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Único



Dedicado a
Ekhal25








Eukarys caminaba entre los bosques de pino, enormes bosques de pino que soltaban un agradable aroma, cubiertos de nieve y el color blanco entre ellos era algo que la chica admiraba profundamente.

Había seguido un par de huellas, un desorden de huellas que solo se dirigía hacia un lugar, "El valle de los lobos" una manada de grandes lobos que vivían en una cueva, Euky los había investigado con anterioridad y su alfa al verla observar simplemente, no hizo nada en contra.

Podía ver en la chica que no era mala, y ella simplemente se sentaba en una roca sacaba papel y lápiz y comenzaba a dibujar a cada uno, podía estar horas así, hasta que él con un aullar les ordenaba a todos que se adentraron para descansar y solo así, ella se iba hasta su cabaña nuevamente.

Eukarys, al ver una huella con sangre se preocupo, y costosamente corrió por sobre la nieve espesa hasta llegar finalmente a la entrada de la cueva, la sorpresiva imagen frente a sus ojos la descolocó provocando una caída sobre su trasero, su vista se nublo por las lágrimas y gateo hacia la masacre de la que por un tiempo tomó como amigos y familia.

El Alfa apenas y respiraba con una enorme herida en su vientre, apenas noto a la chiquilla frente a él abrió sus patas delanteras dejando en exhibición un pequeño lobo que dormía plácidamente.

Las risotadas y habladurías comenzaron a oírse cómo ecos en el interior de la manada y en su mente oyó claramente la instrucción del alfa al pedirle que tomara al pequeño y lo cuidara con su vida.

Con sus mejillas completamente mojadas por el dolor y la culpa por no hacer más, tomó entre sus manos al lobito que era de un tamaño considerable, abrió su chaqueta y lo metió en su interior para cobijarlo.

Con rapidez, se levantó y corrió para esconderse y así esos cazadores no la encontrarían.

El Alfa veía como ella se alejaba con su hijo seguro, se levantó con sus últimas fuerzas, los tres sujetos al salir pudieron ver a la chica correr pero no pudieron ir tras de ella porque el lobo frente a ellos, parado firmemente les hizo frente hirió severamente, hasta que el jefe de ellos salió del interior y con una ballesta le disparó entre sus ojos.

El cachorro al no sentir la presencia de su padre, despertó, viendo y sintiéndose protegido por la muchacha que apenas veía por la posición en la que estaba, la reconocía, la había olido un par de veces rondar la manada y aunque tenía órdenes estrictas de no acercarse a ella, siempre quiso hacerlo pues le había atraído desde el momento en que sintió su aroma, cómo algo inusual, cómo algo nuevo a lo que se mira a diario, como un deseo de protegerla con su vida.

El corazón de aquel animal comenzó a latir al ritmo que el corazón de ella, lento, seguro. Fue una unión que nunca pudo explicar, con su lengua beso el cuello de la chica, deslizando la punta un par de veces.

— Tranquilo bebé —le dijo— Pronto estarás a salvó en mi casa.

Acarició su lomo y este, volvió a cerrar sus ojos quedando completamente inconsciente de su alrededor.



Actualidad.

Todos en el pueblo sabían que Euky tenían un lobo rojo como mascota, muchos temían de ello, aquel fatídico día, encontraron a una manada completa muerta en las montañas, y seis hombres supuestamente devorados por una bestia, y los cazadores concluyeron que fue un lobo, que los humanos solo quisieron defenderse de sus ataques, por lo tanto, comenzaron a temer de ellos.

Pero los lobos no atacan a su propia manada, ellos protegen, cuidan y resguardan a los suyos con su propia vida, los humanos solo concluyeron de uno de canino y yá.

Esa manada en específico era inusual, a medidas que “Rojo” crecía, también una marca en su frente, que dejaba ver a una luna y un sol dorados, Eukarys al menos lo sabía.

Había crecido feliz y contento, jugaban, comían, bailaban, y salían a recorrer el bosque junto y Rojo siempre la protegió ante cualquier peligro

Pero el pobre cachorro, que era de gran tamaño, enfermó, Euky sufrió mucho, pensó que lo perdería, que quedaría sola y esos meses junto a el canino fueron los mejores.

Dejó de comer, dejó de jugar, dejó de beber, su cuerpo ardía, su lengua estaba seca, y simplemente dejó de respirar.

Ella lloró junto al joven lobo, se recostó junto a él, lo acariciaba y lloraba por su pérdida, tanto fue, que durmió junto al cuerpo inerte del cachorro.

Pero la Luna tenía un propósito para ese can, el único sobreviviente de la manada más antigua de los lobos que se convertían en espíritu, esperando pronto, un cuerpo al cual poseer.

Sería el comienzo, de los humanos; hijos del sol y los hijos de la luna “los Hombres lobos”

Cuando Eukarys despertó, sintió los brazos fuertes de un ser, su calor emanaba tanto que no fue necesario cubrir su cuerpo, no sentía el frío del crudo invierno y eso, que la noche anterior nevó con tal fuerza como para dejar todo el bosque y valle blanco y escarchado.

— Buenos días, Princesa —le dijo con una voz ronca

Pero del susto ella se alejó de su cuerpo, juraba que había dormido en los brazos de ese cachorro, y no de aquel hombre, además, ¿Cómo entró a su casa? ¿Y qué había pasado con Rojo?

Miro cada detalle de este ser misterioso y hermoso por lo demás, eso no lo negaba, pero mientras se fijaba en él sus mejillas se enrojecieron como tomates al ver la desnudez de su cuerpo.

Aquel sujeto sonrió y respiró con lentitud por su nariz, como si oliera a su presa seductoramente.

— ¿Te gusta lo que ves?, claro que sí, tus hormonas están…

— Alto —lo detuvo— ¿cómo sabes eso?

— No me reconoces… —con cautela ella volvió a acercarse, en su frente estaba aquella marca.

Sus ojos se humedecieron, una sonrisa se dibujó en sus labios y las lágrimas cayeron pero está vez de alegría.

— Rojo —él sonrió.

— Nunca me gustó ese nombre, pero es el que le diste a mi lobo, mi forma humana es Jin, Seok Jin.

— Eres de la tribu Eclipse —este asintió levemente.

— Debemos hablar.

Luego de vestir su cuerpo con lo más ancho que Euky tenía en su guardarropa, se sentaron en el living, ella ponía tanta atención que Jin se sentía nervioso.

Siempre tuvo una conexión especial con la humana, era suya completamente, ahora, ¿cómo explicar que era su destinada?

— Conmigo nacerá una nueva raza de lobos, hombres lobos, La diosa Luna está molesta por la masacre de sus hijos, y usará a algunos humanos que nos tienen respeto para poseerlos con mi familia.

— ¿Poseerlos?

— Mi lado lobo debió morir para que mi humano naciera, en el caso de ustedes, será diferente, su lado humano presentará cambios en sus cuerpos, fiebre, calor, olfato, gusto, dolores y mareos, y cuando estén preparados y fuertes, un lobo se adueñara de sus cuerpos para ser portadores de mi raza.

— Pero, ¿y qué pasará con los que no son fuertes?, ¿Morirán?

— No, amor, los humanos lo verán como una enfermedad, una peste, si un lobo no siente que el cuerpo portador es fuerte, no lo poseerá, y en unos días estará bien, o bien serán poseídos por una jerarquía más baja.

— Entiendo.

— Ahora, vendrán cambios, tendremos que ir a la montaña a vivir, crearemos nuestra aldea, y seremos los guardianes esperando que llegue quien nos ha querido cazar, la Manada eclipse al fin estará completa.

— Ustedes son la Luna, nosotros el sol.

— Hijos de la luna e hijos del sol se unen, para finalmente combatir contra la verdadera plaga que intentó aniquilarnos. ¿Estás dispuesta?

— ¿En que te puedo ayudar?

— Serás mi mate…

•°•°•°•°•°•

En los próximos días, cada joven comenzó a decaer, los aldeanos especularon que era un castigo por dejar que los cazadores matarán a los antiguos espíritus licántropos, y cuando estos chicos estaban a punto de morir, sus cuerpos desaparecen de la noche a la mañana.

Jin era el alfa, Eukarys, una simple humana que aún no tenía su presentación, pero ahí estaba junto a él, siguiéndolo dónde fuera, sin chitar ni poner en duda una orden que salía de su boca, ella simplemente obedecía porque queria, por qué le gusta, Jin le gusta y nubla su juicio.

— Han llegado muchos —comentó ella al ver dos más que venían, y los que ya estaban los recibían con alegría.

— Solo faltan dos parejas más y estaremos completos.

— Jin, todos los que llegan están en pareja, Yoongi y Ruth, Tae y Dani, Nam y Oma, Jungkook y Mely, ¿qué pasa contigo?

— Eres mi mate.

—Pero no he tenido mi presentación, no he tenido síntomas, y dudo que yo deba estar en esta manada.

— Tu me salvaste Euky —la miró con ternura y acarició su rostro— eso nunca lo voy a olvidar.

— Eso no quiere decir que yo sea tu mate, puede llegar una loba que te reclamé y yo quedaré sola —sus ojos se humedecieron— a veces creo que debería irme simplemente.

— Dónde vayas te encontraré, no me importa que no seas portadora. Eres mía, y con eso basta

— ¡Jin! —lo interrumpieron y él se alejó de ella.

— Quisiera ser completamente tuya —murmuró para sus adentros, y cuando él volvió a verla sintió un calor envolver su cuerpo.

Pero no era la presentación…

Pasaron días y días, la manada estaba completa y cada uno con su luna, así les decían a sus omegas, las cuidaban, protegían, amaban y eran tan empalagosos que hasta a ella les daba envidia.

Prefería quedarse en casa, mirar por la ventana exenta del grupo, sentía que no encajaba, no pertenecía a ellos, y podría jugar que más de una vez la vieron con desprecio.

Pero solo eran ideas suyas.

Jin, siendo el alfa debía proveer a la pequeña aldea, por lo que día por medio debía salir de caza para alimentar bocas, pronto, serían más, Nam ya había dejado en cinta a Oma, al igual que Hoseok a Zule, ellos se volvían más protectores, y a Euky le molestaba no ser como ellas.

Un día, que Jin no estaba, decidió ir al pueblo, según, por víveres, pero solo quería escapar de ello.

Mientras compraba, pensaba en la posibilidad de que una mujer se presentará en la manada como mate de Jin, y eso la llenaba de miedo, no sabía cómo es que en tan poco tiempo, se volvió tan indispensable en su vida, nunca la beso, nunca se le insinuó, nunca siquiera le tomó la mano cuando salían a rodear la aldea.

Absolutamente nada.

Un mareo provocó la desestabilidad de su cuerpo, fue tan fuerte que cayó directo al piso, en un susurro nombró al chico y luego, todo se volvió oscuro.

•°•°•°•°•°•

— Ella llegará aquí —le decía Tae intentando calmarlo.

— Lo sé, pero siento la necesidad de ir con ella.

— Todos llegamos, Hyung.

— ¡Alfa! —llegó Jungkook luego de transformar su cuerpo, Mely, corrió a su encuentro, no podía estar lejos de su mate— se transformó en medio de todos, la tienen enjaulada.

El cuerpo de Jin emana calor de furia, sus ropas se rompieron en mil pedazos, transformó su cuerpo y salió corriendo.

— Iré contigo Jin —grito con desespero

— ¡No! Quédate con Oma, Zule y Hoseok, protejan a sus lunas y cuiden sus cachorros —hablo por el link— Jungkook y Jimin, traigan a sus omegas.

Ambos chicos transformaron sus cuerpos, y las chicas subieron a sus lomos.

Kook era imponente, un enorme lobo azabache de ojos oscuros, macizo de colmillos enormes, era el lobo más grande de la manada, a excepción de Jin, claramente.

Jin era un lobo rojizo, de pelaje blanco y líneas negras, se veía tierno, cualquiera que lo viera le parecería simpático, pero en ese momento estaba tan molesto que su lomo tenía todo el pelaje erizado, hasta a los chicos y sus mates temían al verlo.

Y Jimin, la persona de Jiminnie era sencillo, muy tierno y simpático, su lobo blanco de ojos azules lo hacía ser el más atractivo de la manada, parecería que era el espíritu mismo de la diosa Luna en un lobo, quien lo viera caería hipnotizado por su belleza, y querría conocer más de ellos.

Eligió bien a sus guerreros en ese momento.

Los jóvenes tenían familia, los visitaban de vez en cuando y le hablaban de lo maravillosa que era la vida de un hijo de la luna, la libertad de correr por el bosque, además de no sentir frío, hablaban con tanta pasión que sus familias desearon en algún momento también ser parte de ellos, los respetaban, y querían así tal cual.

Pero no así con el hijo del fundador de aquella aldea.

La primera vez que vio al anciano de la manada Eclipse, se embeleso por el tatuaje que tenía en su frente, quería adueñarse de su cabeza, y a medida que crecía, mató a tantos animales que sus cabezas las tenía como trofeos y sobre la chimenea, un espacio vacío para aquel que la luna y el sol en su frente.

Pero cuando estuvo a punto de tenerlo, uno de sus lacayos le disparó justo entre los ojos por defender a una chica que se alejaba de la cueva.

Fue tanta su frustración que mató a sus ayudantes y luego los destripó como si los lobos lo hubieran hecho.

Y así fue como toda la aldea culpó a los lobos por ese terrorífico escenario.

Al llegar a sus oídos que en el mercado una chica se desmayo y luego su cuerpo cambio al de una pequeña loba de color chocolate, el aroma que enloquecía a Jin, corrió hasta el lugar, y encontró que sería el momento de rellenar el espacio vacío sobre la chimenea.

— No creo que deba tenerla encerrada —una mujer lamentaba verla ahí, era la madre de Sari.

— Claro que sí, podría atacarnos

— No lo harán, ellos no son agresivos —dijo el señor Jeon, padre de Jungkook.

— ¿Y ustedes cómo lo saben? —bajo de la tarima en la que estaba, pues quería exponer a todo el pueblo la monstruosidad que Euky era.

— Solo lo sabemos y punto —exclamó el otro extremo la señora Park.

— ¿Tienen hijos como estos monstruos?

— ¡No hables así de mi pequeño! —reclamo entre dientes el señor Jeon.

Hanchul, levantó un arma apuntando a la cabeza del hombre, quitó el seguro dispuesto a matar.

— ¿Que me harás, viejete? —el hombre cerró sus ojos, simplemente esperaba que apretara el gatillo.

Pero justo cuando Han disparó, una sombra negra pasó velozmente tomando del mayor y rescatandolo de la muerte.

Un aullido por el piquete de la bala que dió justo en su muslo, dejó a todos los presentes asombrados, no era necesario llegar hasta ese punto, y cuestionaron las decisiones de Chul.

Jin camino gruñendo mientras veía a HanChul, los humanos presentes se dieron cuenta de quién era el malo, Jimin paso entre la multitud y al verse tan hermoso les dió paz, se dejó acariciar por los niños y así se ganó la confianza de los que tenían una pizca de inseguridad.

Sari y Mely corrieron en su forma humana hasta sus familias, y la voz se corrió que sus hijos no habían muerto, simplemente, tienen una vida más hermosa y mejor.

— ¿Qué le hiciste a mi mate? —resonó una voz en la cabeza de HanChul.

— Sal de mi cabeza, animal —Jin gruño con más fuerza, sus pies dejaban la huella a su paso, la baba espesa caía a goteros, sus ojos rojos penetraban su alma hasta el punto de comenzar a sentir miedo.

Cómo si viera el infierno acercarse con lentitud.

Para defenderse, Chul levantó nuevamente el arma hasta el alfa, quien no se detuvo, si debía morir lo haría todo para proteger a su mate, pero antes que Han hiciera el intento de disparar, Jungkook corrió hacia el sujeto, con sus dientes tomó su pequeña cabeza y la arrancó de un mordisco.

— Lo siento Alfa, pero intentó matar a mi padre.

— Bien hecho Jungkook, ¿estás bien?

— Si, mi mate cuidara de mí —Jin sonrió mientras veía a  Mely acercarse con preocupación hasta Jungkook.

Más tranquilo transformó su cuerpo, uno de los hombres  le dió con que cubrirse y corrió hasta aquella jaula en dónde aún estaba Euky inconsciente.

No podía exhibir su cuerpo desnudo, ninguno podía hacerlo, eso lo aprendió de su mate cuando aún era un cachorro.

Por mucho que deseaba verla desnuda, ella siempre lo sacó de la habitación para cambiarse de ropa.

Con solo un golpe de su garra el candado de la jaula se rompió, ingresó a ella y tocó el pelaje hermoso de una loba castaña. El aroma a chocolate lo enloquecía, chocolate, anís y rosas.

Poco a poco la loba comenzó abrir sus ojos, miró a Jin quien tenía una hermosa sonrisa y sus ojos con lágrimas, había sentido miedo en perderla, y ahora ya estaba más tranquilo.

La risa de los niños les llamó la atención, serían futuros portadores y ahora mismo estaba en el lomo de Jimin que parecía más un caballo que un lobo.

— Estuvimos hablando con los del pueblo, respetamos sus existencias. —dijo uno de los más viejos que habitaban en la aldea

— No los pondremos en peligro, hay muchos afuera que quieren cazarnos.

— Y nosotros mantendremos sus secretos, solo, déjenos convivir con ustedes —se acercó a él costosamente— tu abuelo fue mi amigo, una tarde salí a cazar, y un oso intentó atacarme, el salto entre nosotros y se enfrentó, por mi, por un simple humano, en mi momento de retribuir.

Euky llegó hasta Jin cubriendo su cuerpo, su cabello creció, sus ojos brillaban, su piel era espectacular, más bien, siempre fue así, pero ahora lo veía con más claridad.

Su loba también era bellísima, y tanto él como Rojo estaban emocionados al tenerla.

— Podemos mezclarlos entre ellos —dijo su mate— no alejemos a sus hijos, convivamos juntos, los hijos de la luna y los hijos del sol.

SeokJin asintió con el consejo de su luna, haría lo que ella le pediría, cada palabra que saliera de su boca sería una orden para él, es su luna, y su luna ordenaba.

— Seremos sus guardianes —dijo finiquitando, le dió la mano al señor hombre y el trato se cerró.

Una fiesta se llevó a cabo esa noche, el propósito de la luna y el sol se había cumplido, por muy frío que sonara, extinguieron de la tierra parte de la maldad con la muerte de HanChul, y a pesar que habían muchos más en el mundo, la nueva raza de los Hombres lobos, venía a proteger a los hijos del sol.

Serían sus guardianes.

•°•°•°•°•°•

— ¿Aquí es donde viviremos?

— Era la casa de mis padres, cuando ellos murieron no pude seguir aquí.

— Por eso te fuiste al bosque.

— Por eso hice muchas cosas.

— Podemos hacer una nueva casa, mi luna.

— No, quiero aquí, quiero que nuestros cachorros crezcan en el mismo ambiente que yo lo hice —Jin se acercó a ella.

— ¿Nuestros cachorros?

— ¿Acaso no quieres?

— ¿Quieres saber porque no te toque, bese o tome antes?

— mi loba ya me lo dijo —susurro en sus labios— la presentación fortalece mi cuerpo, y lo adapta para recibirte junto al nudo.

— Y voy a anudarte cada noche de mi vida, mi luna.

— Pruébalo, mi Alfa —Jin se aferró a sus labios besando con desesperación.

Sus cuerpos soltaron hermosos aromas, estaban tan cómodos con el otro, tan deseosos, tan necesitados que la poca ropa fue rota por las garras del contrario, Jin raspaba levemente la piel de Euky con sus colmillos, ella lo empujó con fuerza hasta el sofá dónde cayó de golpe, se montó y también beso su pecho, cuello lóbulo.

— Oh, mi luna, mi bella luna, no sabes cómo te deseo. —acomodo su falo en su entrada.

— Oh, mi Alfa, mi sensual Alfa, no me hagas esperar más por ti —comenzó a bajar lento hasta tenerlo en su interior, y poco a poco, movió sus caderas para el placer de ambos.

•°•°•°•°•°•

La Luna veía el hermoso convivir de ambas razas desde el cielo, se sintió orgullosa por la decisión que había tomado, cuando el primer eclipse se llevó a cabo ese año, hablaron secretamente con el sol, y quedaron que los espíritus de los lobos eligirian a quienes poseer, ya fueran jóvenes o adultos, y así ayudaban también a la humanidad que les tendió la mano amistosamente a los licántropos.

Así, es como esta raza nació, dónde no hay maldad, el amor es para siempre y los hombres cuidan y se desviven por sus lunas, soulmates o mates, como quieran llamarles.





Fin...

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