Capítulo 53 (Fuego~)
Continuación:
~...~
Era un revoltijo de emociones. Le agradaba la idea de salir corriendo de este horrible lugar de una buena vez, el incendiarlo se le era algo drástico, muchos de los que residenciaban aquí eran sin su consentimiento, llenándose de puros chicos problema o que solo sus padres no quisieron responsabilizarse más. Pero lo que le desagrado a un punto elevado fue la sentencia de sus amigos. Nombro solo a Moxxie como para no sonar muy lleno, pues era evidente que Millie saldría con él, no obstante, todas sus peticiones eran negadas.
—Todavía...no puedo comprender porque no pueden acompañarnos — comenzó a insistir el joven a su amigo el día de hoy en el desayuno.
—Porque no y listo ¿Que acaso te estas volviendo blando? — entrecerró su mirada, indagando.
—¡No!...no — se defendió —Solo...me parece un poco extremista, es todo, y si solo nos vamos y ya — propuso una opción más pasible. No era su forma de sarlavar a los demás, lo admitía, le vale un poco el que si el lugar arde como lo hicieron con el apenas puso un pie en el edificio, pero...sus amigos.
—¿Ahora te hechas para atrás con las exigencias del plan? — farfullo con enojo, tomando el cuello de la camisa de su traje deportivo —Escúchame...seguiremos al pie de la letra todo...de no ser así...no vengas conmigo~ — gruño advirtiéndole.
El pelinegro lo empuja desentendido ¿Qué carajos era lo que le pasaba?
No se dirigieron la palabra en todo el día, optando Blitzø en querer pasar un tiempo con Mox y Millie aunque se negara en darse cuenta de que era un mal tercio para ellos, pero era mejor eso que sentir el ambiente tenso de su compañero.
~...~
Striker se arto. Arrastrándose con sus piernas y querer tomar su hojilla mortal, abalanzándose al otro después de tenerla.
Ambos ruedan hasta una de las velas que tenían para la iluminación, derrumbándola por lo cometido, teniendo contacto con la tela de la carpa, provocando así el comienzo de las llamas del averno y consumir todo en el calor del fuego que poco a poco iba creciendo, y ni siquiera eso fue suficiente para que Striker se apartara de Blitzø, quien lo tenía abajo y con la daga a centímetros de su cara, su única sal salvación momentánea era sus débiles brazos, sujetando como podían las de Striker y evitar su muerte.
Su extremidad derecha empezaba a decaer, sujetando con fuerza la filo de la cuchilla sin tener más espacio, rasgándole la tela de sus guantes y perforando lentamente los dedos del joven que ya sangraban.
Lo desoriento un poco, haciéndolo caer encima de su cuerpo con una patada, aprovechando la oportunidad de apuñalarlo por la espalda un par de veces, siendo este en alejarse con el cuchillo enterrado en su omoplato, así incrustándolo en el área abdominal de Blitzø, sacándole un grito de espanto.
Se negaba en sucumbir aun, sintiendo como Striker profundizaba más su herida a propósito, cerrando sus ojos en el agotamiento, haciéndose pasar ya sin vida, solo cuando Stiker baja por unos segundos la guardia es que desde lo más pesado de su querer, mantuvo su compostura en alto y firme, sacándose la arma blanca con el mar horrible de los dolores y empuchándola en su hombro al no haber calculado bien en su pecho que matarlo como deseaba.
Striker se aparta, gritando de la desesperación. Maldiciendo aquí y allá, y como si fuera la primera vez que se da cuenta nota al fin el verdadero peligro en el que se encontraban. Rodeados de las llamas que destruían el lugar, destrozando todo a su paso, y aun así no se daría por vencido en derrotar a su némesis.
Blitzø como puede se levanta, no del todo, de su camisa blanca deslumbraba el rojo vivo de su vientre, tomándose la herida con irritación y arrepentimiento con tal de parar la hemorragia, pero no servía de nada. Miro como Stikrer seguía de pie, extrayéndose el puñal de su cuerpo...era su fin.
No tenía las fuerzas suficientes para encararlo una vez más y darle una pelea justa.
Suspira descalabrado, detallando como el matón con una mirada diabólica estaba decidió en darle su juicio final...todo hasta que algo ocurrió.
De las mimas llamas que consumían todo, el techo de la carpa se rasgó, cubriendo a Blitzø al su alrededor, simulando una protección para el otro, pues el calor era tan infernal y, sus heridas hacian que no tenía la fuerza necesaria como para saltar, darle cara y salir.
—¡Grrr. Maldición ! — se desahoga con enojo. Ni quiera ninguna de sus arma tenía ni una munición, aunque algo vino a su cabeza, provocando una sonrisa certera en su diabólico rostro.
Enterrando con tranquilidad su puñal en el piso arenoso, el fuego se desharía de las evidencias. Tomo con una extraña serenidad su sombrero, colocándoselo en su cabeza y mirar a su rival con una mueca tranquila, eso sobresalto de manera interna al muchacho, logrando con dificultad ponerse de pie, frunciendo el ceño con esfuerzo. ¿Qué estaba tramando?
—¿Quizás la próxima me atrapes?... Blitzø — sonrió con descaro y una mirada más que aterradora y segura. Elmencionado jadea asustado —Claro...si es que logras escapar de aquí — y sin ninguna gota de culpa o más, salió corriendo de la carpa, dejando atrás al joven guardaespaldas.
Lo que se había convertido en su protección era ahora su perdición. Midió con sus ojos el nivel del fuego, ni subiera alguien con la estatura de Stolas podía saltar aquella longitud, y mucho menos en del estado en el que se encuentra.
—¡STRIKER! ¡HIJO DE PUTA! — grito con todas sus fuerzas, por más mal herido que se encontraba, su rabia era su motor —¡TE MATARE, JURO POR SATANAS QUE LO HARE! — prometió.
Algún día...si...
Jadeo queriendo un descanso, tosiendo al percibir como el humo entraba sin reparo alguno en sus pulmones, dándose cuenta del peligro que ahora estaba. Miro a todos lados, estaba rodeado, quiso probar pero su fobia antes calmada volvía en el, todo en ello volvía, buscando la forma de poder escapar de aquella jaula mortal.
Los gritos, las llamas, el circo, su familia, sus quemaduras, los maltratos, los regaños, su propia voz desgarrada por el llanto, TODO.
Comenzó a hiperventilarse, un par de lágrimas amenazaban con salir, recorriendo todo su herido rostro, ardiéndole su ojo morado tras padecer del llanto de su alteración, no tenía salida.
—Ah~ — exhalo derrotado, volviéndose a dejar caer su cuerpo en el piso, arrecostado en una de la mesas que adornaban el lugar. Estaba cansado, herido, y sin ganas de seguir. Lo había dado todo...y tal parece que no fue suficiente. Solo tenía algo más que hacer.
Extrajo de su saco su teléfono celular, estando algo en mala estado luego de la pelea, pero seguía sirviendo. Desactivo su modo avión (queriendo con anterioridad evitar distracciones en el discurso de Stolas) rezando que su receptor contestara rápido, no sabía cuánto tiempo le quedaba.
—¡¿Blitzø?! ¡¿Dónde estás?! ¡¿Estas bien?! — preguntaba un Moxxie alterado, recibiendo un simple "Ssshhhh~" por parte de un débil moreno. No tenía idea de lo que pasaba.
—¿C-Como...como...esta Stolas? — soltó en medio de un suspiro deprimente, se tomó el abdomen con agonía, la sangre no paraba de brotar, palideciendo cada vez más.
—¡¿Ah?!...¡Él...está bien, está bien. Están por llevárselo al hospital ¡Pero ¿Dónde carajos-?!
—Octavia~ — lo interrumpió este, preguntando ahora por su hija —Linda...Octavia...¿Ellas?~ —bajo sin querer la voz, carraspeando para intentar sonar más decidido, pero le fue imposible.
—¡Ellas están bien!
—Tu~...Milie...y tú...¿Están...bie~? — susurro ahora. Le estaba costando el siquiera tomar aire.
—S-Si...— le respondió dudoso el joven albino, asustándose ahora por como sonaba su amigo.
—Gra...cias...~e-ra...todo lo...que quería saber — admitió destrozado. Derramando tan solo un diminuta lagrima al ya saber que no los volvería a ver, pero percatándose antes de todo de que se encontraban bien.
—¡¿BLITZØ DONDE MIERDA TE ENCUENTRAS?! — soltó alterado, llamando la atención de su novia.
El chico ablando su ceño, soltando un que quejido de suplicio en su mal estado.
—Fuego~....— fue todo lo que pudo susurrar —...fuego~
Su mano no tolero más la presión, soltando su teléfono con cansancio. Derribando su brazo y su cabeza, apoyando en la superficie plana de una mesa acostada. Cerro sus ojos agotados, aceptando su destino.
Era irónico. Morir debajo de aquellos miedos que siempre perturbaron su cabeza. El fuego...y el circo.
Los saludos de hoy son para:
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