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⇝ como mis hyungs

JungKook arruga la nariz ante su dulce aroma llenando la sala, fingiendo que éste le disgusta (cuando la realidad es que está enamorado de él) y se sienta a un lado de su madre, cruzándose de brazos sobre su pecho, por lo que su madre, oh, su buena y hermosa madre, suelta una pequeña risita.

— No seas así, Koo — le dice mientras le acaricia la espalda, liberando su aroma para que su cachorro se tranquilice, y sabe que lo ha logrado una vez que le nota relajar los hombros —. Eres omega, ¿y qué? Eso no te hace inferior a nadie.

El cachorro pucherea, sus ojitos llenos de lágrimas, la gran sensibilidad que lo acompañó en su pasado (y primer) celo haciendo acto de presencia.

— Pero yo quería ser alfa — murmura, gimoteando, conteniendo un lloriqueo. — Mis Hyungs son alfas y yo quería ser igual a ellos.

Su padre, frente a él, arruga las cejas.

— Ellos no van a dejar de quererte por tu casta — le asegura con voz dulce —. Mírame a mí: omega y Luna Guía de la manada.

El cachorro pucherea, no encontrando ni siquiera un pequeño consuelo en las palabras de su padre, pero lo disimula mientras se acurruca en los brazos de su madre, inhalando profundamente para capturar las fuertes feromonas de alfa que ella posee.

¿Qué le costaba a la Diosa Luna hacer de él un alfa como sus demás Hyungs?

— Yo quería ser alfa como mis Hyungs — repite en un susurro, haciendo otro puchero sólo para que la alfa le haga suaves mimos en el cabello.

Y lo consigue.

Si SoonKyu ya era débil ante los ojitos y pucheros de su cachorro, ahora que éste utiliza su bello aroma a su favor, ella no se ve negándole nada.

MinHo rueda los ojos, sonriendo.

— Como te decía — el mayor retoma, mientras unta mermelada en su tostada, no apartando realmente la mirada de la tierna escena frente a él —, si alguno de tus Hyungs es malo contigo sólo por tu casta, golpéalo. Como Luna, te permito que los golpees en sus cositos y luego los acuses con sus padres.

Oh.

SoonKyu niega rápidamente, dándole un suave gruñido a su pareja.

— No escuches a tu padre — se mete. — La violencia nunca resuelve nada, Koo.

La alfa mira al cachorro a los ojos para que entienda lo que ella está a punto de decir (que no es más que una mentira, pero eso su hijo no lo sabe y, dado que se ve tan reacio a aceptar su casta, ¿por qué no darle un motivo para empezar a querer a su lobito omega?).

— Si tus Hyungs son malos contigo, gruñe fuerte y alto. Tu gruñido de omega los va a asustar mucho y ya nunca van a molestarte otra vez, ¿entiendes?

Oh.

JungKook abre mucho sus ojitos, su lobito omega (de tan sólo quince años) estando repentinamente interesado en lo que dice su madre. ¿Cómo fue que lo llamó? ¿Gruñido de omega?

— ¿Gruñido de omega? — pregunta.

La alfa asiente, mirando por el rabillo del ojo a su omega para que éste le dé la razón con un débil: «Tiene razón».

— ¿No lo sabías?

SoonKyu finge de forma perfecta estar sorprendida, y su hijo no puede evitar moverse desesperado, mirándola con ojitos curiosos, puchereándole para que le explique qué es eso de 'gruñido de omega'.

— Cuéntame, mami. Cuéntame — pide.

La alfa se encoge de hombros, su nariz arrugándose ligeramente cuando suelta una risita enternecida, y MinHo suspira, enamorado de su alfa.

— Puahg — murmura el cachorro.

Los adultos se ríen.

— Todos los omegas tienen un gruñido para hacer que los alfas no los molesten, es algo así como la voz de mando.

JungKook arruga la nariz.

— No me gusta la voz de mando.

MinHo asiente, imitando el gesto de su cachorro.

— A mí tampoco, cariño. — le dice la alfa, pasándole un mechón de pelo por detrás de la oreja —. Es horrible, injusto, usarla, por eso sólo la usamos cuando es estrictamente necesario. — le aclara —. Y lo que tienen ustedes, el gruñido de los omegas, también se usa sólo cuando es necesario; por eso, no debes gruñirle a tus Hyungs o a nadie a no ser que te estén molestando, ¿entiendes?

— Entiendo — asiente, fingiendo que no quiere gruñir sólo para probar lo que se siente.

Mamá le ha dicho que es injusto y él no quiere ser malo al utilizar su gruñido de esa forma.

— ¿Papá usó el gruñido contigo, mami?

MinHo asiente, atrayendo la atención de su cachorro a él. SoonKyu, mientras, le sonríe enternecida ante la inocencia de su hijo, el lobo omega más pequeño de toda la manada.

— Fue sin querer — le aclara MinHo —. Mamá me robó uno de mis chocolates y yo me enojé tanto que le gruñí con mi gruñido de omega — le miente —, pero luego le pedí perdón. Mamá casi estaba llorando del miedo — el omega exagera y ríe a carcajadas al ver la expresión de incredulidad de su alfa.

Oh.

JungKook se ríe también, doblando su cuerpo para que SoonKyu no llegue a hacerle cosquillas en su pancita.

— Mami — se queja, riendo.

— ¿Y cómo lo hiciste, papi?

— No sé, yo sólo... — MinHo no sabe qué decirle, así que finge pensarlo por unos segundos —. Mi lobo estaba como loco, muy enojado, y sólo gruñó alto. Así fue como lo hice. Sólo gruñí.

Wow.

El cachorro omega no está satisfecho, pero no lo dice. Se conforma con decir un suave: «¡Woaaaah!» antes de seguir con su desayuno, no notando las risas que sus progenitores se esfuerzan por retener.

— ¿Puedo ir a jugar con mis Hyungs? — les pregunta luego de lavar su taza.

MinHo asiente, pero SoonKyu niega.

— Ven aquí antes — murmura con la mandíbula tensa, sus iris brillando en rojo vivo por los celos que siente.

Su pequeño va a estar rodeado de seis alfas que llevan menos de dos años presentados y ella no va a permitir que su hijo salga con ellos sin oler a ella, a alfa. Aunque le cueste, va a asegurarse de que ninguno toque a su cachorrito, y la mirada burlona de su omega no va a detenerla.

Es una mamá muy celosa.

JungKook se acerca con cautela, mas una gran carcajada se le escapa de la boca al notar que SoonKyu lo abraza fuerte mientras lo impregna con su aroma.

¡Oh, no!

¡Va a borrarle su lindo olor a uvas!

SoonKyu le besa las mejillas, picando suavemente la pancita del omega, y le muerde las orejas, una bonita sonrisa formándose en sus labios cuando Kook se retuerce entre sus brazos, riéndose.

— ¡Mami! — se queja entre risas.

Y JungKook siente que va a orinarse de la risa cuando la nariz de la alfa roza su mejilla en una suave caricia que, a él, le causa muchas cosquillas.

— ¡Mami! ¡Mami! — se retuerce. — Oye, me duele la pancita. ¡Voy a hacer pis si sigues haciéndome cosquillas! ¡Mami!

SoonKyu gruñe satisfecha, mordiendo cariñosamente las mejillas gorditas de su cachorro antes de posar un beso allí, dejándolo ir cuando ve que MinHo le hace una mueca pues Kook apesta a alfa celosa y posesiva.

Su misión ya está completa.

JungKook se acurruca en el pecho de su madre, permitiendo que le haga mimos en el cabello.

— Ve antes de que te alcance de nuevo — MinHo medio bromea.

Y JungKook chilla, saliendo de allí tan rápido como se lo permiten sus piernas gorditas. Segundos después, choca con un cuerpo más alto que el suyo y cae al suelo golpeando su trasero.

— ¡Ow! — lloriquea y, haciendo un puchero, se acaricia parte del trasero, encogiéndose. — ¡Ow! — repite. — Tú-

El omega eleva la mirada, dispuesto a chequear si el otro está bien, si no se hizo daño, y las mejillas se le tiñen de rojo al notar que Park JiMin, su dulce Hyung, es con quien ha chocado, y su lobito se remueve contento al tener la mirada del alfa sólo en él.

Oh.

— Por la Luna, Koo — el Hyung se lamenta mientras le ayuda a pararse, a sacudir el polvo de sus pantalones —. Disculpa, cariño. No vi que venías.

JungKook baja la mirada ante el mote.

— F-Fue mi culpa — murmura — Yo no- Yo n-no estaba v-viendo. Huía de mamá. Ella m-me hizo muchas co-cosquillitas y me- Ella me m-marcó con su aroma, Hyung.

Entonces, JiMin olisquea al omega, frunciendo el ceño al notar que éste le está diciendo la verdad.

JungKook- él huele — apesta — a otra alfa que no es JiMin o los demás Hyungs y eso le da ganas de vomitar.

A JiMin le gusta cuando su Koo huele solamente a él y a los demás.

— No puedo sentir a qué hueles — JiMin arruga la nariz —. Hueles a tu mamá — murmura, medio enojado.

El omega hace un pequeño puchero, no sabiendo cómo eliminar el olor de su mamá para que JiMin Hyung ya no esté enojado con él.

Por suerte, SeokJin llega a salvarlo. Él es el Hyung más tranquilo de todos y con quien Kook siempre ríe mucho.

— Buen día, Koo-¡Wow! SoonKyu Noona está muy, muuy territorial — Jin arruga la nariz, alejándose del bonito omega para situarse a un lado de JiMin.

Los iris de Jin brillan entre rojo y color café, su lado animal luchando contra su razón para salir a flote y poder marcar a su omega (que aún no sabe que lo es) con su olor.

El puchero de JungKook se agranda.

— Lo siento.

— No es tu culpa, cachorro. Entiendo por qué Noona lo hace.

— ¿Por qué? — le pregunta interesado.

Y es que JungKook no entiende mucho sobre los alfas, pese a que sus mejores amigos lo son.

— Porque somos alfas y tú un omega.

JungKook frunce el ceño.

— Ser omega no me hace inferior — se defiende, mal entendiendo al alfa.

SeokJin ríe bajito.

— Sé que no, cachorro. No me refería a eso — le tranquiliza —. Quise decir que- Bueno, los alfas somos muy territoriales con nuestros omegas y cachorritos, así que es normal que ella sienta celos de nosotros, otros alfas.

Oh.

El omega comprende.

— ¿De qué habl- ¡Oh! — YoonGi, quien llega acompañado de NamJoon, siente a su lobo temblar asustado por cómo la Líder hizo notar su presencia mediante su olor fuertemente impregando en su hijo.

— Lo siento — murmura JungKook —. Mamá es muy celosa, pero es buena.

— Lo sabemos — NamJoon le acaricia el hombro para tranquilizarlo.

El omega baja la mirada para que no noten sus mejillas aún más rojas.

— ¿Qué sabemos? — TaeHyung casi se lanza sobre JungKook para abrazarlo y olisquearlo, dispuesto a averiguar su aroma luego de una larga semana de presentación, pero se contiene —. ¡Oh, no es justo! ¡Yo quería olerte!

Y JungKook se siente estúpido al sentir que su lobito aulla contento al saber que los alfas esperaban sentir su olor.

— Lo siento — repite —. Mañana, tal vez, puedan sentir mi aroma.

Los alfas se quejan y JungKook siente que el aire le abandona los pulmones cuando la mano de HoSeok encierra la suya con una facilidad increíble.

— Hola, Omega — le saluda gentil, con las mejillas rojas como dos tomates y los ojos brillándole bajo los cristales de sus lentes negros.

— Hola, HoSeok Hyung.

El alfa sonríe en grande, mostrando una vez más su personalidad tímida cuando baja la mirada hacia sus pies.

HoSeok es diferente a TaeHyung, su gemelo, en todos los sentidos posibles.

— ¿A qué quieren jugar hoy? — Kook llama la atención de todos, parando de inmediato con las quejas.

— Veníamos a buscarte para jugar en el lago — informa Jin, tomándole la mano libre, sacándole la lengua a TaeHyung, quien suele ser, junto a su gemelo, el que sostiene a el menor de todos por la mano.

JungKook ríe bajito ante el puchero de TaeHyung, quien acusa a SeokJin con su hermano gemelo.

— SeokJin Hyung, no moleste a TaeTae — dice HoSeok con seriedad, aunque en el fondo está sonriendo.

TaeHyung sonríe satisfecho y se aleja para subirse a la espalda de YoonGi, quien lo sostiene firmemente antes de echarse a correr hacia el lago.

— ¡Carreras! — chilla NamJoon antes de subirse a la espalda de JiMin para llegar cuanto antes al lago.

JungKook vuelve a reír, cómodo al quedarse a solas con Jin y HoSeok.

— ¿Quieren saber a qué huelo? — les mira con emoción y ambos asienten frenéticamente. — Huelan — les dice.

Y el omega tira su cabeza hacia atrás, dejando su cuello expuesto ante los alfas, riendo al sentir las puntas de las narices de sus mayores pegadas a su piel, a esa zona en donde JungKook se siente sensible. Quiere apretarles las manos porque siente cosquillas ante el suave roce, pero se sorprende al notar que las manos ajenas se encuentran en sus caderas, en su cintura, su espalda baja, sosteniéndolo con firmeza.

Prohibiéndole moverse.

Oh.

Mhm — SeokJin masculla, sus ojos rojos por la presencia de su alfa —. Aún no lo encuentro, ¿y tú, Seok?

HoSeok gruñe, sus colmillos picando por salir, y eso es todo lo que SeokJin necesita para saber que ya encontró el dichoso aroma de JungKook. Y puede comprender la reacción de HoSeok ni bien siente el olor a uvas nublándole la mente, haciéndolo temblar.

Oh.

Los alfas le muerden.

— ¡Hyungs! — JungKook se queja con una carcajada, alejándose de ellos.

Sus Hyungs jamás le hicieron eso.

—No muerdan. Me da cosquillas, tontos.

Y JungKook no lo nota, pero tantos los lobos de ambos Hyungs como el propio hacen acto de presencia a través de los destellos en sus iris.

A los alfas les toma varios segundos volver a recuperar la compostura y el control de sus cuerpos, HoSeok con la vergüenza a flor de piel mientras hace lo posible por observar a otro lado y acomodar sus lentes disimuladamente, y SeokJin con su alfa pidiendo, exigiendo, morder el cuello de su omega otra vez.

Marcarlo.

Oh.

— Ahora, no digan nada. Es secreto — les hace señas para callarlos —, ¿vale?

— Okay, cachorro — balbucean ellos, no pudiendo evitar complacer al omega y a cumplir con absolutamente todo lo que pide.

Los alfas le toman de las manos una vez que el omega sonríe contento y caminan hacia el lago, donde los demás alfas les esperan ya jugando en el agua y riendo a carcajadas porque Min YoonGi se está muriendo de frío.

— ¡El agua está helada! — se queja con un gruñido enojado, corriendo hacia el omega para abrazarlo. — Koo, tengo frío — le abraza por la cintura y lo eleva un poco, pegándose a él para entrar en calor.

Y YoonGi quizás exagera, pues se ha mojado los pies y un poco en la cabeza, sólo para tener una excusa para tomar al omega en un abrazo.

Porque así de baboso y pegote es.

JungKook ríe, sintiendo la naricita de botón del alfa olisquear su cuello y, oh, ¿todos ellos tienen una obsesión por olisquearle el cuello ahora que es un omega?

— ¡Hyung! — se queja entre risas.

YoonGi se lame los labios, sintiendo la boca hecha agua cuando el aroma del menor se le cuela por allí y, oh-

— Sólo un poco más — le pide bajito, con la voz ronca y todos sus sentidos suprimidos al máximo para que sólo pueda concentrarse en el aroma del omega —. Hueles genial. Me encanta.

Oh.

El omega se muerde el labio inferior, sintiendo caliente la piel en su cintura, donde el alfa aprieta inconscientemente, y se deja hacer, contento ante el halago. JungKook incluso le abraza, trayéndolo más cerca de sí.

YoonGi gruñe extasiado.

— Quiero jugar con los Hyungs — le dice el omega luego de unos minutos, encogiéndose en el pecho ajeno, cuando ya no puede contener sus carcajadas.

La piel de su cuello es muy sensible.

— No puedo estar sólo contigo, Hyung.

Hace a YoonGi gimotear.

¿Qué es este sentimiento lleno de salvaje posesividad que le cala los huesos y le hace querer gruñir?

— Luego vuelvo contigo, ¿sí? — Kook dice, sonriendo bonito, y YoonGi desea-

El alfa le deja ir a regañadientes antes de ubicarse a un lado de Jin y HoSeok, quienes están sentandos en la orilla del lago observando atentos a JungKook.

— Mi alfa está como loco con su olor — les confiesa lentamente, provocando que los otros dos asientan de acuerdo.

— SoonKyu Noona va a matarnos por olisquear de esa forma a su cachorro — HoSeok les dice, no sonando para nada arrepentido por haber perdido todo el control de su accionar anteriormente.

Y es que no lo está.

— Noona lo entenderá. Ella es una alfa también — Jin trata de tranquilizarlos. — Ningún alfa, ni el más fuerte de todo el mundo, ni siquiera ella, tiene control de sí cuando un omega huele tan bien.

— Eso está mal — YoonGi señala.

— Lo sé, pero Koo nos dejó olerlo, así que, en teoría, no hicimos nada malo.

Uhm.

YoonGi asiente de acuerdo antes de mirar al hermoso omega, quien está quitándose la camisa que lleva para luego correr hacia el lago, en donde NamJoon le espera con los brazos abiertos.

Y no es secreto para nadie en la manada que esos seis alfas sienten muchísima debilidad por el pequeño heredero al liderazgo.

— ¡NamJoon Hyung! — chilla el menor antes de subirse a sus hombros para empezar una lucha contra TaeHyung, quien está sobre los hombros de JiMin.

NamJoon sostiene firmemente a Kook, sintiendo su garganta algo seca pues el aroma a uvas es muy fuerte y a su lobo no le toma mucho saber que su — aún no — omega es el dueño de tan hermoso olor. Quiere apretar un poco los muslos de JungKook para mostrar ligeramente cuánto le enloquece, mas se contiene y sólo le acaricia.

— ¡A la izquierda, Hyung!

El alfa obedece.

— ¡No los dejes escapar, TaeHyung!

TaeHyung obedece.

— ¡Aléjate! ¡Retirada! ¡NamJoon Hyung!

Las grandes manos de TaeHyung por fin alcanzan a JungKook, pero no lo empuja hacia el agua. En cambio, lo atrae hacia su cuerpo, por lo que el alfa debajo de él pierde el equilibrio y pronto los tres están cayendo bajo del agua, riendo a carcajadas. Y TaeHyung, oh, TaeHyung no es lento ni perezoso cuando de ese bonito omega se trata.

Porque TaeHyung sostiene a JungKook cerca de sí, enterrando su rostro en el cuello ajeno ni bien salen a la superficie y, oh-

'JungKookie', reclama su lobo.

— Al fin puedo olerte — murmura.

Y JungKook aprieta los hombros de su Hyung cuando le siente raspar la piel sensible de su cuello con ayuda de los afilados colmillos.

Oh, Luna.

— Koo — TaeHyung jadea. Jadea aire caliente contra el omega —. ¡Ay, Koo! Hueles de maravilla.

El omega se sonroja hasta las orejas.

— ¡Hyung!

Y decir que a JungKook no le gusta, es mentir, pues éste inclina más su cabeza, sintiéndose orgulloso de tener un aroma agradable para su Hyung. ¡Y pensar que hacia unas horas se encontraba odiando su casta!

El alfa ríe contra su piel, queriendo succionar un poco allí para marcarlo, pero JiMin no se lo permite. El rubio le arrebata a JungKook por la cintura y se lo lleva lejos para olisquearlo.

Porque JungKook es suyo.

— ¡Mi turno! — demanda JiMin en voz alta, flexionando un poco sus rodillas para alcanzar el cuello del más bajito.

Y el aroma de JungKook es como una agradable bofetada que lo hace gruñir satisfecho, pues el bonito omega está tan avergonzado por el comportamiento de sus Hyungs que, sin darse cuenta, está liberando feromonas que vuelven locos a los mayores.

JiMin lame su fuente de aroma, pues quiere sentir más aquél bello olor, y gruñe de gusto cuando el sabor a uvas llena sus papilas gustativas, sacando a flote sus más bajos instintos.

— Omega — JiMin demanda.

JungKook se retuerce, sonrojado.

— ¡Ow! — chilla, riendo —. ¡N-No me hagas eso! ¡Soy muy sensible, Hyung!

El alfa ríe, haciéndolo nuevamente, pues le encanta la forma en que Kook tiembla bajo sus manos.

Casi quiere-

— ¡Me toca! — NamJoon demanda al mismo tiempo en que toma al omega por las caderas para llevárselo aún más lejos, oyendo el gruñido de JiMin, mas no dándole atención —. ¿A qué hueles?

JungKook encoge un hombro en un gesto coqueto, aunque no se da cuenta, y NamJoon instintivamente se pasa la lengua por los dientes.

— Averígualo — murmura, su mente estando en blanco mientras inclina su cabeza hacia atrás.

Y es que disfruta tanto que sus Hyungs disfruten de su aroma. JungKook ama a su lobito omega.

NamJoon no duda en olisquearle todo el cuello, deteniéndose donde el olor del omega es mucho más fuerte, dulce y cautivador: su fuente de aroma, y no se contiene cuando su lobo le pide a gritos hacer acto de presencia frente al menor, hacerlo sólo suyo para que nadie más se atreva siquiera a mirarlo y-

El alfa le muerde levemente, haciendo uso de todas sus fuerzas para no dejar que su enloquecido lobo lo controle, y respira aire caliente en la zona luego.

— Uvas — NamJoon tiene los ojos rojos —. ¡Oh, Luna! Omega, vas a matarme.

JungKook arruga la nariz, riendo bajo mientras se escabulle lejos de los alfas pues su pancita está doliendo mucho de tantas cosquillitas que siente allí y teme hacer pis frente a sus Hyungs.

— ¡Ya! — chilla mientras ve a los alfas queriendo acercarse —. Mi cuello se siente muy sensible, Hyungs. Ya basta.

Sus labios están temblando y su boca no deja de soltar carcajadas pues los alfas se ven como niños a punto de hacer un berrinche sólo por lo que les ha dicho.

— Pero, Koo...

— ¡Me hacen cosquillas! — les acusa.

HoSeok sonríe débilmente.

— Ya no lo haremos — promete, pero JungKook no le cree incluso si sabe que HoSeok jamás miente.

Su omega le advierte que es mentira, y lo confirma cuando HoSeok gruñe en protesta pues su plan no funcionó.

Oh, pobre cachorro omega rodeado de alfas que son adictos a su rico aroma.

— ¡Hyungs! — se queja entre risitas, pues se siente como una presa.

Y no le molestaría que ellos le atraparan si no fuese por las cosquillas en su pancita.

Los alfas hacen pequeños pucheros.

— ¡Quietos! — ordena.

Los alfas no se detienen.

— ¡Lobitos malos!

JungKook ríe nervioso, sabiendo que tendrá que rendirse, pero las palabras de sus progenitores llegan a su mente.

'El gruñido de omega' recuerda.

¡Éso es!

Aprovechando la distancia entre sus Hyungs y él, JungKook sale del lago y se coloca de cuclillas en la orilla, con el corazón latiéndole preocupado ya que no quiere asustar a sus mayores, sólo quiere que no le hagan cosquillas en su muy sensible cuello. Aclara su garganta, apoya las manos en el suelo y observa a sus Hyungs con un brillo amarillo en los iris, su omega estando a flor de piel.

Los alfas le miran atentos, haciendo uso de todas sus fuerzas para no reír por lo tierno que el omega se ve.

Y JungKook gruñe despacio, arrugando la nariz en advertencia, pero al ver que sus Hyungs no se inmutan y que, contrario a lo que esperaba, retoman su caminata, suelta un gruñido alto que los hace detenerse de inmediato.

No por el miedo, claro. JungKook es un dulce omega que no asusta a nadie. Sin embargo, se detienen.

— No me obliguen a usar mi gruñido de omega en ustedes — advierte.

Los alfas lo hacen.

Y se sorprenden cusndo JungKook gruñe más alto, por lo que sus Hyungs fingen estar muy asustados, abrazándose a sí mismos para mucha más credibilidad.

El omega sonríe burlón

— Se los advertí — arruga más la nariz —. Vamos a jugar, pero no puede oler mi aroma hasta mañana porque son unos lobitos muy malos, ¿okay? — les ordena.

Los alfas se quejan y JungKook vuelve a gruñirles, pero ya no funciona con ellos y pronto se ve obligado a correr lejos de sus seis Hyungs, quienes le amenazan con hacerle muchas más cosquillas que antes.

Oh, pobre omega. Disfruta tanto eso.

— ¡Hyungs! — chilla cuando sus pies tropiezan y los mayores le alcanzan.

Y lo último que ve antes cerrar los ojos por las carcajadas, son las sonrisas triunfantes de seis alfas que, luego, le dan varios besos y mordidas en todo el rostro, en los hombros, en el cuello, halagando su hermoso aroma a uva.

Y, oh, a JungKook le gusta ser un omega.

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