Su energía estaba por los suelos, su corazón latía tan rápido que apenas lo soportaba y, para colmo, se sentía torturado por sus pensamientos. «Lo devolveré, lo prometo, lo devolveré», sollozó.

Mientras corría, cada prenda que tenía parecía pesar una tonelada, gruñó repetidas veces hasta que no lo toleró más.

—¡De todos modos ya no la necesito! —exclamó, lanzando lejos la ropa que juntó en el callejón.

Subió con rapidez hacia la zona antigua de entrenamientos. La tormenta parecía querer regresar, y eso le preocupó a Xiang Shen. En ese momento, le hubiera encantado que todos fueran demonios. De serlo, Ze Ming los podría llevar hacia su territorio, y tanto él sin la semilla como Ying YongSi y Xiang BaiYue no podían ingresar.

Se coló entre la hierba y la maleza, atravesó el bosque con dificultad, a causa de su apuro y cansancio, mas al menos no era perseguido. Pronto vio las casas destruidas y se apresuró aún más, llegando en cuestión de un pestañeo a donde estaban los heridos.

—Ze Ming... —Entregó el saco, recuperando el aliento—. Saca unas cuantas y pícalas con algún palo... Iré desvistiendo a Xin Yuan... —Jadeó con dificultad.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó?

—Yo... Nada. Apresuré demasiado mi paso, mi cuerpo aún está débil.

—La semilla ya se ha ido de tu interior, ¿cómo está tu energía? —preguntó, preocupado, picando algunas de las hojas medicinales con el primer palo que encontró.

—Regresará con el pasar del tiempo.

—Está bien, concéntrate en recuperarla y todo estará bien.

Fu XiaoBei suspiró y recogió un tazón roto que había en el suelo. Si bien triturar plantas no era gran cosa, por alguna razón, Ze Ming no lo estaba haciendo del todo bien.

—¿Quieres que las aplaste yo?

—¿Tan torpe me veo?

—No dije eso... Pero sí —confesó el demonio más joven sin cuidado.

—Entonces ven. Enséñame.

Formando un puchero, Fu XiaoBei se acercó y tomó las manos de su líder para aplastar juntos las hierbas. No dijeron ni una palabra.

Mientras tanto, Xiang Shen sacaba con delicadeza las ropas de Xin Yuan, quería examinar cada parte. Si el demonio maldijo el cuerpo, la sangre, o envenenó su mente, el tratamiento sería mucho más complicado.

—Por favor, que no tenga nada más... Por favor... —suplicó en susurros.

Pronto sacó las prendas interiores y notó una mancha negruzca en el corazón de Xin Yuan.

—¿Esto es? ¿Una maldición...?

Si había una maldición, más partes del cuerpo mostrarían manchas negras, y en el torso y espalda no se veía nada. Se vio obligado a levantar los pantalones y mirar las piernas pálidas del demonio.

—No hay más nada en su cuerpo... —Cerró los ojos y colocó su mano en el pecho de Xin Yuan—. Tampoco percibo alguna maldición en su sangre, su cuerpo no está envenenado, su energía es débil... Nada que no pueda manejar alguien como él... Entonces, ¿qué es esto?

—Esto está preparado —avisó el demonio mayor—. ¿Pudiste encontrar algo?

—Una marca, no puedo ver más.

—Eso es bueno, ten. —Entregó el recipiente agrietado—. Utiliza lo mayor para él, Fu XiaoBei y yo nos encargaremos de los raspones de los niños. Han perdido energía, mas podrán superarlo rápido, solo están durmiendo.

—Se los agradezco. —Xiang Shen juntó con dos dedos de la pasta y la colocó sobre las heridas más profundas primero, luego en algunos cortes más superficiales.

Poco a poco fue añadiendo en todas las heridas, después volvió a mirar la marca en el pecho, era tan extraña que su corazón no se podía tranquilizar. Decidió colocar algo más de pasta en esa zona, donde estaba ubicado el corazón. Acarició ahí, asegurándose que la medicina ingresara en la piel e hiciera efecto. No tenía la certeza de que cantidad fuera calidad.

Ze Ming suspiró.

—Esto dos ya se están recuperando, dejemos que la medicina haga efecto.

Xiang Shen aun mantenía a Xin Yuan en su regazo, masajeando y aplicando medicina con pequeños y suaves movimientos.

—Fu XiaoBei y yo iremos a buscar alimento. Xiang Shen, sé que no has comido hace un largo rato, tu energía no se recuperará sola.

—Sí, gracias —asintió Xiang Shen—. Esperaré aquí con él.

La noche ya había caído, la única luz que había era la de la gran luna llena. El viento comenzaba a azotar los árboles y las destruidas casas, provocando un canto tenebroso en el alrededor.

La medicina fue absorbida en su totalidad por la piel de Xin Yuan. Xiang Shen retiró su mano, y esta fue sujetada, no fuerte, pero sí firme. El joven se quedó sin palabras y contuvo el aire; nunca se esperó que Xin Yuan hiciera algo así de repentino.

—No... No me dejes... —murmuró el demonio.

—Despertaste... ¿Cómo te sientes? ¿Aún duele mucho?

—Duele... No te vayas...

—No me iré —expresó con una sonrisa—. Coloqué medicina y analgésicos. Si necesitas más, no dudes en decirlo.

—Quiero que te quedes. Si te quedas, está bien.

—Xin Yuan... Yo... —De repente, la entrecortada y ahogada voz de Xiang Shen no le permitió seguir; su corazón comenzó a latir tan veloz que solo quería gritar. Lo que quería decir era "me alegra mucho que no haya sido peor", y, por alguna razón, su corazón sintió una punzada, como si la idea de que pudiera haberlo perdido lo pudiera destrozar.

—No llores... Estoy aquí... —Xin Yuan adivinó.

—Lo estás, lo estás... Agradezco tanto que lo estés... —susurró mientras le entregaba un abrazo.

Entre lágrimas, y lleno de dudas, Xiang Shen sujetó la mano del hombre.

—¿Qué es esto? —lo guio hasta la marca negra de su pecho—. Esto que tienes aquí, ¿qué es? No importa cuánta medicina aplique, no importa lo que intente, no se quita... Xin Yuan, no tengo energía espiritual, no me recupero tan rápido, tengo miedo de que empeore.

—Ah... Esta marca fue... —Él se rio en voz baja—. ¿Recuerdas que morí una vez?

Xiang Shen asintió en respuesta.

—Cuando fui a buscarte y me enteré de tu muerte, robé tu cuerpo junto a un par de trozos de tu alma. Luego de eso, enfermé. Nunca había visto síntomas tan poderosos, y hasta el día de hoy no sé qué fue, pero esa enfermedad me atacó aquí. Esta marca se formó en ese momento, incluso cuando cambié de fantasma a demonio, con un cuerpo sano y fuerte otra vez, ella se quedó.

—Entonces... —sollozó con genuina angustia—. ¿No puedo quitarla? ¿Hay alguna manera de sacarla de ahí? ¿Te hará daño?

—Está bien —tranquilizó, colocando un dedo sobre los labios de Xiang Shen—. No me hará daño... Es una marca, una cicatriz.

—Esta cosa... ¿Estás seguro?

Sus emociones confusas y la alegría de que no fuera una cosa más grave no le permitían responder como quería. No podía preguntar lo que pensaba tampoco, simplemente estaba feliz, casi como si un milagro por fin se hubiera presentado después de tanto dolor.

Volvió a abrazar a Xin Yuan, que, débil, correspondió el gesto.

—No llores...

—Yo no puedo evitarlo... Te amo, Xin Yuan. Yo... te quiero —le susurró.

Tras la inesperada declaración, Xin Yuan parpadeó repetidas veces. Estaba encantado, confundido y abrumado. Ya sabía los sentimientos de esa persona hacia él, mas, de todos modos, sin importar cuántas veces lo dijera, era algo que nunca se iba a cansar de escuchar.

—Quieres que muera del todo, ¿verdad? —susurró, sonriendo.

—Disparates.

Xin Yuan se inclinó, su fuerza era mínima, sus heridas aún estaban latentes y sentía un tremendo dolor en todo el cuerpo. Sin embargo, colocó una mano en el cuello de Xiang Shen, lo atrajo hacia él con extrema delicadeza y besó sus labios. Tras recibir el beso, Xiang Shen lo aceptó con calidez, olvidando que el mundo entero existía, olvidando que estaban en un lugar destruido, olvidando el hambre y el dolor. ¿Podrían estar así para siempre? Juntos, unidos, sin que nadie molestara, ese era el deseo más grande de ambos.

El beso terminó tras un momento más, pues el crujido de algunas ramas se escuchó en la cercanía, cosa que los preocupó. Estaban solos con todos los heridos a su cargo.

Fin capítulo 48.

¡HOLLAAAAA! REGRESÉÉÉ JSJS 💖💖

¡Muy, pero muy feliz año nuevo! Me tomé como dos semanas de descanso (y menos mal, tuve mucho que hacer jsjsj). Espero que hayan pasado las fiestas muy bien y que hayan disfrutado junto a sus seres queridos. ¡Vamos a enfrentar con todo a este 2024!

¡Muchas gracias por seguir por aquí, los quiero muchísimoooo! 💖💖💖

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