmuró el menor con una sonrisa, dándole un trago a su bebida fría.
YoonGi asintió mirando que ese pequeño set de fotografías era de él; estando recostado en el sillón con los ojos cerrados —aparentemente dormido—, de espaldas cocinando algo con una camiseta desarreglada y el cabello revuelto, leyendo desde su sillón con los lentes puestos, la mano sobre sus labios y los ojos entrecerrados, podía ver que en la misma toma se encontraba también la vieja mesita de café donde acomodaban sus cuadernos, pinturas y demás que JiMin solía ocupar. Todas esas tomas eran hechas con precisión, con tranquilidad, como si el artista se hubiera tomado el tiempo necesario para ver el enfoque, el color, la forma de las luces y, además, encontrar la manera para que no fuera descubierto. Siguió moviendo las fotografías hasta encontrar una que resaltaba, era él recostado en la cama, durmiendo —perdidamente por lo que se veía de sus labios entreabiertos—, tenía una sudadera negra por lo que intuyó fue en la época de frio, su cabello estaba esparcido por la almohada pero, además, tenía un brazo encima de su vientre —como acostumbraba dormir— y el otro brazo caía libremente por la cama... su palma daba hacia arriba, y encima de esta se encontraba la relativamente pequeña mano de JiMin, entrelazando sus dedos.
Sonrió con ternura al notarlo, giró lentamente el juego de fotografías encontrándose así con que todas tenían títulos, algunos muy creativos como "constelación de café" y otros más sencillos pero no menos significativos como "él". Todas tenían nombre menos la última, donde se sostenían de las manos... lentamente preguntó.
— ¿Por qué ésta no tiene título?
JiMin miró sorprendido, girando la foto, dándose cuenta de que era así.
— Quizás... no supe bien qué ponerle... —murmuró devolviéndolas al resto de fotografías.
«Use me as you will
Pull my strings just for a thrill
And I know I'll be ok
Though my skies are turning grey»
YoonGi salió del baño, después de lavarse los dientes y lavarse el rostro se encontró con JiMin tumbado sobre el colchón, tenía aún las fotografías esparcidas en el pecho, regadas unas también sobre la cama. El pálido lentamente las recogió haciendo que el menor se despertara por los pequeños movimientos.
— Yoonie... —murmuró estirándose.
— Duerme, yo me encargo del resto... —continuó el pálido sabiendo que había sido un día agotador para su pareja.
JiMin negó, se incorporó lentamente para ayudarlo a acomodar un par de cosas que habían realizado en la casa, como el acomodo del mueble con los libros, algunos que YoonGi había recibido de vuelta por parte de su profesor ese mismo día y motivo principal por el que había ido a la universidad. Limpiaron algunos muebles y esperaron la entrega de su cama, misma que avisó, demasiado tarde quizá, ir al siguiente día sin falta. YoonGi se había molestado demasiado por ello, incluso casi cancela la compra.
YoonGi se sentó un instante en la cama admirando a JiMin preparándose el típico té que siempre consumía antes de dormir, su casa ahora mismo olía no sólo a manzanilla dulce sino a seguridad, tenía el calor que ningún calefactor podía brindar y una luz que era imposible de alcanzar para cualquier foco. Todo respiraba seguridad, cotidianidad, al día siguiente tenía que ir a trabajar a su nueva escuela, tenía que enfrentarse a sus nuevos alumnos y a nuevos compañeros de trabajo... y ello le sería una tortura mental si no tuviera la seguridad de unos brazos cálidos al regresar a casa. Su novio se paseaba con su pijama corta, las mejillas rosas y el calor en su corazón, se sentó a su lado para beberse la bebida caliente en silencio.
YoonGi inhaló aire sorprendido por la tranquilidad que estaba percibiendo, una que nunca había sentido.
JiMin movía los dedos de sus pies como método de entretenimiento, sin embargo eso no evitó que preguntara sobre sus actividades al siguiente día, ya había pensado en qué hacer... JiMin tenía pensado ir a la librería para conseguir un tomo de cocina, algo que le ayudara a cocinar sin la necesidad de llamar a su tía todo el tiempo, YoonGi pensaba en pasar a comprar en la noche pan recién horneado. Todo fue tan típico, tan cotidiano... tan suyo. La pequeña casa hecha con sentimientos seguía firme, fuerte, seguía estando ahí aunque sus pláticas cotidianas fueran de lo más sencillas.
JiMin se levantó para dejar la taza en el lavabo y apagar las luces.
Entonces YoonGi miró en la pequeña mesa la fotografía donde él dormía y JiMin tomaba su mano. La giró sin saber por qué, quizás sólo curiosidad y pudo observar en la parte blanquecina tinta fresca que decía...
"Mi amor en el universo"
Ambos se recostaron, sus pies muy juntos, los dedos fríos buscando un poco de calor aunque el clima afuera no fuera precisamente gélido, endulzando la noche y la penumbra con miradas coquetas y sonrisas tímidas, las manos uniéndose debajo de las cobijas. JiMin lo soltó sólo para abrazarlo con fuerza... con necesidad... con el amor que había sentido todo el día al recordar lo que había sido de sus vidas, al recordar cada paso que dieron y que volverían a repetir con los mismos errores que la juventud conlleva, porque sólo de esa forma había sido posible estar juntos de esta forma...
— MinMin... —susurró YoonGi.
— ¿Sí?
— Descansa.
— Tú también... —JiMin se arrastró por la cama hasta poder ocultarse en el cuello de YoonGi.
— MinMin...
— ¿Sí?
— ¿Mañana? —Preguntó el pálido.
— Mañana. —Respondió JiMin.
«I will never let you fall
I'll stand up with you forever
I'll be there for you through it all
Even if saving you sends me to heaven»
your guardian angel
my guardian angel
« F I N »
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YSI, este es el final... creo que pude encerrar bien un poco de la esencia de ambos. SIN EMBARGO AUN QUEDAN ESPECIALES Y EPÍLOGO.
Los últimos dos diálogos me llegaron al corazón...
No tengo mucho que decir, espero que no lo hayan sentido vacío o carente de sentido o como que no es el final que se merecen jaja, en realidad el final ya estaba desde antes... pero era necesario lo que se narró antes, como la vida de ambos, su cotidianidad, el amor en tiempos de tranquilidad... ah, estoy nerviosa, siempre soy desconfiada y lo siento, realmente no quiero hacer algo que les disguste, a ustedes que han estado siguiendo mi trabajo con tanto aprecio...
En fin... ¿No sienten una especie de vacío? Ah... yo lo siento así :< pero no me agüito, aun queda mas redacción por ver jajaja, espero que hasta este punto no les haya decepcionado la historia, espero que podamos ver el crecimiento de ambos como personas, como individuos propios que comparten corazón.
Si quieren insultarme pueden hacerlo aquí mismo (OuO) que yo leeré lo que sea que tengan que decirme respecto a este trabajo casi concluido.
En fin... el sentimiento de vacío me sigue llegando poco a poco... espero que lo hayan disfrutado y disfruten de los especiales...
los amo mucho
Ustedes son mi amor en el universo, son parte clave de que siga aquí, no sólo escribiendo sino respirando...
Realmente gracias por todo, aun no quiero dar mis explícitos agradecimientos porque quiero guardar hasta el final (el último de los especiales) para ello.
Les dejo esto que llenó de nostalgia mi corazón y que fue motor principal para este capítulo
https://youtu.be/ILjCFiPo5lA
se despide... midnight_tea, buenas noches. <3
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