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Taehyung
Yo miraba a aquel chico, su madre me había dicho que él tenía un "carácter peculiar", su nombre era Jeon Jungkook, 17 años, penúltimo año de preparatoria.
ㅡ Sueltame ahora mismo –se bajó bruscamente y me miró mal– Creo que te confundiste de persona, yo no soy el que necesita un "guardaespaldas" –dice serio.
ㅡ Escucha, se que no tienes hermanos o algo así, además, ¿Tu nombre no es Jungkook?
ㅡ No –levanta los hombros.
ㅡ Claro, como digas... –sonreí– No hace falta que mientas. Por cierto, ¿A dónde ibas?
ㅡ ¿Te importa? Solo no te metas en mis asuntos... –rueda los ojos.
ㅡ Pudiste haberte roto algún hueso si yo no estaba aquí –dije ignorando lo que él había dicho.
ㅡ Ajá, ¿Y? ¿Qué quieres que haga al respecto? ¿Debería agradecerte? ¡Ayyy, estoy taaaan agradecido contigo! –dijo sarcásticamente.
ㅡ No, tampoco hace falta que agradezcas, porque de todos modos mi trabajo es protegerte.
Vi como Jungkook rió ironicamente y luego rodó los ojos. Él estaba por volver a escalar, pero yo lo sujeté de la cintura y lo cargué.
ㅡ ¡¿Qué demonios haces?! ¡Bajame ahora!
ㅡ No, entraremos por la puerta principal, supongo que no importa –lo miro.
ㅡ ¡Basta, sueltame ya! ¡Le diré a mis padres que te estás aprovechando de la situación!
ㅡ No es así, solo no quiero que te lastimes –dije suavemente.
ㅡ Aish... Recién te conozco, pero eres una maldita molestia
ㅡ Está bien, puedo ser una una molestia o todo lo que quieras, pero este es mi trabajo, lo siento –suspiro y camino mientras lo cargaba, adentrandonos en la mansión.
Al entrar los empleados nos miraron realmente confundidos. Solo me dirigí escaleras arriba, miré el pasillo, era muy largo; parecía no tener fin.
ㅡ Entonces... ¿Cuál se supone que es tu cuarto? –pregunté.
ㅡ No te diré... además... ¡ya bajame! –se suelta del agarre y se baja mirándolo con el ceño fruncido– y es el que está al final del pasillo –serio.
Me dirijo a aquel cuarto mientras lo acompañaba. La habitación era muy hermosa.
ㅡ No puedes salir, tu madre me lo dijo. Entonces, quedate en el cuarto –fui hasta la ventana y agarré las sabanas-
Después de cerrar la ventana, arreglé las sabanas y las dejé en su lugar.
ㅡ Solo... No compliques esto. No te comportes como un niño –dije tranquilo.
ㅡ Cállate, no me conoces. Así que, no hables estupideces, ¿Si? –sonríe cinicamente.
ㅡ Debo ir a hablar con tus padres. Van a darme mis horarios, aunque se que debo protegerte por lo menos las 24 horas del día –reí.
ㅡ Como sea, no me interesa.
ㅡ Bien –dejé de reír– adiós –sonreí amable.
Salgo de su habitación para ir al despacho de sus padres.
Se perfectamente que a partir de ahora mis días serán muy complicados, pero debo soportarlo.
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