22 - Preciosa burbuja de color rosa.
/ Momo (Prt. 6)
Haru temblaba en su lugar, viendo hacia la puerta donde Momo acababa de entrar. Afortunadamente su hermanita no se encontraba, ya que fue con uno de sus amigos.
Momo se había adentrado en su casa, con una partitura en el labio que sangraba y con una expresión que de inmediato hizo pensar a Haru que la mataría con tan solo verla.
Contrario a eso, Momo la ignoró y se fue a una habitación.
Momo cerró fuertemente la puerta, golpeando lo que se encontrara, empezando con la mesa. Sus golpes fueron constantes, acompañados con gruñidos y quejidos de odio que salían de sí misma.
— ¡Maldita Yuna! ¡Nunca te he odiado! ¡Nunca! — gritó enfurecida, sus puños se estaban lastimando por golpear tan constantemente la madera que cais se rompía — ¿¡Por qué buscas que te odie ahora!? ¿¡Por qué!? ¡Ahhh! — dió un grito casi desgarrador y doloroso, pero solo estaba sacando el odio que llevaba dentro.
El ir a su casa y recibir un golpe por parte de su madre solo la había hecho enfurecer aún más. Se vió obligada a tragar su odio y dejarlo salir en casa de Misaki.
Hoy mismo estaba hablando muy bien con Sana y Dahyun sobre algunas religiones, sobre la familia de Sana en Japón, pero Yuna estaba detrás escuchándolas, sin una buena cara. Yuna había empezado con ataques, había sacado su frustración.
Momo pensó que en algún momento se romperían, se cansarían y empezarían a dejar salir todo, pero no pensó que lo harían frente a todo el Grupo LGBT; haciéndola enfurecer por no tener eso en el plan.
— ¿Momo? — la voz tímida de Misaki se escuchó por el otro lado de la puerta. Momo estaba segura que la chica debía estar temblando.
— ¿¡Qué!? — Momo respondió bastante alto, pegando otros dos golpes en la madera y pudo escuchar un crujido en la mesa, anunciando su pronto destroce.
— ¿Necesitas algo? — Misaki aún así le preguntó, alejándose de la puerta un poco.
— ¡Necesito matarla! — Momo estaba totalmente alterada. Fue otro golpe que dió contra la madera, viendo como esta se partía y caía en dos pedazos al suelo. Momo respiró acelerada, viendo la mesa ahora destruida frente sus pies.
— ... ¿Algo que yo pueda conseguir? — Misaki preguntó, y al no escuchar ruido dentro por parte de Momo, abrió la puerta para ver.
Misaki no supo si era buena o mala señal el que escuchara ligeras risas, para luego ruidosas carcajadas que parecían del Diablo mismo. Momo estaba riéndose, el cabello un poco revuelto, sus manos tapando su cara mientras estaba doblada hacia delante.
Seguía riéndose, había encontrado una solución con la pregunta de Misaki.
'¿Algo que yo pueda conseguir?'. Claro. Para algo consiguió a Misaki Haru, porque se parecían mucho físicamente. Tenía un plan con ella para liberarse de las sospechas, pero podría cambiarlo tan solo un poco, considerando los recientes sucesos.
Calmó poco a poco su risa alocada, tomando un fuerte respiro para tranquilizar su ataque y su risa. Todo su cuerpo dejó la tensión y se relajó. Pasó sus manos por su cabello para acomodarlo y limpió las lágrimas que se le salieron de la risa.
Su habitual actitud calmada y dulce está de nuevo, así que se giró en un movimiento de pies hacia Misaki, quien dió un salto al tener su mirada en ella, pero Momo no tenía pensado hacerle algún daño.
— ¿Me podrías hacer un sándwich, por favor? — pidió suavemente, su sonrisa era tan dulce, tanto que Haru no sabía si era verdadera o falsa.
Misaki asintió torpemente y fue a por lo pedido, queriendo ignorar que justo en su casa estaba una psicópata fuera de un control. Bueno, si no la tenía ahí, Hirai podría hacerle daño a su hermanita, y no quería eso, así que le tocaba soportar el miedo de que en cualquier momento Momo haga algo.
Momo bajó después de unos minutos, todo ella estaba más calmado y se sentó a comer lo que le habían hecho.
— Tienes que aprender de lo que acabas de ver — Momo comentó de un momento para otro, masticando el sándwich. Había ignorado la mirada atenta que Misaki tenía en ella, pero sabía que ella estaba confundida y asustada por su actuar y su visita imprevista.
— ¿Eh? — Haru murmuró, ella también estaba comiendo un sándwich que se había hecho en el momento.
— Te dije un plan, pero por culpa de un imprevisto lo cambié — Misaki supuso que el imprevisto pudo ser a quien Momo dijo que necesitaba matar. Estaba en lo correcto — Pronto debes aprender a actuar como lo hice allá, solo la parte de las risas no la de odio, porque fingiras ser yo y intentaras asesinar a alguien — explicó muy por encima, viendo fijamente la mesa. Sus manos lastimadas sostenían el sándwich frente a su cara.
— Yo no asesino — Haru rápidamente se puso recta, no pudiendo tragar bien el alimento en su boca ante la posibilidad de matar a alguien.
— Por eso dije que intentarás — Momo rodó los ojos — Todavía no elijo a quién pero buscaré. Dispararás, en una parte no vital del cuerpo, pero que se vea como si hubieras fallado accidentalmente — Momo pensó un momento, su mente estaba ideando todo para que pudiera encajar en las fechas y en lo rápido que debía hacer todo.
— No creo poder hacer eso — Misaki negando solo hacía estresar más a Momo, pero no le gritaba solo porque se parecían y de alguna manera eso la hacían beneficiosa de un buen trato.
— Lo harás — declaró, no tenía dudas en su voz y mucho menos en sus ojos fríos. Luego sonrió, siguiendo con su comida.
En otro lugar, estaba una chica de mechón gris buscando a su novia, pero no teniendo respuestas. Dahyun se convenció de que no había de qué preocuparse, pero claramente había que preocuparse. Ella sabía que una asesina, específicamente enojada, no iba a ser buen contraste con no tener un apoyo. Ella había estado incrédula de que descubrieran a Momo, porque realmente Momo había sido inteligente en encubrirse y esconderse, pero no le quedó de otra más que defenderla y buscarla. No sabía que Momo ya tenía un nuevo plan.
[ . . . ]
DIARIO DE MOMO:
—————
Hoy aceptaron mi plan, iremos a un punto de asesinato, un basurero. Ayer había pasado por ahí, para ver si las autoridades seguían. Gracias a cualquier deidad que el detective Min pareció resignarse cuando el punto número once no se hizo y retiró la vigilancia.
Se lo había mostrado a Misaki, diciéndole que ahí sería el plan. Se lo expliqué, le dije todo lo que haría y le di un poco de mi dinero para que le comprara algo a su hermana.
Fingir estar dolida se me va muy bien, aunque no puedo negar que me siento traicionada por mis supuestos amigos. Bueno, da gracia porque yo los estoy traicionando peor, pero ellos no lo saben y aún así desconfían tanto de mí. Supongo que debo probar mi inocencia, y aquí es donde Misaki entrara.
Hoy también hice que Dahyun se preocupara mucho. Las lastimaduras de mis manos no se notaban ya, eran muy superficiales, pero la del labio estará por un buen rato decorando mi rostro. No me gusta que Dae se preocupe, quiero darle todo el mejor tiempo. Quiero compensar ahora con momentos agradables, el mal momento que le daré en un futuro. Quiero disfrutar junto a ella.
No puedo esperar a ver sus rostro arrepentidos por desconfiar. Desconfiar de quien sí deben desconfiar...
Me sigue dando gracia.
—
Querido diario, nunca te digo así y nunca más te diré así, pero estoy casi emocionada por lo que acabo de descubrir de la madre de mi mejor amiga.
Comenzó conmigo recordando a un religioso traficante de órganos que yo ya había matado, lo descubrí por accidente una vez y fue cuando lo tuve en mira. Ya se fue al infierno, pero entonces pensé que tal vez tendría amigos o socios en el negocio de tráfico.
Y pues que me encuentro entre ellos a una EX socia. Ya no se dedicaba a ello, pero lo hacía en Japón hace años. La señora Minatozaki se lo tenía bien guardado, eh. Traficante de órganos infantiles, del solo imaginarmelo me hizo asquearme tanto. ¿Cómo una persona tan linda como Sana tenía esa mujer como madre? Le haré un favor, y la hare parte de mi plan y una víctima más en mi lista.
Me emocioné solo porque no me lo esperaba, pero realmente hay personas que deben morir. ¿Cuántas personas han muerto de viejos con secretos oscuros, con las injusticias que hicieron completamente ilesas? No merecen una buena vida, ni una muerte indolora.
Sana deberá entenderlo en unos días.
—
Regresé a casa a escribir después de recibir un regaño tremendo de mi jefe, porque cierta chica de mechón gris se los había robado y comido. Los pagué. Iba a regañar a Dahyun, ¿pero como yo podía regañar a la ternura que es mi novia? Era tan hermosa que no puedo.
Ya había recuperado la confianza del grupo. Mi plan ha sido exitoso.
Claramente regañé muchísimo a Misaki por dislocarle un hombre a mi hermosa novia, pero me explicó que temía que Dahyun tomara el arma y la amenazara, así que se lo perdone y le dije que actuaba bien. Le pagué bien, pero ese día me quedé y le conté todo.
Sobre Mina, mis razones, de cómo era la gente a quien yo asesino, y sobre lo que yo planeaba hacer con el mundo. Mi plan no era solo asesinar a lo loco, como ella pensaba. Incluso lloró y me burlé de ella.
Le dije que su imagen estará en los noticiarios, en Internet y todo periódico, pero ella dijo que no importaba y que de todos modos siempre tapaba su cara porque no le gustaba su cicatriz.
También me contó que fue un ataque psicótico de su madre quien le hizo esa cicatriz, luego su madre atacó a su padre hasta matarlo y Haru tuvo la obligación de matarla para defenderse, quedándose así ella sola con una hermana a la cual cuidar.
Habíamos hablado, pero cuando me fui sé que no hablaremos más. Lastima, le había tomado cierto cariño, pero no importaba ahora.
Ya había cumplido mi propósito. Engañé a todos. Los hice creer en una inocencia falsa. Me pude encubrir por ahora. Y solo fue por un juego, porque realmente no era necesario, pero me gustó hacerlo.
Me llevé heridas, pero ver todo a mi control era algo que me seguiría gustando.
La única parte que no me gustó fue que Dahyun salió herida, yo le había dicho a Misaki que no la lastimara, pero también debí advertir a Dae sobre que esa chica no le haría daño a ella.
Ahora, solo debo esperar al día, y por fin morir.
—
Le mentí a Dahyun.
Fuimos al parque, estuvimos bajo la lluvia después de comprar comida. Era un momento especial, y fue la primera vez que me dijo que estaba enamorada de mí y yo también le dije que estaba enamorada de ella. Sentí tan bonito en mi pecho.
Le hablé sobre que saldré del colegio por no poder pagarlo, pero la realidad era que yo me iré para siempre.
Le dije que nos seguiríamos viendo. Esa fue mi mentira.
Me iré, le haré daño. No tiendo a mentirle a la persona que amo, pero esta vez me fue necesario cuando observé su rostro tan mortificado y preocupado. Quería solo quitarle esa preocupación, devolverle su felicidad, así que le tuve que mentir.
Yo moriré antes de que termine el trimestre pagado, es un hecho inevitable. Mi destino siempre fue morir antes, morir por decisión.
—
La mejor tortura es hacer ver como sí todo estuviera mejor y luego hacer ver que en realidad está igual o peor. Sana lo sabe ahora. Dejé que su madre se sane, se pueda recuperar que incluso pudo salir a la calle. No contaban con que yo estaría allí para arruinarle la felicidad y dispararle para que muriera de una buena vez.
Sana sabrá que su madre merecía morir, que su padre tendrá la tortura de eso. Aunque ella era inocente, deberá sufrir injustamente por los actos de sus padres. Todos sufrimos por nuestros seres queridos, y así seguirá siendo hasta el último de los días.
—
Me llaman la Asesina de Dios en todas partes. Un retrato de Misaki Haru está ahí, pero quien realmente es la asesina soy yo.
Me gustaría otro nombre, pero ni modo, el público decide.
—————
[ . . . ]
Momo terminó de escribir su diario nuevo, la declaración para el detective Min. Su diario original los quemará, o se lo dará a Dahyun para que solo ella sepa toda la verdad. Este otro diario que está haciendo contienen la verdad, a medias, porque excluyen la información de el grupo de seis en el almacén y la complicidad de Dahyun al ignorar y defenderla aún sabiendo que ella era culpable.
Estaba con Dahyun hoy, ella estaba acostada viendo su celular. Momo hace un rato le había dicho que debía escribir algo importante, y entonces Dahyun la dejó hacerlo mientras la esperaba.
Momo escribió específica y explícitamente todo, desde la muerte de Mina y su tortura, hasta el como iba a matar al director Yang Yuhno. Cada muerte que hizo, tiene el nombre de la persona, la razón de matarla, en dónde, cuándo y cómo la mató.
Escribió también cosas personales, como de sus amigos, de las salidas al antro, de sus citas con Dahyun, de cuánto la amaba. Únicamente pasó todo lo escrito de su diario original a este nuevo diario, sin omitir nada más que las cosas que podrían incriminar o hacer quedar mal a sus amigos y novia. Ella se hundiría, pero no hundiría aún más a los demás.
En eso había estado trabajando, y por fin había acabado todo lo que debía. Justamente mañana, Momo cumpliría su promesa a sí misma.
Suspiró y cerró la libreta color rosa después de poner punto final. Había escrito mucho, bastante, pero habrá servido cuando esté muerta.
Dejó cuidadosamente el diario en la mesa, dejando también su bolígrafo y el lápiz. Su vista se dirigió hacia Dahyun para observar cómo ésta estaba serena, viendo cualquier cosa en el celular.
— Hace algunas horas, estas mismas manos que te adoran mataron a la señora Min — Momo confesó repentinamente, caminando hasta la cama para sentarse a un lado de la desconcertada Kim, quien apenas podía procesar sus palabras sin anestesia.
— ¿Mh? — soltó, dejando su celular mientras se sentaba en la cama y veía de manera interrogativa a Momo, quien suspiró para luego verla a los ojos.
— Y mañana también serán las que terminarán todo, Dahyun — Momo también veía sus propias manos, las líneas que habían y analizaba toda la forma de estas como si fueran algo desconocido.
— ¿Qué ocurre? — Dahyun llevó su propia mano hacia las de Momo, colocandola frente a la vista de su novia. Entrelazó sus manos, buscando que Momo quitara su vista perdida de sus manos, pero Momo pareció estar más absorta en ellas. Las manos de Dahyun eran más pequeñas, tiernas y suaves, al lado de las más grandes de ella.
— Te mentí esa vez, Dae. No nos volveremos a ver después, porque mañana acaba todo — Momo volvió a confesar, apreciando lo bonita que se veía su mano entrelazada junto a la más pequeña de Dahyun.
— Momo, ¿qué dices? — Dahyun no sabía si empezar a asustarse o preocuparse, pero al parecer fueron ambos sentimientos los cuales llegaron a ella.
— Te quiero contar... — Momo se detuvo al último segundo, pensando seriamente. Pronto se levantó de la cama, apartando el toque de Dahyun, y yendo hacia la mesa — No. Mejor tienes que leerlo, esto me describe totalmente, y es para ti — tomó su diario original, el cual no omite nada y el que será regalo para Dahyun — Es un regalo, quiero que lo leas completamente — Momo colocó el libro en las manos de Dahyun, ansiosa por que supiera todo.
— ¿Tu diario? — Dahyun con mucha duda abrió la portada, viendo la primera página donde estaba un dibujo de la princesa Aurora, la cual tiene el vestido rosa favorito de Momo.
— Explica todo sobre mí, incluso lo que ignoraste al saberlo — en eso Dahyun cerró el libro, rápidamente negando y devolviendolo con miedo — No, Dae — Momo rápidamente la detuvo y dejó el diario firmemente en sus manos — Quiero que lo leas de principio a fin — dijo con una gran decisión.
Dahyun la miró a los ojos, queriendo negarse, pero terminó aceptando. Debía afrontar la realidad, que su novia tenía aquel secreto, que su burbuja de felicidad no era más que eso; una burbuja que se está por romper.
Esta burbuja se rompe completamente a medida que lee el diario, las palabras poco a poco son lo que rompen su fuerte burbuja. Lo que se había esforzado en ignorar la hace caer en la realidad. Dahyun no puede mucho con eso, realmente prefiere vivir en la protección que ella misma se creó para su mente. La realidad es la que Momo quiere que vea, y entonces es solo en algunas páginas donde puede estar feliz, donde Momo hablaba de ella, donde explica sus sentimientos, la relación, los pensamientos, toda su perspectiva de el tiempo que tuvieron.
Un tiempo después, cuando lee el final del diario, lo que no ha pasado pero Momo hará que ocurra, Dahyun cierra el libro y lo deja a un lado. Sus manos tapando su rostro y su silencio no hacen comunicación a Momo de sus sentimientos, pero pronto Momo puede sentir un cuerpo aferrado al suyo.
Los sollozos se hacen audibles, poco a poco más y más altos mientras Dahyun se aferra a ella, queriendo nunca soltarla, nunca dejarla ir, nunca dejarla terminar ese plan.
Pero Momo tenía una decisión. Y por más que le rompía ver a Dahyun suplicando por que no haga el final, Momo la hace ver que su promesa no será rota, la hará verdadera y le será fiel aún si ella ya no deseaba irse como antes.
Dahyun no puede dormir, los acontecimientos y el golpe de realidad la hacen estar despierta toda la noche, mientras que Momo apenas y puede quedarse unos minutos de descanso. Dahyun no quiere aceptarlo, pero se esfuerza por hacerlo y asistir al colegio después de alistarse más decentemente.
— Por favor, Dae, colorea un bonito dibujo para mí... Solo uno último — Momo le pide cuando entran al aula completamente solas.
Dahyun tiene inmensas ganas de llorar. Su persona más preciada se irá para siempre, y solo podrá quedarse sin hacer absolutamente nada. Aún con eso, Dahyun asiente y rápidamente busca un dibujo que sería perfecto como un último regalo para su novia. Finge estar bien y saca de su cabeza la idea por un momento.
Dahyun se tensó cuando Momo se levantó y sacaba de su mochila un suéter con el arma y algunos objetos más ocultos en él.
— Colorealo bonito para mí — eso fue lo que le dijo Momo, antes de irse del aula con el permiso de ir hacia el baño. Dahyun apretó los labios, obligándose a estar inmutable, y se concentró en fingir estar feliz y colorear un último dibujo para su novia.
No sé debía salir de la raya, debía colorear cada pequeño espacio en blanco, tenía que hacerlo quedar perfecto para que Momo tuviera un digno regalo.
Pero Dahyun no sabe cómo lidiar con las preguntas de Sana, y que Momo haya olvidado su celular no fue nada favorable. La funda rosa del celular tenía un color verde manchado, Dahyun sabe lo que Sana está pensando sobre eso.
La señora Min fue encontrada muerta ayer, y el dibujo de manos rezando estaba en la pared con pintura en aerosol color verde. Sana lo estaba sospechando, y Dahyun solo tiene ganas de olvidarse de todo por un momento.
Dahyun se sentía mucho mejor en su burbuja. Una preciosa y fascinante burbuja de color rosa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro