Los pétalos de las flores de cerezo flotaban casi perezosamente hasta el suelo, cada flor rosada acariciada por la suave y cálida brisa y provocando que se desprendieran de las ramas de los árboles. El sol de la tarde lanzaba sus duros rayos a cada ventana de los edificios y automóviles de la ciudad, ayudando a la gente de toda la ciudad a caer en sus sueños primaverales. Los estudiantes escucharon mientras los maestros hablaban sobre el trabajo del día y sus notas, algunos usando los rayos del sol para llevarlos a una silenciosa pausa de aburrimiento. Este fue especialmente el caso en una clase de veinticuatro estudiantes, donde los únicos sonidos eran los de los productos químicos burbujeando y el profesor de Bioquímica Avanzada dando su conferencia. Su voz monótona resonó en las paredes blancas de la habitación mientras el hedor acre a humo y ácido llenaba las narices de los estudiantes a pesar de los intentos de dos fanáticos de expulsar el aroma por las dos ventanas abiertas. No hace falta decir que los fanáticos hicieron muy poco por el aula abarrotada. Los estudiantes estornudaron, sollozaron y se frotaron la nariz ante el hedor persistente; era casi insoportable.

Entre los veinticuatro estudiantes, Hime tenía los tobillos cruzados debajo de la mesa del laboratorio de madera de fresno mientras su codo estaba apoyado sobre su superficie, soportando el peso de su barbilla en su mano. Su pequeño cuerpo estaba ligeramente hundido en la silla, acompañando muy bien su expresión aburrida. Una espiral y un lápiz yacían olvidados frente a ella, el papel en blanco para demostrar que ni siquiera había intentado tomar notas. Un suave suspiro escapó de sus labios y, para su sorpresa, el maestro se volvió hacia ella, llamándola de regreso a la realidad.

–Himemiya-san, por favor dé una descripción de la colagenasa. –Exigió, con ojos marrones fríos y duros como piedras y un tono lleno de irritación.

Volviendo sus orbes rosa black baccara hacia el hombre corpulento, Hime le levantó una ceja como si no lo hubiera escuchado, cuando en realidad lo había escuchado como si él le hubiera gritado. Ella respondió de mala gana –La colagenasa es cualquier grupo de diversas enzimas que normalmente catalizan la hidrólisis del colágeno y la gelatina. –Hizo una pausa por un momento, dio una mirada de consideración y ligera molestia antes de continuar– Si desea una mejor descripción, es una enzima que cataliza la hidrólisis de los enlaces peptídicos en las regiones de triple hélice del colágeno y se encuentra a menudo en los microorganismos. Se cree que contribuye a la enfermedad periodontal. –Respondió fríamente mirando al Sr. Mura para ocultar el hecho de que su pregunta había sido minuciosamente sencilla de responder para ella.

Los estudiantes a su alrededor se quedaron boquiabiertos o se rieron de su tono natural, reconociendo que había ganado el pequeño desafío que el profesor le había lanzado. Era obvio que nadie esperaba que ella respondiera, y mucho menos que lo hiciera bien. Por otra parte, eran críticos y siempre pensaban que los niños tranquilos siempre eran tontos, engreídos o tenían una personalidad "más santa". Aunque, contrariamente a sus creencias, Himemiya era mucho más inteligente de lo que cualquiera de ellos podía imaginar, aunque ni siquiera estaba seguro de cómo había llegado a saber tanto. Ella había sido inteligente desde muy joven y su conocimiento parecía crecer a medida que lo hacía.

–Muy bien. –Comentó el señor Mura, casi con sarcasmo– Ahora trata de no irte a dormir. Odiaría enviarte a la oficina por holgazanear. –Al oír eso, Kuronue sonrío de forma gatuna por no saber quién era ella o quién dirigía la Academia.

Cuando el profesor comenzó su conferencia donde la había dejado, Himemiya simplemente lo desconectó y comenzó a garabatear en toda la página digital en blanco de su ipad al frente de su nueva espiral. Su lápiz se movió sobre el papel, como si tuviera mente propia, y comenzaron a formarse formas. Dibujó rosas, helechos, árboles e incluso algunas plantas que no reconoció, hasta que una nueva forma comenzó a tomar forma. Pensó mucho mientras dejaba que su lápiz creara la forma de orejas, cabello, ojos, nariz, boca, hombros envueltos en un extraño atuendo y una cola. Echó un vistazo a su obra por un momento, dando una pequeña sonrisa de satisfacción al contorno del boceto antes de continuar, terminando el cuerpo y el atuendo antes de tomar un bolígrafo negro para retoques. Lentamente siguió al hombre que había visto en un sueño hacía sólo unas noches; un sueño que no había podido sacarse de su mente. Primero delineó sus orejas y cola, y luego procedió con su cabello. Comenzó a delinear y sombrear su atuendo cuando de repente se sintió observada. Hizo una pausa, como si echara un vistazo a su trabajo una vez más.

–Himi. –Susurró una voz alegre desde su derecha, indicando quién había estado observando su dibujo– No lo dibujes tanto. Suficiente tengo con las fotos familiares.

Himemiya dejó que sus iris rosa ahumado se levantarán de su dibujo, encontrándose con los orbes rojo que estaban encendidas con una emoción ilegible. ¿Fue curiosidad? ¿Sospecha? ¿Ambos? Una sonrisa tímida adornó sus rasgos mientras miraba a la normalmente tranquila peliblanca, con quien actualmente rivalizaba en el ranking de clase –Sí, tal vez tengas razón. Pero fue algo que soñe y pude rescatar de mis memorias sin recuerdos. –Observó cómo sus ojos se posaban en el dibujo y lo examinaba antes de volver rápidamente a encontrarse con su propia mirada. Ella había visto su leve ceja moverse, pero actuó como si no lo hubiera hecho– No me preguntes, pero pude hacerlo.

–Tal vez fue la interacción con nosotros. Digo, los humanos despiertan ese "sexto sentido" cuando congenian mucho con los yokais. –Teorizo Kuronue en modo paternal para darle ánimos.

–O puede ser cuando alguien haya vivido en una familia psíquica. –Se burlo Himemiya.

Se encorvo de hombros –Puede ser. –Iba a decir algo más, pero el repentino y fuerte tañido de la campana de la escuela lo interrumpió y, en cambio, simplemente ofreció una sonrisa educada una vez más.

–De todos modos, ten cuidado. Tu poder viene de tus memorias, si recuerdas las cosas triste, serás fácilmente manipulada por Vaatu. –Sugirió mientras guardaban sus cosas, Himemiya mientras lo hacía.

Mura recogió sus papeles –Retomaremos esta discusión mañana. Para esta noche, leer los capítulos uno y dos. Mañana también habrá una prueba... ¡Ahora salgan de mi vista!

–Ah. Lo tendré en cuenta. –Dijo madura y precavida.

Ninguno de necesitó que se lo dijeran dos veces. Los dos mayores fueron a buscar a los tres herederos de sus respectivos reinos. Salieron para ir a comer en la azotea en el tiempo que le llevó a él salir cojeando por la puerta de la oficina de la facultad.

–¡Maldita sea, Kuran, eres rápido! –Resopló un alumno humano, ya que su aroma era humano, detrás de ellos.

–¿Puedes culparme? Un poco más de tiempo en ese salón de clases y habría estallado. –Respondió Aqua.

Él se río y contuvo el aliento –¡Deberías considerar formar parte del equipo de atletismo!

–Creo que paso...

–¡Serías genial! –Él insistió– ¡Estoy en esto yo mismo, así que lo sabría!

–No, gracias. –Se dio la vuelta para volver con su camino a lado de Yuki y Yue.

–¿Y tú, Himemiya-kun? ¿Te interesaría unirtenos? –Le pregunto a Yue.

–No gracias. –Dijo simplemente. Y se alejo con las orejas algo cachas.

–No te desanimes. Habrá otros clubes a los que podrás unirteles. –Ánimo Shirayuki.

–Gracias, pero no es eso lo que me preocupa. –Dijo sinceramente en un tono bajo– Solo que alguien morirá muy pronto. –Dijo sin que sus amigos pudieran entender eso último.

~

–Y cuando nos dimos cuenta, ya estaba dormido. –Relato Aqua divertido en el cuarto periodo de clase mientras comía su almuerzo junto a su familia.

–Me sorprende que no le descubrieran. –Comento Kuronue divertido.

–Le pusimos un libro en frente para no lo regañaran por dormirse en clases. Aunque sigue siendo raro en Yui-chan. –Dijo Shirayuki mientras tomaba su bebida de sangre.

–Deben ser sus poderes. Al ser mitad yokai no controla todos sus poderes. –Dijo Kuronue.

–Puede ser. Yue es el que heredó más mis poderes que los de Yoko-sama. –Dijo Himemiya.

La campana sonó después de seis horas de clase, ya es tan tarde que el sol casi se está poniendo y las luces de la calle cobran vida mientras caminan debajo de ellas. Al finalizar el horario escolar, los estudiantes iban a los clubes que se unieron para hacer sus actividades mientras que los que no se fueron a casa o seguían merodeando la escuela sin ánimos de regresar aun a sus casas.

De la nada apareció un ejército de no-muertos, monstruos horribles y sin alma conocidos como Hidiacs. Eran numerosos y armados hasta los dientes y, para empeorar las cosas, no parecían en absoluto amigables.

Pero antes de que cualquiera de ellos pudiera luchar, el líder de los Hidiacs, un Styxoid, agitó sus brazos y provocó una gran explosión que hizo volar a Himemiya y a los demás. Aquellos que no aterrizaron dolorosamente en el duro suelo fueron estrellados contra los las paredes de los edificios. Furiosos, Himemiya y sus amigos comenzaron a luchar por sus vidas. Himemiya desató una serie de impresionantes movimientos de artes marciales que derrotaron a varios de sus oponentes, mientras que Aqua y Yue fueron rápidamente arrinconados. Cuando Styxoid intentó llevar a Shirayuki al olvido, Kuronue la protegió, empujándola fuera del camino, lo que provocó que él quedara atrapado en la explosión, lo cual fue un gran error.

–Eso es todo. –Gruño Shirayuki. Sus ojos eran como tormentas furiosas. Cerró los ojos y extendió las manos. De repente, poderosos géiseres de agua surgieron de debajo de la superficie de la tierra, enviando a los Hidics a volar por los aires. El agua a su alrededor se congeló y se rompió en un millón de pedazos al tocar el suelo.

Aqua, al quedar arrinconado, desatado poderosos rayos que salieron disparados de su cuerpo, destruyendo a los Hidiacs.

Yue ordeno a las enredaderas que salieron disparadas del árbol, diezmando a los Hidiacs, que estaba contra un árbol.

Mientras tanto, Chihaya había desgastado a Bouldy lo suficiente como para que un hechizo de congelación fuera más efectivo. Con un gran movimiento de su bastón, el monstruo quedó congelado hasta su núcleo y luego se derritió en un gran charco. Apenas hizo esto, hubo una gran explosión de fuego y Himemiya emergió de las llamas sin ni siquiera un rasguño. A diferencia de los demás, ella no parecía satisfecha consigo misma ni siquiera emocionada por el destino que le esperaba, lo que preocupaba a Chihaya.

–¿Todo bien, Hime-sama? –Preguntó Chihaya.

Esperando un sí rotundo como los demás, hubo una oleada de decepción cuando Himemiya no dijo nada y solo se fue.

~

Tan pronto como Himemiya se fue, Koragg emergió mediante un hechizo de teletransportación, sorprendiendo a Udonna y los otros guardabosques.

Se mantuvo erguido y amenazador mientras desenvainaba su espada –¡Pueden derrotar a mis engendros, pero no podrán derrotarne a mí! ¡Ataque de Lobo!

Antes de que alguien pudiera reaccionar, una poderosa magia salió disparada del escudo de Koragg, hiriendo a sus enemigos y enviándolos a todos a volar.

–¡Llego el final para ti! –Se río Koragg.

A pesar de tener a sus enemigos a su merced, Koragg no intentó destruirlos. ¿Dónde estaba el honor de vencer a un oponente más débil o caído?

–Ya de pie. –Ordenó Koragg– La oscuridad regreso.

Temblorosamente, todos se pusieron de pie sin dejar de mirar a Koragg.

Los ojos de Chihaya se entrecerraron mientras permanecía protectora frente a su familia –Atrás. Aún no están listos para enfrentarlo. –Advirtió. Nadie se atrevió a desobedecer cuando Chihaya dio un paso adelante.

Koragg envainó su espada, igual que Chihaya sacó su varita.

En unos momentos, los dos estaban peleando. Chihaya dio el primer paso –¡Energía de luz, fuego! –Un rayo constante de magia helada salió disparado directamente de su Bastón de Nieve, pero rebotó inofensivamente en el escudo de Koragg.

–La oscuridad destruye la luz. –Dijo con aire de suficiencia. Cuando Chihaya atacó contra él, Koragg se levantó y la pateó con fuerza, hiriéndola, mientras sus armas se golpeaban entre sí.

–¡He aquí! –Gruñó Koragg– ¡El Ojo del Maestro!

El escudo de Koragg se abrió, revelando una piedra preciosa de color rojo brillante que parecía un ojo. Antes de que Chihaya pudiera reaccionar, magia oscura salió del ojo y la envió volando. Horriblemente debilitada, Chihaya se apoyó en su bastón de nieve mientras intentaba recuperar el aliento y quedó vulnerable cuando Koragg cargó contra ella y la golpeó tan fuerte con su espada que el bastón de nieve de Chihaya salió volando y ella se desplomó en el suelo, herida y desarmada.

–¡Chihaya!

–¡Haha-ue!

Rápidamente, Kuronue y los demás corrieron al lado de Chihaya y la ayudaron a levantarse.

Koragg agarró el vara de Nieve del suelo del bosque –Les perdonaré la vida para que vean en persona el terror y la destrucción que se apoderada de los tres mundos del cual la diosa Lillianne no pudo proteger. Recordad este día, desearán que sea el último. –Agitó la mano– ¡Unday Assasstos! –Apareció una runa oscura y Koragg desapareció.

~

Mientras tanto, Himemiya avanzaba por las oscuras calles de la ciudad.

Su caminata se detuvo cuando un frío inesperado se instaló en el aire y la nieve comenzó a caer a su alrededor, a pesar de que el cielo estaba despejado.

–¿Qué... nieve? Pero no se ve ni una nube. –Murmuró Himemiya, perpleja.

Himemiya palideció –Oh, no.

El corazón de Himemiya se apretó de miedo. Dio un paso adelante pero luego se detuvo –«No puedo regresar. No puedo ayudarlos ni volver a ser un líder.»

Y sin más, desapareció del lugar dejando atrás un polvo dorado detrás de ella y el lugar en el que estuvo parada.