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Capítulo 25 - Recuerdo bajo el agua II


Ese día, como de costumbre, ambos jóvenes se quedaron a entrenar en el campo de práctica cercano al palacio, apartado por un espeso bosque. El día era agradable, las nubes despejadas dejaban atravesar la luz del sol sin contratiempos y el tibio viento golpeaba la copa de los árboles, produciendo un sonido tranquilizante. Ninguno de los dos había dormido adecuadamente la noche anterior debido a los nervios. El rey nunca fue a verlos practicar juntos en varios años, pero conocía el potencial de los dos; esto era como un examen, o incluso peor. Xiang Shen no había sentido tantos nervios en su vida, ni siquiera en combates reales.

Después de un breve entrenamiento matutino, maestro y discípulo se relajaron leyendo algunos libros. Bueno, relajarse era una manera de decir, la realidad es que sus corazones esperaban impacientes la llegada del rey.

—¿Está nervioso, maestro? —preguntó Xin Yuan.

—¿Nervioso, yo? ¿Y tú no lo estás?

—Yo lo estoy. El maestro no lo demuestra en absoluto, quería pedirle consejos para hacer lo mismo.

—Estoy muy nervioso. —Se rio Xiang Shen—. Tanto que mis piernas tiemblan. No está mal sentirse así, solo debes controlar tu corazón. No te preocupes tanto, salga como salga la demostración, yo sé lo bueno que eres y tú sabes cómo soy. Hemos conseguido mucho, y eso es lo que importa, lo importante es que confíes en tus propias habilidades.

—Gracias, maestro, lo tendré en cuenta... —Los ojos de Xin Yuan brillaron con esplendor, se veía cien veces más decidido que gracias a esas palabras—. Este discípulo jamás se irá de su lado y aprenderá mucho más de usted. No dejaré que se arrepienta de haberme elegido.

Para este entonces, Xin Yuan todavía trataba con sumo respeto a Xiang Shen. Aún no se atrevía a llamarlo por su nombre, ni habían llegado a la relación de amigos cercanos; su relación se limitaba a eso, discípulo y maestro.

Xiang Shen asintió.

—Eso es. Mantente fuerte, no demuestres debilidad. De lo contrario, tus enemigos se aprovecharán de eso y lo usarán a su favor, no les des el gusto.

—Este discípulo entiende las enseñanzas del maestro.

—Muy bien, así está mejor. Mi padre no tardará en llegar, ve e hidrata tu cuerpo, descansa hasta su llegada —ordenó tras unas palmaditas en la espalda del chico de quince.

Medio shichen de eso pasó para que por fin llegara el rey. Lo saludaron con cortesía, y a pesar de Xin Yuan temblaba como la gelatina, el hombre no lo percibió. Las ropas, los adornos, la postura y la corona del rey le daban a Xin Yuan la imagen de un ser celestial. Cualquiera sabría con verlo que era un sujeto poderoso, alguien a quien no se le debía faltar el respeto y que con una mirada, podía acabar con una vida. Sin embargo, aunque era de aura imponente, a la vez era familiar y confiable, un tipo capaz de liderar.

Se solía decir que el hijo mayor del rey, es decir, Xiang Shen, era semejante a su padre, mientras que su hermano menor a su madre. Tal vez era por el color de ojos y cabello, en esos aspectos eran de verdad similares, al menos eso pensó Xin Yuan al verlo más de cerca.

Maestro y discípulo ofrecieron una demostración fabulosa, más de lo que ellos mismos esperaban. Además de meditar, demostrar sus artes marciales y el avance de sus núcleos, lucharon hasta que Xin Yuan quedó sin defensa. El rey de la montaña quedó maravillado por los logros de ambos, aplaudió varias veces tras el exhaustivo entrenamiento. Estaba emocionado y le hubiera gustado haber traído a la reina con él para que viera esa maravilla, se arrepentía de no haberlo hecho.

—Este joven es excepcional, hijo —habló el rey, muy satisfecho—. Tú has mejorado también, nunca necesité ver tu potencial para saber lo grandioso que eras. Con esto me quedo tranquilo.

Esas cálidas palabras movieron de emoción los corazones de los muchachos, quienes no dijeron nada y se despidieron del rey sin demasiadas expresiones en sus rostros. Cuando terminó de retirarse, el menor no pudo evitar abrazar a su maestro.

—Gracias, maestro. Este discípulo es el más feliz del mundo. Su padre sin dudas está orgulloso de usted, y él me ha aprobado. Seguiré avanzando para seguir sus pasos, mejoraré tanto que podré protegerle e iré a su lado. Es una promesa.

A Xiang Shen le parecían tiernas estas actitudes del discípulo, y jamás sabía qué hacer. Siempre respondía con palmaditas en la espalda o cabeza, después sonreía.

—Hace mucho que no me abrazabas así. —Se rio—. Estoy feliz de escuchar eso. Ahora vamos a darnos un baño y a descansar, estamos demasiado sucios.

El joven asintió en respuesta, junto a una amigable sonrisa.

—Primero permítame traer agua fresca para la cena, nos hemos quedado sin nada y más tarde estará muy oscuro. Fue un error de mi parte no haberla traído antes, este discípulo se disculpa —dijo, inclinándose junto a un saludo de manos a la altura del pecho, pidiendo de esta manera las disculpas con mucho respeto.

—Está bien, es solo ir a buscar agua, no hay de qué preocuparse. Eso sí, tienes razón en que ya está oscureciendo. Ve y regresa de inmediato, yo iré a tomar el baño.

—Sí, maestro.

De esta manera, mientras que Xiang Shen se dirigía a la casa para asearse, Xin Yuan recogía un balde y partía en busca del agua. Tenía que recorrer un poco del bosque montaña abajo, luego llegar a la zona común donde se solía recolectar el agua. De más joven, era usual que se perdiera, pero ya para ese entonces se conocía los caminos del bosque como la palma de la mano. No obstante, al llegar tuvo una desagradable sorpresa: había cuatro discípulos de otros maestros también en busca de agua. Al igual que él, ninguno pasaba los quince años, quizá uno o dos, no más.

Xin Yuan los escuchó desde afuera, nunca se llevó bien con los aprendices de los demás maestros, tendían a golpearse por desacuerdos y tontas discusiones. Por lo tanto, y para evitar problemas, lo mejor sería quedarse afuera hasta que salieran. Nadie demoraba mucho sacando agua, ¿cierto?

—El rey ni se molestó en vernos —dijo uno, decepcionado. Tenía el entrecejo fruncido y sus brazos cruzados, observando al joven que ingresaba el balde en el agua.

—El príncipe seguro es un tramposo —añadió un joven delgado, de cabello oscuro y ojos negros—. Tiene que usar algún tipo de truco para ser así de extraordinario, ¿quién a su edad tiene el título de candidato a inmortal? Es una locura, incluso su estúpido discípulo es alabado.

—¿Han visto al pequeño imbécil? —contestó otro más, con la cara regordeta y notablemente más alto que el resto—. No pudo haber mejorado tanto en unos pocos años, él hace trampa igual que su maestro.

El que juntaba agua con el balde de madera levantó su cabeza y retiró el objeto lleno. Tenía el ceño muy enfadado, como sus compañeros, mas su sonrisa permanecía ahí, con una mueca desagradable.

—¿Tal vez hicieron un pacto con los demonios?

—Esa es una buena teoría —contestó el más grande—. ¿Cómo explicas su poder? Son un par de debiluchos tramposos, nada más. Eso le cobrará facturas y traerá desgracias al reino, ya verán.

—Todo se irá a la mierda. Con un príncipe de mierda, ¿qué más se esperaría? —se burló el que llevaba el balde.

Hizo lo posible, pero eso superó sus límites de paciencia. Sin resistir este tipo de comentarios deshonrosos, Xin Yuan apretó sus puños y entró en escena. No podía permitir que denigraran así a su maestro, su garganta se quemaba: debía hacer algo o moriría vomitando sangre.

—¡¿Cómo se atreven a insultar a otros a sus espaldas?! ¡Debería darles vergüenza!

El joven que comenzó la conversación lo reconoció de inmediato. No temió de él en absoluto, era más bien como si fuera un gatito sin su madre.

—¿Y qué nos importa si tú escuchas? —Se acercó a él con el mentón a lo alto—. ¿Acaso es costumbre suya meterse en las conversaciones de los demás?

El rostro de Xin Yuan se puso de color rojo, ¿conversaciones de los demás? ¿Qué no eran ellos quienes estaban hablando basura de los demás?

—¡Ustedes están diciendo cosas equivocadas, han insultado la reputación de mi maestro! ¡Claro que, si escucho algo así, me meteré a defenderlo!

—¿Te crees un justiciero? —replicó el que llevaba el balde con agua—. ¿Tú? ¡Todos saben que usan algún truco desconocido para aumentar sus poderes! Tu maestro, el tan amado "príncipe grulla dorada", debe tener algo raro. Nadie a su edad ha alcanzado semejante nivel de cultivo espiritual, ¿por qué el sí? ¡¿Uh?!

—¡Yo sigo el camino de mi maestro, y él no haría algo como utilizar trucos para mejorar! ¡Él es muy justo! Ustedes no saben nada, sus palabras no tienen fundamentos, ¡mentirosos y envidiosos de mi maestro! ¡Son tan débiles que no soportan verlo ascender a inmortal!

El agua que estaba dentro del tarro voló hacia la cara de Xin Yuan a una velocidad increíble. El joven de cachetes regordetes se lo arrebató a su compañero para lanzarlo sobre Xin Yuan, quien no se dignó a moverse, recibió el agua sin ofrecer resistencia. Sin chistar, el chico grande se acercó con el rostro enfurecido, se notaban sus evidentes ganas de golpearlo, y otro joven del grupo se acercó para ayudarlo. El discípulo solitario no se movía.

—¡Dilo de nuevo! ¿Quién es mentiroso y débil? —amenazó el que lanzó el agua.

Sin esperar respuesta, todos comenzaron a golpear y patear a Xin Yuan, haciéndolo caer al suelo. Se reían y burlaban, el balde de madera se quebró y utilizaron los restos de madera para seguir con la agresión, ¿por qué Xin Yuan no se defendía? Ni ellos lo sabían, mas era divertido; en el pasado, siempre salían con algún brazo casi roto.

Por dentro, Xin Yuan sabía que iba a ser golpeado luego de enfrentarse y decir su opinión, pero no quería devolver los golpes. Si llegaba a tocarlos, los lastimaría, y ya había prometido en varias ocasiones no meterse más en peleas; no quería provocarle más problemas a su maestro. Recibió esos golpes sin defenderse, y sin arrepentirse de haber hablado, no sentía remordimiento de haber defendido a su maestro. Aguantó hasta el final, aunque, a decir verdad, apenas lo dejaron tranquilo cuando lo creyeron inconsciente.

Esperó a que todos se fueran y a que sus pasos ya no se oyeran para levantarse. Le dolía todo, su estómago había sido golpeado tan fuerte que pensaba que iba a vomitar. Ensangrentado y lleno de moretones, por fin juntó el agua en el balde que llevó, el cual escondió detrás de la puerta antes de saltar al campo de batalla. Si lo hubiesen visto con él, las maderas dispersas en el suelo no serían del balde ajeno, sino del suyo. Se quitó las marcas más grandes de zapatos y limpió torpemente las heridas, que eran demasiado evidentes como para ocultarlas.

Caminó de regreso en absoluto en silencio, sus piernas se tambaleaban y su cabeza estaba a punto de reventar. Si se demoraba más, podía preocupar a la persona que lo estaba esperando. Había perdido la noción del tiempo. Salió con intenciones de regresar antes de que la oscuridad lo invadiera, y la noche estaba ya sobre su cabeza.

Iba por la mitad del camino cuando su mirada se levantó del suelo. Su corazón saltó y pareció hundirse en un pozo frio sin fin. Allí venía Xiang Shen, que había salido en su búsqueda. Por la densa oscuridad, no podía percibir del todo a su discípulo, por lo que se acercó sin preocupación y sin sospechar nada extraño.

—Oh, ahí estabas. Demorabas tanto que salí a buscarte... —Apenas a dos pasos de él se percató. Llevaba las ropas rasgadas, cabello alborotado, mejilla hinchada y con una evidente marca morada. Incluso estaba algo encorvado por el dolor. Aun así, el agarre del balde era firme, negado a soltarse—. ¡¿Qué ha sucedido contigo?! —El maestro se alteró—. ¡¿Por qué estás en este estado?! —Llevó sus manos hacia los hombros temblorosos del joven, temía que cayera. Eso tenía que doler demasiado.

—Maestro, este discípulo se ha caído, ha sido torpe. Lamento haberlo preocupado.

Xiang Shen levantó el balde con sus manos y ayudó a que Xin Yuan se apoyara en él.

—Deja que yo lleve esto. Vamos a curarte esas heridas. No eres torpe, todo el mundo se ha caído algunas veces, tranquilo.

Fin capítulo 25.

Holiiis, segunda parte del pasado, insisto que me encanta escribir recuerdos jsjs 💖💖.

Espero que les haya gustado, les mando un mega abrazote, muchas gracias por seguir estando por aquí~ 💖💖

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