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08 - La Clase Roja... ¿no existirá?

Sana salió de su casa a como un rayo, con su mochila en su espalda y una expresión alterada. En una mano tenía el sándwich que su madre le hizo, y con la otra sostenía una de las correas de su mochila. El lugar donde vive no era lujoso, pero eran casas bastante grandes como para tardar en caminar tan solo una cuadra.

Había citado a todos a la casa de Seungmin, la misma cerca del antro LGBT. Apenas pudo conseguir permiso, excusándose en ir junto a amigos a la Iglesia. No todos del grupo habían aceptado ir, pues tenían cosas qué hacer.

Habían pasado ya algunos días desde que hablaron sobre ayudar a encontrar al asesino serial de la cuidad, y Sana había encontrado algo que realmente podría ayudar.

No sabe exactamente si el detective encontró eso, pero supone que no. Si lo hubiera hecho, ya hubiera atrapado a quien hacía todo. Sana estaba orgullosa, así que no fue tanto tiempo y ya estaba entrando de un portazo a la casa de Seungmin.

— ¡Secta gay! ¡Adivinen quién encontró algo! — obviamente debía saludar como se debe a sus amigos, aunque solo fueran cinco los que pudieran asistir a la reunión repentina que hizo. No sabe qué hacen los demás en los sábados.

Seungmin, Minho, Rosé, Yuna y Yeji.

Los demás andan de vacacionales por ahí aún si solo es fin de semana.

— Que sea importante, porque mis sábados son sagrados — Yeji le dijo, sentándose en el sofá junto a Rosé, quien estaba comiendo algo que había robado del refrigerador de Seungmin.

— ¿Quién falta de venir? — Sana quiso verificar que todos los que aceptaron estuvieran, contando a cada uno.

— Nadie más. Eres la que nos citó y la que mas tardó — Minho se quejó, echándose al sofá.

— Bueno. La cosa es... que investigué todo en estos últimos días — Sana se acercó al sofá, colocando sus cosas en la mesa de vidrio frente a ella. Los demás se unieron en un casi círculo para ponerle atención. Sana revolvió algunos papeles y los demás vieron con curiosidad.

— ¿Sobre el caso? — Minho preguntó, al leer un poco de lo que había en los papeles. Sana no había especificado el por qué de la reunión, así que si estaban un poco confundidos.

— Sí — Sana asintió, tomando una hoja para ponerla encima de todas — Conseguí un mapa de la cuidad completa. De hecho, esto cualquier detective lo hubiera encontrado. Hay un patrón de asesinatos — sacó un plumón rojo, haciendo un círculo en donde hubieron asesinatos por la cuidad.

— ¿Cuántos asesinatos ha habido? — Yuna preguntó, frunciendo el ceño.

— Con el último hace ya muchos días, son nueve — Sana buscó su libreta, donde tenía algunas anotaciones — Y creo que el décimo será acá — con su plumón índico un lugar, junto en su libreta decía era un edificio casi a las afueras de la cuidad, abandonado.

— ¿Cuál es la forma? — Seungmin ladeó la cabeza, viendo que todo parecía tener una forma circular, pero no era tan fino.

— Es un polígono pentadecágono regular — Sana les dijo con una sonrisa, sacando un bolígrafo negro para hacer el polígono de la manera más firme posible.

— ¿Qué? — Minho soltó, frunciendo el ceño y soltando una risa en forma de bufido. No sabía qué demonios era eso.

— Los polígonos regulares, Minho — Sana hizo una expresión fastidiada. Eso se lo enseñaron en secundaria, no sabía cómo no recordaban algo básico — Un pentadecágono regular es un polígono de quince lados y ángulos iguales — señaló al mapa, para que notara la forma.

— Bien. ¿Eso qué tiene qué ver?

Sana los miró obviando, casi que quería gritarles para hacerles entender. Se tranquilizó un momento y fijó su vista de nuevo en el mapa de su cuidad.

— Si junto todos los lugares de los asesinatos, doy con diez lados del polígono — tachó los lugares de asesinatos con su plumón — Si hago los lados y ángulos iguales, lo terminó y me dan otros cinco lugares — a los cinco restantes los dejó intactos, solo con un círculo marcandolos.

— Entonces esos serían las futuras escenas del crimen — Rosé comentó seriamente, teniendo restos de migajas por sus mejillas, que la hacían ver graciosa, pero nadie le diría nada. En algún momento se daría cuenta.

— Y creo que será justo en seis días — Sana apretó los labios, alzando su mano para indicar con dedos y viendo la cara de sorpresa de sus amigos.

— ¿Por qué? — Yeji preguntó, teniendo una mueca descontenta desde que se inició la conversación. Sus ánimos no eran del todo buenos, aunque ponía atención.

— Creo que pusieron al peor detective en el caso — y que la perdone Momo si se ofende porque el detective sea su padre, pero es que era cierto — Tiene hasta un patrón de días — indicó, sonriendo irónica.

— ¿La información es de conocimiento general? Si es así, todos podrían haber llegado a eso — Yuna comentó, estando incrédula mientras movía ligeramente su cabeza. Los demás parecían igual.

— Es que no es de conocimiento. Si nosotros sabemos sobre un asesino serial, es porque somos sospechosos. No han compartido nada con la prensa — Sana negó, luego tomando unas hojas y mostrando que no eran archivos oficiales, se veía vagamente que eran fotocopias — Son de archivos que Momo robó a su padre y luego les sacó copia para que no se dé cuenta — sonrió orgullosa. Se lo había pedido a Momo, y esta en tres días ya los había conseguido.

Arriesgado, pero salió eficazmente bien.

— ¡Eso es genial, Sana! — Minho dijo, viendo todo — Bueno, no es genial que vaya a haber otro asesinato, ¡sino que sí encontraste algo! — Sana sonrío de nuevo, casi inflando su pecho aún cuando no le costó mucho.

— Entonces... ¿le decimos sobre esto al detective? — a eso dicho por Sana, todos se miraron entre sí, dudosos de aquello.

— ¿No sería mejor ver nosotros? — Seungmin recomendó, teniendo en mente que ellos podrían terminarlo mejor. Querían ayudar, sí, pero a veces no les creen y no los dejaron hacerlo.

— ¿Eso no sería peligroso? — Yuna cuestionó, haciendo una mueca mientras rascaba su nuca.

— Somos seis contra uno — Minho apuntó al hecho, sonriendo un poco.

Seguramente si alguien más los escuchará, rápidamente les hubiera dicho que es la peor idea que podría haber.

— ¿Y qué nos asegura que el asesino no sea en realidad asesinos? — Yeji se preocupó, estando reacia a la idea. Es que en realidad no era del todo buena idea, pero para ellos era la mejor en ese momento.

— ¿Y si solo nos dan un castigo por tener archivos que no deberíamos? — Yuna apuntó a los papeles en la mesa, recordando que son solo archivos robados por Momo, no algo de conocimiento general. No deberían tenerlos.

— Nunca nos toman en serio. Deberíamos ir nosotros — Sana hizo una mueca, buscando la aprobación de los demás, quienes asintieron, menos la chica Hwang que estaba dudando de si aceptarlo.

— Es peligroso — Yeji excusó, desviando la mirada, pero luego sonrió y asintió — Me apunto — eso hizo a los demás sonreír.

— ¿Le diremos a los demás? — Seungmin preguntó, recordando que no solo ellos cinco eran el grupo involucrado, pero Sana rápidamente sacudió la cabeza en negación.

— ... No. Aún siendo amigos, esto podría llegar a oídos del detective — Sana no confiaba que los demás estuvieran de acuerdo con la decisión e idea que tuvieron. Puede que algunos se unieran, pero otros podrían delatarlos al creerlo demasiado peligroso.

— ¿Cuál es el delito por robar archivos privados?

— Robo, nada más, ¿o no? — Sana se encogió de hombros, restándole importancia a aquello. No importaba mucho ahora, los tenía bastante guardados.

— Es mejor que quede entre nosotros seis — Minho apretó los labios, asintiendo a esa idea — Vamos allá. Si vemos algo, llamamos a autoridades, lo atrapan y listo — se escuchaba fácil... MUY fácil.

— ¿No es demasiado fácil? Se dice que es inteligente — Rosé alzó la cabeza para ver a los demás, había aceptado pero ahora dudaba un poco. Algo no encajaba del todo en esto.

— Para hacer un patrón, no creo que lo sea. Solo le dieron un muy mal detective — Minho llegó a la conclusión, sonando lo suficiente confiado como para que los demás también asintieran.

— No me da buen presentimiento, pero claro, hagámoslo — Rosé tenía el ceño fruncido, mostrándose escéptica, solo que sus palabras no combinaban con su expresión.

Y es que estaba segura que algo de eso no estaba bien. Ese problema no sería tan fácil de solucionar. Sonaba demasiado sencillo como para ser real.

Pero a veces así era la vida, problemas grandes con soluciones sencillas.

O a veces al revez.

[ . . . ]

Momo había terminado su tarea, así que tomó su mochila y guardo su libreta pata hacer pasar como si no la hubiera terminado esa mañana. Había llegado muy temprano, nadie del Grupo LGBT estaba presente, y ella había aprovechado para terminar deberes de ese día.

Apresurado, pero es que el dia anterior se la había pasado conversando con Dahyun, no teniendo tiempo para hacer algo tan vago como tareas.

Su relación con Dahyun estaba avanzando, y ella no lo impedía para nada, se dejaba llevar por la sensación agradable que inundaba su pecho al verla sonriendo.

No habían estado juntas de nuevo en el término sexual, simplemente no se había dado la oportunidad y tampoco lo apresuraban. Una que otra cita, Dahyun acompañándola en su trabajo, en el colegio. Para Momo, todo eso se sentía como el cielo.

Dahyun no era alguien callada, y ella tampoco, así que hablaban de todo cada que podían. Buscaban la mínima excusa para estar juntas, y todos los del grupo sabían bien que ellas tenían algo más que una relación sexual o amistosa.

Momo nunca había tenido relaciones serias, una que otra vez solo tuvo cosas de una noche con chicas que ni recuerda, pero con Dahyun podía tener hasta un matrimonio si se lo pedía. Le encantaba.

Incluso si tenía cosas qué hacer, ella hacía un espacio para estar junto a Kim. Dahyun lo sabía muy bien, y parecía totalmente emocionada por ello.

Momo observó como los estudiantes poco a poco entraban al aula, saludandola y yendo a sentarse. El ambiente generalmente era animado, pero había pocos días donde era callado porque el humor de los demás simplemente concordaba en que no era el mejor de todos.

Momo tampoco tenía muchas ganas de hablar con alguien, así que no comentó algo. Incluso Dahyun al entrar solo se sentó, la saludó y se recargó en sus brazos para recostarse en la mesa.

La clase siguió como correspondía, y se suponía que siguiera así, pero unos toques en la puerta hicieron a todos voltear.

Solo pocas veces alguien iba hacia el Aula de los Fenómenos, y esa persona podía ser el director Yang, o es que el detective Hirai volvió.

El profesor Lee rápidamente fue a abrir, una vez que todos se pusieron rectos y acomodaron sus materiales de una forma más correcta. Cualquiera de los dos que entrara, tenían que fingir ser realmente correctos.

— Profesor Lee, vengo a hacer un anuncio que seguramente los alegrará — era el director Yang, con una sonrisa bastante alegre. Eso fue suficiente para hacerlos mirarse entre sí, sin entender muy bien.

— ¿Mh? ¿Sí? Pase, con gusto — el docente menor se hizo a un lado, estando serio y algo confundido. El director Yang no era alguien que diera noticias que los alegraran.

El director caminó hasta el medio, parándose y viendo a todos de una manera más serena.

— Chicos y chicas — los llamó, mientras todos ponían excesa atención — Es un placer informarles sobre los avances de esta clase. Ha habido muy buenos comentarios destacados de parte del docente encargado. Son buenos estudiantes, tranquilos, inteligentes, han seguido a Dios de la manera correspondiente — sonrío satisfecho — Todo el esfuerzo no ha sido en vano, ha dado frutos. Me complace informar que podrían unirse a los demás en tal vez dos semanas más de ese comportamiento, haciendo que la Clase Roja ya no tenga por qué existir — terminó su discurso, viendo las expresiones en shock de todos, hasta del maestro.

Él pensó que porque estaban bastante impresionados de por fin poder unirse a los normales.

En realidad, las expresiones de todos eran más de terror que de otra cosa. Todos parecían haber escuchado la peor noticia que les pudieron haber dado en la vida. No reaccionaban, estaban sorprendidos y aterrorizados.

— .... ¡Pero que emoción escuchar eso, director Yang! — Sana rápidamente saltó de su asiento, en su cara casi no cabía su hermosa sonrisa.

Lastima que sea tan falsa.

Su reacción desconcertó a todos, pero el maestro Lee, que estaba detrás del director, les hizo señas para que siguieran a Sana.

— ... ¡Sí! ¡Podríamos hacer más amigos! — Yeji fue la segunda que se unió, sonriendo dulcemente mientras su compañero de asiento parecía verla como un monstruo de tres ojos.

— ¡Esto es tan genial! — Joohyun rápidamente también dió un salto en su asiento — ¡No había pasado en los seis años que existe esta clase! — fingió grande sorpresa mientras la sonrisa casi burlesca estaba saliendo de ella.

— ¡Gracias a Dios! ¡Nos hemos estado esforzando mucho por ello! ¡Pudimos lograrlo! — Jihyo sonrió en grande, mirando casi con gracia a sus compañeros haciendo comentarios parecidos.

— ¡Estamos seguros que podemos esforzarnos mejor! — Jeongyeon casi se reía en medio de su comentario pero pudo controlarse con esa inmensa sonrisa.

— ¿Cómo se dice, chicos? — el maestro Felix preguntó, dándoles una sonrisa cómplice.

Rápidamente todos los estudiantes se levantaron de sus sillas, dando un paso a un lado para juntar sus manos a la altura de sus pechos y inclinarse profundamente en una reverencia.

— ¡Muchas gracias, director Yang! — agradecieron al unísono. Parecía robótico, como ensayado... Porque lo era realmente.

— Esa es la actitud. Sigan así.

Una vez que el director Yang se fue, el maestro cerró la puerta y todas esas expresiones de felicidad se hicieron unas aterradas y mortificadas.

Dios, alguien dele un premio al grupo más talentoso.

— Creo que lo siento mucho, para todos — el profesor Felix rápidamente se disculpó, haciendo que todos lo miraran confundidos — Yo puse muy buenos comentarios de mejora porque creí que el director Yang se los comentaría a sus padres, y así ustedes podrían tener una mejoría en su vida diaria con su familia — bajó la cabeza avergonzado, pero rápidamente Sana salió en su defensa.

— No tiene por qué disculparse. Lo hizo con buena intención — sus palabras fueron confirmadas por todo el grupo — El problema es, ¿cómo vamos a hacer que aquello no pase? — regresó a la preocupación, haciendo que todo se miraran sin saber.

Mezclarse con los demás. Wow. Eso no pasará.

— ¿Hacemos que vea a Beomgyu besando al conserje? — Yeji propuso emocionada, burlándose de Choi, quien rápidamente se negó.

— ¡Yo no haré eso!

— Es bastante fácil — Momo interrumpió la posible pelea que se formaría entre el grupo.

— Como no eres tú quien besará — Boemgyu rápidamente salió a la defensiva, iba a pelear con uñas y dientes si era necesario.

— No me refería a eso — pero no era necesario, porque Momo negó con una voz bastante dulce — Me refiero a que es bastante fácil un plan para que la Clase Roja siga — especificó, llamando la atención de todos.

— ¿Qué tienes en mente? — Sana preguntó con una sonrisa.

Momo correspondió la sonrisa, girando su cabeza a un lado donde Dahyun estaba solo siendo espectadora de la situación. La de mechón gris rápidamente tragó nerviosa por su atención y se puso recta.

— Dahyun, ¿todavía tienes contacto con algunos de los blancos? — preguntó suavemente, mientras Dahyun desvió la mirada para pensar un poco, encontrando la respuesta en dos segundos.

— Amm... Con solo uno hablo a veces — recordó a Cha Eunwoo, un compañero solitario que mayormente evitaba a todos y se la pasaba en su propio mundo, pero que a Dahyun le gustaba fastidiar de vez en cuando y pudieron hacerse amigos.

Incluso después de que fue trasladada a la Clase Roja, por mensaje a veces conversaba con él, como si aquel suceso no hubiera pasado, con la diferencia de ya no verse tanto en persona.

— Solo que Beomgyu también tendrá que hacer algo — Momo giró hacia atrás, viendo al joven Choi exaltarse.

— ¡No voy a besar a nadie! — Beomgyu todavía estaba un poquito alterado.

— Eso es tu decisión — Momo lo tranquilizó — Me refiero a llevarnos al antro LGBT — ya tenía un plan que serviría, y los demás la vieron interrogando.

— Creo que eso puedo hacerlo — Beomgyu aceptó, aún desconfiado por sus amigos traidores que lo querían obligar a besar, y al conserje.

Pero eso le pasa por un gay tramposo.

— ¿Qué tan confiable es tu amigo? — Momo giró delicadamente hacia Dahyun, sonriendole a la vez que esta sonreía de manera brillante.

— Es bastante confiable diría yo — Dahyun asintió. Aún si Eunwoo era religioso, el era un amigo del que podría confiar todo tipo de secretos. Se podía confiar en él.

— Entonces es perfecto.

Fácilmente el maestro Felix podría poner otro tipo de comentarios en sus informes, ¿pero eso qué tenía de divertido?

[ . . . ]

El reloj apuntando hacia las ocho hizo a Momo verificar que sus padres ya no estuvieran despiertos. Y es que, que su madre hubiera hecho una limpieza profunda en la casa, y que su padre estuviera todo el día en el trabajo, hizo que ambos fueran y se acostaron a dormir a tan temprana hora.

Momo salió lo más silenciosa posible. Se había duchado y puesto su mejor ropa, iba a aprovechar esa noche para maravillar a Dahyun, claro. La falda se aferraba a sus caderas y acentuaba su cintura, mientras que el top dejaba ver su abdomen plano. La chaqueta blanca que tenía por encima la hacía protegerse mínimamente del frío, y los zapatos coincidían en color.

Se había puesto el ligero maquillaje, y acomodado su cabello de manera en que no estorbe pero pueda lucirlo. Perfecta.

Lo único que no combinaba con su dulce vestimenta, era la mochila negra que tenía cargando en sus hombros.

Una vez salió de su casa, corrió por la calle hasta donde Dahyun y otro chico la esperaban.

Solo fue darle el objeto al chico para empezar a ir lo más apresurado hacia el antro. Estaba un poco alejado, así que tardaron varios minutos explicándole a Cha qué era lo que debía hacer una vez allá con lo que había en la mochila.

El grupo las esperaba afuera, y entonces se separaron del chico mientras preparaban lo demás.

— ¿Listos para la sesión de fotos? — les preguntó a los demás, quienes estaban en un círculo hablando.

— ¿No podíamos tan solo elegir a uno de nosotros para tomar las fotos? — Beomgyu preguntó, no estando tan seguro de confiar en uno de los blancos para el plan que Momo había hecho.

— Tenemos que salir todos. Además, ¿quién no quiere una foto al lado de un antro LGBT con una frase obscena? — apuntó al antro, donde el cartel con el nombre del antro salía y abajo una frase.

'Seas hombre, mujer, los dos o ninguno, mi lengua puede hacerte venir en segundos.'

— Me adueño de esa frase — Nayeon comentó, también viendo el cartel.

Momo volteó a ver a Dahyun, quien desde hace rato la estaba viendo con una expresión indescifrable. Momo no cuestionó, se acercó para tomarla del cuello y atraerla a un beso casi desesperado, ignorando la bulla pícara de los demás.

— Démosle una buena vista del lesbianismo al director Yang — Momo susurró al separarse por un segundo, volviendo a inclinarse al ver que Dahyun solo asentía de manera torpe.

Cuando entraron al antro, Dahyun se giró para hacerle una seña en agradecimiento al joven Eunwoo y este solo le devolvió un pulgar arriba, afirmando haber hecho lo que le pidieron.

Y... divertirse no era parte oficial del plan, pero era algo que podrían agregar sin mucha preocupación.

Momo tomó la mano de Dahyun, guiandola a la barra para estar a solas. Esta vez Dahyun pidió solo un refresco, nada de alcohol para ellas ahora.

— ¿Ya no quieres embriagarme? — Momo preguntó divertida, recibiendo la lata de refresco, estando lo suficientemente cerca de Dahyun para escucharse claramente por encima de la música alta.

— No de alcohol — Dahyun dijo, inclinándose para dejarle un pequeño beso en los labios y girarse para escabullirse entre el mar de gente.

Momo apretó los labios, tomando lo que quedaba del refresco para ir a buscarla de manera casi desesperada.

En el camino pudo ver a varios de sus compañeros, tales como Sana y Jihyo estando juntas, o a Tzuyu y Chaeyoung siendo cuidadas por Nayeon de nuevo, la más menor disfrutando de la atención que le daba Nayeon. Pero por ningún lado estaba Dahyun.

Rápidamente su cabeza hizo 'clic', y Momo se apresuró a salir de aquel lugar para verificar si su idea estaba en lo correcto.

Pasó por el hombre de seguridad y, aunque había algunas personas también afuera, Momo pudo distinguir esa cabellera negra con un mechón gris yendo de costado y siendo tomado por encima de la oreja.

Dahyun se veía tan bien recargada en la pared y viendo hacia el suelo, que Momo no se molestó en hablarle, solo fue y la tomó de la cintura para acorralarla contra la pared, besandola sin ningún segundo que perder.

Dahyun se exaltó pero al ver la situación, se dejó llevar, moviendo sus manos lentamente hacia el cuello de Momo para acariciar y acercarla lo más que podía.

— Me encontraste en menos de lo que pensé — Dahyun dijo entre suspiros una vez que Momo se separó en busca de aire.

— ¿Sabes? Me gustaría ir a la casa de Seungmin contigo — Momo asintió, teniendo una sonrisa traviesa después — Pero tengo algo en mi mochila que podría devolverte a tus tiempos de emo rebelde insensible — eso hizo a Dahyun fruncir el ceño en confusión.

— ¿Y yo para qué quiero volver allá? — preguntó divertida, alzando su mano para meter el mechón gris, que se le había salido, detrás de su oreja

— Porque iremos juntas — Momo se apartó mientras se quitaba la mochila de los hombros, y Dahyun sonrió por lo que dijo — Escuché que pronto es el cumpleaños del director Yang... Y a mi alma altamente amable le ha dado por dejarle un regalo por adelantado — sonrió de lado.

La sonrisa de Dahyun se ensanchó al igual que su sorpresa cuando Momo sacudió la mochila haciendo sonar algo metálico, y después sacó una lata de pintura en aerosol.

Color rosa

— ¿Me acompañas? — Momo tenía esa sonrisa maliciosa y tremendamente dulce, mientras que Dahyun no pudo hacer más que asentir emocionada.

El colegio cristiano no pareció tan lejos a como en realidad era, y fue que ambas pudieron escabullirse por los muros de concreto y pintados de blanco. Las cruces, las frases, el cartel con el nombre, las pocas luces. Todo estaba muy bien proporcionado y de una manera perfecta. Se alzaba orgulloso y se veía realmente como un castillo aún si no era tan alto como uno.

Dahyun sabía bien cómo entrar, así que ayudó a Momo para poder cruzar hasta la puerta principal sin que las vean algunas cámaras de seguridad que habían.

Al estar ya frente a la puerta principal, Dahyun tomó una piedra y la aventó contra la cámara de seguridad que les impediría hacer una obra de arte.

Una vez la cámara cayendo al suelo junto a sus cables, Dahyun dió un salto emocionado y vió las diferentes pinturas que habían en la mochila.

— ¿En esto gastas tu paga, Hirai? — Dahyun preguntó, sonriendo divertida. Momo se encogió de hombros, soltando una risa.

— Una parte, y digamos que vale mucho la pena, Kim — Momo se agachó, también removiendo para encontrar su lata de pintura favorita, la de color rosa brillante.

Dahyun tomó la mochila entera para colgarla en sus hombros, solo que teniéndola en su pecho para tomar mejor las latas. Ambas se acercaron a la puerta, después de vigilar que nadie las haya visto.

— Espero que tu mejora en el dibujo se pueda reflejar aquí también — Dahyun soltó una pequeña burla, viendo a Momo sacudir la lata haciéndola sonar, para luego empezar a hacer líneas por toda la blanca pared al lado de la puerta.

— Haré mi esfuerzo — Momo sonrió ladina. Tenía en mente dibujar algo dulce, tal vez a una de las princesas que tanto le gustaban, pero junto a eso, algo de la comunidad LGBT+, como Dahyun lo hizo una vez en el pasado.

— Haré un capibara, parado, con la bandera arcoíris pasando por su torso y tal vez una frase que lo complemente — Dahyun informó, riendo mientras tomaba las pinturas para trazar rápidamente la forma de el animal. El que la puerta sea de madera clara hacia que el capibara (carpincho) tomara ese color, pero ella se encargaría de pintarlo mejor.

— Yo voy a hacer a la sirenita Ariel, pero a un lado voy a hacer a dos Minions besándose — Momo dijo repentinamente.

— ¿Qué? — Momo tenía esa sonrisa divertida, la misma que hacía a Dahyun dudar si estaba bromeando o no.

— Sí, como las imágenes raras de Internet. Pondré corazones alrededor y la bandera gay tapando la desnudez — Momo no estaba bromeando, tenía esa sonrisa divertida y estaba apresurada por hacer el dibujo.

— Sin duda, quiero ver eso — Dahyun asintió entre risas, dibujando su capibara.

En algunos minutos, casi lo tenía hecho. Le estaba dando los retoques y le agregaba algunas cosas que le gustaba, como la corona con un signo de labios que puso sobre su cabeza de manera ladeada, o también como la marca de un beso en la mejilla. La frase '¡La naturaleza (y yo) es muy gay!' estaba escrita a su alrededor. Dahyun la puso al recordar las muchas veces que los animales tienen relaciones con otros su mismo sexo.

Mientras esperaba a que Momo terminase, puso la bandera lésbica en la otra pared, colocando abajo 'K & H' en pintura rosa y un corazón, del mismo color, rodeando las letras. No era específico, podía ser cualquiera. Momo le sonrió y le dió un pequeño beso en los labios al verlo.

— Mira el mío — Momo le indicó, haciendo que Dahyun riera al ver exactamente a dos Minions juntos, la bandera gay rodeandolos para taparlos pero también haciendo obvio que se encontraban sin ropa. Corazones rosas y un '¡SEXY!', escrito en una esquina de la escena.

En cambio, la sirenita Ariel estaba bien, solo con una pequeña bandera arcoíris en la mejilla, mientras estaba acostada sobre una gran roca en medio de lo que parecía ser el mar.

Sí, puro arte moderno.

— Me acabé la pintura roja en su cabello — Momo soltó el dato junto a una risa. Dahyun notó la extensa cabellera roja, mientras sonreía.

— Tu mejora en el dibujo sí influyó aquí — Dahyun asintió, inflando su pecho. Dahyun suspiró para luego sacar su teléfono y tomar una foto de toda la escena.

'Feliz cumpleaños, gran director Yang Yunho' fue lo que se atrevió a poner con pintura negra al lado de sus iniciales, y medio dibujó unas manos rezando para buenos deseos. Así podrían darse una idea del por qué lo habían hecho.

Dahyun sonrió enormemente. Momo se acercó para besarla, y solo fue unos segundos de besarse suavemente, porque se separaron al escuchar sirenas de policía acercándose.

— Espero que el ejercicio que hagas a diario influya en tu rapidez para correr. ¡Vamos, corre! — Dahyun la apresuró, rápidamente tomando las latas y la mochila para salir de ahí.

Momo saltó primero el muro, ayudando a Dahyun después para saltar y correr por la calle, escuchando a un auto detenerse y unos pasos desconocidos.

— ¡Corre, Hirai, más rápido! — Dahyun un poco asustada la apresuró, mientras Momo tenía esa sonrisa gigante en su rostro. Sus manos estaban juntas, y pronto estaban alejándose cada vez más de aquellos pasos.

— ¡Te quiero tanto, imbecil! — Momo le dijo cuando seguían corriendo, haciendo que Dahyun se frene impactada. Momo aprovechó para robarle un beso apasionado, haciendo que a Dahyun se le cortara la respiración por sus manos yendo hacia sus costados y luego una de ellas hacia su seno para apretarlo por encima de la ropa — Vamos a la casa de Seungmin — jaló a Dahyun, quien tenía esa sonrisa boba y asentía.

Ambas dieron camino hacia aquella casa, seguras que con ese graffiti no terminaba la diversión de la noche.



. . . . .

Se viene el smut eeee 🥳, antes no quise hacerlo porque estaban ebrias pero ahora seria completamente concientes.

Oh, y aviso que serán 24 partes (contando el 00) en esta historia, ni uno más, ni uno menos.

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