Capítulo 22: La batalla mágica de Yusuke, Himemiya y Randō
Yusuke jadeaba pesadamente, esforzándose por mantenerse en pie mientras el agotamiento amenazaba con derribarlo. Su cuerpo clamaba por descanso, pero la determinación alimentada por la adrenalina lo impulsaba a seguir adelante. No podía darse por vencido; debía detener a ese demonio y su aterrador récord. A su lado, Himemiya, con heridas tan graves como las de Yusuke, se mantenía firme a pesar del dolor. Su rostro reflejaba cansancio, pero sus ojos ardían con una mezcla de fuerza y determinación. Aunque su cuerpo sufría, su espíritu seguía alentando silenciosamente al joven, compartiendo su lucha y su propósito.
Frente a ellos, Rando permanecía confiado, su cabello escarlata ondeando ligeramente con el viento, como si la victoria ya le perteneciera. Genkai observaba la batalla con gravedad, mientras Botan contenía la respiración, su preocupación visible en cada gesto.
–Ese es el verdadero Rando. –Exhaló Botan con voz temblorosa mientras sus ojos miraban fijamente a la malvada figura demoníaca. De repente, Kuwabara dejó escapar un pequeño gruñido mientras intentaba moverse de su posición.
–U-Urameshi… Hi-Himemiya-chan... –Botan y Genkai miraron por encima de sus hombros a Kuwabara, que estaba medio consciente y gruñía en voz alta– No pierdan la pelea. Todavía tienes que pelear contra mí, Urameshi...
–¿Ah? –Genkai tarareó interrogativamente– Perdió la conciencia, pero todavía tiene fuerzas para hablar. –Sonrío mientras estudiaba la forma destrozada de Kuwabara antes de que ella y Botan se volvieran hacia la escena de la pelea.
–«Buena suerte, Yusuke, Himemiya-chan.» –Rezó Botan mentalmente– «Váis a vencer a Rando por Kuwabara.»
Yusuke y Himemiya levantaban los puños con esfuerzo, desafiando el cansancio que se apoderaba de ellos. Sus heridas contaban la historia de una batalla ardua, pero no había lugar para la rendición. Himemiya, mitad vampiro pura sangre y reina de Infershia, mostraba una determinación feroz. La sangre que corría por sus venas, herencia de su resurrección por Izanami, le otorgaba una presencia imponente, aunque su agotamiento era evidente.
A pesar del dolor, sus ojos carmesí brillaban con una intensidad sobrenatural, dejando en claro que no cedería ante ningún oponente. A su lado, Yusuke, jadeando pero decidido, encontraba en la fuerza de la reina un reflejo de su propia voluntad inquebrantable.
–Voy a disfrutar esta pelea. Y más al destronar a la reina del Sur actual. –Dijo Rando con voz suave antes de acercarse lentamente a los exhaustos chicos, amenazante.
–En tus sueños, imbécil. –Siseo la Santidad.
Yusuke intentó mantenerse firme, pero sus piernas temblorosas finalmente cedieron, haciéndolo caer de rodillas al suelo. A su lado, Himemiya, la Santidad y reina del Sur del reino de Infershia, luchaba por no colapsar. Su cuerpo estaba marcado por las heridas de la batalla, pero la sangre que heredó tras ser revivida por Izanami ardía con un poder ancestral, manteniéndola en pie a duras penas.
Ambos jadeaban pesadamente, su cansancio evidente, pero la determinación brillaba en sus ojos. Himemiya apretó los dientes, sosteniéndose con una mano en el suelo, mientras la energía sobrenatural dentro de ella intentaba sanar su cuerpo maltrecho. Aunque su estado era crítico, su postura aún reflejaba la majestad de una reina que no se rendiría, y su presencia, imponente como la noche, parecía infundirle a Yusuke un último rayo de esperanza.
–¿Qué sucede? Estáis muy palidos. –El demonio pelirrojo se paró frente a Yusuke y Himemiya– Quiero que se entreguen a la pelea. Ahora que les he mostrado mi verdadera personalidad.
–Cállate, Rando –Yusuke escupió venenosamente mientras levantaba la cabeza y miraba la cara del demonio con tanto odio y rabia– ¡Toma esto! –Una de sus manos se cerró en un puño apretado y luego se levantó y comenzó a enviar varios golpes a todo el ser de Rando. Cara, pecho, estómago, y repitió. Su puño impactaba una y otra vez contra el cuerpo del monstruo, pero este no se movía ni un centímetro, observándolo con una sonrisa cruel. Yusuke sabía que estaba perdiendo tiempo y energía, pero su orgullo le impedía detenerse. Yusuke no se dio cuenta de que el demonio sonreía con sorna hasta que fue a asestarle su último golpe– ¿Qué te parece esto? –Yusuke tropezó con la fuerza del golpe que asestó, se dio la vuelta y sonrío con sorna– ¿Qué pasa?
Un chasquido ensordecedor rompió el aire, como un trueno desgarrando el cielo. En la mano de Himemiya, un látigo de energía púrpura centelleaba, las vibraciones del arma llenando el aire de una energía casi palpable. Sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y desprecio al fijarse en Rando.
–Yusuke, apártate.
Sin esperar respuesta, Himemiya levantó el látigo y lo hizo crujir en el aire. La ráfaga de energía parecía extenderse con vida propia, iluminando el bosque mientras zigzagueaba hacia Rando. El demonio levantó una barrera, pero el látigo cortó a través de ella como si fuera humo, impactándolo directamente en el pecho. Rando gruñó, retrocediendo un paso mientras sus ojos se entrecerraban con ira.
–¿Crees que podrás detenerme, niña? –Rugió Rando.
Himemiya no respondió. El látigo giraba con maestría en sus manos, trazando patrones en el aire que parecían confundir y aturdir al demonio. Con un movimiento elegante, envolvió el látigo alrededor del brazo de Rando y tiró con fuerza, inmovilizándolo por un instante. Sus ojos brillaban con determinación, convencida de que este sería el momento para derrotarlo.
Pero Rando no se resistió; al contrario, sus labios se curvaron en una sonrisa burlona mientras tomaba el látigo con una fuerza brutal. En un solo movimiento, tiró de Himemiya, arrancándola de su posición. Antes de que Himemiya pudiera reaccionar, su cuerpo fue levantado por el aire como si fuera una simple muñeca de trapo. Rando la balanceó con violencia, lanzándola directamente hacia Yusuke.
–¡Hime! –Gritó Yusuke, pero no tuvo tiempo de apartarse.
El impacto fue devastador. Su figura chocó directamente contra Yusuke y ambos cayeron al suelo con fuerza, un revoltijo de extremidades y confusión. El látigo, antes vibrante y brillante con energía púrpura, se disipó al momento, y el arma de Himemiya, a un simple bastón violeta con hendiduras doradas y un corazón rosa brillante, cayó al suelo con un ruido sordo. El poder del arma desapareció, volviendo a su forma inactiva.
–¡Maldita sea! –Gruñó Yusuke, frotándose la cabeza mientras intentaba levantarse. Pero antes de que pudiera hacerlo, Rando lanzó otra carcajada y tiró a Himemiya hacia otro lado como si no pesara nada, haciéndola rodar por el suelo.
Himemiya jadeó al detenerse, su cuerpo resentido por los golpes. Su mirada se posó en su arma caída, ahora un simple bastón sin poder, y apretó los dientes –«Esto no puede terminar así.» –Pensó, mientras un destello de dolor y determinación cruzaba por sus ojos.
–¡Vamos, Himemiya, levántate! –Gritó Yusuke, poniéndose de pie a duras penas– ¡No podemos dejar que ese bastardo nos venza!
Ella respiró hondo, ignorando el ardor en sus músculos. Se levantó tambaleante, extendió una mano hacia su bastón, sus pensamientos enfocados en una sola idea: volver a activarlo, sin importar el costo.
Mientras tanto, Rando avanzaba lentamente, saboreando su ventaja –¿Eso es todo lo que tienen? Qué decepción. –Dijo con una voz cargada de veneno.
Himemiya cerró los ojos y concentró todo su poder en el bastón. Una débil luz comenzó a emerger, y el corazón rosa en la punta parpadeó –Vamos, responde... –Rogó en silencio. Pero antes de que pudiera completar su conjuro, Rando levantó una mano, lanzando una ráfaga de energía oscura hacia ella.
–¡No lo permitiré! –Rugió Yusuke, interponiéndose y bloqueando el ataque con un estallido de su propia energía. Aunque fue empujado hacia atrás, logró desviar la ráfaga oscura que Rando había lanzado contra Himemiya. Aunque fue empujado varios metros hacia atrás, chocando contra un árbol, su determinación permaneció intacta. Se levantó tambaleante, jadeando.
–Yusuke... –Murmuró Himemiya, viendo cómo el joven luchaba por mantenerse en pie.
Rando se endereza para ponerse de pie –Por lo visto, el golpe que acaban de darme fue su última reserva de energía. ¿Verdad?
–¡¿Qué?! –Himemiya entrecerró los ojos ante la acusación del demonio.
–Esa arma celestial no tiene ningún poder espiritual. –Rando sonrío, saboreando ya la victoria– Permíteme empezar con esta pelea, esta vez en serio. Voy a demostrarles mi poder. –Dijo antes de agacharse un poco. Todo su cuerpo comenzó a liberar de rojo y sus ojos comenzaron a brillar de un blanco brillante. Su boca se abrió y pronto comenzaron a salir de ella pequeños y delgados hilos que parecían cabellos, atrapando a Himemiya y Yusuke por completo. Brillaron a la luz.
–¿Pero qué está haciendo? –Preguntó Yusuke.
–¿Qué es esa cosa? –Preguntó Botan nerviosamente.
–Hilado de poder espiritual. –Dijo Genkai rotundamente– Muy pocas apariciones tienen la capacidad para producir ese hilado. Es muy poderoso.
–«Esto no es bueno.» –Pensó Yusuke.
La red se tejió y formó una cúpula alrededor de Himemiya y Yusuke. Rando sonrío, cerró la boca y deslizó la mano y agarró los hilos. Pronto, esos hilos delgados adquirieron una forma gruesa y grande. Se lanzaron hacia Himemiya y Yusuke como si estuvieran vivas. Ambos intentaron esquivarlas, pero las cuerdas se enroscaron alrededor se estiró alrededor los tobillos, las muñecas y la cintura de Himemiya y Yusuke como tentáculos.
–¡Demonios! –El hilo se combinó para formar una banda alrededor de todo el cuerpo superior de Himemiya y Yusuke. Comenzó a apretarse y, Yusuke y Himemiya se retorcieron– ¡No puedo moverme! –Dijo con voz ronca mientras la atadura que los rodeaba comenzaba a apretarse alrededor de su figura como un corsé.
La sonrisa de Rando se ensanchó de placer. Tiró más fuerte del hilo, lo que provocó que brillara y se apretara aún más alrededor de Himemiya y Yusuke –Puedo estrangularlos al instante. –Tira un poco del hilado– Pero sería aburrido. Los voy a torturar poco a poco. –Dijo mientras tiraba aún más, haciendo que los hilos alrededor del cuerpo de Himemiya y Yusuke casi le exprimieran el alma– Para tu información, este hilado es muy resistente al igual que las armas espirituales de la congregación, y no podrán cortarlo. No importa lo que hagan.
–¿Eso crees? –Dijo Himemiya mientras ella y Yusuke intentaban separar los brazos de sus costados, para que el hilado no les aplastara los pulmones.
–No me crees, ¿verdad? Entonces, tendré que demostrártelo. ¡Ahora, verán! –Dijo con un tono siniestro mientras arrastró a Himemiya y Yusuke más cerca de él, usando el hilado como palanca para lanzarla al aire, balanceándola como un yo-yo mientras Rando se reía maniáticamente– ¿Qué les parece esto? ¡Tomad! –Se balanceó hacia abajo, el hilo siguió su ejemplo y estrelló a Himemiya y Yusuke contra el suelo. Rando continuó balanceando a Himemiya y Yusuke. Arrojó a Himemiya y Yusuke al suelo de nuevo, esta vez de cara– ¡Tomad! –Rando balanceó a Himemiya y Yusuke directamente a través de un árbol– Ese hilado es muy fuerte. ¡Mirad! –Con cada pregunta, Rando golpeaba el cuerpo de Himemiya y Yusuke por todo el campo– ¡Muy fuerte! ¡Muy fuerte! ¡Muy fuerte! –Himemiya y Yusuke gritaban cada vez que Rando la estrellaba contra algo– ¡Muy fuerte! ¡Muy fuerte! ¡Fuerte! ¡Fuerte! ¡No se romperá bajo ninguna circunstancia!
–Yusuke y Himemiya-chan ni pueden escapar de esto. –Dijo Botan con un tono bajo y triste– Es más, no pueden hacer nada al respecto. Maestra Genkai, Yusuke y Himemiya-chan morirán si Rando continúan. ¡Por favor, detenga la pelea!
–¿Estas segura? –Respondió Genkai con cara de piedra– Para empezar, mira los ojos de la chica.
–¿Qué? –Botan mirara a la anciana con incredulidad.
Genkai, con su acostumbrada calma, se limitó a observarla con los ojos entrecerrados, como si midiera cuánto debía revelar. A diferencia de la energía efervescente de Botan, su postura era rígida y reflexiva.
–Esos ojos que tiene ahora… no siempre fueron así. –Murmuró Genkai, cruzando los brazos y mirando hacia un punto lejano– Antes, Himemiya llevaba la mirada de alguien que había perdido todo interés en la vida. Una guerrera que ya no tenía nada por lo que luchar… o que había dejado de importarle si vivía o moría, pero después de escuchar el rumor de que tuvo un hijo con una aparición zorro, esa mirada cambió.
Botan se llevó las manos a la boca, sus ojos agrandándose por la sorpresa al escuchar las palabras de Genkai.
–¿En serio? –Preguntó Botan, su voz cargada de incredulidad– ¿Himemiya-chan hizo tal cosa?
Su rostro se tornó aún más expresivo, alternando entre el asombro y la confusión. Sus manos comenzaron a gesticular de manera frenética mientras buscaba palabras para expresar lo que pensaba.
–¡Pero eso no tiene sentido! –Exclamó, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y desconcierto– ¿Himemiya-chan? ¿La misma Himemiya-chan que apenas puede soportar la idea de estar cerca de los demás? ¿Cómo podría...?
Genkai soltó un leve suspiro, aunque su rostro seguía impasible –No lo sé con certeza, pero algo pasó. Según lo que escuché, cuando Himemiya se enteró del rumor de que había tenido un hijo con una aparición zorro, algo en su interior cambió. Esa mirada vacía se desvaneció. Ya no pelea como alguien que ha renunciado a todo. Ahora lucha como alguien que busca redención... o una respuesta. –Dijo finalmente, su tono severo pero no exento de comprensión– Además... Si los dos chicos aceptan su derrota, Rando será quien reciba mi técnica secreta. A mí no me interesa. Si el ganador son esos dos o Rando, pero esa fue la promesa que hice. Tengo que cumplirla.
–¡Maestra Genkai! ¡No puede permitirlo! –La parca de cabello azul sintió ganas de sacudir a la pequeña mujer a su lado con frustración– ¡Si Rando gana, obtendrá su técnica secreta y va a intentar acabar con usted!
–No podemos hacer nada al respecto. –El tono de Genkai era cortante, y no dejaba casi lugar a discusión mientras le gritaba a Botan.
La frustración de Botan finalmente estalló ante la renuncia de Genkai –¡Maestra Genkai!
Genkai rodeó a Botan para continuar observando la pelea –No nos queda más que esperar. La pelea aún no termina. Veamos qué pasa.
–Pobres Yusuke y Himemiya-chan. –Botan apretó los puños, casi desconsolada por la escena y toda la situación en la que se encontraban sus amigos detectives.
Rando arrastró a Yusuke y Himemiya hasta el borde de uno de los estanques más profundos. Ambos chicos apenas estaban consciente y no podía luchar contra los hilados –Me gusta vuestra expresión. –Dijo Rando con orgullo mientras miraba a sus oponentes heridos– Quisiera prolongar el gusto de verla más tiempo. –Luego, tiró de Yusuke y Himemiya hacia uno de esos pequeños pero profundos lagos pantanosos. Colgó a Yusuke y Himemiya bocabajo en un árbol. Los adolescentes no pudieron hacer mucho más que mirar fijamente al demonio pelirrojo que sonreía con satisfacción– ¿Cómo os sentís? –Preguntó el cazador humano mientras se reía de su débil oponente.
–Oye, maldito. –Gritó Yusuke molesto– ¿Que crees que estás haciendo? ¡Si vas a matarnos, hazlo de una vez! –El insulto solo hizo reír al yokai.
–Tranquilos. –El demonio se burló con un tono de asombro– Me gusta disfrutar el proceso. –Luego juntó sus manos, tres dedos entrelazados mientras que los pulgares y el índice se tocaban. En esa posición, Rando comenzó a cantar mientras Yusuke y Himemiya intentaban averiguar qué podía hacer eso.
–¡Oye, Rando! ¿Por qué demonios lanzas un hechizo? –Pensó en voz alta el chico Urameshi, mientras Himemiya se movía de nuevo para intentar romper los hilados.
–En verdad eres un tonto. –Insulto a su amigo de lado.
–Oye, ¿qué significa eso? –Yusuke le grito a Himemiya. Entonces, de repente, el agua debajo de su cabeza comenzó a burbujear y a humear, hirviendo– ¿Qué está pasando? –Preguntó Yusuke.
Unos ojos brillaron desde las profundidades del lago cercano. Un ruido acuático perturbó el silencio, seguido de una presencia que helaba el alma. De las aguas emergió un pez horrible y gigante del agua. Su piel era escamosa y brillante, una amalgama grotesca entre cocodrilo, tiburón y piraña. Sus mandíbulas estaban repletas de dientes afilados como dagas, y su mirada transmitía un odio primigenio, como si el mero acto de existir los llenara de furia.
Yusuke y Himemiya podían ver sombras submarinas de estas criaturas dando vueltas debajo de la superficie.
–¿Qué son esas cosas? –Preguntó Himemiya, con los ojos abiertos de par en par, su voz cargada de asombro y miedo.
–No lo sé, pero no parecen amigables. –Respondió Yusuke, intentando balancearse para alcanzar el nudo que los mantenía atrapados.
Uno de los peces saltó hacia ellos, sus mandíbulas chasqueando a centímetros de los pies de Himemiya. Ella dejó escapar un grito, mezcla de terror y rabia –¡Haz algo, Yusuke!
–¡Estoy intentando no morir aquí! –Respondió él, jadeando mientras buscaba alguna manera de soltarse.
Los peces rodearon la base del árbol, lanzándose en saltos imposibles, intentando alcanzar a Yusuke y Himemiya. La rama que los sostenía crujió con un sonido ominoso, pero ninguno de ellos tuvo tiempo de preocuparse por eso.
–Son mis mascotas y las llame del Mundo maligno. Se llaman Makai Gyo. –Les dijo Rando.
–¿Makai Gyo? –Preguntó el joven matón, desconcertado por el nombre y la criatura de aspecto desagradable.
Rando sonrío. La victoria estaba definitivamente a su alcance. Levantó un pequeño demonio en su mano, mostrándole el diablillo de piel gris y cabello azul a Yusuke y lo sostuvo en el aire –¡Y todavía hay más! Este es un humilde pero valiente entrenador diabólico. –Lanzó al duende por los aires directamente hacia Yusuke y Himemiya. Triplicó su tamaño; las garras se extendieron hacia la garganta de Yusuke. Los ojos de Rando brillaron de un blanco brillante y el Demonio Entrenador se iluminó del mismo color, cayendo hacia el agua de abajo, donde fue devorado de forma espantosa por los Makai Gyo– Es la hora de su comida, pero... parece que quieren algo más. Tienen un gran apetito inmenso. Insaciable. –Afirmó el demonio con deleite– Déjenme decirles qué es lo que más les gusta... –Extendió una mano con garras, un dedo sobresaliendo en forma de pistola– ¡la carne humana! –Eso hizo que todos miraran sorprendidos a Rando.
–¡Los va a soltar! –Botan suspiró mientras sus ojos se abrían del tamaño de platos de comida.
La punta del dedo de Rando comenzó a brillar de color rojo. Yusuke y Himemiya parecía sorprendido, pero sobre todo asustado. Los ojos de Himemiya temblaron de miedo y preocupación. Rando apretó el gatillo en su mente y un rayo de luz apareció en la punta del dedo de Rando, pero a diferencia del ataque azul de Yusuke, este era de un rojo intenso.
Se liberó una ola de energía masiva que astilló en una pila de astillas de madera humeantes que estaba justo detrás de Yusuke.
El adolescente apretó los dientes mientras sus ojos temblaban. Sintió ese pequeño corte en su mejilla derecha.
–¡Sí, eso es! ¡Esa es, esa es la expresión que quería ver! –Exclamó Rando con deleite.
–El Reigan... –Tartamudeó Botan– Rando puede imitar la técnica de Yusuke con tan solo mirarla.
–Tiene un gran poder y sentido de la pelea. –Añadió Genkai– Es probable que pueda usar mi técnica secreta mejor que yo. Si es que la consigue.
–¡No! –Jadeo Botan.
–Claro, la usaría con fines malévolos. –Dijo Genkai.
–Déjenme continuar con esta función tan divertida. –Rando levanto el dedo de su arma hacia Yusuke– Adoro el lamento de los hombres que son devorados por estos peces. Lloren cuanto quieran. –La energía del pelirrojo comenzó a cargarse para disparar una ronda más de la pistola espiritual– ¡Mueran! –Disparó la bala y rompió la rama que colgaba a Yusuke y Himemiya, que ahora estaban cayendo directamente al agua.
–¡Yusuke! ¡Himemiya-chan! –Gritó Botan mientras caían.
Su último pensamiento al caer al agua fue que al menos su madre no tendría que presenciar esto.
~
–Qué empiece el baño de sangre... ¡con sus lamentos! –Dijo Rando en señal de triunfo.
El agua se quedó quieta.
La atención de Botan y Genkai se desvió momentáneamente hacia un orbe brillante parecido al vapor que volaba frente a ellos. Ambas reconocieron lo que era.
–Pero ¿qué es eso? –Se preguntó Botan. Con un repentino aumento de velocidad, el orbe se dirigió hacia el agua y llamó la atención de Rando mientras se sumergía.
–¿Qué es eso? –Preguntó confundido Rando.
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En el agua, Yusuke y Himemiya se hundían rápidamente, como si se los llevará la corriente del agua, en lo que ella trataba de subir, más se hundía hasta que dejo de luchar contra ella, cediendo a la oscuridad.
–«Es nuestro fin.»
Sólo esperaba que todo terminara rápido.
De repente, una bola de luz cegadora atravesó el banco de peces demonio y envolvió a Yusuke y Himemiya en un escudo protector. El pez retrocedió asustado. En su interior, Yusuke y Himemiya pudieron respirar de nuevo y no estaban solos.
–Urameshi. Himemiya-chan. –Llamó una voz– ¡Oye, Urameshi! ¡Himemiya-chan!
Yusuke abrió lentamente los ojos –¿Kuwabara?
–¿Ya declararon su derrota? –Preguntó Kuwabara con una expresión de desaprobación y decepción absoluta en su rostro– Me decepcionan! ¿Cómo es posible que se rindan? ¡Trabajé muy duro para intentar vencer a ese cobarde! ¡No se rindan!
–¿Pero qué dijiste? –Protestó Yusuke.
–Se volvió loco después de esa paliza que le dio Rando. –Siseo Himemiya.
–¡Escuchenme! –Espetó Kuwabara mientras los señalaba con el dedo– ¡Voy a retar a esa alimaña cuando me recupere y no me detendré hasta derrotarlo!
–Sí, se volvió loco. –Afirmo Himemiya.
–Kuwabara. –Le dijo Yusuke enfadado.
–¡Este encuentro no es para cobardes! ¡Los perdedores como ustedes dos deben ser la carnada de esos peces! –Los animó en tono burlón.
Kuwabara se había ido, y también la luz.
La furia de Yusuke y Himemiya se encendió cuando una renovada determinación de poder comenzó a recorrer su cuerpo. Tiró de sus ataduras, brillando con energía mientras los Makai Gyo se abalanzaban sobre ellos.
En ese momento, Himemiya recordó las dos manera de liberar el sello.
《Flash Back》
–Para poder quitarte el rosario debe ser removido por un humano. O... –Moka tomó el rosario que colgaba cerca del pecho de Himemiya– a través de un hechizo que te diré a su tiempo.
《End Flash Back》
Fueras del mal –Cierra los ojos por un momento y al abrirlos, estos se volvieron rojo con pupilas hendidas
Les suplicare
Cuerpo terrenal –Sus colmillos se vuelven mucho más pronunciados
De ti libérame –El broche del rosario es quitado, lo que hace que se libere grandes cantidades de energía
De repente, miles de murciélagos se congregaron en el agua y el color azul del agua se tiñó de un rojo rojizo escarlata. Y se podía apreciar el reflejo de una luna llena roja.
Con un grito interno poderoso, el hilado de fuerza vital se rompió y él quedó libre.
Un gran remolino se crea en el lugar por la fricción de aire frío y caliente, agitando las aguas cuando interactúan, produciendo una fricción en forma de cizalla que generó el remolino.
Un gran remolino surge al cielo, haciendo que el agua saliera del estanque. Con un grito, Rando se tambaleó hacia atrás e inclinó la cabeza hacia atrás cuando la explosión le rozó la frente. Rando sonaba como si se estuviera ahogando por la conmoción, protegiéndose la cara del resplandor, el agua y los restos dispersos del pez del odio que llovían sobre todo.
Libérame
–¿Qué está ocurriendo? –Gritó Botan, sorprendido mientras Genkai asentía.
–Todo es posible si lo intentan. –Gruñó Kuwabara débilmente detrás de ellos antes de volver a caer inconsciente. Genkai se dio la vuelta y sonrío levemente.
Rando miró a su alrededor con horror y conmoción ante la masacre que había dejado su derrotado Makai Gyo del pantano, que ahora estaba asentado –¡Su poder espiritual es enorme! ¡No puede ser! –Respiró con incredulidad, pero también sonó como si alguien lo hubiera insultado– ¿Cómo se liberaron de las ataduras y acabaron con todos los peces? Es posible, a juzgar por el poder de la explosión. Puede que hayan usado todo lo que les quedaban poder para escapar del peligro. –Dijo mientras miraba el lago, pero con más cautela esta vez– ¡Pero la próxima vez que aparezcan no podrán evitar su fin! –Apuntó su pistola de dedos al agua mientras la energía alrededor de su punta comenzaba a acumularse en un pequeño orbe rojo y brillante– ¡Salgan! –Gritó irritado.
Botan esperaba con la respiración contenida. ¿Qué iba a hacer Yusuke y Himemiya? La superficie del pantano permanecía lisa, salvo por las débiles ondulaciones. No había señales de movimiento.
–Ambos usaron lo que les quedaba de poder... –Botan dice en voz baja. Tiene
Los ojos de Rando se entrecerraron al ver una pequeña cantidad de burbujas que comenzaban a formarse en la superficie del agua, lo que hizo que Rando disparara a ese punto riendo.
–¿A quién le estas apuntando? –Se escuchó una voz desde detrás de ellos.
–¿Qué?
–¡Aquí estamos! –Himemiya y Yusuke saltaron de otro estanque que estaba justo detrás de Rando.
Todos vieron algo que había cambiado en ella y cambiada de ropa por su traje. Su cabello largo atado en dos coletas ahora estaba suelto y caía como una cascada sobre sus hombros, enmarcando un rostro marcado por la determinación. El top negro ajustado que llevaba resaltaba su figura atlética, dejando al descubierto un abdomen marcado y tonificado, como el de alguien acostumbrada al combate, mostrando en el nacimiento de los senos la cicatriz de estrella, y un par de guantes pequeños negros sin dedos. Sus shorts de cuero marrón oscuro se ajustaban perfectamente a su figura, combinando funcionalidad y estilo; permitían una libertad de movimiento impecable para el combate, mientras proyectaban una estética tanto práctica como irresistiblemente seductora.
El abrigo largo de cuero rojo, ondeando tras de ella con cada paso, le daba un aire de cazadora implacable, como si siempre estuviera lista para enfrentarse a cualquier desafío. Todo el conjunto se completaba con unas botas negras altas de tacón de aguja.
Su personalidad era otra al igual que su reiki. Su cuerpo no tuvo muchos cambios pero sus atributos crecieron poco pero lo que si se notó de diferencia fue su cabello, ahora tenía una larga cabellera color negro con un tinte rojo, sus ojos cambiaron a rojo sangre con forma de rendijas y sus colmillos crecieron ligeramente. La expresión facial de su cara expresaba seriedad acompañado de orgullo propio.
Su aura demoniaca aumentó mucho superando a Rando en mucho.
–¿Que? ¡Se mira totalmente distinta! –Preguntó Rando en shock. No podía creer lo que estaba presenciando, estaba frente a un legendario monstruo del mundo Youkai– Ella no es Jeanne. –Estaba temblando ante el poder de la vampiresa– Es como dicen los rumores... Ojos rojos... Cabello negro goteado en carmín... ¡Una gigantesca aura maligna! ¡Así que eso es un monstruo de clan PuraSangre, un vampiro! ¡Eres la Santidad del clan vampiro, Hakuyasha! –Rando dijo desesperado. Ahora si estaba en un problema, los vampiros eran considerados uno de los monstruos más poderosos del mundo Youkai.
–Los pantanos están conectados entre sí! –Dijo Yusuke mientras él y Himemiya apuntaban a Rando con su pistola de dedos.
–¡Aparecieron en un lugar inesperado! ¡Yusuke! ¡Himemiya! –Gritó Botan.
–¡No me queda más poder! –Yusuke gruñó enojado cuando fue su energía aumentaba– ¡Funciona! –Todo el cuerpo de Yusuke brilló de un azul brillante.
–¡No, Yusuke! ¡Eso es absurdo! –Grito Botan mientras yo observaba.
Rando se dio la vuelta y se preparó para disparar –¡Tontos!
–¡Listo! ¡Toma esto! –Dijo Yusuke antes de gritar el nombre de su arma– ¡Reigan! –Disparó la bala azul mientras Rando disparaba la roja.
Dos lunas crecientes chocaron sobre la cabeza de Himemiya antes de que levantara su dedo índice derecho para tocarlas
–¡Crescent Beam! –Bajó su brazo derecho para apuntar a Rando mientras su brazo izquierdo descansaba sobre su codo, luego disparó un rayo de luz desde su dedo índice.
La energía de Rando y, Himemiya y Yusuke se encontraron en una colisión de azul, dorada y rojo, chocando en el centro entre los dos humanos y el demonio.
Sus energías iban y venían, sin embargo, la bala de Yusuke y Himemiya atravesó la de Rando como un fantasma a través de una pared y golpeó al demonio justo en el medio de su pecho, enviándolo a volar varios metros directo hacia al agua fangosa.
Yusuke aterrizó de pie, pero rápidamente se arrodilló, sujetándose la muñeca derecha, jadeando, mientras Himemiya aterrizó de pie.
–Demonios. Estoy tan cansado que no puedo ni levantar mi brazo. –Yusuke se estremeció, respirando rápidamente por el cansancio.
–¡Bien! –Vitoreó Botan.
–Elevaron su poder en una situación difícil. Aun cuando todo estaba en vuestra contra. –Genkai sonrío.
Sin embargo, esa pequeña victoria se vio interrumpida por el sonido del agua hirviendo.
–No aparezcas de nuevo. –Sonaba completamente exhausto.
Una mirada de Yusuke le dijo a Himemiya que su energía se había agotado. Se había agotado por completo.
Todos jadearon cuando el agua comenzó a hervir mientras Yusuke se ponía de pie con todas las fuerzas que le quedaban en el cuerpo. El agua desapareció en una gran nube de vapor.
–Oh, maldita sea... –Murmuró Himemiya.
–¡No puede ser! –Se quejó Yusuke con incredulidad y cansancio. Incluso Genkai parecía sorprendido. Y, efectivamente, un rayo de energía espiritual anunció el regreso de Rando. Para cuando la energía se calmó, el agua del pantano se había evaporado por completo y no había dejado nada atrás más que un cráter vacío. Un par de ojos rojos miraban desde el humo.
Himemiya tragó saliva –¡Este maldito tiene más vidas que un gato! –Gritó con disgusto.
–Me afecto. –La voz de Rando salió de un cráter que una vez había sido el lago– ¡Me hicieron algo de daño!
Con un puño lleno de energía espiritual, se lanzó hacia adelante y le asestó un golpeó a Yusuke en la mejilla. Himemiya gritó, mirando con los ojos muy abiertos cómo Rando le daba una fuerte patada en el estómago a Yusuke. Sus siguientes dos golpes aterrizaron en la cara de Yusuke, el último lo suficientemente fuerte como para tirarlo al suelo. Himemiya entrecerró los ojos y saltó hacia adelante, corriendo detrás de Rando para golpearlo con fuerza en la nuca. Él gruñó, volviéndose hacia ella y dándole un puñetazo en la boca. Ella sintió que se le partía el labio y la sangre le llenaba la boca. Ni siquiera tuvo tiempo de escupir en la hierba cuando él la agarró por la garganta. Se atragantó, arañando su mano. Rando la apretó una vez más y su visión se desvaneció con manchas negras. La oyó jadear y la arrojó a un lado con todas sus fuerzas. Himemiya rodó por el césped, luchando por no desmayarse mientras recuperaba el aliento. Ambos cayeron de espaldas, completamente derrotados por su agotamiento, mientras Rando se acercaba a ellos con el ceño fruncido.
–Rayos. Estoy más afectado de lo que imagine. –Gruñó Rando, mirando su puño debilitado– El poder de alma ha disminuido enormente. –Rando resopló, mientras miraba a Yusuke y Himemiya por encima del hombro.
–Ya no puedo moverme más. Haz lo que quieras. –Yusuke exhaló con voz ronca, con los ojos cerrados y las extremidades inmóviles.
–Finalmente se acabaron sus fuerzas. Ahora os voy a reducir de tamaño y aplastaré sus cuerpos como lo hice con su amigo. –Se burló Rando– Cuando termine de decir el hechizo, será vuestro fin. No tendrán posibilidad alguna de ganar el torneo.
Yusuke suspiró internamente –«Me siento mareado. No puedo entender todo lo que esta balbuceando.»
Himemiya se ponía de pie tambaleándose.
–¡Rando es un tramposo! ¡Esta pensando en usar el hechizo contra Yusuke y Himemiya-chan! –Dijo Botan con una voz desgarradora.
–¡LEVÁNTATE! –Himemiya le grito a Yusuke, pero su cuerpo permaneció en el suelo.
Rando comenzó a cantar el mismo cántico que utilizó para encoger a Kuwabara.
El canto llegó a su fin –¡Reducción! He terminado. Sus cuerpos empezarán a encogerse. ¿Cómo os gustaría que os cocine? ¿Qué os parece si os trituro vuestros huesos? ¿Os gusta la idea? ¡Ahora acabaré con ustedes dos! –Rando se río con confianza, deteniéndose en seco cuando se dio cuenta de que Yusuke y Himemiya no se estaban encogiendo. De hecho, el demonio comenzó a encogerse.
–No puede ser... –Suspiró Rando mientras su figura se hacía cada vez más pequeña. La mirada de terror e incredulidad me hizo querer reír– No puede ser. Fui yo quien se encogió. –Rando era incluso más pequeño que Kuwabara durante su batalla. Apenas del tamaño de una lata de refresco.
Mientras Rando miraba a su alrededor enloquecido, una sombra gigantesca cayó sobre él. Miró hacia arriba y vio a Genkai y Botan, elevándose sobre él.
–Te has vuelto esclavo de tus capacidades. –Genkai sonrío ante la desgracia del demonio.
–¿Qué está sucediendo? –Botan preguntó desconcertada.
–Este hechizo es muy peligroso. Cuando alguien fracasa al lanzarlo, el que lo conjura sufre las consecuencias. –Explicó la pequeña psíquica– No debiste usarlo tan frecuentemente, Rando. –Dijo, haciendo que Rando gruñera de frustración y enojo.
–¿Qué quieres decir? –Gritó Rando desde el suelo– ¡¿Fallé?! ¡Que tontería! ¡Mi hechizo fue perfecto!
–Este hechizo envía tu poder psíquico directamente al cuerpo de otro incluyendo las células cerebrales a través de los oídos. Sin embargo, solo funciona con enemigos muy indefensos. El que conoce esto, simplemente se cubre los oídos al momento de que realice el hechizo y se protege de él. –Declaró la maestra.
La carita de Rando estaba llena de indignación –¡Ah! ¡Pero ellos dos no tenían forma de saber eso! –Gruñó Rando mientras señalaba a Yusuke y Himemiya.
En ese momento, los ojos de Yusuke comenzaron a abrirse y se sentó.
–¿Estáis bien? –Les preguntó Botan. Ambos no le respondieron de inmediato.
–¿Qué? –Dijo Himemiya al no oírlos. Se frotó las orejas y gritó con repulsión al ver una sustancia viscosa y verde en sus dedos– Son algas.
–¿Por qué no puedo escuchar bien? –Se metió los dedos en los oídos, encogiéndose ante la sustancia húmeda que había en su interior– Yo también tengo algas del estanque en los oídos. Con razón no escuchábamos nada.
–¡Oh! ¡No es posible! –Gritó Rando.
Genkai miró al demonio con frialdad –Trabajaste para robar las técnicas de otros ¡pero nunca entendiste el significado! ¡Te han derrotado! –Le dijo con severidad.
–¡Cállate! –Le grito a Genkai– Repetiré el hechizo y volveré a mi tamaño... ¡Ah! –Rando se detuvo en seco cuando Yusuke y Himemiya se pusieron frente a él, sonriendo.
–¿Crees que voy a esperar a que recuperes tu tamaño natural? –Se río Yusuke con cansancio.
Himemiya sonrío burlonamente ante el rostro aterrorizado del demonio –Dios, se ve tan patético así. ¿Qué pasa, Rando? ¿Tienes miedo? ¿O simplemente no puedes soportar el sabor de tu propia medicina?
–Nunca podrá, chica zorra. Ni siquiera tengo la fuerza para golpearte. Pero puedo caer encima de ti, pequeño.
Rando soltó un grito de miedo y trató de escapar corriendo, pero no llegó muy lejos. Yusuke dejo que la gravedad y el peso de su cuerpo hicieran todo el trabajo. estiró el brazo y se dejó caer hacia delante.
Rando intentó huir, pero no fue lo suficientemente rápido con sus piernas acortadas. Yusuke estiró el codo y lo golpeó en la espalda de Rando mientras caía –¡Caída de codo!
Una vez que terminó, Yusuke se dio la vuelta y se quedó allí cansado –Ya no puedo ponerme de pie. Ya no puedo más.
–Tonto... –Fue lo último que dijo Himemiya antes de ponerse su rosario en su cuella y luego cambió de la Santidad de cabellos negro con tinte rojo volviendo a su tono plateado con tinte rosado.
–¡Yusuke! Himemiya-chan! –Botan se apresuró a llegar a su lado– ¡Pelearon muy bien!
–¡Ah! –Suspiró cansado– ¿Cómo lo hicimos, Genkai? No me veo muy bien, pero ganamos la pelea, ¿no es así? –Yusuke exhaló débilmente.
–Humm. –Genkai tarareo– ¡Los ganadores del encuentro son Yusuke Urameshi y Himemiya! –Declaró la anciana. Botan estaba muy contento.
–¡Lo lograron! –Botan estaba muy contento.
–¡Joder! Y yo que estaba tan segura de que podrías ganar solo con tus habilidades, eres más débil de lo que pensaba. ¿Cómo pudiste engañarme así? –Preguntó Himemiya, fingiendo lágrimas de forma dramática.
–¡Por qué tú…! –Gritó, levantándose de un salto e intentando golpearla, pero cayendo de nuevo de inmediato.
–No, solo bromeaba. Yusuke, lo hiciste bien, felicitaciones. –Dijo inclinándose sobre él con una dulce y sincera sonrisa, lo que lo hizo sonrojarse levemente y hacer un bufido. Ella le dio un cumplido, no estaba acostumbrado a ese tipo de cosas de ella. Luego se arrodilló a su lado y lo curó
Un zumbido cercano les llamó la atención. Genkai estaba de pie junto al destrozado Kuwabara. Cintas doradas de energía fluían de las yemas de sus dedos y se enroscaban alrededor de su cuerpo, que comenzó a realinearse correctamente.
Botan recogió a Rando con su mano derecha –Voy a encerrar a Rando en una celda en este momento. –Botan arrugó la nariz ante el demonio en miniatura.
Con la ayuda de Himemiya, Yusuke logró sentarse –Ni siquiera estando así, creo que pueda hacer daño. –Bromeó, haciéndome poner los ojos en blanco mentalmente.
–Entonces él sería tu responsabilidad. –Le dijo Himemiya con voz apagada– No voy a limpiar el desastre que deja atrás, como siempre hago contigo.
–¡Oye! –Exclamó Yusuke mientras reía.
–Ya terminé de curar las heridas a Kuwabara. –Genkai se limpió las manos y las juntó tras la espalda.
–¿Qué quiere decir? –Preguntó Yusuke confundido– ¿Kuwabara está...? –Yusuke parpadeó.
–Lo curé de todo. –Le espetó Genkai con severidad– Incluyendo los brazos y todas las heridas de su cuerpo.
–Vaya, ¿la Onda Espiritual puede hacer eso? –Dijo Yusuke con asombro.
–Muchacho, mi Onda Espiritual puede usarse para este tipo de cosas. –Dijo Genkai, pero Yusuke se levantó estirándose.
–Ah... Bueno, esto se acabo. –Dijo Yusuke con pereza– ¡Yo ya terminé mi trabajo! ¡Y ahora vámonos al domo de Tokyo a ver la batalla mundial!
–Hm, idiota. –Resopló Himemiya mientras cruzaba los brazos sobre el pecho– Por una vez, puede tomarse las cosas en serio, pero no, así es Yusuke.
–Ah, lo recordaste. –Los ojos de Botan se abrieron de par en par al ver el puño de Yusuke temblar.
El rostro de Yusuke se ensombreció –¡Ja! ¡Por supuesto! ¡Solo por eso trabaje con tanto inco!
Himemiya le dio a Yusuke un buen puñetazo en la cabeza. No había pasado por un mal momento y había salido del otro lado con el labio reventado y cubierta de tripas de Makai Gyo solo para que Yusuke pudiera ir al domo de Tokyo.
–Espera. Aún no te puedes ir a casa. –Genkai arqueó una ceja, con un aire de firmeza en sus palabras.
–¿Qué?
–Acabó de decirte que te transmitiré mi técnica secreta y a Su Santidad los manuscritos de Rosella-san. Os voy a enseñar a desarrollar sus poderes desde lo más básico.
–Eso significa... –Protestó débilmente.
–Sí, significa que entrenarás conmigo.
–¿Qué? No puede ser. –Se quejó Yusuke antes de caer de espaldas sobre el lecho de hierba con una mirada de miseria en su expresión.
Botan cerró los ojos con irritación –¡Yusuke…! –Llamó suavemente mientras negaba con la cabeza. Himemiya dejó escapar un suspiro exasperado mientras se daba una palmada en la frente.
–Qué muchacho tan difícil de controlar. –Suspiró Genkai.
Himemiya se acercó a Kuwabara, se arrodilló y lo giró suavemente hasta quedar boca arriba. Parecía que estaba durmiendo pacíficamente, sin moretones en el rostro y sin brazos torcidos. Ella suspiró aliviada. Yusuke se colocó al otro lado de Kuwabara y juntos lo llevaron al templo de Genkai.
Las habitaciones eran amplias. Himemiya y Yusuke arrastraron a Kuwabara por el pasillo hasta una habitación que Genkai les indicó. Himemiya sacó el brazo de debajo de Kuwabara, dejando que la mayor parte de su peso cayera sobre Yusuke. Yusuke sonrió y, sin contemplaciones, arrojó a Kuwabara sobre la cama. Himemiya le dio un puñetazo en el brazo.
–¡¿Qué demonios, Yusuke?! –Acomodó el cuerpo inerte de Kuwabara mientras Yusuke la apartaba de un manotazo y corría hacia la puerta riendo. Un grito fuerte y el sonido de un golpe llamaron su atención. Se giró hacia la puerta y arqueó una ceja al ver a Genkai en la entrada. Yusuke estaba tirado en el suelo, con los ojos desenfocados mientras intentaba recuperarse del golpe en la nuca. Himemiya reprimió una sonrisa burlona.
–Lección número uno. Sé un poco más amable con mis invitados, idiota. –Genkai le hizo un gesto a Himemiya para que la siguiera mientras se alejaba de la habitación. Himemiya caminó un par de pasos detrás de la mujer mayor, estudiando su espalda mientras caminaba frente a ella. La siguió hasta la sala de estar, que tenía las puertas que daban al exterior abiertas de par en par. Era tarde y parecía que el sol de la tarde se pondría en unas horas. Genkai le hizo un gesto para que se sentara y Himemiya se sentó en el suelo frente a una mesa baja. Genkai se fue a la cocina. Himemiya apoyó la espalda contra la pared, cerrando los ojos para disfrutar de la paz y la tranquilidad.
–OYE, ABUELA. –Yusuke apareció por la esquina y salió corriendo hacia la sala de estar. Ni un segundo después, estaba de nuevo en el suelo.
–Lección número dos: no grites en mi casa. –Genkai estaba detrás de Yusuke con dos tazas de té en las manos. Himemiya reprimió una risita detrás de sus manos. Aceptó con gratitud la taza de Genkai, acercándola a su pecho y permitiendo que el calor la inundara. Dejó que sus ojos se cerraran mientras se tomaba un momento para respirar– Despierta, niña. Tenemos mucho de qué hablar.
Himemiya entreabrió un ojo –¿Sobre qué?
Genkai entrecerró los ojos ante la insolencia de la chica. Himemiya volvió a cerrar los ojos y soltó un agudo grito cuando algo pequeño impactó contra su cabeza.
–En cuanto a ti, el idiota que es tu amigo y el idiota que duerme en una de mis habitaciones de invitados. –Genkai tomó un sorbo de su té, estudiando a la niña. Himemiya se sentó derecha y se crujió el cuello. Su cuerpo estaba extremadamente dolorido, después de haber recibido una buena paliza de Rando. Se estremeció un poco cuando tomó un sorbo del té caliente. Inconscientemente se lamió el labio partido y aspiró aire a través de sus dientes ante la sensación de escozor que se extendió por él. Maldita sea, esto apestaba– Sé que dije que solo entrenaría al idiota. Pero siento que hacerlo sería un flaco favor para ti y para Kuwabara.
Himemiya miró en estado de shock al maestro que estaba sentado frente a ella. ¿Genkai estaba considerando seriamente entrenarla a ella y a Kuwabara también? El torneo de Genkai estaba destinado a que ella eligiera a su sucesor para la Técnica de Onda Espiritual. Lo había hecho al elegir a Yusuke. Entonces, ¿por qué estaba considerando enfrentarse a los dos? Himemiya miró fijamente a Genkai –¿Por qué?
–No estoy ciega. Parece que ustedes dos están muy por delante del idiota detrás de mí. –Yusuke roncaba desde su posición en el suelo, la expresión de Genkai decía "¿ven?"– Ustedes dos ya son capaces de materializar la energía de manera rápida y eficiente. No estoy diciendo que a ustedes dos se les enseñará la técnica de la Onda Espiritual ni que aprenderán los secretos que tengo la intención de transmitirle a Yusuke. Ya que tú, Lillianne, debes hererar los secretos de la Luna, de la familia Von Phoenix. Pero igual tú y Kuwabara tendrán la capacidad de desarrollar sus propias habilidades. No va a ser un compromiso completo de seis meses como el Bello Durmiente de allí. Supongo que, dado que ustedes tres solo tienen 14-15 años, hay muchas cosas que deben discutirse ya que la escuela todavía está técnicamente en sesión. Les dará tiempo para regresar a casa y hacer arreglos mientras empiezo a trabajar en él. Sus vacaciones escolares son en solo unos pocos meses, ¿no es así?
–El mes que viene. –Ya era febrero y las vacaciones de primavera serían el mes que viene. Dejó el té sobre la mesa y lo miró fijamente– Pero siempre puedo dejar a alguien a cargo de las responsabilidades de la Academia y de la empresa. Y en cuanto a Kuwabara, puedo apostar que si se lo dices aceptará de inmediato.
Genkai sonrío. La chica estaba demasiado ansiosa por demostrar su valía. El torpe y el otro torpe idiota también. Genkai estudió a la chica que tenía delante. Sus ojos se deslizaron hacia el chico que dormía en el suelo. Estaba demasiado exhausto como para levantarse del suelo –No te equivoques, niña, no seré indulgente con ninguno de los dos. El hecho de que los dos vayan a entrenar a tiempo parcial durante el año escolar no significa que puedan holgazanear. Se espera que estés aquí durante las vacaciones escolares. Y también al niño que engendraste.
–Sí, Genkai. –Himemiya se puso de pie, sacándose los pantalones. Su cuerpo gimió mientras se ponía de pie. Genkai también se levantó, Himemiya la siguió hasta la cocina. Himemiya lavó las tazas de té y se secó las manos cuando Genkai le acercó el teléfono.
–Llama a tus hermanos y a tu marido, niña. Te quedarás esta noche y volverás por la mañana. Busca una habitación para ti y para el otro idiota. Hay de todo para todos.
Himemiya hizo lo que le dijeron y marcó el número rápidamente. Y quien contesto fue Chihaya después de la primera llamada. Genkai le arrebató el teléfono a la niña y se alejó para hablar con la hermana de Himemiya. La pequeña reina suspiró. Estaba frustrada, dolorida y cansada. Se inclinó y agarró a Yusuke, arrastrándolo hacia la habitación de invitados más cercana. Lo empujó hacia la puerta. Se quedó mirando su cuerpo dormido por un momento. Estos seis meses en casa de Genkai iban a ser exactamente lo que Yusuke necesitaba. Salió de la habitación de Yusuke y encontró una propia que daba a los jardines. El aroma de las flores nocturnas la envolvió al entrar, llenándola de una calma inesperada. Cerró la puerta con un suave clic, como si temiera perturbar la quietud. Caminó lentamente hacia la cama, sus pasos ligeros pero cargados con el peso del día. Al hundirse en el colchón, suspiró profundamente, un alivio tangible que recorrió su cuerpo al sentir la suavidad envolvente del colchón bajo su espalda. Cerró los ojos por un momento, permitiéndose una breve tregua.
Tomó su teléfono y, tras un instante de vacilación, marcó el número de la casa Minamino de Kurama. No había hablado con él desde el inicio del torneo, y aunque su relación era tranquila y respetuosa, había algo en su voz que siempre lograba calmarla. Al escuchar el primer "clic" de la conexión, sintió un nudo de nervios en el pecho.
–Lily. –Respondió Kurama al otro lado, su tono calmado como siempre, pero con un toque de sorpresa y calidez– ¿Estás bien?
Ella sonrío, una sonrisa débil pero sincera. Esa era siempre su primera pregunta.
–Sí, Kurama. Estoy... estoy bien. Solo quería hablar contigo. Hay muchas cosas que han pasado y sentí que tenía que contártelo. –Dijo, su voz temblando al principio pero ganando fuerza conforme continuaba.
Le habló sobre el torneo, sobre Rando y el caos que había desencadenado. Mientras hablaba, su expresión se endureció, reflejando la rabia contenida por los actos de aquel hombre. Sus ojos chispearon de indignación, pero su voz permaneció controlada, con una calma que ocultaba las emociones tumultuosas bajo la superficie.
Cuando llegó al tema de su entrenamiento junto a Yuichiro y Genkai, su tono se suavizó, reflejando una mezcla de esperanza y nerviosismo. Al mencionar las técnicas heredadas de su abuela Rosella, una sombra de tristeza cruzó su rostro. Sus labios se apretaron en una delgada línea al recordar cómo su madre había rechazado ese legado. En su mente se mezclaban imágenes de su infancia: su madre apartando los libros de técnicas con gesto desdeñoso, la mirada fría con la que solía desestimar las palabras de su propia madre, y las discusiones que tantas veces había presenciado.
–Mi madre nunca quiso aceptar ese legado. –Murmuró, más para sí misma que para Kurama. Su voz llevaba un tinte amargo. Luego, sacudió la cabeza como queriendo despejar esos pensamientos y continuó– Dijo que era peligroso, innecesario. Pero mi abuela... ella nos dejó todo esto para protegernos, para proteger el templo. Lo que hago ahora no es solo por mí o por Yue. Es por ella también.
Kurama permaneció en silencio unos segundos, y luego su voz llegó, tranquila, pero con una profundidad que la hizo sentir comprendida.
–Rosella-san era una mujer excepcional. Recuerdo cómo siempre insistía en que descansara, incluso cuando yo estaba... buscando refugio. Me ofrecía té y palabras de aliento, incluso en los días en los que yo no tenía nada que ofrecer. Lily, ella creía en ustedes. En ti. No dejes que las dudas de otros te hagan olvidar eso.
Ella apretó el teléfono con fuerza, sintiendo cómo sus palabras atravesaban esa capa de incertidumbre que llevaba cargando –Gracias, Kurama. Lo que dices... lo que recuerdas de ella significa mucho para mí.
Kurama soltó una leve risa –Ella siempre decía que eras más fuerte de lo que creías, pero que tu mayor enemigo sería tu propio corazón. Quizá es momento de demostrarle que tenía razón.
Himemiya no pudo evitar sonreír, aunque una lágrima silenciosa rodó por su mejilla –Lo haré, Kurama. Por ella... y por mí.
Tras unos segundos de silencio reconfortante, él agregó –Si alguna vez dudas, recuerda esto: Rosella-san te veía como alguien destinada a grandes cosas. Y, al igual que ella, yo también creo en ti.
Cuando colgó, Himemiya dejó el teléfono sobre la mesita y miró hacia los jardines. Las luces de las luciérnagas brillaban en la penumbra, y el suave susurro del viento entre las hojas la reconfortó. Cerró los ojos una vez más, sintiendo una determinación renovada arder en su pecho.
Mañana sería un nuevo comienzo. Y esta vez, estaba lista.
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