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1- Mi vida es un asco


Gracias a Melissa (M4vis) por obligarme a escribir todos los días. Te quiero minion.

Kristal

Empezaría por lo típico, diciendo mi nombre, donde vivo, a qué me dedico; pero cuando tu vida es un asco como la mía, créanme, lo más interesante que tendrás para contar es cuan jodido es levantarse sabiendo que hoy será otro día de mierda.

- ¡Kristal! - mi madre me llama desde la cocina.

Kristal, ése es mi nombre, y cada vez que lo escucho de la voz irritante de mi madre, me hace querer cambiarlo.

- ¡Ya voy mamá! - le respondí lo más alto que pude y suspiré pidiendole paciencia a mi almohada.

Salí de la cama y caminé hasta el baño que estaba al lado de la habitación de mi hermano mayor Kristhian.

- Buenos días imbécil - dijo mi hermano con voz burlona saliendo de su habitación.

- Púdrete idiota - contesté.

Ése es el saludo más cariñoso q nos podemos dar él y yo.

Luego de pelear varios minutos por quien iba a entrar primero al baño, como siempre perdí yo, así que tuve que usar el de abajo.
Me estaba vistiendo y mi madre seguía llamándome con tal desesperación como si estuviera perdida y en peligro de muerte, así que por el bien de mis oídos, fui de una vez a desayunar.

- Mamá, ¿por qué tiene que ir a la misma universidad q yo? - dijo Kristhian con la boca llena de panqueques.

- No te quejes cariño y asegúrate de que el primer año de tu hermana sea bueno y agradable. Kristal, cambia esa cara que parece que tu perro ha muerto.

- Y morirá de verdad si no deja de molestar a mi gato. - dijo mi hermana menor.

Mi hermana se llama Alexa y aún no me explico cómo cabe tanta maldad en un cuerpo tan flaco. Es increíble como es de calculadora y manipuladora con a penas 17 años.
No se parece a su padre en cuanto a lo manipulador, aunque en lo calculador son perfectamente iguales. Lo digo porque Fabián es un cubano con suerte que conoció a mi madre en México en una conferencia en la que ella tenía que participar. En menos de un año ya estaban casados, él se hizo ciudadano americano, mi madre se embarazó y sin darse cuenta ya era esposo, padre y padrastro. Aunque estoy segura que su plan era casarse con mi madre, obtener la ciudadanía y nada más. Pero a pesar de mi opinión, es muy bueno con nosotros; no para de trabajar, se desvive por complacer a mi madre y nos trata a Kristhian y a mi como si fuéramos sus hijos.

- Buenos días familia - dijo Fabián demasiado entusiasmado y le dio un beso a mi madre en la mejilla como de costumbre para evitarnos el asco.

- Buenos días papá. Te veo muy contento el día de depositarme la mesada - dijo Alexa alzando su mano para que le diera dinero.

- Ya veo que la felicidad se va en un abrir y cerrar de ojos
- contestó sacando dinero de su billetera.

Mi madre preparaba panqueques como para cincuenta personas. Todos estábamos en la cocina haciendo el mismo escándalo de todos los días. Mi perro Aslan no paraba de perseguir al gato de Alexa y el teléfono del salón no paraba de sonar; vamos, en conclusión, mi familia es una familia de locos.

- ¿Quienes están listos para irnos a la universidad? -preguntó Fabián con el mismo entusiasmo de antes.

- No iré con ustedes, no llegaré con esta loca a la universidad, me avergüenza - dijo Kristhian mirándome y riéndose, comiendo panqueques otra vez como si se les fueran a acabar-. Me iré con Bruno en su auto mamá, no te preocupes.

- Malas noticias para ti - dijo mi madre.

- ¿A que te refieres mamá? - preguntó Kristhian preocupado.

- ¿Recuerdan ese teléfono que no paraba de sonar y que de un momento a otro no se ha escuchado mas? - dijo mi madre poniendo misterio y dejó de hablar esperando una respuesta innecesaria.

- Si mamá; y qué? - respondió mi hermano impaciente.

- Pues era Bruno - dijo fingiendo entusiasmo -. Te estaba llamando a tu celular pero lo tienes apagado - volvió a quedarse en silencio.

- Sí mamá; y qué, que te dijo? -preguntó Kristhian muy alterado.

Me reí y Alex me siguió.

-Ah..., dice que no podrán irse juntos, que irá con su padre y que luego te explica - respondió mi madre con una sonrisa como si no tuviera importancia.

- ¿Que? - dijimos Kristhian y yo al unísono.

- No por favor, cualquier cosa menos viajar con él - dije con voz ñoña negando con la cabeza.

- Cualquier cosa menos viajar con él - dijo Kristhian con voz burlona haciéndome muecas -. Tonta - se puso de pie, me golpeó en la cabeza y subió a su habitación tras los regaños de mi madre y las risas de Fabián y Alexa.

Era lo que me faltaba, viajar con mi hermano odioso. Por suerte no era un viaje largo. La universidad del Sr. Jefferson está en Charlottesville, a solo a una hora de Richmond, la ciudad donde vivo.
Fan Distrit, así se llama mi barrio. A la gente le gusta por su historia, sus casas con una arquitectura increíble y sus agradables habitantes; nada que yo disfrute en lo absoluto, pero puedo pasear a mi perro tranquilamente, así que no está tan mal.

Lo que sí está mal es que tenga que estudiar arquitectura por culpa de Ryan Miller, mi padre. Sólo porque él es arquitecto y mi hermano lleva tres años estudiando lo mismo para seguir sus pasos, yo estoy obligada a dejar la carrera de fotografía a un lado para darle la bienvenida a la carrera de arquitectura, a la cual, no puedo tenerle mas asco.
Mi padre dice que si no estudio algo para lo que nací, no tendré futuro en otra cosa; así que me amenazó con quitarme mi colección de casetes y discos originales de Kiss, ACDC, Nirvana, Marylin Mason y Metálica; y lo peor, se llevará a mi perro y lo dará en adopción a quien sabe que persona. Y bueno mi padre, lo que promete lo cumple a toda costa.

Se que es una estupidez poner unos discos y a un perro por encima de mi futuro, pero a parte de mi odiosa familia, eso es lo único que me importa en la vida; quizá un día me revele pero ahora no estoy dispuesta a perder nada de eso. A demás no seré la primera persona que estudia algo que no le guste.

- ¡Kristal, Kristhian! - gritó mi madre. - Vamos chicos es hora de irse.

Estábamos en nuestras habitaciones revisando que todo estuviera listo.
Yo por desgracia comparto la mía con Alexa, que a pesar de llevarnos tan mal, al menos tenemos el mismo gusto musical; así que nuestro cuarto parece entrada de concierto, con las paredes llenas de afiches de Bryan Hugh (vocalista de la banda Marilyn Manson) y de Billie Eilish (es la cantante preferida de Alexa), según ella, Billie es una diosa.
Kristhian a diferencia de nosotras es dueño y señor de su habitación; a tal punto que todos en la casa tenemos prohibido entrar en ella. Cuando digo todos, me refiero hasta mi madre, que sufre constantemente por no poder hacer la limpieza en el dichoso cuarto. No entiendo cual es el misterio de mi hermano; a no ser que su objetivo solo sea evitar ser sorprendido fumando marihuana.

Salimos de nuestras habitaciones Kristhian y yo al mismo tiempo y bajamos las escaleras hasta el salón.

- Mas te vale que no te acerques a mi cuando llegues. ¿De acuerdo zombie? - me susurró en el oído.

- Apártate - lo empujé -. ¿Qué edad tienes? ¿12 años?

Kristhian se rió y volvió a acercarse con aires de mató.

- No te ofendas cristalito, pero tengo una reputación que cuidar y contigo cerca... - me miró de arriba a abajo con cara de desprecio y suspiró -. No, no. Con esas pintas no me ayudas.

- Ay pobre, que pena me da avergonzarte hermanito - fingí lástima -. ¿Sabes que? No tienes de que preocuparte. Te aseguro de que tu me avergüenzas a mi, más de lo que yo a tí, así q no pretendo acercarme a ti en lo absoluto - le hice una mueca y me fui a la cocina.

- Eso es, así me gusta cristalito, que obedezcas a tu hermano mayor - me gritó como un loco mientras caminaba hasta el porche de la casa.

- ¿Ya están listos? - preguntó mi madre anciosa empacandonos comida.

Asentamos con la cabeza y continuamos perdidos en nuestros teléfonos.

- ¿Kristal? ¿Qué estás usando cariño? Ve, ve a cambiarte que ya es tarde - dijo mi madre agitando sus manos espantandome hacia mi habitación.

- ¿Qué tiene mamá? Así estoy bien; es solo ropa.

- Tienes razón, perdona cariño. Puedes llegar tu primer día a la universidad con esa camiseta cinco tallas más grande de la que deberías usar, que combina perfectamente con esos pantalones que parece que sacaste del guardarropas de tu hermano. Por supuesto que no tiene ningún problema que parezcas un chico. Ya te lo he dicho antes, puedes ser lo que tu quieras y puedes decírmelo - me miró con una ternura irritante.

Mis hermanos se reían sin contenerse y no paraban de decir tonterías burlándose.

- Mamá por favor, no empieces otra vez. Te he dicho mil veces que no soy lesbiana - dije entre dientes tratando de contener mi rabia.

Admito que tengo una manera de vestir un poco rara, pero es la única ropa con la que me siento cómoda. Me encantaría poder usar un vestido bonito como otras chicas, sin que al mirarme al espejo me provoque asco. No se si es mi autoestima inexistente o es que realmente soy horrible.

Tomé mi equipaje y salí de la casa con dificultad por el peso de todo lo que llevaba encima.

- Vamos chicos, pongan sus casas en el maletero - dijo Fabián dando palmadas en el auto.

- Kristal a dónde cree que vas con todo eso - dijo Kristhian al verme poner en el maletero todo mi equipo de fotografía -. Te recuerdo que vas a una universidad no a una excursión.

- Si voy a estar en ese lugar, espero ocupar mi tiempo en algo que pueda hacer sin morirme de aburrimiento - dije con resignación.

La universidad está a solo una hora de casa; pero mi madre no perdió la oportunidad de hacer que mi hermano y yo experimentaremos la independencia, así que nos convenció para que tomáramos la beca. Buena escusa para librarse de sus hijos que aunque somos mayores, aún no queremos irnos de casa.

- Kristal sube ya al auto - dijo mi hermano desde el asiento del copiloto.

Yo acariciaba a mi perro que no se despegaba de mi.

- Apresúrate; no tenemos todo el maldito día - dijo Kristhian comenzando a enfadarse.

Fabián desde el auto pitaba insiste.

- Ya voy, déjenme despedirme de Aslan - contesté irritada.

Aslan es un golden retriver hermoso. Lo tengo hace tres años; nunca me separo de él, es muy especial para mí, por eso me cuesta tanto dejarlo.
Se convirtió en mi único amigo cuando mi mejor amiga Issy murió. Perderla me afectó mucho; hizo que me convirtiera en otra persona; me alejé del resto de mis amigos, dejé de hacer cosas que disfrutaba porque no me apetecía hacer nada sin ella.
Me encerré en mi propio mundo por la tristeza. No quería comer, no hablaba y mis salidas de casa se limitaban a el instituto y al psicólogo tres veces por semana. Cuando llegaba a casa, me metía en la cama y escuchaba música de Taylor Swift , castigandome por las tantas veces que le dije a Issy que era un asco por ser esa su cantante favorita.
Alex no me molestaba; y Kristhian las veces que venía a casa era lindo conmigo, me hacía chistes malos y me preparaba pastel de manzana.
Así estuve seis meses, hasta que mi padre vino desde Italia a vernos a mi hermano y a mi, así que para hacer que cambiara mi humor, me regaló a Aslan.
De pequeña siempre quise tener un perro, pero mi madre nunca me dejaba adoptar ninguno, pero cuando me vió con Aslan en los brazos y se dió cuenta de que sonreía después de mucho tiempo, entonces dejó que lo tuviera.
Hace dos años y medio que perdí a Issy por el maldito cáncer y aún no lo supero. Luego de querer morir tantas veces y desear desaparecer, comprendí que soy muy cobarde para hacerlo yo misma, así que tengo que seguir viviendo esta vida de mierda hasta que llegue mi hora.

Me despedí de mi perro y subí al auto de una vez. Fabián ya había puesto el motor en marcha.
Mi madre agitaba su mano derecha diciéndonos adiós como si nos fuera a ver nunca más, cuando en realidad nos vería en dos semanas.
Alexa a espaldas de mamá, nos mostraba su dedo medio mostrando su lengua, haciendo su más conmovedora despedida.

Dijimos adiós a mamá y el auto se puso en marcha. Aslan corrió tras nosotros como siempre hace cada vez que salgo y me dolió saber que esta vez yo iba a tardar en regresar mas de lo que mi cachorro pensaba.

- Hagamos una cosa zombie. Cuando lleguemos a la universidad tú te agachas y te escondes en el auto y no sales hasta que yo desaparezca. ¿Entiendes? - dijo Kristhian fingiendo una sonrisa.

- Sí claro imbécil. Y por qué no te escondes tú; o mejor por qué no te bajas una milla antes de llegar. Así evito que la gente note que te conozco - le dije haciendole muecas de desprecio.

- Ya basta chicos - dijo Fabián con tono agotado -. ¿Saben? Extraño mucho cuando eran pequeños y actuaban como hermanos normales.

- Nos peleamos todo el tiempo. Es lo que los hermanos normales hacen. ¿No cristalito?

Kristhian me miró esperando que afirmara su respuesta,cosa que no sucedió.

Faltaban solo 20 minutos para llegar cuando sin más se detuvo el auto, así que salimos todos a ver que sucedía.
Fabián fue a revisar el motor, Kristhian aprovechó para fumarse un cigarrillo y yo me puse a tomar fotos a la carretera con mi celular.

- Oh Dios mio - dijo Kristhian con la boca abierta al ver un carro de lujo que pasó lentamente en dirección a la universidad.

No se nada de autos, pero estoy segura que uno como ese cuesta millones. Su color negro brillante era increíble, así que no pude evitar tomarle fotos.
Logré hacer una buena foto, aunque no pude capturar todo el auto, logré una imagen un poco intrigante donde se veía la silueta de un chico en a través del cristal del parabrisas trasero.

Fabián y Kristhian por fin solucionaron el problema del coche y pudimos continuar.

Llegamos a la universidad. Para mi sorpresa se veía mucho mejor que el las fotos que había en Internet.
Las edificaciones tienen una arquitectura impactante; era de esperarse, esta universidad fue la primera en ofrecer la dichosa
carrera en Los Estados Unidos. Al final tantas columnas y tantos jardines hacen que parezca un lugar genial después de todo.

Seguimos en marcha hasta llegar a la residencia.
Kristhian seguía pidiéndome que me escondiera y yo no le hacía ni puto caso.
Fabián aparcó delante de un edificio, donde estaba la habitación de Kristhian.
Habían chicos por todas partes, de todas las razas, lo mismo musculosos, delgados, altos, bajos, feos y la gran mayoría guapos.
Nunca caminó a mi alrededor tanta testosterona. Ya me estaba poniendo nerviosa y comencé a replantearme lo que me decía mi hermano de esconderme en el auto.

Kristhian bajó del coche y cogió sus cosas del maletero con la ayuda de Fabián.

Bruno y un grupo de chicos se acercaron a saludar a mi hermano.

- Hola hermano - saludó a Bruno y al resto de los chicos estrechando su mano y abrazando a algunos con entusiasmo.

- Oye Kristhian. ¿Qué traes en el auto bro? - dijo Bruno refiriéndose a mí, intentando molestarme como siempre.

- Ah, ella - contestó mi hermano fingiendo sorpresa -. La pobre estaba tirada en la carretera y Fabián la recogió; dice que va a adoptarla.

- Ohw! - dijeron todos mostrando falsa lástima.

Bruno rompió a reírse, Kristhian no perdió el tiempo para carcajearse al igual que el resto de los chicos.

- No les hagas caso Kristal. Ya nos vamos - dijo Fabian y se subió al auto.

- Espera un momento - le dije a Fabián antes de que arrancara el coche -. ¡Hey Kristhian! Nos vemos por ahí hermanito. Recuerda lavar tus calzones y come todo lo que mamá te puso en la mochila.

Kristhian me miró furioso.

- Oye brother. ¿Por qué no sabíamos que tenías una hermana? - le preguntó uno de sus amigos.

- Por obvias razones, no? - dijo Bruno riéndose de mi hermano; que me miraba queriendo matarme.

Fabián condujo hasta mi habitación. Estaba muy nerviosa. Si me cuesta convivir con mi familia, imaginen lo que me costará convivir con tres chicas, con las que estoy segura que no podré cruzar ni media palabra.

Salimos del auto y al igual que delante del edificio de Kristhian, todo el lugar estaba lleno de gente.
Sin mirar a ningún otro lado que no fuera hacia el suelo, me despedí de Fabián, tomé mis cosas, entré al edificio y subí lo más rápido posible al tercer piso donde estaba mi habitación.

Abrí la puerta y para mi sorpresa estaba vacía.

- Gracias a Dios - dije aliviada.

La exploré para conocerla. No estaría tan mal si no tuviera que compartirla con nadie. Elegí mi cama y mi escritorio al lado de las ventanas que estaban en la pared perpendicular a la entrada.

Me puse a desempacar. Estaba muy concentrada acomodando mis cosas en el armario, cuando alguien abrió la puerta con tanta fuerza que chocó con la pared, haciendo que retumbara todo el cuarto.

Yo brinqué del susto.

- Eh... Hola - dijo la chica que abrió la puerta, al darse cuenta que yo estaba ahí -. ¿Me disculpas? Es que me peleé con mi padre y tuve que subir yo sola todas mis cosas. ¿Puedes creerlo? - dijo agitada mientras colocaba sus maletas dentro de la habitación -. Dios, una chica tan frágil como yo cargando tanto peso; es increíble - se quejó con voz de niña pequeña.

- No pasa nada, no te preocupes
- le dije con timidez pero con ganas de contarle que yo había cargado mis cosas sin ayuda y que no había muerto por eso.

- ¿Esa es tu cama?

- Si, por qué?

- Por nada, es genial. Yo escogeré ésta justo al lado de la tuya; así podremos conversar hasta tarde sin que tengamos que acostarnos juntas - sonrió y dio palmaditas emocionada.

- Está bien - le algo asustada.

- Ay, casi lo olvido. Me llamo Sophia, pero ya que somos futuras mejores amigas, dime Sophi; es mas bonito. ¿Tú cómo te llamas?

- Eh... Kristal.

- Bonito nombre.

- Gracias el tuyo también.

- Ay, no mientas. Por cierto ¿Qué haces?

- Estoy desempacando.

- Estás loca. Eso puedes hacerlo dentro de tres o cuatro días. El primer día hay que disfrutarlo - caminaba por la habitación como si me estuviera dando clases -. Tenemos que explorar el lugar, conocer al resto de los estudiantes, ver si hay chicos guapos. ¡Uy! - dijo entusiasmada.

- Pero no empezamos las clases hasta mañana.

- ¿En qué parte de lo que dije escuchaste la palabra clases? No estaba hablando del área docente nena; me refería a la residencia; la zona de los chicos para ser exacta. ¿Que te pondrás para la fiesta de esta noche?

- ¿Qué fiesta? - pregunté sorprendida de toda la información que tenía esa chica y apenas acababa de llegar.

- Dios, ¿cómo puedes no saber nada? Iremos a la fiesta de iniciación - juntó las palmas de sus manos y cerró los ojos como si estuviera rezando.

- Lo siento pero no iré a ninguna fiesta - seguí desempacando.

- No, no, no. Eso lo discutimos luego ahora tu y yo nos vamos
- me tomó de la mano y me sacó de la habitación.

Salimos del edificio tomadas de la mano como si fuéramos amigas de toda la vida. Me sentía extraña pero a la vez en confianza. El hecho de que a una chica tan linda y elegante como ella, no le importara andar conmigo con mi pinta rara, hace que me caiga demasiado bien.

Caminamos por toda la residencia, el paseo duró una eternidad. Sophi no paraba de elogiar cualquier cosa que tuviera pene; era molesto pero a la vez gracioso.

- Oh por Dios. ¿Cómo puede alguien tan hermoso pasearse tran tranquilamente sin miedo a que lo secuestren por ser tan perfecto? - dijo Sophi al ver un chico que nos pasó por al lado y se mordió el labio.

- Para ya, que vergüenza
- susurré porque el chico aún estaba cerca.

- No seas tímida. Si los chicos nos andan piropeando todo el tiempo, por qué no podemos piropearlos nosotras.

- Na, a mí esas cosas no me pasan. El único chico que me dirige la palabra es mi hermano mayor; y cuando lo hace es para insultarme y ofenderme.

- ¿Tienes un hermano? - dijo sorprendida -.¿Por qué no habías empezado por ahí? Cuéntame...cómo es; es guapo? ¿Qué edad tiene? ¿Dónde está?
- preguntaba como loca con sus manos en mis hombros, balanceandome hacia atrás y hacia delante.

- Ay, ya - logré que me soltara -.
Sí, es guapo, lo odio pero es lindo. Tiene 24 años; es muy alto, demasiado; su pelo es castaño claro, tiene los ojos color café, así como los míos, aunque cuando él te mira es algo intimidante; envidio los labios que tiene, son carnosos; es algo musculoso, todas las chicas dicen que es muy sexy - le dije mientras caminábamos a nuestra habitación.

Ella me miraba con los ojos abiertos como platos.

- Kristal, es el hombre de mis sueños - creo que estaba a punto de babear.

- Como lo sabes si no lo has visto - me reí -. A lo mejor mañana lo ves; estudia aquí.

- ¿Lo dices en serio? ¿Qué haces que no me estás llevando a verlo?

- No podemos, si me fingirá que no me conoce; me odia.

-Da igual, quiero verlo aunque sea de lejos.

- No.

- Por favor - me suplicó tirandome del brazo.

- Que no.

Llegamos a la habitación y habían dos chicas. Amy, una chica linda de color, muy alta, con un cuerpo exuberante; si no fuera por su acento americano, diría que es latina; su pelo tenía un estilo afro impresionante; al parecer era algo hippie. La otra era más como Sophi. Maika, una rubia alta con cuerpo de modelo; con la cara de una muñeca Barbie; su estilo era de una princesa mimada por mamá y papá.

Sophi se quedó parada en la entrada, mirando a Maika con la boca abierta.

- ¿Qué haces ahí parada? Ven acá perra
- dijo Maika caminando hacia Sophia y le dio un abrazo.

- ¿Como es que estás aquí? ¿Por qué no me dijiste que vendrías? - dijo Sophi.

- No iba a venir. Solo estoy aquí porque mi padre se puso como loco, me canceló todas las tarjetas de crédito y me quitó el auto - puso cara triste -. Sophi, sabes que me muero sin mis tarjetas. Ni te imaginas la vergüenza que pasé en un centro comercial el otro día - dijo Maika abrazandola.

Amy y yo nos presentamos y hablamos un poco; Maika solo se volteó un segundo, me miró algo rara y me dijo "hola". Era muy creída, pero a Sophi no parecía importarle, se conocían desde pequeñas y eran inseparables.
Pensé que con la presencia de Maika, Sophi se olvidaría de mi, pero estaba equivocada.

Luego de 20 minutos diciéndole a Sophi que no iría a la ducha con ella, al fin desistió y pude bañarme, sola y tranquilamente; con el agua tan caliente que sentía como mi piel estaba a punto de quemarse, estaba exactamente como me gustaba.

Salí del baño y la habitación era un desastre; había ropa de Sophia y Maika por todas partes. Por suerte para mí esas dos se habían ido a la fiesta; Amy estaba acostada leyendo algún libro erótico en Wattpad.

Intenté varias veces beber agua del grifo, pero no dejaba de pensar en que podía ser un asco, revisé mi mochila y no me quedaba ni una botella.

- Si quieres tomar algo tendrás que ir al zona de los chicos - dijo Amy al verme tan desesperada -.Hay una máquina de bebidas allí; intenté en la que está aquí en frente, pero te roba las monedas.

- No gracias, prefiero morir de sed.

Me acosté a ver las fotos que había hecho en la mañana. Por alguna razón no dejaba de mirar la fotografía del auto donde se veía la silueta del chico. El hecho de que su identidad para mí era un misterio, hacía que aquella imagen me resultara interesante.

*Nota de Bi: Hola Lectorcillos. Los lugares que menciono son reales; perooo, nunca he estado en ninguno, así que las descripciones de esos sitios son fruto de mi imaginación.

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