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Un escalofrío recorrió a Jimin desde la punta de sus pies hasta la última hebra rubia de su cabello teñido, la causa, Hoseok anunciaba su llegada a la casa azotando la puerta principal, eso significaba que había bebido, tal vez por reunión del trabajo, o simplemente, por gusto propio, ahora eso no importaba.
Escuchó los pasos desalineados y torpes, todo le indicaba que estaba fuera de control.
Temeroso se arropó con la cobija, queriendo unirla a su cuerpo, y que esta lo transportara a otro lugar, que lo hiciera perder la razón, o lo necesario para hacerlo capaz de soportar lo que se avecinaba, pero eso nunca pasó, una vez más, sus deseos resultaban imposibles de cumplir.
Escuchó como los pasos se detuvieron justo a su espalda, en la entrada a la habitación, cerró fuertemente sus ojos, apretó sus pies y los puños de sus manos, con los que agarraba una pequeña manilla morada, probablemente su posesión más preciada, y esperó ser golpeado… y que no le doliera tanto, ya no soportaba más.
Y efectivamente lo esperado pasó…
—¡Maldición! —un golpe— ¡¿Cómo puedes dormir cuando yo llego de trabajar?!
Dos golpes…
Y cuando estalló en llanto, siguió su cabello.
Hoseok fue tan brusco que Jimin solo podía gritar, no sabía que era mayor, si el miedo o la decepción. Lo que sí sabía es que ser testigo de cómo había terminado el hombre que una vez amó, le arrugaba el corazón.
El dolor en su cuero cabelludo lo obligó a llevarse las manos a su cabeza, para intentar en vano zafarse del agarre, Hoseok era mucho más fuerte que él y aunque suplicara con su voz rota y sus ojos llorosos, solo obtenía como respuesta una mirada llena de disgusto.
Cada vez que esto ocurría, se sentía de la misma manera, fatal, ¿cuál fue el error?, ¿en qué momento su amado se convirtió en este monstruo? Claro que había sido frente a él, pero no fue capaz de darse cuenta hasta que ya era demasiado tarde para librarse.
Debió haber sabido eso desde que el alcohol fue volviéndose la parte más importante en la vida del pelinegro y Jimin pasó a ser solo un obstáculo.
Cuando despertó todo estaba claro, ya había amanecido e intuía que Hoseok ya había ido a trabajar, sintió su boca entumida, al igual que los rastros de las secas lágrimas en sus mejillas y sus ojos hinchados.
Se quedó allí por unos minutos o tal vez por horas mirando hacia la nada, hasta que prestó atención al objeto morado que aún conservaba con en su mano, fue como si ello lo hubiera sacado de un trance, hizo a un lado su sufrimiento y se levantó, su cabeza y pierna adolorida le causaron un quejido pero continuó; sacó su teléfono y realizó una llamada.
—Por favor…—casi le ganaba el llanto, su voz se escuchaba a medias— ven por mí.
Era todo lo que necesitaba decir.
Buscó una de las maletas que Hoseok solía llevar para sus viajes de trabajo y la abrió sobre la cama.
Era hora de irse de allí.
—Buenos días, empleado del mes por…. ¿Cuánto tiempo? —contó un momento mentalmente — ¡Por diecinueve meses consecutivos!
—Buen día, superior Kim, ¿qué lo trae por aquí? —preguntó sin sorprenderse, ya estaba acostumbrado.
—Solo vine a darte mi felicitación de este mes, no creo que esté de más repetirla. ¿O sí?
—Ya que me habla con confianza, le recuerdo, Taehyung, por diecinueve meses he escuchado lo mismo, créame que lo único que me interesa es mi bono —contestó fastidiado mientras tecleaba en el computador y revisaba unos documentos.
—Si tanto te gusta el dinero, sabe muy bien que puedo darlo de distintas maneras —susurró al oído del pelinegro y solo logró fastidiarlo más, lo supo en el momento que Hoseok se retiró los anteojos para masajear un poco su sien y luego mirarlo fijamente.
—Maneras que no me interesan. Superior, le pido que se retire, como puede ver, yo y mis subordinados tenemos mucho que hacer, no me gustaría retrasarlos a ellos y mucho menos a usted en sus deberes —se levantó y señaló los bultos de papeles por leer, autorizar y enviar.
Volvió a ponerse los lentes y a organizar documentos.
—Hablando de tus subordinado-
Hoseok se detuvo y miró al castaño ya harto.
— Olvídalo, debo irme.
Hoseok siempre estaba de mal humor, pero era evidente que el día de hoy lo estaba mucho más, Taehyung sabía cuándo informar y cuando simplemente… retrasar información, no quería soportar el aura oscura todo el día.
Llegó la hora del almuerzo y Hoseok estaba esperando, como todos los días, la llegada de Jimin con su almuerzo, pasaron los minutos y no tuvo señales del rubio.
Le escribió pero los mensajes no fueron leídos, parece que esta vez le estaban dando su merecido, la verdad es que sabía que eso no bastaba, el peso de conciencia es natural, un proceso que no cuenta como castigo, lo que sí contaba como castigo era soportar el día sin una comida de Jimin, justamente porque mientras no viajara, el rubio estaría atento a que tomara la comida del medio día.
"¿Le habrá pasado algo?"
Si recordaba bien, Jimin seguía dormido cuando se fue, o tal vez…
"¿Estaba inconsciente?"
Claro que no, era imposible…
El tiempo pasó y tuvo que volver al trabajo. Concentrarse le resultó difícil e incómodo, cuando pasaron dos horas más, ya estaba pensando lo peor. El sudor le bajaba por la mandíbula, aún faltaban tres horas para volver a casa, no pudo soportarlo más y se levantó.
Entró en la sala de su superior.
—¡Hoseok! Que bueno que vienes, tengo algo que decir-
—¡Discúlpeme señor Kim, ha surgido un problema, me tomaré el resto del día! —dijo sin más y al cerrar la puerta, corrió a la salida.
—¡Hoseok!
El superior Kim iba tras de él, tenía algo importante por decir. El llamado lo hizo detenerse.
—¡Haré extras! ¡Lo siento!
E inmediatamente volvió a correr, sin permitirle al castaño hablar, Hoseok se mantuvo con la vista despierta en el camino, en los lugares que el rubio solía frecuentar para llevarle el almuerzo al trabajo, el parque, el café, la panadería, deseaba encontrarlo, no quedaba tan lejos, llegar a casa le tomaría 20 minutos al paso que iba.
Finalmente volteó la esquina que llevaba a su casa, y lo vió.
Jimin…
Reconocía el auto parqueado justo frente a su casa, era de Yoongi, el hermano mayor de Jimin, disminuyó el paso y la puerta de la casa se abrió, Yoongi salió y atrás de él otro hombre, no sabía de quién se trataba, era la primera vez que lo miraba. Cuando vio la maleta que cargaban se interpuso entre el auto y la casa.
—¿Qué creen que están haciendo?
Buenos días/tardes/noches, muchísimas gracias por darle una oportunidad a esta historia que salió de mi pequeño cerebro jajjaja y ojalá puedan continuarla.
Los gráficos de esta historia fueron realizados por ttekoolv 😍
💌 Lindo día, dejo aquí a Hoseok y Jimin en fanarts.
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