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Capítulo 42 (No pensaba que las cosas serian así)

Continuación:

Narradora:

Los momentos de pánico podían comer a cualquiera, incluso a los más valientes. Para este guardaespaldas era el infierno mismo agarrándolo de imprevisto, corriendo en círculos, moviendo los brazos sin saber que hacer. Su mente hacia que se dijera así mismo que guardara la calma, pero su cuerpo reaccionaba de diferente forma.

—¡Carajo, carajo, carajo,carajo, carajo, carajo, carajo, carajo! — pronuncia el chico corriendo en círculos.

La perilla del picaporte inicio a girarse, dándole menos tiempo para poder pensar al guardia.

—¿Blitzø? — entro la niña a la habitación, buscando al susodicho con la mirada — no está — hablo para su padre —¿Estará escondido? — se pregunto abriendo las puertas del closet —Tal vez esta en el baño — opino entrando a dicho lugar.

— ¡Octavia, no se entra al baño sin tocar! — le recordó aquella regla a la niña, pero ya era tarde. La chiquita entro, mirando de un lado a otro, topándose nada más que con otra habitación vacía, arrugando la cara de la frustración, entrando poco a poco al cuarto del baño, fijándose en la ducha para no quedar sospecha alguna; sin saber que a la esquina a la izquierda en el techo esta el tan nombrado hombre, con sus manos extendidas en las paredes, al igual que sus piernas, cerrando muy bien su boca para no hacer ruido alguno.

La niña retrocedió, esperando que algo sucediera, pero nada pasaba. Para Blitzø, era una verdadera tortura, sus extremidades temblaban de los nervios y del cansancio, practicaba mucho esfuerzo físico el solo mantener un corto tiempo hay arriba, y ver que la niña no se iba lo ponía más estrecho en su problema. Empezó a sudar, provocando que una pequeña gota de sudor resbalara por su frente, bajando poco a poco  por su nariz, quedando colgada mencionada transpiración en la punta su nariz, amenazando con caerse en la cabeza de la niña, provocando que pusiera más nervioso al pelinegro.

Octavia se dio por vencida, saliendo del baño con todavía las ganas de ver a su amigo.

—No está, papá.

—Probablemente este arriba, de igual forma él se quedo en mi oficina — alego seguro, haciendo que la niña corriera a las escaleras, en busca del muchacho.

Stolas se disponía a perseguir a su pequeña, estando apunto de cerrar la puerta...

*¡STAMP!*

Freno en seco. Asustándose de lo que fuera sido eso que haya escuchado, venia del baño.

—Mierda-a~!! — chillo teniendo su cuerpo en el suelo el joven con uniforme.

—¡¿Blitzø?! — abrió la puerta del baño, sorprendido de ver como si estaba después de todo —¿Estas bien? ¿Te lastimaste? — le interpelaba, ayudándolo a que se levantara.

—Si...si...estoy bien — como pudo respondió.

—¿Por que te escondes de Octavia? 

Ciertamente no supo que responder. No sabia la respuesta adecuada de porque huía de una niña de 6 años.

Stolas comprendió su situación.

—Ella lo entiende — soltó Stolas —le explique tu situación...y supo que...a pesar de que eres su amigo, eres alguien que merece hacer lo que más le gusta.

Blitzø pensó más las circunstancias. Stolas no se las estaba poniendo más fácil con aquella afirmación.

—Stolas...— pensó un instante sus palabras. No le afirmo que a juro tenia que despedirse de su hija, y no quería...no toleraría la cara que pondría la pequeña, pero debía de intentarlo —llévame a ella — hablo con una mirada segura. 

—Mejor espéranos afuera, no se exactamente donde está — propuso el de tes pálida a su empleado, esbozando una cálida sonrisa con la finalidad de calmar su mente y la de Blitzø.


Ya para cuando se dio cuenta de todo, Blitzø estaba a un costado de la piscina, mirando su propio reflejo de la agua cristalina de la alberca. Extrajo de su saco aquel pedazo de papel que tiempo atrás se fuera considerado su jugoso boleto hacia la libertad; y todavía lo era...solo que, pensó que estaría más feliz de lo que estaba ahora, pero no era el caso. Apenas Stolas le entrego su permiso, no hizo más que dudar de si mismo y pensar si debía de hacer lo que su mente le gritaba, o a lo que su corazón le aconsejaba.

Dejo salir una larga inhalación. Cuando pensó que las cosas podían mejorar para él y Stolas, tuvo que pasar esto, si tan solo le fueran notificado de esto un par de semanas atrás, con mucho gusto estaría festejando con Verosika, acomodando sus cosas para largarse al carajo. sin embargo, vuelve y lo repite. No pensaba que las cosas serian así.

Todavía teniendo su permiso en la mano, vio como un Stolas tomaba la mano de su hija, quienes caminaban a la par, acercándose cada vez más a su guardaespaldas.

Blitzø se mordió la lengua de los nervios, ni quiera en sus conversaciones más incomoda a experimentado tal ansiedad.

Antes de que siquiera la pequeña abriera la boca para explicar lo que sentía, un perrito paso a lado de los propietarios de la casa, ladrando y brincando, haciendo que todos se sorprendieran, aunque no solo eso, él perrito en todo ese alboroto le arrebato el papel de la mano de Blitzø.

—¡Max! — gritaron los hombres, llamando al canino por aquel atrevimiento, en tanto el perrito mordía aquel documente firmado, haciendo que todos se preocuparan por el estado del folier.

Blitzø estaba a nada de gritarle: "Hijo de tu puta y perra madre, suelta esa mierda ahora!" Y como si su subconsciente fuera sido escuchado por el cuadrúpedo, lo solo, así nada más lo soltó, pero no como todos lo fueran deseado.

El cachorro tuvo la osadía de soltar aquel documento a los adentros de la piscina.

Las mandíbulas de los más grandes casi se dislocaban. 

Max hizo literalmente mierda el permiso de Blitzø.

—Oh no...— pronuncio Stolas preocupado.

Los ojos de Blitzø pareciera que se saldrían de sus órbitas. Tomando con su mano el papel ya dallado y empapado por él, dándose cuenta que ya no podía hacer más nada por aquel articulo.


(...)


—Si, si jefe. Yo-

Blitzø conservaba una conversación desde la oficina de Stolas en su celular con su jefe de la correccional. Regañándolo y sermoneando lo por ser todo un imbécil y botar su permiso.

—¡Pero es que no fue culpa mía! — se defendía como podía — ¿Qué...que le paso?...¡Él perro lo destruyo! — respondió él. Acto seguido se escuchaban murmullos que claramente eran de gritos muy molestos, Blitzø frunce el ceño, amargando más su cara. Hace mucho que no lo reprendían así, pero no era como si lo extrañase —¡Estoy diciendo la verdad, jefe! — emberrinchó como todo un niño en su justificación.

Todo siendo visto por Octavia y Stolas. Observando como aquel chico de esmoquin caminaba algo apresurado de un lado a otro en su abogar. La escena era algo indescriptible de percibir. Se sentía mal por él, pero no podían negar que ver como Blitzø era corregido por su señor de aquel oscuro lugar, le otorgaban mil años de vida a cada uno.

—Señor, prometo en serio que no volverá a pasar esto — quedo callado por un instante, escuchando con claridad algo de suma importancia —Oh bueno yo...permitan me un segundo — pidió saliendo del despacho de Stolas.

Quedando este ultimo solo con su hija.

—¿Blitzø estará bien? — pregunto la pequeña sabiendo que su amigo estaba en un lío.

—No lo se — fue todo lo que su padre pudo responder, no sabia exactamente que podría hacer ahora.

Por una parte se sentía un poco más aliviado, la idea de que su más amado amor no se fuera de su lado era tan dichosa, pero el solo razonar que se quedaría ahí, amargado de no poder seguir con su camino, era otra cosa que le destrozaba por dentro. Por eso debía dejarlo ser, y permitir que todo fluya como todo sea debido.



—Señor, juro por la vida de mi jefe que no tuve la culpa de nada — seguía en su exculpa el sujeto de mechón blanco.

—¡No me vengas con esas cosas, que se que no te importa la vida de tu jefe si no fueras su guardaespaldas! 

En una parte tenia razón, misma que el propio Blitzø confirmaba, pero que a su vez, dudaba.

—Por favor, créame — rogó.

—No importa lo que crea, chico. El verdadero problema es esperar a que tu permiso sea acreditado nuevamente. No creas que eso solo fue sacado de la fotocopiadora y ya — explico todavía con molestia.

—¡¿Qué?! ¡¿En serio?! — lo cuestiono con sorpresa. Juraría que con ese mismo papel es con el que podía limpiarse las nalgas — ¿Y cuento tiempo tardaría es volver a verificarlo?

—En tres o cuatro meses.

—¡¿Qué mier-!? — soltaría la peor de las barbaridades...si tan solo no fuera recordado que es con su jefe principal con él que estaba hablando —¿No me esta tomando el pelo?

—En lo absoluto — confirmo él —¡Vez lo importante que era, ahora. Déjame ver que puedo hacer por ti, tendré que mover algunas influencias, y no prometo nada, pero es para que recapacites, y estés más atento la próxima vez!

Y con eso tranco la llamada. La ultima oración la dijo casi en un grito tan alto que Blitzø tuvo que apartar un poco el celular de su oreja. Soltó una pesada exhalación, entrando en su cuarto para echarse en su cama. Todavía no era de noche, pero estaba cansado. Cansado de todo esto.

En la almohada que conservaba, estaba su afelpado amigo, posicionado como si lo estuviera mirando.

—¿Estás seguro de irte, Tinta? — consultaba Blitzø con su caballo. Tomando de sus manos como si esperase a que le respondiera...desearía que lo hiciera, tal vez así lo ayudaría un poco más en sus decisiones — Ah~ — volvió a suspirar, era tan tormentosa su cabeza.

El sonido de su puerta abriéndose lo espanto, escondiendo  a su juguete debajo de su almohada, parándose de la cama, viendo quien era el atrevido que entraba sin tocar.

—¿En serio no has hecho nada? — le pregunto incrédula y con obstinación su compañera —Ya recoge tu ropa y vamonos de una vez

Claro...tenia que ser ella.

—No puedo. El perro acabo con mi permiso, y sin ese maldito pedazo de papel no puedo hacer nada — explico con enojo el chico, ya estaba harto de recordar ese evento.

—¡Si seras imbécil!

—¡Ya, ya! — la freno, sacándola de su cuarto para caminar a cualquier parte, menos en su dormitorio —¡Y tengo suficiente manotazo con esta mierda, de que el jefe me regañe, como para que vengas tu puta y sigas con la misma basura!

—¡Pues ¿Como quieres que no lo haga?! — siguió peleando, saliendo ambos al patio —¡¿Qué puta mierda tienes en la cabeza para dejarte batir por un pinche perro?! 

Blitzø enserio su cara, mostrando sus dientes en forma de ira.

—¡No me deje de un maldito perro! — se volvió a escusar, ocurriendo le una mejor forma de ya parar con todo —¡Deje que ese animal dañara mi hoja porque no estoy seguro de irme¡ — hablo, no sabiendo muy bien si lo decía de verdad o era una mentira.

—¡¿Qué puta madre estas hablando?!

—Ya me oíste, prefiero mil veces quedarme aquí, recibir los balazos que sean posibles, a que tenga que salir al mismo tiempo que tu! — se cruzo de brazos, tan disidido como seguro de lo que decía.

—¡Oh, que sorpresa, sabia que eras un retrasado mental, pero no sabia que tanto! — le siguió peleando — pero sabes que ¡Al carajo, me alegra no tener que volver a ver tu patética cara! 

—Lo mismo digo piruja!

—Felicidades, jefe. Se gano al guardaespaldas más idiota de todo los tiempos y por tiempo extra — hablo hacia atrás de Blitzø, alejándose de este como si nada y con una mirada reprobadora.

—¿Jefe? — susurro con miedo Blitzø, dándose la vuelta...efectivamente, estaba Stolas con los ojos bien abiertos el cual platos. Sorprendido por todo lo que acababa de pasar —Ahg~...mierda — murmuro.

No paso tiempo para que Stolas se acercara a él.

—¿Podemos hablar en mi oficina? — propuso el con su voz gentil.

Blitzø ya sabiendo que no tenia de otra, accedió, más que nada porque no quería seguir ahí.

Ya con solo pasar la puerta sabia lo que quería decirle.

—¿Por que hiciste esto? — pregunto sin entender nada Stolas.

—Mira cabrón, no se si seguirás siendo mi jefe de ahora en más, así que ya no me preguntes nada de lo ocurrido que no viene al caso de mi problema — hablo Blitzø más rápido como nervioso.

Stolas pensó un momento antes de hablar.

—Blitzø, se lo que has dicho...aun eso no te obliga quedarte si no quieres.

—No solo va de lo que yo quiera, sino de lo que pueda hacer...ya esa hoja esta más descoñetada que tu culo. No saldré de aquí aunque lo quisiera ¿Me oíste? — dijo casi de forma de amenazadora, tocando de una forma en pelea su dedo indice en su pecho.

—E-Eso significa que... — soltó Stolas tan bajito que casi no se le entendió —¡¿Quieres quedarte?!~ —hablo quebradamente, pero todo por absoluta felicidad, dando una gran sonrisa de amor como su mirada.

—¡¿Qué?! — se sobre salto Blitzø del asombro — ¡No! No...yo solo digo que-

—Wouuu~ Blitzy, ya sabia yo que te importábamos — hablo con ternura, abrazando a su pequeño guardaespaldas del cuello, estrujándolo contra su pecho.

—¡No!...~mgg ¡Mierda ya suéltame! — exigió harto, intentando separarse del cuerpo de su delgaducho jefe, sin éxito alguno. Ya empezaba querer marcharse de la casa —¡Ya basta! — se separo al fin, no me iré por ahora pero solo porque tu apestoso perro me lo impidió — se seguía excusando, y Stolas solo sonreía en sus tantas excusas —y hago lo que me da la gana — se señalo —es mi vida al fin y al cabo ¿No? — afirmo él. Sonriendo seguro de lo que estaba haciendo — me quedo para no causarles más dolores de cabeza a ese viejo — borro su sonrisa por una más calmada y seria — no porque me preocupe por ti y por tu amanerado culo que- 

Stolas no dejo que hablase. No lo necesitaba. Por mucho que su boca negara todo lo quería, no le creía, por ello, eso lo callo. Lo callo con un tierno beso que hace mucho no compartían, no al menos de esa manera (dejando afuera su noche de ayer, claro está) 

Blitzø no se sorprendió, ya se veía venir algo así, pero no impidió que se apartara.

—Stolas ya — lo volvió a callar con un piquito — solo...—  volvió a repetir la acción — no pienses que...— y volvió a besarlo ora vez —¡Mierda ya para! — retrocedió con un sonrojo sus cachetes de la pena y la impotencia de no poder expresarse bien —¡Déjame hablar, maldita sea! — se sacudió el traje — déjame explicarte lo que ahora en adelante pasara — lo señalo con él dedo en forma de amenaza.

—Te escucho~ — hablo casi en un jadeo, cerca de su cara.

—Mi jefe me informo que volverá hacer mi permiso dentro de unos meses, así que mientras tanto, ¡Me seguiras pagando lo mismo de siempre! — se acerco a Stolas en un paso — continuaremos follando por ese dinero! — le halo advirtiéndole sin retroceder ningún paso —¡Y te comportaras como él mismo maricon moloso de siempre aunque me encabrone si quieres que soporte toda esta mierda! — ya prácticamente tenia Blitzø comiendo de la palma de su mano a Stolas con la acercania que tenían —Ahora...— se aclaro la garganta, amarrándose bien el nudo de su accesorio del cuello —que todo siga como siempre o yo mismo me encargare de salir por la venta — se alejo del peliazul, saliendo por la puerta de la oficina, dejando a Stolas con muchos sentimientos...

Confusión, alegría, gozo, felicidad, relajación, amor, y por supuesto...excitación.

—Ahh, Blitzy~ — soltó en un gemido —no cabe duda...de que te amo.








—No me voy porque se arruino la hoja, no me voy porque se arruino la hoja — se repetía así mismo convenciéndose de su decisión que "por su puesto" tiene que ver por el "accidente" con él perro. Perro que ahora era recompensado por su dueña con unas galletas.

Todo había salido como querían.

—Muy bien hecho, Maxi — felicitaba la pequeña niña a su cachorro — tu no eres el único que sabe enseñarles trucos al perro, Blitzø — sonrió con satisfacción la pequeña, estando sola en su cuarto con su amigo.

Definitivamente todo había salido de acuerdo a lo planeado de ella. Nombrado como: "Plan de evitar que su amigo se fuera de su lado"











Hola. ¿Cuanto tiempo? Disculpen mi larga demora, estuve muy ocupada por problemas personales que me gustaría evitar mencionar. Lo importante es que ya estoy aquí con otro cap, y bueno...espero que le haya gustado. Seguiré con algunos saludos para el próximo capítulo porque hoy estoy muy cansada, nos leemos pronto, chaoo.

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